Brasil: Río de juventud y esperanza cristianas
No han cambiado su fecha ni su lugar para la JMJ de Río de Janeiro.
Sólo un cambio de Papa: no será Benedicto XVI sino Francisco. El gran
protagonista: el Señor, y la juventud particularmente querida por Él. A
su lado, como un padre, está el Sucesor de Pedro que acude a esa cita
para confirmar la fe en los hermanos más jóvenes. En el año de la Fe era
importante este encuentro. Francisco que ejerce el ministerio petrino y
Benedicto en este momento emérito, están presentes cada uno a su
manera. El primero acudiendo a Río y el segundo orando desde Roma por el
encuentro. Serán de Francisco las catequesis, de Benedicto XVI el
mensaje previo como preparación estos meses atrás.
El tema de esta JMJ es realmente hermoso por su
grande calado misionero: “Id y haced discípulos a todos los pueblos”.
Así concluye el evangelio de San Mateo. En el mensaje para esta JMJ se
dice: «la célebre estatua del Cristo Redentor, que domina aquella
hermosa ciudad brasileña, será su símbolo elocuente. Sus brazos abiertos
son el signo de la acogida que el Señor regala a cuantos acuden a él, y
su corazón representa el inmenso amor que tiene por cada uno de
vosotros. ¡Dejaos atraer por él! ¡Vivid esta experiencia del encuentro
con Cristo, junto a tantos otros jóvenes que se reunirán en Río para el
próximo encuentro mundial! Dejaos amar por él y seréis los testigos que
el mundo tanto necesita».
Nuestros jóvenes son un regalo para la Iglesia y
para la sociedad. Y cuando han hecho la experiencia del encuentro con
Cristo, cuando han escuchado en los labios del Señor su propio nombre
que les llama como hace un amigo, cuando les confía un encargo que se
convierte en envío, cuando les susurra una palabra como secreto bendito,
entonces el cristianismo vuelve a llenar de vida las calles de la
ciudad y de esperanza nuestros laberintos.
No queremos evadirnos jovialmente con la JMJ al
margen de las cosas que siguen retando nuestra esperanza y nuestra fe.
Estamos en medio de un mundo que vive y entiende las cosas de modo bien
distinto. Lo estamos viendo al hilo de las crisis varias de índole
económica y política, en las que subyace propiamente una crisis más
honda que es moral, una crisis del sentido y significado. Cuando se
oscurece el horizonte y parece que difícilmente encontraremos salida,
entonces los cristianos hemos de afirmar con humilde fortaleza que
queremos vivir no con criterios mundanos, sino con los que aprendemos
mirando al Señor, escuchando su Palabra y acogiendo sus signos y
milagros, junto a los mejores hijos de la Iglesia que han sido siempre
los santos.
Y esta visión es la que proviene de la fe viendo
las cosas como las contemplan los ojos de Dios y no como las maquinan y
pervierten nuestros intereses y nuestras trampas. Una fe que nos deja
asomarnos a nuestro mundo con todo lo que tiene de herida y de
esperanza, de tragedia y de maravilla, de gracia y de pecado,
testimoniando un modo nuevo de estar aquí en medio de la sociedad junto a
tantos otros. Lo afirma con fuerza la primera encíclica del Papa
Francisco: «La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y
nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos
apoyar para estar seguros y construir la vida. Transformados por este
amor, recibimos ojos nuevos, experimentamos que en él hay una gran
promesa de plenitud y se nos abre la mirada al futuro» (Lumen Fidei, 4).
Con todo nuestro afecto, con nuestra oración fiel,
acompañemos al Papa Francisco y a los jóvenes cristianos en esta JMJ en
el año de la Fe, y que de allí salga una nueva generación que forme
familias cristianas y que siga a Cristo en el sacerdocio o en la vida
consagrada. El domingo pasado el Papa Francisco ha invitado a vivir Río
de Janeiro escuchando las preguntas que nos anidan en el corazón. Y
amándolas ver que sólo en Cristo se halla su respuesta. Esto nos hace
misioneros de una verdad, una bondad y una belleza más grandes que
nosotros y que coinciden con el Señor. Esto es lo que anunciamos yendo
hasta el confín del mundo para hacer discípulos a todos los pueblos.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Arzobispo de Oviedo
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