(De profesión cura) Vaya por delante que nunca lo he tenido claro. Eso sí, llevo escuchando eso de que la fe no es una ideología y de que convertirla en ideología es malísimo, desde hace años y años. Partiendo de estos presupuestos, voy a intentar explicar lo que uno entiende.
La fe de uno, me parece, o tiene consecuencias en la forma de ver la vida, tomar decisiones y marcar los principios que deben regir nuestra vida, o es pura filfa ensoñadora que se queda extasiada ante el cálido rayo de sol que acaricia el alma en comunión con Dios Padre y Madre en la contemplación de la madre tierra que abraza a todos sus hijos.
Por tanto, si creo en Jesucristo, Hijo de Dios, salvador, redentor, eso tiene consecuencias en la forma de posicionarme ante la vida y la realidad. Por ejemplo, como católico, uno cree en la honradez, la veracidad, el respeto a la vida, la dignidad de cada persona por ser hijo de Dios, el servicio a los demás. Como católico creo en la exigencia evangélica de anunciar el evangelio por los medios que tengo a mi alcance. Como católico estoy llamado a practicar las obras de misericordia. No es tan complicado. Son mis ideas, es mi ideología como católico.
La complicación viene cuando pretendemos, sea quien sea, confundir o entender el catolicismo según el programa político de mi partido concrerto, y ahí sí que no.
El ejemplo de la inmigración ilegal. ¿Cuál es, debería ser la postura de un católico? ¿Acoger a todos los que vengan? ¿Controlar la inmigración para que la gente venga legalmente, pueda trabajar y no se encuentre sometida a mafias? ¿Qué estaría más acorde con el principio de caridad hacia el hermano? ¿Y el aborto? Hace poco alguien me decía que la postura de la Iglesia era ideológica y política. Para nada. Es cumplir los mandamientos. ¿O acaso cuando un grupo católico se posiciona en favor de la agenda 2030, la ideología de género o monta un programa contra la violencia machista no está cayendo en la pura ideología?
Al final, y mira que me lo barrunto, es que si hacemos coincidir el catolicismo con las propuestas de la izquierda en feminismo, agenda 2030, inmigración o cambio climático, eso es vivir la radicalidad evangélica. Ahora bien, si alguien dice que el catolicismo le impulsa a regular la inmigración, defender la vida desde la concepción, no aceptar la agenda 2030, mostrarse cauto en el catastrofismo ecológico o anunciar el evangelio por medio de expresiones públicas de fe, eso es ideología incompatible con ser cristiano.
La fe, si es auténtica, supone una ideología, una forma de ver la vida y de comportarse, de acuerdo con ella en todos los aspectos. También nos podemos encontrar con personas que perdieron la fe pero que ideológicamente son cristianos. Bien venidos sean.
Y al revés. Puede suceder que, algunos que se consideran gente creyente, o no tienen una idea organizada, o se limitan a contemplar el paso de las nubes como reflejo de la omnipotencia divina o directamente deciden que su compromiso de fe es lo que marca el partido, cuanto más de izquierda mejor.
Yo no sé por qué es mala la ideología Lo malo es no tener una idea clara. Que un católico tenga sus ideas como lo que es, y procure llevarlas a la vida pública no es ninguna barbaridad. Es la constitución Gaudium et spes del Vaticano II. Otra cosa es que con el cuento de la ideología estemos los católicos defendiendo, con la disculpa del evangelio, lo que es pura ideología politica de izquierda, a la vez que rechazamos lo que no gusta con la disculpa de que eso no es fe sino ideología.
De todos modos, si ando muy equivocado, y como este lío me viene de años, agradeceré infinito me lo aclaren por el bien de mi alma.
Me queda una cosa por decir, porque escucho que en muchos católicos lo que hay dentro no es fe, sino ideología. Vale. ¿Y usted cómo lo sabe?
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