Todos los Santos nos aman y nos amparan; sin embargo, hay un grupo de catorce que se distinguen por su amor a los hombres y a quienes los cristianos invocan con especial devoción en sus necesidades temporales. Ellos son:
SAN BLAS (3 de Febrero). Tiene en la mano dos velas cruzadas. Se le invoca contra los males de garganta.
SAN JORGE (23 de Abril). Montando en su caballo, pisotea al demonio. Es abogado contra las enfermedades herpéticas.
SAN ACACIO (8 de Mayo). Coronado de espinas. Abogado contra los males de cabeza.
SAN ERASMO (2 de Junio). Ostenta sus entrañas enrolladas en un palo. Invocado contra enfermedades de vientre y estómago.
SAN VITO (15 de Junio). Con Cruz. Invocado contra el llamado baile de San Vito, la letargia y las mordeduras.
SAN CRISTÓBAL (25 de Julio). Gigante con el Niño Jesús a cuestas. Se le invoca contra las tempestades, las pestes y los accidentes de viaje. Es patrono de choferes y aviadores.
SANTA MARGARITA DE ANTIOQUÍA (20 de Julio). Con su dragón amarrado. Invocada contra los males de riñones y por las mujeres encintas. También se la invoca para escapar de la influencia del demonio.
SAN PANTALEÓN (27 de Julio). Se presenta con las dos manos clavadas. Abogado contra enfermedades de consunción, como tisis, etc.
SAN CIRÍACO (8 de Agosto). Revestido de diácono. Invocado contra las dolencias de ojos y las embestidas del demonio en la hora de la muerte.
SAN GIL ABAD (1º de Septiembre). Con su cierva. Abogado contra el pánico, los ensueños y terrores nocturnos; como también para hacer una buena confesión.
SAN EUSTAQUIO (20 de Septiembre). Con su ciervo y su equipo de caza. Se le invoca contra el fuego, contra las disputas familiares y también para no caer en el infierno.
SAN DIONISIO DE PARÍS (9 de Octubre). Llevando en sus propias manos su cabeza. Abogado contra la posesión diabólica.
SANTA CATALINA (25 de Noviembre). Con su rueda de cuchillas. “La sabia consejera”, invocada por los estudiantes, filósofos cristianos, abogados, oradores, etc.
SANTA BÁRBARA (4 de Diciembre). Con su torre y copón rematado con una Hostia. Abogada contra el rayo y la muerte repentina sin confesión.
El culto a estos Santos, específicamente en grupo, surgió en medio de la «Muerte negra», la terrible plaga de peste que asolaba Europa entre 1346 y 1349.
La plaga atacaba a las personas súbitamente, causando que murieran en pocas horas y sin recibir los últimos Sacramentos. La situación parecía insostenible, ya que la sociedad parecía deshacerse.
Ante esto, las gentes volvieron sus ojos al Cielo, invocando la intercesión de los Santos para librarse de la plaga, o bien para curarse de ella.
Particularmente, los Catorce Santos mencionados fueron los más invocados frente a tan grave mal. Pero su culto, como hoy en día lo conocemos, surge en 1348, cuando se construye en Bad Staffelstein (cerca de Bamberg, Baviera) la Basílica de Vierzehnheiligen, en el mismo sitio donde tres años atrás se le aparecieran a Hermann Leitch diciendo: «Somos los Catorce Auxiliadores y deseamos que se edifique aquí una iglesia en nuestro honor. ¡Si tú nos ayudas, nosotros te ayudaremos!«
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