miércoles, 26 de febrero de 2025

Un año para experimentar la esperanza que nos da su perdón. Por Joaquín Manuel Serrano Vila, Arcipreste de Oviedo












A lo largo de este año se repetirán constantemente dos palabras: jubileo y esperanza, pero no dejemos que se nos escape este tiempo de gracia tan especial sin vivir lo más esencial del mismo, como es la revisión de nuestra propia vida, vivir la gracia del perdón y mejorar nuestra vida de creyentes. Celebrar 2025 años del nacimiento de nuestro Redentor no puede quedarse tan sólo en una efeméride que marca el calendario, o en la excusa para organizar iniciativas que lo justifiquen, sino que podamos decir con el mismo ímpetu lo predicó San Pablo a los Colosenses: ¡Padre, gracias por la esperanza que tengo en los cielos!.

La Iglesia Católica desde el año 1300 aprovecha estos aniversarios que celebramos cada veinticinco, en que reconoce a Jesucristo como dueño de la historia y Señor del tiempo, que vive entre nosotros como coetáneo de nuestros días y compañero en nuestro peregrinar, quien es al mismo tiempo nuestro origen y destino. Desde el pasado 25 de diciembre en que se abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro hasta el próximo 6 de enero de 2026 en que se cerrará, son muchos los que peregrinarán a la Ciudad Eterna para atravesar las Puertas Santas de sus cuatro basílicas mayores, confesar, comulgar y orar por el Santo Padre. Aunque también aquí en Asturias podemos ganar el Jubileo sin salir de la Diócesis, y en el caso de los enfermos o ancianos sin salir de su mismo hogar. Este año también se ve marcado por la frágil salud del Papa Francisco que nos lleva inmediatamente a recordar al gran San Juan Pablo II, el cual también en el Jubileo del año 2000 se hallaba ya abrazando a la cruz. Tengamos al Vicario de Cristo presente en nuestras plegarias.

Dentro del territorio diocesano tenemos dos templos jubilares como son la Santa Iglesia Catedral de Oviedo y la Basílica de Santa María la Real de Covadonga, sin omitir la Basílica del Sagrado Corazón de Gijón, que al cumplir cien años de su consagración está también de jubileo. El Sr. Arzobispo nos ha invitado a peregrinar a nuestros templos jubilares tal como nos dijo en su homilía en la solemne eucaristía de inicio del Jubileo en la pasada fiesta de la Sagrada Familia: ''Tendremos ocasión de recibir la gracia de este año santo jubilar, peregrinando a nuestra catedral, así como a la basílica de la Virgen de Covadonga, y también lo haremos acudiendo a Roma y Asís con la peregrinación diocesana ya en marcha que tendré la gracia de acompañar y presidir, con las indicaciones que ha establecido la Iglesia: revisar nuestra vida cristiana, pedir perdón en el sacramento de la reconciliación, tener un gesto solidario con los pobres a través de nuestros canales de caridad, orar por el Santo Padre, por el obispo, por todos los cristianos cada cual en su vocación, por la paz en el mundo y el cese de todo abuso y violencia. Un año para volver a empezar dando gracias y acogiendo la gracia que nos permite cambiar para bien. Esta es la gracia singular de poder celebrar durante estos doce meses la remembranza de aquella primera Navidad acontecida hace 2025 años, y que sigue naciendo como gracia de esperanza de la que somos peregrinos, si le dejamos hueco en el establo y en el pesebre de nuestro corazón y nuestra familia''.

El epicentro del Jubileo no es únicamente el peregrinar, ni los gestos elocuentes y bellos, las ponencias u obras sociales... Todo lo que se lleve adelante en este Año Santo será bueno siempre que nos ayude a detenernos, auto examinarnos y hacer seria y concisa revisión de vida para que por medio del sacramento de la reconciliación salgamos del confesionario purificados, devolviendo a nuestro vestido bautismal la blancura de aquel día bendito en que nacimos para el Señor. Que nada nos inquiete ni asuste, pues como el salmista también queremos hacer nuestra su oración en este 2025: ''En Dios pondré mi esperanza'' (Sal 42). Y es que el reconocernos pecadores y necesitados del perdón nos ayuda a redescubrir ''cuán ilimitada es la misericordia de Dios'', como afirma el Santo Padre en la Bula de Convocación del Jubileo "Spes non confundit". Reconocemos que nuestro Dios es amor, por ello qué providencial coincidencia de que el templo dedicado al Sagrado Corazón de Jesús más importante de la Diócesis tenga también su particular jubileo en estas fechas, con el aún reciente regalo de la encíclica del Papa Francisco ''Dilexit nos'' sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo.

Para los que no pueden peregrinar físicamente, pero cuyas vidas aún sin moverse de casa, del hospital o residencia son la peregrinación espiritual más sentida, la Penitenciaría Apostólica teniéndoles muy presentes, ha dispuesto como en otras ocasiones que todos podemos ser en este año peregrinos de esperanza, pues como dije antes lo primordial ha de ser el perdón: ¿Quiénes pueden beneficiarse de la indulgencia del Jubileo?: todos los fieles «verdaderamente arrepentidos» y «movidos por espíritu de caridad», y, ¿Cómo pueden ganar la indulgencia?: ''purificados a través del sacramento de la penitencia y alimentados por la Santa Comunión, oren por las intenciones del Sumo Pontífice'' -en el curso del Año Santo-. Para las personas que no pueden desplazarse, la Santa Sede recuerda que los fieles «verdaderamente arrepentidos que no podrán participar en las solemnes celebraciones, en las peregrinaciones y en las pías visitas», podrán conseguir la indulgencia jubilar con las mismas condiciones si «recitaran en la propia casa o ahí donde el impedimento les permita, el Padre Nuestro, la Profesión de Fe en cualquier forma legítima y otras oraciones conforme a las finalidades del Año Santo, ofreciendo sus sufrimientos o dificultades de la propia vida». De esta forma vivamos con santa paz este año confiados que el Señor nos recibe gozosos en su Casa, que es la nuestra, con los brazos abiertos como el Padre amoroso que aguarda al Hijo Pródigo. Sintamos como propias las palabras del profeta Miqueas: ''Pero yo he puesto mi esperanza en el Señor; yo espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!'' (Miq 7,7). 

Busquemos una fecha especial para vivir cada cual de modo íntimo con el Señor este regalo del Jubileo, preparando a fondo el momento de la reconciliación, saboreando después la celebración de la eucaristía y dejando un tiempo final para la acción de gracias, sin olvidar la oración preceptiva por el Romano Pontífice. Si el día en que acudamos a la confesión no es festivo y por tanto no se recita el credo dentro de la celebración, podemos hacerlo como oración personal tras la eucaristía ante el Santísimo Sacramento. Además en este año en que también conmemoramos los 1700 años de la celebración del Concilio de Nicea, qué buen argumento para que en este 2025 refresquemos la memoria con el rezo del credo niceno en nuestras celebraciones. Y, como no; en este tiempo de gracia queremos mirar a María como Madre de la espera que nos trae a la única Esperanza que jamás defrauda, Jesucristo nuestro Salvador. En Oviedo la devoción a Nuestra Señora de la Esperanza es una de las advocaciones marianas más antiguas y queridas de la Ciudad, que no sólo se limita a nuestra querida Virgen de la Balesquida, sino que preside rincones ovetenses donde escucha múltiples plegarias, como lo es en su capilla en la parroquia de San Francisco de Asís, la capilla del Centro Médico, o la parroquia de Limanes donde es venerada como Madre de la O.

Obras de misericordia y obras de Caridad 

También quiero reflexionar sobre la dimensión social del Jubileo que el Papa denomina en la bula de convocatoria ''Signos de Esperanza'', y que personalmente quisiera encarnar en la realidad de nuestro Arciprestazgo a partir de las Obras de Misericordia -tanto corporales como espirituales- a la luz de las palabras del Santo Padre en "Spes non confundit". Empezamos por las siete obras de misericordia corporales.

 1ª Visitar a los enfermos: ''Que sus sufrimientos puedan ser aliviados con la cercanía de las personas que los visitan y el afecto que reciben'' (Spes non confundit nº 11). Aquí tenemos el Hospital Universitario Central de Asturias, el Hospital Monte Naranco y el Centro Médico, así como otras clínicas y centros sanitarios. Que gran lección nos dan las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, las cuales en sus asilos, en especial el de Nuestra Señora del Rosario de Oviedo, plasman con tanta claridad el deseo de Santa Teresa Jornet ''de cuidar sus cuerpos para salvar sus almas''. Cuánto hemos de cuidar de los equipos de pastoral de la salud de nuestras parroquias para que crezcan en este año, pues en los que sufren en su cuerpo o en su espíritu encontramos a Jesucristo mismo crucificado. No olvidemos tampoco a nuestros sacerdotes mayores o enfermos, los que están en la Casa Sacerdotal o en otras residencias o domicilios. Recientemente con motivo de la Jornada del Enfermo el día de Nuestra Señora de Lourdes, comentaba el Papa Francisco: ''Quien asiste a un enfermo es un “ángel de esperanza”.

2º Dar de comer al hambriento: ''El hambre es un flagelo escandaloso en el cuerpo de nuestra humanidad y nos invita a todos a sentir remordimiento de conciencia'' (Spes non confundit nº 16). Que poco se conoce el compromiso de la Iglesia con el anhelo de terminar con el hambre en el mundo: cuantísimos vales de alimentos reparten nuestras Cáritas cada día, cuántas personas son acogidas cada día en Oviedo por las Hijas de la Caridad en la Cocina Económica o en el Comedor Social de las Siervas de Jesús de la Caridad. Cuántas personas acuden a las parroquias, casas de religiosas o centros vinculados a la Iglesia rogando tan sólo un bocadillo: ¿Por qué acuden a nosotros y no van a los ayuntamientos, a las sedes de partidos políticos, sindicatos o centros de otras religiones?... Porque saben dónde van a ser acogidos y tratados con dignidad y humanidad. Pero es más aún lo desconocido lo que sale de cada católico y su familia con gestos puntuales hacia los necesitados, manteniendo con donativos y alimentos nuestros comedores con "operaciones kilo" como las que organizan tantas cofradías de la Ciudad. Tanto bueno que día a día se lleva a cabo lejos de las noticias y de la mirada de nuestro mundo indiferente. Cooperemos especialmente en este año con estas obras de caridad... Cuántas veces nos ha insistido el Papa en que “El alimento que arrojamos a la basura lo arrancamos inicuamente de las manos de quienes carecen del mismo...”

3º Dar de beber al sediento: ''Es necesario que cuantos poseen riquezas sean generosos, reconociendo el rostro de los hermanos que pasan necesidad. Pienso de modo particular en aquellos que carecen de agua y de alimento'' (Spes non confundit nº 16). Ahí están los proyectos de "Manos Unidas" que año tras año sacan adelante numerosos proyectos de pozos, saneamientos y traídas de agua potable a tantas localidades del tercer mundo carentes de este bien de primera necesidad. También está la sed espiritual de nuestro primer mundo necesitado de Cristo, de tantos que lo persiguen, ignoran o desconocen. Aquí cuánto bien hacen nuestras hermandades y cofradías: la Hermandad de Jesús Cautivo, la Hermandad y Cofradía de Nuestra Padre Jesús Nazareno, la Real y Trinitaria Archicofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores en su Inmaculada Concepción, la Real Cofradía del Silencio y de la Santa Cruz, la Hermandad y cofradía de los Estudiantes, la Cofradía de la entrada de Jesús en Jerusalén ''la Borriquilla'', la Cofradía del Cristo de la Piedad y Nuestra Señora de la Soledad de Lugones, Cofradía de la Sagrada Resurección de nuestro Señor de Oviedo, Cofradía del Rosario de Santa Eulalia de Manzaneda, Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza de la Balesquida, Cofradía de Santa Eulalia de Mérida y Cofradía de Santiago Apóstol de San Lázaro del Camino. Al inicio de la Cuaresma del año 2021 el Santo Padre nos insistía a los católicos que todo tiempo de gracia -como es este Jubileo- es buen momento para que ''renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo''.

4º Dar posada al peregrino: ''Que generosamente abra de par en par sus acogedoras puertas, para que a nadie le falte nunca la esperanza de una vida mejor'' (Spes non confundit nº 13). Oviedo es tierra acogedora para quien pide posada, para quien no tiene hogar. Desde la Delegación Episcopal de Caritas y Acción Social, especialmente desde el Secretariado de Pastoral de Migraciones, es singular el servicio a los migrantes que ofrece el Centro Social María Inmaculada de las Hijas de Santa Vicenta María López Vicuña, el Albergue Cano Mata Vigil, la labor de acogida de las conferencias de San Vicente de Paúl o la labor de la Asociación Padrinos Asturianos, o el programa "Calor y café" de Cáritas. En una audiencia del pasado mes de noviembre afirmaba el Papa que ''es necesario sembrar esperanza en cada persona que se acoge, ya sea porque no tiene casa, porque es un refugiado, porque forma parte de una familia en estado de vulnerabilidad, porque es víctima de la guerra, o por cualquier otro motivo que lo vuelve marginado de la sociedad''.

5º Vestir al desnudo: ''En el Año jubilar estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria'' (Spes non confundit nº 10). A lo largo y ancho de todo Oviedo numerosos contenedores de Cáritas recogen la ropa que tantos ya no quieren; gracias a "Koopera", Cáritas da salida, reutiliza o recicla muchísima ropa cuyo objetivo no es hacer negocio, sino vestir a tantos despojados de sus vestiduras en nuestra sociedad. El pasado mes de abril el Papa Francisco hacía una hermosa reflexión sobre la desnudez de cada uno; decía él: "A nosotros, de hecho, nos cuesta ponernos al desnudo, decir la verdad: siempre tratamos de cubrir la verdad porque no nos gusta; nos revestimos de exterioridad que buscamos y cuidamos, con máscaras para camuflarnos y mostrarnos mejor de lo que somos. Es un poco como la costumbre del maquillaje: maquillaje interior, parecer mejor que los otros. Y Jesús despojado de todo nos recuerda que la esperanza renace diciendo la verdad sobre nosotros -decir la verdad a uno mismo-, dejando caer los dobleces, liberándonos de la pacífica convivencia con nuestras falsedades''.

6º Visitar a los presos: ''formando una sola voz que reclame con valentía condiciones dignas para los reclusos, respeto de los derechos humanos y sobre todo la abolición de la pena de muerte, recurso que para la fe cristiana es inadmisible y aniquila toda esperanza de perdón y de renovación'' (Spes non confundit nº 10). La Pastoral Penitenciaria ha vivido una gran renovación desde la llegada de Monseñor Sanz Montes a nuestra Diócesis; poco a poco se ha purificado en gran medida la misma buscando la autenticidad de una pastoral sincera, sin ideologías ni intereses pecuniarios. Por desgracia, siempre ha habido y habrá quienes utilicen el pretexto social de los desheredados de nuestro mundo para hacer su agosto ideológico o económico -o ambos- a base de subvenciones e intereses personales. No utilicemos a los que sufren para aspirar a distinciones o lograr beneficios de ningún tipo con los que crear asociaciones para contratar en ellas a familiares y amigos. Ya en su visita a la Penitenciaría de Montorio, en Verona, el Romano Pontífice insistió en que ''Todos tienen derecho a la esperanza''.

7º Enterrar a los difuntos:  ''Vivamos por tanto en la espera de su venida y en la esperanza de vivir para siempre en Él. Es con este espíritu que hacemos nuestra la ardiente invocación de los primeros cristianos, con la que termina la Sagrada Escritura: «¡Ven, Señor Jesús!»'' (Spes non confundit nº 19). Esta obra de misericordia no se limita al hecho físico de dar cristiana sepultura a un cadáver, va más allá, como es ayudar con nuestro consuelo a aquellos que tienen que despedir a un ser querido. Ahí tenemos los tanatorios de El Salvador, Los Arenales, Ciudad de Oviedo, Santa Teresa, Lugones... donde acudimos tratando de consolar; es decir, de estar con el que queda sólo, con quien ha perdido a una persona amada... El Papa ha insistido siempre que la muerte ''es el abrazo con el Señor, para ser vivido con esperanza''.

Continuamos con las Obras de misericordia espirituales:

A. Enseñar al que no sabe: ''Que el testimonio creyente pueda ser en el mundo levadura de genuina esperanza, anuncio de cielos nuevos y tierra nueva (cf. 2 P 3,13) donde habite la justicia y la concordia entre los pueblos, orientados hacia el cumplimiento de la promesa del Señor'' (Spes non confundit nº 25). La Iglesia ha hecho suya esta misión de enseñar. Aquí tenemos en el Arciprestazgo nada menos que un Instituto Teológico -San Melchor de Quirós-, una facultad para la formación del profesorado -Padre Ossó-, un colegio diocesano -la Sagrada Familia en el barrio de San Lázaro-, cinco centros educativos que siguen el ideario educativo de cinco congregaciones religiosas masculinas: el Colegio Auseva de los Hermanos Maristas, la Fundación Masaveu de los Padres Salesianos, el Colegio San Ignacio de los Padres Jesuitas, el Colegio Santo Domingo de Guzmán de los Dominicos y el Colegio Loyola, que aunque ya no tiene presencia de los Padres Escolapios siguen la línea pedagógica de San José de Calasanz. Los centros educativos que siguen la línea de familias religiosas femeninas son nada menos que nueve: el Colegio de María Inmaculada, cuyas religiosas denominamos cariñosamente "las Domésticas", el Colegio Amor de Dios en el barrio de Pumarín, el Colegio Dulce Nombre de Jesús de las Dominicas de la Anunciata a la vera de la Gesta, el Colegio Nazaret de las Hijas de María Madre de la Iglesia en el barrio de la Argañosa, el Colegio de La Inmaculada de las religiosas Claretianas, entre los barrios de Pumarín y Teatinos, el Colegio de Santa Teresa de Jesús de la Compañía de Santa Teresa en el barrio del Naranco, el Colegio Virgen Milagrosa de las Hijas de la Caridad en territorio de la parroquia de San Juan el Real, el Colegio Amor Misericordioso de las Esclavas del Amor Misericordioso en Colloto, y el Colegio Santo Ángel de la Guarda en el barrio de San Lázaro qué, aunque gestionado por la Fundación Educación Católica, mantiene el carisma e Ideario de las Hermanas del Santo Ángel. Ya en 2020 afirmó el Santo Padre que “no existe la educación estática, sino que es un acto de esperanza y solidaridad generacional''.

B. Dar buen consejo al que lo necesita: ''Las obras de misericordia son igualmente obras de esperanza, que despiertan en los corazones sentimientos de gratitud'' (Spes non confundit nº 11). Agradecemos de modo especial a las religiosas de vida contemplativa, cuyos monasterios y conventos son Santuarios de Esperanza para tantos que acuden a sus tornos y locutorios buscando una sabia palabra de consejo en estas benditas buscadoras de Dios, que son nuestras contemplativas. Gracias de corazón a las Madres Agustinas Recoletas del Monasterio de la Encarnación, a las Benedictinas del Real Monasterio de San Pelayo, a Las Carmelitas Descalzas del Convento de Nuestra Señora del Carmen de Toleo, a las Madres Pasionistas del Convento de Santa María Magdalena de Fitoria y a las Salesas del Monasterio de la Visitación de Santa María del Naranco. En un encuentro con religiosas en 2023 el Romano Pontífice les recordaba:  "Los desafíos existen para ser superados y la esperanza es "la más pequeña, pero la más fuerte de las y virtudes. Seamos realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega plena de esperanza''.

C. Corregir al que se equivoca: ''El juicio de Dios, que es amor (cf. 1 Jn 4,8.16), no podrá basarse más que en el amor, de manera especial en cómo lo hayamos ejercitado respecto a los más necesitados, en los que Cristo, el mismo Juez, está presente'' (Spes non confundit nº 22). El Padre Astete hablaba de ''corregir al que yerra'', que viene siendo lo mismo. Hay que tener cuidado, pues a menudo nos quedamos en la corrección sin darle a ésta el matiz ''fraterno'', que es lo que lo cambia todo. Y a poder ser, no como humillación pública, sino de forma íntima. Así lo indica el Señor en el evangelio: “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano” (Mt 18, 15). Es de agradecer la labor de los que trabajan en la formación de las personas para que en el futuro sean hombres y mujeres de bien. En la Universidad, en nuestros Seminarios, en los talleres de trabajo de Cáritas... Al fin y al cabo se busca ir puliendo esa piedra en bruto que es la persona y que está llamada a ser canto rodado cada día más perfeccionado, y que cada golpecillo aunque a veces moleste sirva a tal fin. Comentaba sobre ello el Papa Francisco en una de sus misas diarias en Santa Marta que "No se puede corregir a una persona sin amor y sin caridad. No se puede hacer una intervención quirúrgica sin anestesia: no se puede, porque el enfermo morirá de dolor. Y la caridad es una anestesia que ayuda a recibir la cura y aceptar la corrección. Cogerlo aparte, con mansedumbre, con amor y hablarle".

D. Perdonar al que nos ofende: ''Esa experiencia colmada de perdón no puede sino abrir el corazón y la mente a perdonar. Perdonar no cambia el pasado, no puede modificar lo que ya sucedió; y, sin embargo, el perdón puede permitir que cambie el futuro y se viva de una manera diferente, sin rencor, sin ira ni venganza'' (Spes non confundit nº 23). Un buen propósito para este 2025 sería tratar de construir puentes con aquellas personas que nos han hecho daño, o a las que hemos hecho daño; incluso no sólo acudir en una ocasión al perdón sacramental, sino cuidar con más frecuencia nuestro acercamiento a la confesión. Hay templos que por su singularidad o devoción entre el pueblo fiel son los confesionarios de Oviedo, empezando lógicamente por la Catedral, la basílica de San Juan el Real, la iglesia de las Esclavas (abierta 24 horas), el Santuario del Cristo de las Cadenas o las parroquias del Carmen, Santo Domingo o el Corazón de María. Ya en 2017 el Papa Francisco definió el perdón como el «motor de nuestra esperanza».

E. Consolar al triste: ''Pero todos, en realidad, necesitamos recuperar la alegría de vivir, porque el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios'' (Spes non confundit nº 9). Hay muchas realidades eclesiales tratando de acompañar la tristeza de nuestro mundo que se ve de forma muy singular en el Centro de Orientación Familiar (COF), la Delegación Episcopal de Familia y Vida, la Oficina Diocesana de Prevención y Actuación en caso de abusos sexuales a menores y personas vulnerables, la Casa de Ejercicios de Latores de las Esclavas del Sagrado Corazón, que es sanatorio para tantas almas que anualmente hacen allí retiros o ejercicios espirituales o, por ejemplo, el Teléfono de la Esperanza, donde aquí en Oviedo tenemos al párroco de San Pedro de los Arcos y La Merced llevando a cabo una labor abnegada de escucha y acompañamiento de personas que han perdido toda ilusión y esperanza. Cabe también un agradecimiento muy concreto a las religiosas de vida activa tan insertas en la pastoral y la realidad de nuestros barrios: las Hermanas del Santo Ángel en La Tenderina y Lugones, las Hijas de María Madre de la Iglesia en La Argañosa, las Hijas de la Caridad en San Juan el Real, las Ursulinas de Jesús en Ventanielles y Vallobín... Y así un largo etc. Sois en medio de nuestras realidades más difíciles la caricia amable del Señor, y así lo dijo el Papa: ''el Señor siempre consuela en la cercanía, con la verdad y en la esperanza''.

F. Sufrir con paciencia los defectos del prójimo: Por eso el apóstol Pablo nos invita a “alegrarnos en la esperanza, a ser pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración” (cf. Rm 12,12). Sí, necesitamos que “sobreabunde la esperanza” (cf. Rm 15,13) "para testimoniar de manera creíble y atrayente la fe y el amor que llevamos en el corazón; para que la fe sea gozosa y la caridad entusiasta; para que cada uno sea capaz de dar aunque sea una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito, sabiendo que, en el Espíritu de Jesús, esto puede convertirse en una semilla fecunda de esperanza para quien lo recibe'' (Spes non confundit nº 18). Aquí tenemos un modo de crecer cada cual según nuestra realidad particular por su vocación, o en nuestro entorno o realidad familiar. Crecer en virtud supone en buena medida pasar siempre por la cruz, pero en este caso concreto nos animan las palabras de Santa Teresa de Jesús: ''la paciencia todo lo alcanza''. Para ejercitar la paciencia hemos de enfrentarnos a dos vicios no fáciles de superar: el de la impaciencia y el de la insensibilidad; quizás con el primero ya contábamos, aunque el segundo pasa más desapercibido, pero se refiere a la dureza de corazón. En la audiencia del pasado 8 de mayo nos decía el Papa: ''El mundo necesita esperanza, como también necesita tanto la paciencia, virtud que camina de la mano de la esperanza. Los seres humanos pacientes son tejedores de bien. Desean obstinadamente la paz, y aunque algunos tienen prisa y quisieran todo y todo ya, la paciencia tiene capacidad de espera''.

G. Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos: ''Y si bien, frente a la muerte —dolorosa separación que nos obliga a dejar a nuestros seres más queridos— no cabe discurso alguno, el Jubileo nos ofrecerá la oportunidad de redescubrir, con inmensa gratitud, el don de esa vida nueva recibida en el Bautismo, capaz de transfigurar su dramaticidad'' (Spes non confundit nº 20). En nuestro Arciprestazgo hay numerosos lugares de descanso para los difuntos: los cementerios parroquiales de Olloniego, Santianes, la Manzaneda, San Pedro de Naves, Tudela Veguin, Tudela Agüeria, Bendones, La Manjoya, Colloto, Limanes, San Cipriano de Pando, Granda, Lugones, Viella, Priorio-Las Caldas, Puerto, Caces, Latores, San Claudio, Loriana, Sograndio, Piedramuelle, Trubia, Godos, Pintoria, Udrión, Berció y San Esteban de las Cruces. Los cementerios municipales de El Salvador y el Naranco. Y los Columbarios de Santa María la Real de La Corte, Nuestra Señora del Carmen, San Juan el Real, San Francisco de Asís, iglesia antigua de Colloto, San Javier de la Tenderina, San Pablo de la Argañosa, San Melchor de Vallobín, San Antonio de la Florida y "el rincón de la paz y el descanso" del Cristo de las Cadenas. La oración por los difuntos, en especial por aquellos que ya no tienen quien rece por ellos, quienes les limpien las sepultura o les lleven una flor... Quien eleva oraciones por su descanso u ofrezca eucaristías por la purificación de sus almas tiene aún más valor a los ojos de Dios que cuando lo hacemos por los nuestros, lo cual está dentro de lo esperable. El Romano Pontífice en la Santa Misa en el cementerio teutónico del 2 de noviembre pasado invitaba a orar en el cementerio de esta forma: ''Es un don que debemos pedir: "Señor, dame esperanza”. Hay tantas cosas malas que nos llevan a desesperar, a creer que todo será una derrota final, que después de la muerte no habrá nada... Y la voz de Job vuelve, vuelve: «Bien sé yo que mi Defensor está vivo, y que él, el último, se levantará sobre la tierra [...] Yo mismo le veré» con estos ojos''.

Oramos de forma intensa por el Santo Padre en estos días, por su salud e intenciones. 

Aprovechemos este Jubileo 2025 para experimentar la esperanza que nos da su perdón


Joaquín, arcipreste de Oviedo




Os dejo algunas lecturas que os pueden hacer mucho bien en este año jubilar

Libros, pastorales o conferencias

“Testigos de esperanza».  F. X. Nguyen van Thuan.

El gozo de la esperanza. F. X. Nguyen van Thuan.

Oraciones de esperanza. Desde la cárcel vietnamita. F. X. Nguyen van Thuan.

Carta encíclica Spe Salvi. Benedicto XVI 

Cruzando el umbral de la esperanza. Juan Pablo II

“Pequeño manual de la esperanza” de Carlo Maria Martini.

«Dios camina conmigo». Las catequesis del Papa Francisco sobre la esperanza.

En Él solo la esperanza. Jorge Mario Bergoglio 

La esperanza del Evangelio, Habitavit in nobis. José Guerra Campos

El poder de la esperanza. José Tolentino de Mendoza  

Informe sobre la esperanza. Gerhard Ludwig Müller 

Teología de la esperanza. Jürgen Moltmann 

Esperanza para el mundo. Cardenal Raymond Burke 

La familia, motivo de esperanza. Cardenal Antonio María Rouco Varela 

Salmos en la esperanza. Francisco Cerro Chaves

Fe, esperanza y caridad rainiero cantalamessa

La esperanza en Dios no defrauda. Ricardo Blázquez 

Cristo Esperanza Del Mundo José Luis Illanes

Misterio de misterios, La esperanza según Peguy. Paolo Prosperi

La fuerza de la esperanza. Lázaro Albar Marín

Convocados a una esperanza viva. José Rico Pavés y otros

Salvar la semilla. La fecundidad pastoral de la esperanza. Müller. Gerhard-Ludwig y prólogo del Arzobispo de Oviedo Monseñor Fray Jesús Sanz Montes O.F.M.

Unidos en la esperanza. Pastoral del arzobispo Marcelo González Martín, Barcelona 1969

«Es Cristo en vosotros la esperanza de la gloria. Al servicio de la misión». Pastoral del obispo Juan Antonio Reig Pla, Alcalá de Henares 2019

''La esperanza no defrauda''. Pastoral del obispo Juan Antonio Reig Pla, Alcalá de Henares 2013

La esperanza continúa. Pastoral del Arzobispo Luis Arguello, Valladolid 2023

Conferencia Esperanza cristiana y cambio social por Monseñor José Ignacio Munilla (2014)

Sobre el perdón: El regreso del hijo pródigo de Henri Nouwen 

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