domingo, 11 de febrero de 2024

''Lo tocó''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Nos encontramos en el Domingo VI del Tiempo Ordinario, a punto de comenzar el próximo miércoles el Tiempo de Cuaresma con la imposición de la ceniza. Y en este domingo continuamos haciendo nuestro el tema de la enfermedad, que ya la semana pasada empezamos a interiorizar con la escena de la curación de la suegra de Pedro. Hoy vamos más allá con el encuentro entre Jesús y el leproso,  que nos viene como anillo al dedo para este 11 de febrero en que la Iglesia celebra la Jornada Mundial del enfermo y ser el día de Nuestra Señora de Lourdes, así como la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas, que es de algún modo otra lepra que no hemos logrado erradicar y vergüenza de la humanidad que en pleno siglo XXI niños, adultos y ancianos sigan muriendo por falta de alimento.

Jesús se acerca, se implica y no se limita a consolar al enfermo, sino que lo toca, y hablamos de un leproso. En aquel tiempo un leproso no era sólo un enfermo era considerado un maldito, el último de la sociedad que era despreciado al considerar que estaba pagando por sus faltas o por la de los suyos. Nadie los quería cerca no sólo por miedo al contagio, sino además, por ser considerados impuros -lo cual ellos mismos estaban obligados por la Ley a anunciar- por tanto tener el mínimo trato con ellos suponía para una persona sana y tenida por pura ser igualmente incluida en la lista de los malditos. Para el fiel judío el hecho de que la carne se pudriera en el cuerpo de una persona viva era signo de que su alma estaba aún peor. Y aquí llega Jesús de la Misericordia a desmontar este mito, aunque el primero en dar el paso es el propio leproso que implora de rodillas al Señor: «Si quieres, puedes limpiarme». Tan grande era la fe de aquel enfermo que estaba seguro de que sólo Jesucristo era la solución a su problema, la salud de su enfermedad y Él el Mesías esperado.

Y el Señor no defrauda nunca a los últimos, que siempre son sus preferidos; escuchó su ruego como nos dice el autor del texto ''Sintiendo lástima''. Más no le cura con el deseo como hará con otros, sino que en este caso tan concreto ''lo tocó'' con sus manos purísimas: a aquel pobre desgraciado que erróneamente era tenido por impuro. A lo largo de la vida pública del Señor son muchos los enfermos que quieren tocar al Señor, pero no perdamos de vista que también hoy y aquí es el mismo Jesucristo el que quiere tocar nuestras flaquezas para igualmente sanarlas. Como cristianos no podemos andar por la vida señalando las lepras de los demás, sino que debemos empezar por tratar de curar las nuestras al tiempo que ayudemos a otros a sanar las suyas. El primer paso es reconocer nuestras dolencias, heridas y fallos, pues podemos caer en el puritanismo de ver sólo el mal de los demás y creernos los perfectos, cuando quizás seamos los más impuros. 

Jesús no juega a hacer magia, sino que como canta la liturgia: ''También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza''. He aquí la diferencia: ''se acerca''; no nos cura a lo lejos, con baritas mágicas ni dardos con antídoto, sino que viene a nosotros, nos consuela y salva. He aquí nuevamente el misterio de la Encarnación: tomó nuestra carne, se hizo semejante a nosotros, por eso el sufrimiento, la enfermedad y el dolor no le son ajenos. Él asumió nuestra carne enferma hasta el punto de que siendo inocente aceptó morir por nosotros, los pecadores... Gracias Señor por asumir nuestras pobrezas, pues por ello hemos sido redimidos. 

Tengamos muy presentes en este día a los enfermos conocidos y desconocidos que están pasando por esa experiencia del dolor, de configurarse en la cruz desde sus camas; muchos de empezar el final de sus días en ellas. Ojalá que la luz de la fe ilumine la oscuridad de esos momentos de turbación e inquietud. Y especialmente tengamos muy presentes también a los que enferman y mueren por falta de alimento que recordamos en esta Campaña contra el Hambre que lleva por lema: ''factor humano''. Hay 150 millones de personas más que en los años de la COVID afectadas por el hambre a causa de múltiples crisis, según revela el último informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición (SOFI) de la FAO. Las colectas de este fin de semana irán destinadas al proyecto de Manos Unidas para los Arciprestazgos de Oviedo, Siero y El Fresno, que consistirá en un proyecto para llevar agua potable en cuatro traídas para 26 fuentes en una zona montañosa de la diócesis de Ruhengeri (Rwanda). Se trata de una zona muy pobre con muy poca higiene y una sanidad "deplorable"; gracias a a esa traída de agua cuyo coste será de 125.504,00€ se beneficiaran unas 11.652 personas, y otras 9.000 indirectamente. 

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