viernes, 15 de marzo de 2024

Presentación del Pregonero de la Semana Santa de Oviedo 2024: el Arcipreste de Liébana por parte del Arcipreste de Oviedo

Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades civiles, militares y académicas… Sr. Presidente, directivos, cofrades y miembros de la Junta de Cofradías y Hermandades de la Ciudad de Oviedo; Sr. Delegado Episcopal de Religiosidad Popular y Sr. Cura-Párroco de esta Comunidad de San Tirso El Real, fieles y amigos todos:

Agradezco especialmente al Sr. Presidente de la Junta de Cofradías y Hermandades el haberme invitado a participar de este entrañable acto como Arcipreste de Oviedo, presentando al Pregonero de la Semana Santa de este año, mi homónimo de La Santa Cruz, en la diócesis de Santander. Felicitando igualmente a la Junta de Hermandades y Cofradías por esta elección, pues qué mejor ocasión que en pleno Jubileo Lebaniego invitar al Sr. Arcipreste Liébana y Peñarrubia.

Desde hace años se viene reivindicando Oviedo como meta de peregrinación, cuna del Camino de Santiago, Santuario de la Cruz, relicario de la cristiandad. Y es que Asturias y Cantabria y sus diócesis de Oviedo y Santander, tienen más en común de lo que pueda parecer. No sólo su naturaleza, su clima, su cultura y tradiciones, o incluso su forma de cantar... Nos une un pasado profundo en la fe que se pierde en el tiempo cuando en el llamado Reino de Asturias ni siquiera se sospechaba el marco territorial que hoy delimita a una Comunidad y Otra.

Recientemente se ha recuperado una ruta histórica: “el camino de los Santuarios”, que une ambas comunidades autónomas, pasando por Covadonga, desde el Monasterio de Santo Toribio a la Catedral de Oviedo.

Presumimos en esta bendita Vetusta de vivir a la sombra de nuestra Catedral: “La Sancta Ovetensis”, famosa por las reliquias relacionadas con la pasión del Señor, entre las que está el Santo Sudario… La Cruz de los Ángeles preside el escudo de Oviedo y su bandera, y la Cruz de la Victoria el escudo y la bandera del Principado. Y bien cerca de nuestra tierra, en una loma de la Sierra de la Viorna, se alza el Monasterio de Santo Toribio de Liébana que custodia el “Lignum Crucis”, el fragmento mayor de la cruz del Señor en todo el Orbe Católico.

En 1512, el Papa Julio II otorgó al Monasterio de Santo Toribio de Liébana el privilegio de celebrar un Año Jubilar, convirtiendo al Santuario cántabro en uno de los cinco lugares santos de la Cristiandad, junto a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz.

El pasado 16 de Abril el entonces Obispo de Santander, Monseñor Manuel Sánchez Monje, realizó el solemne ritual de golpear la Puerta de Perdón tres veces con un martillo, dando comienzo así al 74 Año Jubilar Lebaniego.

Traer a Don Elías Hoyal a pregonar la Semana Santa Ovetense constituye estrechar todos esos los lazos que nos unen desde hace siglos a las tierras cántabras y asturianas abrazadas por la cruz, y cuya devoción ha quedado profundamente arraigada en ambas iglesias particulares con la sendas ya aludidas, realizadas por pisadas peregrinas.

A buen seguro podemos afirmar que Santo Toribio, camino de Astorga a Liébana, pasó por aquí; y ese vínculo quedó reflejado mucho tiempo después en la arqueta de estilo asturiano que el rey Alfonso III el Magno, donó al Santo obispo de Astorga, Genadio. De esas tierras de Liébana se dice también que salieron los soldados que ayudarían a Don Pelayo en la batalla de Covadonga. El templo primitivo del cenobio lebaniego parece que era un templo de estilo prerrománico asturiano, y sabemos que en el 1.181 el obispo de Oviedo intervino en la creación de la Cofradía de la Santa Cruz junto a los de Palencia, Burgos y León, sin olvidar la peregrinación de San Francisco de Asís -de singular referencia para nuestro actual Arzobispo- en el año 1214, pasando por Liébana y Oviedo.

Hoy, para cantarle al madero, para hablarnos de la Cruz, de la Pasión y la Gloria, contamos con un cántabro de pro -qué, además, si mi “Servicio de Información” no falla, sí es profeta en su tierra; es decir, que está de Párroco en su pueblo natal-:

Sacerdote diocesano de Santander de los llamados ''Curas del 2000'' al haberse ordenado en aquel año. Nació en la capital cántabra un 13 de Mayo de 1.974. Curtido en la pastoral rural, ya que comenzó su año de diaconado en Mataporquera y los pueblos de Valdeolea, y tuvo por primer destino como neopresbítero las parroquias de San Vicente, Esponzúes, Castillo Pedroso, Quintana, Borleña y Villegar, en el valle de Toranzo.

Desde 2002 es Párroco de San Vicente de Potes, y desde 2003 arcipreste de La Santa Cruz (comarcas de Liébana y Peñarrubia como ya hemos dicho). Además de la Villa de Potes, atiende las parroquias de Aniezo (y Virgen de la Luz), Armaño, Avellanedo, Barreda Bejes, Cabañes, Cabezón de Liébana, Cahecho, Caloca, Castro Cillorigo, Cicera, Colio, Cueva, La Hermida, Lebeña, Linares, Luriezo, Ojedo, Pendes, Piñeres, Tama, Valdeprado, Vendejo y Viñón, por lo qué, evidentemente, no tiene tiempo para mucha holganza, y sí para bastante andanza.

En Cantabria hay también un puñadito de parroquias que durante mucho tiempo formaron parte de nuestra Diócesis y fueron atendidas por nuestro clero, y de las cuales surgieron vocaciones para la Iglesia asturiana; fueron éstas la Asunción de Bielva, con su filial de San Ignacio de Rábago, y en concreto, en ese bendito arciprestazgo de Liébana, la de San Andrés de Tresviso, que era un destino habitual de los recién ordenados en Oviedo y que desde 1.959 es diócesis de Santander, aunque es atendida en la actualidad por el párroco de Cabrales.

También el arcipreste de Oviedo es devoto de la Cruz, pues la gran devoción de mi parroquia natal de Candás es el Santo Cristo, vinculado al primer obispo de Santander. Cuando yo nací en mi Villa Marinera había una comunidad de religiosas; yo no tengo memoria de ellas, pero dejaron un gran recuerdo en la localidad. Eran las Siervas de los Pobres del Sagrado Corazón de Jesús que con cariño atiende Don Elías en su residencia de Potes. A la vista está que es muchísimo lo que nos une, y es que la Cruz en Cantabria y Asturias la abrazamos y nos abraza, sin olvidar yo mis dos años de vida laboral cuando apenas me afeitaba en Liérganes, desde donde recorrí toda Cantabria, y a donde regresaba al final de la jornada, a los pies de la Cruz de Rubalcaba.

Gracias Don Elías por su presencia entre nosotros, y sienta que está en su casa, pues esta tierra que en Cristo nos une, es la suya y es la nuestra: ¡Bienvenido!

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