viernes, 29 de noviembre de 2013

Francisco 7, esclerosis 0



En la última jornada liguera mi
Atlético de Madrid le endosó al
Getafe una memorable goleada
de 7-0, con un sobrenatural gol
de "chilena" del disputado Diego
Costa. Esto me sirve para ponerle
 título a este post después de haber
leído parte de la exhortacion
apostólica del Papa Francisco
Evangelii Gaudium, publicada ayer.
El Papa mete, con este documento, una sonora goleada a la esclerosis que
afecta a la Iglesia. Esclerosis espiritual, pastoral, no teológica, gracias
a Dios, que obstaculiza la Nueva Evangelización y que está simbolzada
en el paralizante criterio pastoral "siempre ha sido así", recogido por
el Papa en el documento (EG 33) y del que precisamente hablaba en
mi anterior artículo.

La esclerosis física no tiene cura, a lo más se pueden mitigar sus efectos,
pero la esclerosis espiritual sí que tiene cura: el Evangelio, Jesucristo y el
Espíritu Santo. Al abordar la Nueva Evangelización primero hay que
curar la esclerosis que padecemos.

Cuando en la Iglesia se habla de Nueva Evangelización todos esperamos
 una "receta" milagrosa que atraiga en poco tiempo a la gente y llene
nuestras iglesias de jóvenes. Asi se pone de manifiesto en las charlas
que a veces damos sobre Nueva Evangelización o en las presentaciones
del Curso Alpha.

Mientras leía la primera parte del documento, que no he podido todavía leer
entero, me está quedando meridianamente claro que la Nueva Evangelización
es un largo, incierto y apasionante proyecto, que comienza con una profunda CONVERSION. ¿De quién? DE TODOS, desde el último de los discípulos evangelizadores (¡atención a esta expresión!) hasta el mismísimo Papa. Todos:
agentes de pastoral, laicos, sacerdotes, obispos, parroquias, diócesis, comunidades, instituciones, movimientos, asociaciones. Toda la Iglesia. El largo camino de la
Nueva Evangelización comienza en el corazón de cada cristiano con una conversión,
con un primer o renovado encuentro con Jesucristo resucitado.

Creo que una clave de este documento va a ser la palabra REFORMA.
Todavía no he llegado a los capítulos que hablan propiamente de la
  Evangelización pero creo que estos se van a sustentar en estos primeros
dos capítulos que ponen las bases de una profunda reforma y transformación
de la Iglesia. Es interesantísimo ver como el Papa Francisco, recogiendo
 el magisterio del Concilio, Pablo IV, Juan Pablo II y Benedicto XVI nos
lanza a un panorama apasionante de examen de conciencia, conversión
personal y comunitaria y reformas. La reforma que supone CAMBIAR
COSAS, cosas que no es que sean malas, sino que no sirven y a las que
 estamos apegados porque nos dan seguridad frente al incierto panorama
del MAR ADENTRO, ¡Duc in Altum!, que supone la Nueva Evangelización.
 Para lanzarse al mar a pescar hay que desprenderse de cosas; no se puede
uno lanzar cargado de pertrechos que sirvieron para almacenar pescas
anteriores, pero son un lastre para la pesca actual.

Todo aquel que haya hecho
el Camino de Santiago sabe
que cuando estás haciendo la
 mochila metes muchas cosas
 que crees imprescindibles y
después de la primera o segunda
 etapa abandonas la mitad y te
quedas solo con lo que es
verdaderamente esencial. Muchas veces da miedo desechar cosas pero a lo
largo del Camino uno se da cuenta de que no solo eran accesorias, sino
además una carga y llega a olvidarse de ellas.

Esto es la Nueva Evangelización. Una peregrinación, una marcha que requiere
preparación, entrenamiento, constancia, perseverancia, audacia...

¿En que consiste la Reforma? No es maquillaje, no es lavado de imagen, no es cambiar
un par de cositas secundarias. Tampoco es demoler por demoler, cambiar por cambiar.
A mi me da la impresión de que con el Papa Francisco, y lo veremos a propósito de este
documento, los carcas se horrorizan, llevándose las manos a la cabeza y los progres se las
frotan, pensando que por fín sus viejas "reivindicaciones" van a ser llevadas a la práctica.
Nada de eso, la reforma no es destrucción, "revolución", como dicen algunos... la Reforma
 es CONVERSION. La valentía de abandonar estilos de vida, estructuras, criterios, hábitos, costumbres, tradiciones,
que son caducas. Que estorban. Que obstaculizan. No se trata de demoler
lo esencial sino de volvernos a ello. La reforma es CONVERSION

Este documento asustará a muchos. A mí
mismo ayer, leyéndolo, me hacía cuestionarme
  muchas cosas, y me estremecía por la audacia
de las afirmaciones y tenía que recordarme a
mí mismo que quién escribe es el Papa, guiado
por el Espíritu Santo. El Papa no es un caprichoso
 que se ha visto inesperadamente en un puesto
que le permite "llevar a la práctica sus ideas".
Es el vicario de Cristo que quiere remover las conciencias, que quiere examinarse y examinar
a una Iglesia que corre el riesgo de ser autocomplaciente. El riesgo es emplear el
documento como arma arrojadiza para decir a los demás lo que están haciendo mal y
lo que pretende ser es una LAMPARA PARA TODOS, para que ilumine primeramente
nuestro interior, para cada uno de nosotros, para cada comunidad, para cada institución,
para toda la Iglesia. El mismo Papa se incluye personalmente. Asombroso.

Invito a todos a que leais Evangelii Gaudium. Se lee fenomenal y es
accesible a todos. Esta es una de las cualidades de Francisco: la llaneza
 junto con la profundidad.                                                  

Juan Luis Rascón Ors

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