miércoles, 3 de julio de 2013

Palabras de nuestro Párroco ante las vacaciones estivales

 
COGERSA
 
Con logo prestado y a modo de ocurrencia veraniega, ante los acontecimientos cotidianos que van y vienen en nuestra vida, comentábamos algunos sacerdotes reunidos en pitanza de pastores las nuevas situaciones y cambios a los que las exigencias pastorales de nuestro tiempo       (y de nuestro Arzobispo) nos convocaban para el próximo curso.
No había uniformidad de criterios: desde los más críticos y con cierta acidez a las exigencias jerárquicas, hasta los más mansos y disponibles. La mayoría aportaban sus “fundados” (muchos en celotipias y supuestos agravios comparativos) argumentos. Sólo algunos escuchábamos y guardábamos silencio…
De repente, un “hermano” se me quedó mirando y me dijo: ¿y tú?; ¿a ti no te cambian?, porque tu parroquia últimamente parece “COGERSA” (en clara alusión a que quien aquí llega -incluso o sobre todo con problemas- se le acoge y se queda)… mi mente lúcida y quizá inspirada por la cafeína y el orujo de la sobremesa, estuvo a punto de “disparar a ráfaga” al sarcástico y cínico interlocutor… ¡y Dios sabe que había materia!
Sin embargo, uno, que ya peina algunas canas y la vida le va dando la prudencia de éstas y “las tablas” del camino, refrenó el impulso que coordinaba el cerebro con lengua y le contestó con la lucidez que nos da el Espíritu Santo en ocasiones diciendo qué, lejos de molestarme la impertinente tontería, en cierto modo me sentía más alagado que contrariado por ella, pues al igual que COGERSA deberíamos ser un poco más todos los sacerdotes y nuestras parroquias, acogiendo a hermanos  desheredados (propios y extraños) en muy humanas y múltiples tribulaciones: heridos, rechazados, olvidados, represaliados, ninguneados, marginados, humillados y pisoteados; desvalidos y apaleados (como el de Samaría) por los bandidos de nuestro tiempo; ignorados por sacerdotes y levitas, más preocupados por sí mismos y por su propio “destino”.
No, no me ofendió la arcada y el vómito verbal de mi hermano sacerdote. Me molestó inicialmente, sí, pero no me ofendió pues el exabrupto cargado de veneno me hizo sentirme mucho más cura, más persona y más humano que él. Y aún a riesgo de etiquetas y sarcasmos como ese, saber qué, aún muchas veces a contracorriente, (siguiendo el ejemplo del Papa Francisco) estoy en mejor camino que otros.
Pues COGERSA no es sólo un vertedero de basuras, sino toda una planta de minucioso y dilatado proceso de reciclaje para salvar y volver a poner en circulación lo que el pecado de soberbia, los corazones de piedra y las cegueras de los satisfechos han despreciado como “deshecho”.
Y que tras ese largo procedimiento, lo que finalmente no sea salvable, no seré yo quien como juez inmisericorde lo decida, sino el mismísimo “Director de la Planta”. ¡Feliz verano!
Joaquín Manuel , Párroco de Lugones

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