(Rel./ Pablo J. Ginés) Kerigma: es ese primer anuncio del Evangelio que asombra a los hombres y les hace enamorarse de Jesús o, al menos, les intriga y fascina. Dice que Dios te ama, que se ha hecho hombre en Cristo, que murió por ti para salvarte de la muerte y del pecado, y que te da poder del Espíritu Santo, vida nueva en la tierra y vida eterna en el Cielo.
Cuando el kerigma se proclama con fuerza, muchos corazones se abren, quieren saber más de Jesús, preguntan "¿eso como se hace?" (o al menos "¿esto de qué va?") y los cristianos ya pueden responder "venid y veréis" e invitar a una comunidad, un discipulado o una catequesis.
La persona fascinada por Cristo mediante el kerigma, enamorada por Cristo, quiere saber más de Él: empieza a seguirle, y si se forma con doctrina, liturgia y ejemplo se convierte en un discípulo. El fútbol, las teleseries, la política... quizá todo eso le sigue gustando, pero ahora le parece mucho menos interesante que Cristo y su obra.
La Iglesia española se quiere kerigmatizar
Del 16 al 18 de febrero se ha celebrado en Madrid un Encuentro de Laicos sobre el Primer Anuncio, convocado por Conferencia Episcopal. Cada obispo español se esforzó por enviar al menos media docena de laicos (y algún clérigo) al encuentro, y así se juntaron unas 700 personas. La mayoría de estos laicos venía de ambientes diocesanos de Apostolado Seglar y de Acción Católica, pero otros llegaban de todo tipo de ambientes eclesiales.
El encuentro buscaba "kerigmatizarles", es decir, dejar claro que el kerigma no es una manía de tal o cual movimiento o método de evangelización.
Durante décadas, hubo movimientos eclesiales insistiendo en evangelizar con el kerigma: Cursillos, el Camino Neocatecumenal y la Renovación Carismática serían los más extendidos.
En los últimos 15 años en España se difundieron más y más "métodos" de kerigma: Alpha, Seminarios de Vida en el Espíritu, Effetá y Retiros de Emaús, en buena parte Proyecto Amor Conyugal... las parroquias que los probaban notaban que la parroquia empezaba a renovarse y avivar fieles y atraer alejados.
Ahora, no son sólo los promotores de métodos ni de movimientos los que insisten que el motor que empieza a renovarlo todo es el kerigma, sino que lo es la Conferencia Episcopal (a través de los convocantes, su Comisión de Laicos y su Comisión de Evangelización): este era un encuentro para "atraerlos y kerigmatizarlos a todos" (parafraseando un famoso poema), para hacer entender a los católicos activos que el kerigma es prioritario (y otras muchas cosas no lo son).
El kerigma no es cosa de "los raritos esos que evangelizan": el kerigma es la clave para dar vida a toda la Iglesia y hacerla evangelizadora y audaz.
Tras tres días de encuentros, tres personas prepararon un largo documento (14 páginas) a partir de lo escuchado en las sesiones, los pasillos y los grupos pequeños llamados "paradas". Los encargados de la síntesis fueron:
- Un sacerdote, Jesús Úbeda Moreno, responsable de Primer Anuncio en la diócesis de Getafe, e implicado en este departamento en Conferencia Episcopal; conoce de cerca la espiritualidad de Renovación Carismática y de Comunión y Liberación; como párroco del pueblo de San Martín de la Vega ha visto que los métodos de kerigma avivaban su parroquia, acompañando luego a los conversos y creando una intensa comunidad parroquial fraterna (lo ha podido contar en 2023 en el congreso Transforma, en Alicante, y el Inspira en Barcelona.
- Jorge Botana Lagaron, ligado al mundo educativo y la congregación de Jesús-María, miembro del Consejo Asesor de Laicos de la Conferencia Episcopal y de Misión Compartida en la CONFER (la confederación española de congregaciones religiosas), aporta una visión desde el ámbito de esas congregaciones;
- Eva Fernández Mateo, diplomada en enfermería, casada, natural de la archidiócesis de Santiago de Compostela, reelegida en 2022 presidenta de Acción Católica General, elegida en 2023 coordinadora internacional de Acción Católica, participó en el Sínodo de la Sinodalidad en Roma.
Su texto, dicen, "son claves que hemos visto entre todos, a lo largo del proceso y, en particular, en las paradas". Los tres aseguran que Conferencia Episcopal, con la Comisión de Laicos y la de Evangelización, promueve "crear las estructuras adecuadas que permitan potenciar el primer anuncio y convertirlo, verdaderamente, en el centro de nuestra acción pastoral".
Con el documento, aseguran, "buscamos proponer, no pautar; alentar a cumplir con la misión que cada uno ha recibido de su realidad eclesial, no darnos un itinerario completamente marcado".
Su documento de 14 páginas puede ser largo y un poco farragoso para muchos lectores, pero tiene muchas ideas interesantes que marcan por dónde puede ir una Iglesia que no se desanima y quiere evangelizar.
En ReL seleccionamos para nuestros lectores las 15 ideas más relevantes:
1 - El kerigma o primer anuncio es una prioridad
"...interiorizar la importancia de que cada uno de nosotros, como bautizados, veamos en el primer anuncio una prioridad"
2 - Es Jesús quien nos lo pide
"Estamos realizando el encargo de nuestro Maestro: “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado” (Mt 28, 19-20)".
3 - El primer anuncio ayuda al evangelizador a crecer en santidad
"El primer anuncio no es sólo para el otro, es también para nosotros mismos. Es el lugar concreto donde Cristo quiere construir mi vida, donde quiere hacerme suyo. Si nos saltamos eso, nos saltamos a Cristo. En definitiva, en el primer anuncio nos jugamos nuestra santidad personal".
4 - Requiere fuego del Espíritu Santo
"Para anunciar a Jesucristo se necesita una fuerte motivación, aunque ninguna es suficiente “si no arde en los corazones el fuego del Espíritu. En definitiva, una evangelización con espíritu es una evangelización con Espíritu Santo, ya que Él es el alma de la Iglesia evangelizadora” (EG 261)".
5 - Hay que cambiar la pastoral ordinaria para que haga primer anuncio
"Resulta imprescindible integrar el primer anuncio en la pastoral ordinaria. Ello exige cambiar mentalidades en lo personal, lo pastoral y lo estructural".
6 - Hay palabras que los cristianos maduros deberán conocer
"No hay recetas universalmente válidas ni fórmulas mágicas, pero sí palabras clave que nos marcan el camino de forma cada vez más clara y concreta: Espíritu Santo, conversión personal y comunitaria, vida de oración, llamada, servicio, comunidad, corresponsabilidad, renovación pastoral, madurez laical, acogida, escucha, discernimiento, acompañamiento, parroquia, testimonio, alegría, envío, esperanza, para hoy, para todos…".
7 - El kerigma empieza con los que tenemos más cerca
"El Primer Anuncio empieza en nuestro metro cuadrado más cercano: familia, compañeros de trabajo, vecinos; todas las personas que pasan a nuestro lado, sin distinción, ni exclusiones pueden recibir el anuncio y descubrir el kerigma".
8 - Cada persona tiene su ritmo para acoger el mensaje
"Cada uno tiene una historia que hay que respetar y acompañar (personas en búsqueda, con fuertes deseos de verdad, otras quizás marcadas por heridas o que han crecido en contextos no creyentes) y todos necesitan sus tiempos. Por ello, como actitudes necesarias a la hora de poner en práctica el primer anuncio no nos pueden faltar la alegría, la acogida, la esperanza, la valentía, la gratuidad o la humildad, y la mirada contemplativa y misericordiosa".
9 - Catequesis más kerigmática, el kerigma va antes
"Es necesario conectar catequesis con primer anuncio, en un doble sentido: de un lado, dar un carácter más kerigmático a nuestros procesos catequéticos; de otro, cambiar la inercia de muchos años de una Iglesia que pone el énfasis en la administración de los sacramentos, a una Iglesia evangelizadora, centrada en el primer anuncio, en la que la recepción de los sacramentos sea una consecuencia de ese primer anuncio y no una rutina pastoral".
10 - Requiere ardor, fervor y conversión
"Uno de los desafíos más importantes: cómo hacer para que cada uno de los bautizados pueda vivir su vocación a la santidad y la misión con el ardor y el fervor que da el Espíritu Santo. Sin conversión (personal y comunitaria) no hay conversación que toque los corazones".
11 - Menos prudencia, más audacia, romper inercias
"La conversión misionera a la que estamos llamados nos exige romper muros, inercias, costumbres, seguridades, explorar nuevos espacios, promover (en palabras del Papa Francisco) la cultura del encuentro. También reclama de toda la comunidad cristiana una buena dosis de imaginación, creatividad y audacia; nos sobra prudencia y nos falta una buena dosis de audacia".
12 - Tras el kerigma ofrecemos acompañamiento
"Si ayudamos a quienes están a nuestro lado a nacer a la fe pero no les acompañamos, no les integramos en la comunidad, no fomentamos su formación y no les animamos a ser testigos ellos mismos, estamos dejándolos, en cierto sentido, huérfanos. Tenemos métodos, y funcionan. Estamos empezando a crear estructuras y espacios de primer anuncio que están dando fruto. Pero necesitamos avanzar para dar la importancia que merecen al acompañamiento y al proceso de discipulado".
[...] Acompañamiento (cercanía), procesos formativos (formación), presencia en la vida pública (testimonio) han de partir y deben dirigirse a la misión de anunciar a Jesucristo. [...] El primer anuncio no funciona sin acompañamiento. Efectivamente, el primer anuncio tenemos que hacerlo nosotros, pero conduce a la comunidad. Tras el primer anuncio ha de haber un primer acompañamiento".
13 - Formarse, sí, pero sin paralizarse
"No podemos esperar a estar completamente formados para empezar a anunciar. Siempre seremos discípulos, pero siempre hemos de ser también misioneros".
14 - Lo que ha de ser una parroquia
"La comunidad –y, especialmente, la parroquia– ha de verse como espacio necesario para el primer anuncio, como comunidad de acogida y acompañamiento, como centro de formación y como fuente de envío para la misión".
15 - Transformarnos en una Iglesia evangelizadora
"La conversión a la que nos lleva el primer anuncio nos ha de transformar en una Iglesia en misión, que sale a las periferias de nuestro mundo, que hace presente el Reino de Dios en una sociedad llena de dolor y sufrimiento y necesitada de la esperanza y salvación que solo Cristo puede ofrecer. Anunciar a Jesucristo es cambiar vidas, porque Jesucristo nos enseña el arte de vivir".
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