jueves, 27 de agosto de 2020

La Visitación de María y nuestros milagros cotidianos. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Queridos feligreses y amigos : 

Conscientes del peligro que están suponiendo los rebrotes de “coronavirus”, estamos viviendo un verano atípico donde nuestras romerías y fiestas populares se han visto obligadas a ser suspendidas. En lo que respecta al ámbito religioso, también tenemos que vivirlas de una forma más austera, breve y prudente. 

Nos queda celebrar la última festividad del verano lugonino, la Visitación de María a su prima Santa Isabel. A mí me gusta decir siempre que Lugones es una realidad plural y un tanto cosmopolita difícil de encasillar. No es sólo un pueblo, una ciudad, un conjunto industrial o una zona residencial, sino que en sí mismo encierra múltiples realidades. Pero si hubiera que hacer una dicotomía; es decir, partir Lugones en dos, podríamos decir que es aldea verde y ciudad de asfalto. Aldea verde lo que comprenden todos los barrios rurales y residenciales encabezados por el Carbayu y la parte urbana que un día también fue rural. Si la zona más verde y rural siente como suya a la Virgen del Buen Suceso, la zona más urbanita y asfáltica siente como suya a Santa Isabel visitada por María. Más aparte de piquillas sanas, ni los de un lado de las vías del tren ni los del otro hacen problema por unirse en las fiestas de buenos vecinos, sintiendo las dos fiestas como propias aunque cada cual defienda con vehemencia la suya. 

El Sr. Arzobispo en su homilía del año pasado nos regalaba una reflexión que quiero actualizar aquí para nuestra preparación interior poniendo los ojos en el “Santa Isabel” de este 2020: La vida se hizo camino en Isabel, a la que llamaban la estéril, y en el de María. La vida era un don, un inmenso regalo, y no censuraban esa vida que tocaba a la puerta. Descubramos los guiños que Dios nos muestra en el día a día, como el milagro que obró con María e Isabel. No son impresionantes, no son deslumbrantes, pero son los pequeños milagros de cada día. Y saltó el pequeño Juan en el seno de Isabel. Preguntémonos pues qué hacemos saltar cada día en los demás, ¿las alarmas o la alegría?... 

Ojalá sepamos mirar al otro, caminar por la vida e ir de visita del necesitado de “Visitación” al igual que lo hizo Nuestra Señora con su prima. 

A todos: lugoninos, fieles, Sociedad de festejos, gente que desde la distancia os unís a nuestra celebración; a los enfermos, embarazadas y a los niños, desde la Parroquia os deseamos una feliz fiesta. 

Tenemos unos días para vivir el aspecto religioso que dio nombre, origen y sentido a la folixa de esti llugar. El Señor nos habla hoy y nos da pistas para caminar juntos en medio de las dificultades de nuestro tiempo. Vivamos el gozo de celebrar nuestra fe junto a María e Isabel. Si no es de ésta ya habrá tiempo para los amigos y la familia, para mantener la comida fraterna del día grande o la cena amistosa del bollo el lunes. Lo importante es recorrer juntos el camino, aunque de momento sea con mascarilla y a metro y medio de distancia. Feliz Fiesta entre alegría y prudencia. 

Joaquín, párroco

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