miércoles, 13 de agosto de 2025

75 aniversario del dogma de la Asunción de María. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

En este año 2025 se cumplen setenta y cinco años de aquella histórica fecha en que uno de noviembre de 1950 el recordado Papa Pío XII pronunciara aquellas solemnes palabras de su constitución apostólica "Munificentissimus Deus": ''proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial''. En España se vivió aquel acontecimiento con innumerables iniciativas en parroquias, escuelas, conventos, hospitales, seminarios, asilos... Los paxarr@s más mayores aún recordarán las imágenes del No-Do donde en la Plaza de San Pedro del Vaticano repleta de fieles aparecía el delgadísimo Papa Pacelli en silla gestatoria; las palomas que se soltaron, la imagen de la Virgen presidiendo el balcón de la fachada de la Basílica o la comitiva española encabezada por el Patriarca de las Indias Occidentales y obispo de Madrid-Alcalá, Don Leopoldo Eijo y Garay... No tiene el misterio de la Asunción tan poco tiempo, lo que realmente recordamos es que se cumple el septuagésimo quinto aniversario de su declaración como dogma de fe; es decir, que se reconociera como verdad de fe doctrinal algo que la Iglesia tanto en la liturgia latina, ortodoxa y ortodoxa oriental, venía ya celebrando desde tiempo inmemorial. 

Alguien podría pensar que esto fue el resultado de la decisión de un Papa, pero nada más lejos de la realidad. La Asunción de María tiene un componente muy especial, quizás por eso es una solemnidad tan querida en Europa y especialmente en los pueblos y rincones de nuestra España, y es que no es una idea que los curas metieron a la gente en la cabeza, sino más bien al revés; fue el pueblo fiel -que tiene un olfato especial para las cosas de Dios- quien sintió desde su "sensus fidei" (el sentido de fe) el que promovió que desde muy pronto se extendiera la idea de que una mujer tan especial como la Santísima Virgen no podía terminar en una sepultura. Fue tal el fenómeno asuncionista que muchas parroquias, catedrales y capillas se dedicaron por petición popular a la Asunción de María, incluso a muchas parroquias y catedrales dedicadas a Santa María se les cambió el nombre de un día para otro también de forma popular. Así tenemos, por ejemplo, la catedral de Ciudad Rodrigo que dejó de llamarse de Santa María para llamarse de la Asunción ó, como aquí, de Santa María de Nozana a la Asunción de Viella. En Asturias hay cuarenta y tres parroquias dedicadas a la Asunción, treinta y siete capillas, además de muchos pueblos, aldeas, parroquias o barrios que la celebran como en Añides de Castropol, Pesoz, Las Caldas... Y así tantísimas más. 

En la década de los cuarenta se llenó la Santa Sede de cartas de obispos, fieles, sacerdotes y religiosas pidiendo el reconocimiento del misterio de la Asunción. El Papa Pío XII hizo una consulta general en 1946 a todas las diócesis del mundo, la carta se titulaba "Deiparae Virginis Mariae" y en ella pedía a todos los obispos del mundo que le informaran no sólo de cómo lo veían ellos, sino de algún modo cómo se sentía esta inquietud en cada lugar. En los siguientes años empezaron a llegar las respuestas que no fueron de un par de líneas, sino dossieres enteros. Pío XII estudió y rezó, y le dio mucha paz ver que salvo mínimas excepciones donde no decían que nó, sino que tenían dudas, fue prácticamente mayoría absoluta la petición del sí al dogma. Ya en los años cuarenta sabían de sinodalidad. Aquel año 1950 fue muy especial para la parroquia de Viella, donde se recibió con muchísima alegría el dogma aclamado desde hacía muchos años. Hoy nosotros nos vemos ante el LXXV Aniversario de la proclamación del Dogma de la Asunción de la Virgen María a los Cielos. ¿Nos dice algo a nosotros, aspiramos al cielo; hacia dónde apuntan nuestros ojos mirando al futuro?...

Tenemos una oportunidad perfecta con esta efeméride para cambiar, mejorar, recapitular... Arrimemos el hombro en lugar de poner zancadillas, ofrezcamos echar una mano en lugar de criticar todo lo que se hace, tratemos de descubrir el lado bueno de esas personas que me caen mal... Los días de fiesta, y más en fechas redondas y singulares son ocasiones propicias para sanar heridas, derribar muros y acercar posiciones. Sólo si todos cooperamos lograremos un pueblo bien avenido, una parroquia viva y, por ende, una sociedad local mejor. El pasado 8 de mayo era elegido el nuevo Papa en la persona del Cardenal Robert Prevost, estadounidense bautizado en la parroquia de St. Mary of the Assumption (Santa María de la Asunción) en la frontera de Chicago con Dolton. Por lo que he leído, su madre -ya difunta- Mildred, era un poco como Carmina (que luce esplendorosos 97 años) aquí en nuestra Parroquia, la que hacía de sacristana, la que limpiaba, rezaba el rosario, pasaba la cesta, ponía las flores: ¡Que sería de la Iglesia sin estas benditas mujeres! El Papa León XIV en sus primeras palabras desde el balcón de la Logia Vaticana nos regaló una recomendación que nos puede venir muy bien para todos enb estos días de fiesta: ''ayúdense unos a otros a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz''. 

Con mis mejores deseos para estas Fiestas de la Asunción en el 75º aniversario de su dogma. 


                                                                                                                                           Joaquín, párroco 

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