Celebra hoy la diócesis de Oviedo la memoria de San Vicente abad, religioso que vivió en León a comienzos del siglo VI. Aunque fue monje benedictino la tradición lo presenta como insigne predicador por estas tierras del norte de la península contra la herejía arriana en defensa de la doctrina católica. Su vida transcurrió en el monasterio de San Claudio de León del cual llegó a ser elegido abad.
Una leyenda cuenta como los suevos arrianos asaltaron su monasterio para arrestarle e interrogarse por sus predicaciones contra aquello que ellos defendían como verdad. El abad Vicente no negó sus palabras e incluso defendió la postura oficial de la Iglesia ante aquellos herejes que se enfurecieron llegando a desnudarle y torturarle. Se dijo que le azotaron hasta que ya casi se veían salir los huesos de la carne.
Malherido fue encerrado en una celda donde recibió el consuelo de la fe, incluso se afirmó que recibió la visita de un ángel de parte de Dios para ser ayudado a limpiar y curar sus heridas. Al día siguiente fue sacado para ser interrogado de nuevo, y como seguía fiel a las enseñanzas de la Iglesia defendiendo en todo momento el misterio de la Santísima Trinidad, fue golpeado de nuevo con dureza. A continuación lo sacaron al exterior del monasterio donde murió mártir al ser golpeado y herido mortalmente con un cuchillo en la cabeza.
Falleció el 11 de Marzo del año 554 en León a los 47 años de edad. A pesar de tratarse de un santo tan antiguo, hasta nuestros días ha llegado su fama de buen sacerdote y hombre muy devoto. Sus reliquias llegaron a Asturias a mediados del siglo XIII siendo depositadas en la Catedral de Oviedo en una urna de plata en el año 1268. A día de hoy siguen siendo veneradas en la Cámara Santa. En la geografía diocesana existen varios templos, ermitas y capillas dedicadas al Santo Abad de León.
Aunque en España es un Santo poco conocido y menos reconocido, hay que decir qué, curiosamente, tiene muchísima devoción a lo largo y ancho de toda latinoamérica. Es patrono de la diócesis de San Vicente de El Salvador, pero allí lo celebran por decreto de su Obispo el día 26 de Diciembre en recuerdo del día en que el Papa Clemente XIV en concedió en 1772 "Indulgencia Plenaria" a los que rezaran ante la imagen de San Vicente Abad y mártir en el templo salvadoreño que desde 1943 es la Catedral.
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