martes, 3 de enero de 2017

España 5º País mundial en ateismo. Por Jorge Glez. Guadalix



Los quintos, y subiendo. España ha conseguido el triste avance de llegar a un 25% de sus habitantes que se declaran ateos, cuando en los años 80 apenas se llegaba al 8,5 %. Ya solo tenemos por delante a China (61%), Hong Kong (34%), Japón (31%) y la República Checa (30%). Esto sí que es avanzar, y lo demás, bobadas. En poco más de treinta años, del 8,5 al 25 %. Y subiendo.

Pero no pasa nada. Aquí nunca pasa nada. Mejor dicho, no solo no pasa nada, sino que estamos en un momento eclesial de dulce. Hace poco lo afirmaba el obispo electo de Teruel y Albarracín: “La Iglesia nunca en la historia ha estado tan bien como ahora”. El sentido del humor que no falte.
Entiendo que hacer una evaluación crítica de la vida de la Iglesia en España en estos últimos años a nadie nos apetezca especialmente. Pero los datos son tercos. Punto.

Es verdad que la sociedad ha cambiado y que en España estamos sufriendo una ola de laicismo y agresividad contra la Iglesia Católica que ciertamente impresiona. Es un continuo pim pam pum orquestado por todos los medios de comunicación contra la Iglesia y contra todo lo que puedan suponer valores, principios morales o criterios vitales. Pero el problema no es ese.

El problema lo tenemos dentro. Se hizo una opción por una Iglesia en teoría comprensiva, para nada dogmática, tolerante, amable, caritativa y en absoluto beligerante, convencidos de que la gente se alejaba de Cristo y de la Iglesia por nuestro dogmatismo, por la falta de misericordia, por no haber sabido acercarnos a las personas. Esto, que en teoría suena bien, nos ha ido convirtiendo en una Iglesia no digo ya de pensamiento débil, sino en una Iglesia sin más dogma que lo que cada uno desee creer, sin más verdad que la de Machado, sin otra moral que aceptar como moralmente aceptable lo de siempre inaceptable, y una liturgia despojada de religiosidad y adoración para trocarse en cuchipanda fraterna, y todo esto adobado con una solidaridad light que se avergüenza de hablar de caridad cristiana.

Según datos de la Conferencia Episcopal Española, los últimos, en España tenemos más de 23.000 parroquias. Se dedican más de 8,3 millones de horas a la catequesis. Cada año cerca de 250.000 bautizos y otras tantas primeras comuniones. Es decir, que si la media es de dos años de catequesis para celebrar la primera comunión, cada año tenemos en catequesis a medio millón de niños. Sigo. 1.500.000 alumnos en centros católicos. 3.500.000 alumnos en clases de religión. 85.000 alumnos en universidades católicas. 4.700.000 personas atendidas en centros sociales de la Iglesia.

Y en treinta años, los ateos pasan del 8,5 al 25 % de habitantes de España. Saquen sus propias conclusiones.

Siempre me sorprendió cómo es posible que el pueblo judío, sometido a una fortísima diáspora, y muy poco numeroso en Israel, y rodeado de feroces enemigos, se mantenga y mantenga todas sus costumbres y tradiciones. Vale, que si el dinero… El truco está en un pensamiento fuerte unas tradiciones inamovibles, unas costumbres que se respetan sí o sí. Ahí no hay quien entre a minar su vida.

O pensemos en la Iglesia en Polonia. Más dificultades que nosotros han tenido, muchas más. Y más viva que ninguna. Pero hay una doctrina, una moral, una liturgia y una seriedad en las cosas. Pensemos en España, por ejemplo, quiénes están resistiendo mejor ante la ola de secularismo y ateísmo. Evidentemente los grupos y comunidades llamados despectivamente “conservadores”, que son los menos contaminados de buenismo y relativismo.

Seamos claros. Si teniendo como Iglesia en nuestras manos 2.600 centros educativos católicos, más de 1.500.000 alumnos, 500.000 niños en catequesis cada año. Si la Conferencia Episcopal nos dice que se dedican en España al año 8,3 millones de horas a la catequesis, y el resultado es que la gente se hace agnóstica y atea cada vez a mayor velocidad, a lo mejor habría que cerrar parroquias y colegios, universidades y centros sociales, vestirnos de saco y ceniza y mesarnos los cabellos mientras pedimos perdón a Dios por nuestra inutilidad.

Pues nada, sigamos así. ¿La Iglesia? Bien, gracias. Lo único, esos grupos de conservadores que ponen trabas a la auténtica evangelización. Si no fuera por su resistencia qué digo 25 % de ateos, estábamos ya lo menos por el 40 %. Pero todo se andará.

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