En estos momentos en que nuestro querido Don José abandonará para siempre la que ha sido durante 57 años su casa, en nombre de todos los feligreses nos gustaría brevemente dar gracias al Señor. Es un día de mucha tristeza y dolor, pero lo vivimos con esperanza en esa vida eterna en la que él siempre creyó y nos enseñó. Damos gracias a Dios por su vida, por su larga vida de entrega a los demás. Gracias a la Iglesia Diocesana que nos regaló un pastor solícito que con sus aciertos y errores, sus virtudes y miserias, sus alegrías y penas supo desde el primer minuto encarnarse en nuestros pueblos como uno más, amándonos sin distinción. Era un pastor que conocía a sus ovejas, a todas, las que estaban dentro del redil como las que estaban fuera, quiso ser pastor de todos y en buena medida lo consiguió. Gracias al Sr. Arzobispo y al Sr. Vicario de Gijón – Oriente por permitir a Don José Manuel lograr su sueño de morir con las manos en el arado, él quería exprimir su vida hasta la última gota en activo como párroco y en buena medida por su generosidad fue posible. Gracias a sus hermanos sacerdotes, compañeros de Arciprestazgo y en especial de la zona rural así como los párrocos de los anteriores destinos de Don José: San Andrés de la Pedrera, Santa Marina de Piedramuelle, San Martín de la Pereda, San Pedro de Ferreros – Las Segadas, Santo Tomás de Latores así como Santa María de Viella y San Félix de Lugones a cuyo párroco D. Joaquín agradecemos las hermosas reseñas que ayer por la mañana publicaron las páginas de sus parroquias pidiendo oraciones por nuestro querido Cura así como la ayuda que nos ha prestado.
Gracias a su familia que será siempre la nuestra, aquí siempre tendréis vuestra casa y seréis bienvenidos. Gracias a Manuela, Cuqui, Carmen, Juan, Hugo y Nicasio que ayer ayudaron a limpiar y preparar esta celebración. Y gracias a Chus por ayudarnos con la parte musical. Gracias a tantísimas personas que en las últimas 24 horas han manifestado su pena, admiración y cariño hacia el que fue su profesor, consiliario de Acción Católica, su vecino, su amigo, su sacerdote,,, Ahora vuelve a su tierra, a su parroquia natal de Carcedo en Valdés donde esperará la resurrección cerca de su querido pueblo natal de El Pontigón; sin embargo una parte de él se queda aquí con nosotros, aquí donde generosamente gastó y desgastó su vida en cada misa diaria, casando hasta tres generaciones de nuestro pueblo, ayudando a tantas familias que lo necesitaban con discreción y delicadeza. Sólo Dios sabe el número celebraciones y obras de misericordia como visitas a enfermos que hizo Don José en estos 66 años de sacerdocio. Querido Don José, en ti se hacen verdad las palabras de San Pablo a su discípulo Timoteo –tan querido en Luarca- ‘’He combatido el buen combate, he concluido mi carrera, he conservado la fe’’. Que los Santos Patronos de nuestras parroquias San Emiliano de la Cogolla, San Martín de Tours, Santa Eulalia de Mérida, San Juan Evangelista, San Lorenzo, San Agustín, Santa Bárbara… salgan a su encuentro. De forma especial lo encomendamos a las manos de la Santísima Virgen, Nuestra Señora del Patrocinio de Vega, la Santina de Covadonga, la Virgen de la Candelaria de Valdornón, la Inmaculada en Güerces, el Carmen en Fano... con tantos nombres y advocaciones que él honró en vida interceda ante su Hijo Sumo y Eterno Sacerdote por este entregado pastor que hoy despedimos. Que San Pedro, titular de su parroquia natal de Carcéu (Valdés) le abra las puertas del Reino Eterno. Descanse en Paz Don José, sus feligreses nunca le olvidaremos.
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