martes, 8 de septiembre de 2020

Sobre todo, un santuario. Por Javier Gómez Cuesta

Covadonga es un lugar de belleza natural insuperable. Roca, arbolado, agua y cielo se ensamblan en una abrupta armonía provocando admiración y sorpresa y arropando a la Basílica, la de piedra sonrosada, que injertada en la montaña, alza la doble llama de sus torres gemelas, señalando que aquí Asturias venera a la Virgen María que en la cueva del Auseva tiene su morada.

Covadonga es un lugar histórico donde aconteció algo importante que tuvo transcendencia para la historia, en el que fue protagonista Pelayo con un grupo de Astures que hicieron frente -según las Crónicas, contando con la Providencia divina- a la invasión árabe y tuvo origen el reino asturiano.

Covadonga ha sido desde hace trece siglos y es hoy un Santuario al que Asturias peregrina y reza, canta, suplica y da gracias a la Virgen María, representada en una imagen típica ''pequeñina y galana''.

La belleza natural se nos presenta cuasi-divina, como si soplara un viento del Espíritu, porque estas montañas estaban predestinadas para ser la Casa de la Señora, donde ella ha querido vivir con nosotros y acompañar nuestra vida derramando gracias infinitas. Covadonga tiene un hálito que no deja indiferente.

La historia de este lugar y su trascendencia la discuten los expertos, sabios y entendidos desde diversas ideologías. Estamos en las vísperas del 13º centenario de la batalla del 722. Nuevos hallazgos arqueológicos, paleográficos... avalaran un hecho que las Crónicas magnificaron, pero no inventaron. Me atrevo a insinuar que en la historia ha habido acontecimientos casi ignotos que, como el grano de mostaza, han tenido una gran relevancia. Así ha sido el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios en el establo de Belén. Creó una civilización, la más adelantada en los derechos humanos. 

Por eso me quedo con la afirmación del Papa Juan Pablo II: ''Covadonga es además una de las primeras piedras de Europa cuyas raíces cristianas ahondan en su historia y en su cultura. El reino cristiano nacido en estas montañas puso en movimiento una manera de vivir y de expresar la existencia bajo la inspiración del Evangelio''. 

Pero por encima de todo, Covadonga es hoy lo que es por lo que tiene de Santuario, lugar de peregrinación del pueblo sencillo, del pueblo asturiano. Si fuera tan sólo un bello rincón natural donde aconteció hace trece siglos un hecho histórico, ¿tendría la significación e importancia que ahora se le reconoce?.

En estos tiempos soporta un reclamo turístico de primer orden, es el lugar más visitado del Principado. La presencia curiosa, superficial, distraída de tanto visitante no debe perturbar, ni pervertir la sacralidad de este lugar. Covadonga requiere compromiso y entusiasmo.

Aquí se viene como peregrino, o a ver y unirse con respeto a un pueblo que, como Isabel en el Evangelio, le dice a María ''Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, Jesús''. Y le canta: ''Bendita la Reina de nuestra montaña. Es Madre y es Reina''. Esta es, por encima de todo, su casa.

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