viernes, 31 de mayo de 2019

''AUXILIUM CHRISTIANORUM ''. Por Rodrigo Huerta Migoya

Hoy quisiera mirar a María como Madre Auxiliadora; es decir, auxilio de los cristianos: advocación que el pueblo fiel celebra en el mes de Mayo, especialmente en el entorno de la Familia Salesiana y sus obras de apostolado. Más no pensemos que este nombre de Nuestra Señora es moderno por haber sido promovido por San Juan Bosco hace poco más de un siglo, sino que es un título antiquísimo que se remonta a los orígenes del mismo cristianismo.
San Juan Crisóstomo hace suyo esta perfecta definición de la Madre de Dios añadiéndole a la vez un nuevo adjetivo que ejemplifica la confianza plena de los seguidores del Nazareno en su Madre: ''Auxilio potentísimo''.

En el siglo XVI resurge con fuerza este nombre de la madre cuando el Papa San Pío V incluye dentro de las letanías del rosario este título de ''Auxilium christianorum'' en el año 1572 en agradecimiento a la victoria de los cristianos en la batalla de Lepanto, donde eran minoría. Ya existía como jaculatoria la expresión "María Auxiliadora, rogad por nosotros" mucho tiempo atrás; en concreto se habla de que el primero que la propagó fue San Juan Damasceno a mediados del siglo VIII, y que ya en el VI San Sabas cita una imagen de María a la que el pueblo fiel llamaba ''Auxiliadora de los enfermos''. También nos encontramos una nueva advocación con el término "Auxiliadora" en Ucrania a principios del siglo XI, cuyo origen surge de una invasión de bárbaros paganos de la que los católicos sobrevivieron y atribuyeron a la Madre del Cielo la gracia de verse salvados.

Esto se repite a lo largo y ancho de la geografía, y así encontramos múltiples Santuarios y capillas dedicadas a María Auxiliadora por haber ayudado a proteger a sus hijos de algún mal. Esto experimentaron los católicos alemanes a principios del siglo XVII ante el acoso protestante; los vieneses hicieron lo mismo tras triunfar en 1683 en la llamada  batalla de Kahlenberg, y, finalmente, no podemos omitir el conocido caso de las tirantes relaciones del hoy Siervo de Dios, el Papa Pío VII, con Napoleón.
  
Napoleón invitó al Papa a su coronación que tuvo lugar en la Catedral de Notre Dame, más el Papa, que no aceptaba algunos puntos del Concordato de 1801 se limitó a bendecir a Napoleón teniendo este que autocoronarse. De ahí vino la dura sentencia de Pasquino, que a propósito de la "inflexibilidad" del Pontífice escribió: ''por mantener la fe, un Pío perdió la Sede; por mantener la Sede un Pío perdió la fe''. Las cosas se siguen complicando en los años sucesivos y el Papa niega el divorcio a Jerónimo Bonaparte en 1805 y al año siguiente las cosas se complican aún más con la designación de José Bonaparte como ''Rey de Roma''. Aquí llega la gota que colmó el vaso al pretender incluir los Estados Vaticanos en la alianza continental que Napoleón fraguaba contra los ingleses. 

El Papa se mantiene firme y en 1808 Roma es ocupada por los franceses que indujeron un saqueo total del patrimonio de San Pedro que no pudo ser frenado ni siquiera con la bula de excomunión para los ladrones que el Papa firmó. La noche del cinco de julio el Papa fue asaltado el Palacio de Quirinal -donde vivía Pío VII- por un grupo de soldados al mando del general Étienne Radet. El general explicó a Su Santidad todo lo que debería aceptar sino quería ser detenido, a lo que el Papa respondió aquella frase que pasó a la historia: "Non possiamo, non dobbiamo, non vogliamo" ("No podemos, no debemos, no queremos"). Le conducen a Florencia, a Alessandria y Grenoble, pasando poco tiempo en cada lugar antes de ser conducido a Savona donde estará retenido de 1808 a 1811. A finales de 1811 es trasladado a Francia a donde casi no llega con vida. Tenía ya setenta años y en el viaje enfermó gravemente. Llegó a Fontainebleu en 1812 y aquí permanecerá detenido hasta 1814.

El Papa sufrió mucho en su cautiverio y no dejó de implorar a la Madre del Cielo su "auxilio". Pío VII le prometió a la Santísima Virgen que si salía de aquel encierro y podía regresar a la Ciudad Eterna incluiría en el Calendario Litúrgico a su culto el título de ''Auxiliadora''. El Papa ya libre, retornó y entró en Roma el día 24 de Mayo decretando ese día como propio de María, "Auxilio de los Cristianos".

Finalmente, el gran Apóstol y promotor de este nombre de María será San Juan Bosco, quien ya desde niño tuvo sueños donde María le revelaría su vocación y le manifestaría su deseo de que promoviera su advocación de "Auxiliadora".

¿Como nos auxilia María ?

En España hay muchísimas advocaciones marianas, sobre todo las vinculadas al culto del Rosario cuyo origen proviene de algún acontecimiento bélico, ya sea las luchas frente al islam, Lepanto, las invasiones de la piratería, etc... Y no tiene nada malo que los antecedentes de ese culto mariano sea la guerra; es más, nos ayuda a centrar aún mejor el aspecto en el cuál Nuestra Señora ayuda al fiel cristiano. Yo, católico, vivo a diario mi lucha, mi guerra, mi batalla... donde al igual que ejemplifican tan bien los dibujos animados, el demonio quiere pisar al ángel. Y aquí, en esta Cosmogonía de la lucha entre el bien y el mal que la teología católica no se ha sacado de la manga, sino que la cultura griega y judía siempre tuvieron perfectamente clara, nos remitimos y encomendamos muchas veces al auxilio de María.

La historia de nuestra salvación empieza con el relato de la Creación, donde ya se anticipa que la serpiente y la mujer no podrán ser jamas amigas, y es que en María nueva Eva y perfecta mujer, vemos la victoria sobre el mal porque la victoria nos la trae ella en su seno. Ahí está ese precioso texto del Apocalipsis que se proclama en el Adviento y en la solemnidad de la Asunción donde el dragón quiere devorar al niño que la mujer porta en su vientre. Y es que el maligno no es ateo, cree en Dios y le teme.

¿Cómo sabemos que María es la criatura que más cerca está de Dios?

Por ser su Madre bendita que Él elevó en cuerpo y alma a la gloria. Siempre los cristianos acudimos a ella con tantas realidades que parece que nos cuesta presentárselas directamente al Señor. Por ello acudimos a ella para que lo haga por nosotros, para que se lo susurre y abogue como hacen todas las madres moviendo todos los hilos que hagan falta por amor.

A menudo le pedimos a María "salvación", y no es que queramos hacerle un feo a Dios; evidentemente la salvación sólo nos la ofrece y trae Cristo, más sabemos en la teología de andar por casa en el sentir popular se ha asumido acertadamente que por ella llegabamos a Él. Que no es salvadora, pero si corredentora... Con esto me viene a la memoria una anécdota muy bonita que escuché con apenas catorce años en una predicación de un novenario a la Inmaculada. Contaba en aquella homilía el sacerdote que un rey se puso a visitar su reino, y cuando entraba en una localidad la gente gritaba: ''Viva la reina, viva la reina''. Y entonces un político extrañado preguntaba ¿pero por qué dicen viva la reina? Y alguien de la corte respondió: por que al Señor le gusta que quieran a la Señora.

Ahí tenemos esa tradición del Sábado, del escapulario del Carmen, de María que intercede por sus devotos para auxiliarlos del purgatorio. Y es que el amor a la Santísima Virgen está presente en cada acontecimiento de la vida del cristiano desde el mismo bautismo, cuando en tantos lugares de España se tiene la preciosa costumbre de presentar a los niños al terminar la celebración del bautizo a la Virgen, o al cumplir el año llevarlos a un santuario mariano; y así, en la celebración de todos los sacramentos de nuestra fe María tiene su lugar y presencia. A pesar de vivir en un tiempo y una sociedad alejada de lo religioso, Santa María siempre tiene colas. Los Santuarios marianos siguen siendo los lugares preferidos para bautizarse o casarse; siguen siendo en estos momentos los lugares con mayores índices de confesiones y donde los que van por turismo sin tener en sus agendas ni el proyecto de pasar por el confesionario, muchos acaban haciéndolo. Además, los rincones marianos son lugares íntimamente unidos a la salud, no sólo como ocurre en Lourdes o Fátima, sino por lo general en María, hasta los católicos poco practicantes nunca han dejado de considerarla como esa "Salud de los enfermos" que también decimos en las letanías y como así acreditan tantas personas que al ver quebrada su salud acuden confiados a la Madre del Cielo.

Qué decir de la Eucaristía; ahí tenemos las "Primeras Comuniones" con los niños en pleno "mes de las flores". Otra pía costumbre muy arraigada en el pueblo fiel es terminar las Eucaristías cantando a María, mirando e invocando a la Estrella, como diría San Bernardo de Claraval.

También las confirmaciones, que en buena parte de las parroquias se celebran con la Pascua, tienen su guiño mariano recordando aquel Pentecostés donde los apóstoles perseveraban en la oración en torno a María. Igualmente, no hay celebración del Orden Sacerdotal sin un recuerdo especialísimo para la Señora; cada diócesis o instituto religioso, suele terminar igualmente entonando el himno propio hacia Ella como oración confiada pidiendo por el ministerio presbiteral que inician los nuevos sacerdotes.

Del mismo modo, llegada la hora de la muerte volvemos los ojos a María pidiéndole que interceda por nosotros. Siempre cuento lo mucho que me llamó la atención cuando visité por primera vez el pueblo de Castrillo de la Valduerna (León) y me fijé que a la entrada del municipio, en lo alto, estaba el cementerio a la vera de la Ermita de la Virgen de las Candelas -Patrona del lugar- y en el cual, en la pared de la Capilla en letras grandes y blancas había escrito: ''SÁLVANOS MADRE''. Como si éste fuera el grito de todos los difuntos de esa Parroquia que allí reposan y aún no han llegado a la Casa del Padre, y que mientras esperan la purificación de sus almas piden a Cristo que los salve por medio de su madre. Lo mismo que la historia de aquel rey, pues, sin duda, a Jesús también le gusta que se lo pidan a su Madre. 

Terminamos el mes de Mayo


jueves, 30 de mayo de 2019

Un siglo consagrados a su Amor


Carta semanal del Sr. Arzobispo

Iglesia desenredada

En este mundo globalizado los servicios diversos que se pueden prestar están muchas veces a golpe de “clic”. Si andas enredado en alguna de las redes que circulan por ese planeta mundo de internet, casi todo lo puedes comprar, vender, consultar, actualizar, desde un teclado dócil y una pantalla que te asoma al universo de todo lo habido y por haber. No hablas con nadie, nadie habla contigo, pero consigues que te sirvan lo que pides, o leer lo que otros te envían. Casi todo, casi absolutamente todo, desde esa anónima relación que como único sonido tiene el famoso “clic”. 

Así andamos de robotizados, de digitalizados, de informatizados, así andamos yendo y viniendo de aquí para allá cada vez más impersonalmente, cada vez menos considerados en lo que de original y bello tiene nuestra irrepetible personalidad, sino que corremos el riesgo de estar fichados en una gran base de datos, que sin protección alguna por los controles que el mismo sistema ha creado, estamos bajo la mirada carabinera del gran gendarme que parece saberlo todo sobre nosotros: nuestros gustos, nuestras tendencias, nuestras opciones, nuestro historial, nuestros sentimientos y creencias, nuestros afectos y temores, nuestras pesadillas y ensueños. 

En un escenario así, puede parecer una isla donde se respira un aire sin contaminar, un bosque donde cada uno es cada cual, quien pretenda ofrecer con sencillez un espacio diferente. Mi rostro, mi corazón, mi libertad, todo cuanto en mi vida tiene una forma y un porqué, estarían reclamando ese espacio donde cada uno pueda sin más ser uno mismo, él mismo, sin trampa, sin cartón, sin etiquetación homologada, sin uniformismos ideológicos. Empieza a ser una imperiosa y urgente necesidad. 

Así es como en medio de todo lo que nos rodea aparece con su ingenua fragilidad la comunidad cristiana con la solera de sus veinte siglos de gracia y pecado, con sus dos mil años de humilde humanidad. Y es bueno recordarlo cada vez que celebramos esa jornada anual en la que miramos a nuestra parcela diocesana como una parte de la Iglesia universal. Una Iglesia que con sus puertas abiertas acoge a quienes llegan con sus heridas y sufrimientos, sus preguntas y dudas, sus esperanzas y certezas, para pedir una acogida que no siempre se obtiene en este mundo tan sofisticado, tan abstracto, tan virtual, en el que el latido de lo humano parece haber perdido su pálpito real. 

Entonces la Iglesia abre esa puerta, nos adentra en su hogar y pone su palabra y su gesto de ayuda, acepta una colaboración, enseña a vivir compartiendo y de este modo coopera en la construcción de este mundo inacabado que no sabe nacer del todo en un parto que no logra ver la belleza, la bondad y la paz para la que fue creada la historia poniendo en nuestras manos la mejor posibilidad. 

La Iglesia, aún en medio de todas sus lentitudes, sus incoherencias y pecados, es esa humilde portadora de una presencia más grande que ella, y portavoz de una palabra infinitamente más elocuente que cuanto sus labios susurran. La Iglesia del Señor tiene esa indomable pasión de ayudar, colaborar, compartir y cooperar en bien de la humanidad que le ha sido confiada y a la que ha sido enviada. Feliz día de la Iglesia diocesana en la que tomamos conciencia de todo esto, y nos ponemos a servir a los hermanos tal y como hemos aprendido del Señor y Maestro. La Iglesia no es una máquina o una web que con un “clic” te ofrece su canal, sino una comunidad que tiene ojos para ver, labios para hablar, oídos para escuchar y corazón para acoger. Esta es la única red de amor y caridad en la que como cristianos nos queremos enredar.

+ Fray Jesús Sanz Montes O. F. M.
Arzobispo de Oviedo

miércoles, 29 de mayo de 2019

El Sagrado Corazón de Jesús en su basílica de Gijón. Por Fidel García Martínez

(Ecclesia) El 30 de Mayo de 1919 en el Cerro de los Ángeles, diócesis de Getafe, centro geográfico de España, SM. Alfonso XIII consagró España al Sagrado Corazón de Jesús, con esta súplica: “España pueblo de tu herencia y predilección se postra hoy reverente ante ese trono de bondades que para Ti se alza en el centro de la Península. Reinad en el corazón de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras y en nuestras leyes e instituciones patrias”. Esta consagración tuvo unas consecuencias muy graves para Alfonso XIII, que perdió su trono real debido a la oposición de poderosas fuerzas antimonárquicas y anticatólicas. Además durante la guerra civil el monumento fue dinamitado, la Estatua del Sagrado fusiladas por balas milicianas, como se puede verificar por testimonios gráficos de la época y el Cerro de los Ángeles fue profanado con el nombre del Cerro Rojo. Después de la Guerra Civil se restauró todo el complejo religioso incluyendo un monasterio de Carmelitas Descalzas fundado por la Madre Maravillas y la imagen del Sagrado Corazón. El Cerro de los Ángeles es hoy un foco de espiritualidad, muy especialmente en este año que se cumple el centenario de la consagración de España formulada por el Rey Alfonso XIII.

Con motivo este centenario, en Gijón en donde se encuentra unos de los templos más emblemáticos dedicados al Sagrado Corazón, como es la Basílica del mismo nombre, tiene lugar un ciclo de conferencias con motivo de este centenario en el que expertos ponentes como son los obispos Monseñor D. José Rico Pavés, Obispo auxiliar de Getafe, Monseñor D, Manuel Sánchez Monje, Obispo de Santander, y Monseñor Fray, Jesús Sanz Montes, Arzobispo de Oviedo, expondrán, bajo el tema general MIRARÁN AL QUE TRANSPASARON, todos los fundamentos bíblicos, teológicos y pastorales de Jesucristo, Dios y hombre, simbolizados en su Sagrado Corazón. Como afirma el Concilio Vaticano II en la Gaudium et Spes:”La Solemnidad del Sagrado Corazón, es la celebración del amor de Dios a los hombres, que culmina en el don de su Unigénito, el cual ha amado al mundo con “corazón de hombre”.

martes, 28 de mayo de 2019

Oramos por nuestros sacerdotes



Bodas de Diamante Sacerdotales
(Ordenados en 1959):

Monseñor José Antonio Álvarez Muñiz,
Misionero en Brasil

Rvdo. Sr. D. Manuel Calvete Llamas,
Sacerdote jubilado en Madrid

Rvdo. Sr. D. José María Fernández de la Riva,
Adscrito a la Parroquia de San José de Gijón

Rvdo. Sr. D. Enrique Monestina Rodríguez,
Sacerdote jubilado en Cabranes

Faltan del curso: Marcelino Espina Llaneza, José Fernández Fernández, José Ramón Fernández Méndez, Jesús Fernández Naves, José Luis Garcia Vigón, Andrés López Rodriguez, Celestino Méndez Couso, Ignacio Nosti Cuesta, Jose Antonio Ordoñez Arguelles. Francisco Sevares Ruiz y Manuel Toribio Mayor.



Bodas de Oro Sacerdotales
(Ordenados en 1969):

Rvdo. Sr. D. Manuel Albino Laruelo García,
Párroco de Cenero, Porceyo, la Pedrera y Ruedes (Gijón)

Rvdo. Sr. D. Manuel Suárez Peñalosa,
Adscrito a la Unidad Pastoral de Pola de Siero

José María Llada Fresno,
Párroco de San Roque del Acebal, Cué, Purón y Andrín (Llanes)

Faltan del curso: José Manuel Escandón Vega, Gonzalo Fernández Fernández, Alfonso Fernández Río, Corsino Fuentes Cosecho, Juan Antonio García Martínez, José María Lorenzo Pérez, Ángel Jesús Menéndez Pelaez, Adolfo Molejón Arruñada, José Ramón Pérez Ornia y Miguel Ángel Ruiz González.



Bodas de Plata Sacerdotales
(Ordenados en 1994):

Rvdo. Sr. D. Juan Ignacio Garcia Iglesias,
Párroco de Castropol, Moldes, Piñera, Barres y Figueras

Rvdo. Sr. D. José Viña Gomez,
Párroco de San Juan de Ávila de Avilés

Rvdo. Sr. D. Francisco Rodriguez Villacorta,
Párroco de la Unidad Pastoral de San Román de Candamo

Faltan del curso: Juan Luis Garcia Blanco y Eduardo Viña Gutiérrez

Grupo 3º de Primeras Comuniones (26/05/19)

lunes, 27 de mayo de 2019

Eso somos


Centenario de la Consagración, mes del Corazón de Jesús... ¿qué lecturas consagrar a esta devoción?

(Rel.) Junio es el mes del Sagrado Corazón de Jesús, precedido este año en España por el centenario de su Consagración. Con ese motivo, el portal Cari Filii News publica una selección de títulos sobre esta devoción:

El centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, llevada a cabo por el Rey Alfonso XIII el 30 de mayo de 1919, está impulsando en España esta devoción. Prueba de ello es el despertar bibliográfico del interés por el tema, tanto en la vertiente histórica como espiritual, preparado durante largos años por, entre otros, el padre Luis María Mendizábal, S.I. (1925-2018), su gran apóstol en el último medio siglo. El sacerdote y teólogo Pablo Cervera ha hecho una selección de las novedades más recientes, cualquiera de ellas idónea para acompañar a la Iglesia en la especial dedicación del mes de junio al Corazón de Cristo, símbolo de la Divina Misericordia.



Pablo Cervera Barranco (ed.), Enciclopedia temática del Crazón de Cristo (BAC)


Se trata quizá la obra contemporánea más completa en el mercado español e internacional referida al Corazón de Cristo: simbología, historia y desarrollo de la espiritualidad, fundamentación bíblica, liturgia, aspectos teológicos, espiritualidad, aspectos pastorales. Todo ello de la mano de los más destacados maestros internacionales: Glotin, Pozo, Uríbarri, Dumeige, Spídlik, Cazelles, Díez-Macho, Muñoz Iglesias, Muñoz León, Caba, La Potterie, Garrido Bonaño, Le Guillou, Ratzinger, Mendizábal, Vahoye, Martínez Camino, Sayés, Solano, Collantes, Igartua, González Marín, Canals Vidal, Petit Sullá.


Ignace de la Potterie, El misterio del corazón traspasado, Fundamentos bíblicos de la espiritualidad del Corazón de Jesús (BAC).

Obra que recoge los mejores estudios bíblicos sobre el Corazón de Cristo de uno de los exegetas más destacados del siglo XX. El jesuita belga analiza la sed de Cristo (Jn 19,28), la obediencia del Cristo, la conciencia de Jesús, el simbolismo de la sangre y el agua (Jn 19,34), la oblación del Señor (Jn 19,37) y la alianza nueva (Ez 36). El análisis filológico y exegético hace emerger aspectos sustanciales de la devoción y para la teología y espiritualidad cristianas.



Pablo Cervera Barranco - Enrique Martínez García (eds.), Cor Iesu, Vultus misericordiae. Actas el congreso internacional (BAC)

El libro recoge la Actas de un congreso celebrado en Barcelona con ocasión del Año de la misericordia convocado por el Papa Francisco. Las ponencias se centran en los grandes temas de la teología del Corazón de Cristo y los santos que han destacada por su espiritualidad centrada en la misericordia divina (Santa Margarita de Alacoque, San Francisco de Sales, Santa Teresa del Niño Jesús, San Pío de Pieltrecina, Santa Faustina Kowalska).


Luis María Mendizábal, Entrañas de misericordia. Meditaciones de Ejercicios espirituales (BAC)

Transcripción de los Ejercicios espirituales basados en la encíclica de san Juan Pablo II Dives in misericordia. Al hilo del ritmo del retiro ignaciano el autor desentraña, a veces con penetración y luminosidad extraordinarias, los temas más complejos en torno al tema: misericordia, pecado, justica, reparación. El Corazón de Cristo es el eje central de todas las reflexiones del gran jesuita recientemente desaparecido.


Pablo Cervera Barranco, Operación a corazón abierto: el corazón del hombre ante el corazón de Cristo. Ocho días de ejercicios espirituales ignacianos (BAC)

Ocho días de ejercicios ignacianos planteados como un itinerario en el que el corazón del ejercitante va descubriendo y forjando su corazón en contacto con el de Cristo: redentor, revelador, glorificador. Con sólidas bases ignacianas y teológicas la lectura y meditación de estas páginas, lejos de hacerse compleja, introduce al destinatario en el misterio del Verbo encarnado (GS 36).


Mateo Crawley, Jesús, Rey de amor (BAC).

Este redentorista peruano (apóstol incansable de la Entronización del Corazón de Jesús en las familias) fue uno de los grandes promotores de la construcción del monumento al Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles (Getafe). En la inmediatez de la consagración pronunciada hace cien años por el Rey Alfonso XIII en nombre de toda España, el P. Crawley predicó los días preparatorios a esa gran efemérides. El libro recoge aquellas predicaciones y otros escritos que rezuman fe vida y ardiente impulso apostólico.



Luis María Mendizábal, En el Corazón de Cristo. La Consagración (Monte Carmelo)

El autor dijo antes de morir que esta era su «única obra auténtica suya», escrita por él. El libro recoge esa joya de espiritualidad sobre el Corazón de Cristo y en la segunda parte las ricas homilías predicadas los primeros viernes de mes de 1979 en el Cerro de los Ángeles, con ocasión de los 60 años de la Consagración de España al Corazón de Jesús. Un librito muy accesible y de gran alcance popular para este año.


Pablo Cervera Barranco, Oracional en el Corazón de Cristo (Monte Carmelo)

Este libro se ha publicado como complemento pastoral al anterior y a petición de muchos para suministrar a todos los sacerdotes y apóstoles del Corazón de Jesús muchos elementos para la oración en torno al Corazón de Cristo: textos litúrgicos de la solemnidad (misa y liturgia de las horas), textos de santos y de Papas, prácticas tradicionales vinculadas con la espiritualidad del Corazón de Jesús: Consagración, Hora Santa, Primeros Viernes, Novena al Corazón de Jesús, Mes del Corazón de Jesús… Todo ello se completa con diversas letanías y oraciones, textos de poesía orante, meditaciones de los santos padres y cantos referidos siempre al Corazón divino-humano de Jesucristo. Es muy destacado el ensayo introductorio escrito por Luis F. de Prada, director de Radio María en España.



Card. Marcelo Gonzalez, Retrato de un Santo. Vida de Bernardo Francisco de Hoyos (Monte Carmelo)

El joven jesuita muerto prematuramente, P. Bernardo Hoyos, es apóstol esencial del Corazón de Jesús en en España. Con su pasión apostólica difundió el mensaje de Paray-le-Monial. Es conocido el mensaje-promesa que recibió del Corazón del Señor: «Reinaré en España y con más veneración que en otras partes del mundo». El libro recoge las páginas que un paisano suyo, el Cardenal Marcelo González Martín, escribió sobre él en una revista de gran influjo popular.


Francisco Cerro Chaves, Tened los sentimientos de Cristo (Monte Carmelo)

El sacerdote es signo visible del amor del Corazón de Jesús en el mundo. De ahí que los fieles tengan derecho a buscar y encontrar en el sacerdote al hombre de Dios, al consejero, al pacificador, al amigo, al guía seguro, en quien se pueda confiar en los momentos más difíciles de la vida. El seminario, es en la diócesis, el lugar donde se forja y vive anticipadamente el espíritu familiar y el brillo del Espíritu del Señor y el amor a la Iglesia.Laureano Benítez, Orar con el Sagrado Corazón de Jesús (Desclée)

Este librito es una ayuda en la práctica y difusión de la devoción al Corazón de Jesús. Se recoge brevemente su historia y se detallan las prácticas más destacadas, junto a una colección de textos de los grandes autores que escribieron sobre el Sagrado Corazón. El libro incluye oraciones destacadas de la Tradición de la Iglesia dirigidas al Sagrado Corazón.


José Antonio García, SJ - Xavier Ilundain, SJ, Cuestión de amor, Bernardo de Hoyos; una semblanza. Antología de textos modernos sobre el Corazón de Jesús (Mensajero)

Bernardo de Hoyos es el apóstol análogo en España a lo que fueron santa Margarita Mª de Alacoque y san Claudio de La Colombière en Francia. El libro, con ocasión de su beatificación hace pocos años, es un homenaje a su figura y santidad. Ambas son inseparables de su devoción al Corazón de Jesús y de su apostolado pionero en España. La semblanza de su figura y la misión desempeñada van acompañadas de textos de autores modernos sobre el Corazón de Cristo: Karl Rahner, Pedro Arrupe, Peter-Hans Kolvenbach y otros.



San Josemaría Escrivá de Balaguer, Con la fuerza del Amor - El corazón de Cristo, paz de los cristianos (Rialp)

El librito recoge dos homilías memorables referidas al Corazón de Jesús del santo fundador del Opus Dei. Textos sabrosos que, sin duda, harán las delicias del lector enamorado de Jesucristo.



Joseph Ratzinger, Miremos al que traspasaron  (Ediciones San Juan)

El gran teólogo bávaro, luego papa Benedicto XVI, confesó en un congreso en Toulouse que el planteamiento cristológico del Corazón de Cristo le hizo modificar su acercamiento a la cristología. La obra recoge lo más granado de los escritos y homilías en la catedral de Múnich que este gran teólogo y pastor dedicó al Corazón de Cristo.



Henri Ramière, El corazón de Jesús y la divinización del cristiano (Scire)

Obra clásica del fundador del apostolado de la Oración que ayuda a focalizar la vida cristiana en el Corazón de Cristo, especialmente desde los efectos divinizadores de los sacramentos. Páginas de sólida base bíblica y teológica.


AA.VV., El Cerro de los Ángeles. Historia - Vida Consagrada - Espiritualidad (Xerión, Madrid 2019).

En este Centenario la obra agrupa en tres parte un contenido accesible y rico: la historia del monumento (proyectos, acontecimientos); la experiencia de santa Maravillas de Jesús a quien el Señor le pidió fundara un monasterio carmelitano —lámpara viva—en lo alto del Cerro; el libro se cierra con una serie de homilía del P. Mendizábal, gran apóstol de esta devoción, en las que explica el valor de la consagración. El libro esta salpicado con un magnífico reportaje gráfico de los cien años de historia del monumento. Hacía mucho que no existía una obra tan amplia sobre el Cerro de los Ángeles.

domingo, 26 de mayo de 2019

Evangelio Domingo VI de Pascua

Lectura del santo evangelio según san Juan 14,23-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»

Palabra del Señor

sábado, 25 de mayo de 2019

AMOR, PAZ Y ALEGRÍA (Jn 14, 23-29). Por Fernando Llenín Iglesias

Hay una diferencia entre amar y no amar, entre guardar o no guardar la palabra de Jesús, entre acoger y rechazar, entre creer y no creer. Todas esas alternativas son, en realidad, una sola y es la diferencia entre ser de Cristo o ser del mundo. Esa “palabra” no es una palabra cualquiera ni es una simple información. En esa “Palabra” se nos comunica el Señor mismo. Es un encuentro, un hablar de corazón a corazón, de aquel que está siempre a nuestro lado, de aquel que ahora habita en nuestra más íntima intimidad. 

Ese Jesús que vivió en Galilea y murió en la cruz, vive ahora resucitado “a la derecha del Padre”, en su humanidad gloriosa. Pero se nos comunica en el Espíritu Santo, el Paráclito, que nos ha enviado. El Espíritu Santo va enseñándonos, iluminando nuestra mente y nuestro corazón para que comprendamos esa “palabra”, para que conozcamos y amemos a Jesús, más y mejor aún de como lo comprendieron los primeros discípulos que convivieron carnalmente con él. La comprensión profunda del misterio del Hijo va progresando en la historia de la Iglesia por obra y gracia del Espíritu Santo, que actúa eficazmente y con poder en nosotros los cristianos. Al recordar incesantemente la “palabra” del Señor vamos ahondando y descubriendo más y más su significado vivo. 

Esta enseñanza del Espíritu es interior pero no es meramente individual, sino comunitaria. Jesús no habla en singular a una sola persona, sino que lo hace siempre en plural a una comunidad de discípulos y hermanos. Este recordar y enseñar del Espíritu no se refiere a una persona única que pueda tener problemas de memoria, sino que se refiere a la totalidad. Por eso, en la comprensión y el recuerdo de Jesús y su palabra, en la que se nos comunica él mismo, están siempre implicados y presentes todos los demás. Esto es importante. Porque ser cristiano es fundamentalmente ser hermano en Jesucristo y, por tanto, nunca es algo propio de una subjetividad individual. El individualismo subjetivo no es católico, no es “según la totalidad”, que es lo que propiamente significa la palabra “católico”. 

La fe y la revelación de Dios se reciben siempre en la comunidad. Todas las promesas de Jesús se dirigen a la comunidad entera, no sólo a uno ni a una clase “privilegiada”, como podrían ser los sacerdotes. Lo dice también la primera carta de san Juan: “Vosotros poseéis la unción –el crisma- recibida del Santo, y tenéis todos el conocimiento” (1Jn 2,20). 

Cuando Jesús se apareció a sus discípulos, la primera palabra que les dirigió fue “¡Paz!” En hebreo se dice “Shalom” y es el saludo habitual entre los semitas. No es un saludo banal, sino que encierra un denso significado en la tradición hebrea. Porque no significa sólo la ausencia de conflictos o la tranquilidad, sino la dicha en plenitud, la pacificación interior, el hombre total, plena e interiormente pacificado con Dios, consigo mismo y con los demás. Ese es el saludo de Cristo: “¡La paz con vosotros! ¡La paz os doy!” Un saludo que repetimos siempre en la misa, una paz que nos deseamos unos a otros antes de recibir la santa comunión. Un saludo que los cristianos y especialmente los franciscanos dirigimos a todos: “¡Paz y bien y santa alegría!”

Jesús no sólo nos desea la paz, sino que nos la da como una herencia que sólo Dios puede dar. Es uno de los grandes dones mesiánicos. El Mesías tiene por nombre “Príncipe de la paz”, él hará que florezca la paz y la justicia hasta que falte la luna, que fluya sobre Jerusalén la paz como un río. El Pueblo de Dios es un pueblo reconciliado por Cristo, que ha derribado todos los muros de odio que nos separan. ¡Ah, esos muros que constantemente los hombres nos obstinamos en levantar!

Porque esa paz de Jesús no es como la paz del mundo, que es una paz de los vencedores construida sobre la derrota del otro, una paz de los cementerios, como aquella “pax romana augustana” cuyo fundamento eran las legiones del emperador. Hoy como entonces también la paz del mundo es la que se impone por algún tipo de fuerza y de victoria. 

La paz de Jesús hace desaparecer toda turbación y todo miedo: “No temáis!”, no tengamos miedo, Jesús ha vencido al mundo y su falsa paz y nos ha restituido la plena confianza. Es la herencia de la paz que no cesará nunca, que nos colma de alegría y es el fruto de la fe. ¿Habéis oído bien? El Dios de la paz y de la alegría está con nosotros, nuestro alcázar es Dios en Jesús. 

¡PAZ Y BIEN Y SANTA ALEGRÍA

viernes, 24 de mayo de 2019

ESTO DIJO ALFONSO XIII AL SAGRADO CORAZÓN


Orar con el Salmo del Día











Sal 56,8-9.10-12

R/. Te daré gracias ante los pueblos, Señor

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora. R/.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria. R/.

jueves, 23 de mayo de 2019

Sobre el Funeral del Obispo de Astorga. Por Rodrigo Huerta Migoya

¿Por qué a un Obispo se le entierra en la Catedral?

Muchas personas esperaban que los restos de D. Juan Antonio vinieran a reposar en Asturias; no sabemos lo que hubiera decidido él si hubiera vivido por ejemplo hasta los ochenta años y hubiera regresado jubilado para su diócesis y natal, o si hubiera dejado escrito su deseo expreso de dónde reposar.

Algo así ocurrió recientemente con el Arzobispo emérito de Mérida-Badajoz, el valenciano Monseñor Santiago García Aracil, que pudiendo enterrarse en la Catedral de Badajoz o en la Concatedral de Mérida, e incluso en la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados de Valencia prefirió que sus restos fueran a parar al cementerio municipal de su pueblo para descansar junto a sus padres. Don Juan Antonio al morir tan joven no se pudo ni llegar a pensar en su final, aunque amigos próximos insinuaran recientemente que él hubiera preferido ser enterrado en la nave central de la pequeña iglesia de Villamarín, a los pies de la Virgen del Fresno, o en la nave central de San Pedro de Grao.

Lo normal al morir en activo es que su sepultura sea en la Catedral de su diócesis, haciendo suyo el privilegio que el CIC le concede en el canon 1242. No deben enterrarse cadáveres en las iglesias, a no ser que se trate del Romano Pontífice o de sepultar en su propia iglesia a los Cardenales o a los Obispos diocesanos, incluso «eméritos».

¿Por qué el Cordero Pascual?

Tanto las casullas de los concelebrantes principales, la mitra de gala de Don Juan Antonio que se colocó sobre su féretro, como en tantos otros detalles de la celebración aparecía el cordero pascual. ¿Por qué está tan presente en Astorga esta alegoría cristiana?

Muy sencillo, el Cordero es desde antiguo el emblema oficial de la Catedral Astorgana y su Cabildo. Allí donde aparecía el Cordero en una casa, en una iglesia, en una propiedad, venía a recordar la vinculación de la institución catedralicia sobre ello.

Hoy la Catedral, como la mayoría de Catedrales españolas, no son aquellas instituciones medievales cuyos cabildos tenían posesiones en toda la diócesis con las cuales mantenían capellanías y misas. Todo eso ha desaparecido. Más la Catedral de Astorga se ha quedado con lo que de verdad importa: El Cordero Pascual, Cristo sacrificado y Resucitado.

¿Por qué el Arzobispo llevaba el báculo al revés?

Aunque esté presente el Nuncio, el indicado para presidir las exequias de un obispo residencial corresponde al Metropolitano. Y cuando se trata de un arzobispo, al presidente de la Conferencia Episcopal.

Cuando el obispo titular fallece, se dice que la diócesis queda en Sede Vacante ''ipso facto''; es decir, en el mismo momento que se certifica la defunción del prelado.

El báculo pastoral sólo lo puede portar el obispo titular dentro de su jurisdicción diocesana, sin embargo, cuando otro obispo visita la diócesis puede portar el báculo con la autorización del Ordinario del lugar.

Lo propio es que cuando un obispo porta el báculo en una diócesis que no es la suya, la curvatura no mire hacia el pueblo sino hacia él (CE, 59); aunque como gesto de fraternidad también los obispos residenciales, además de facultar el uso del báculo en su territorio permiten a los otros obispos llevar la curvatura hacia el pueblo. Este detalle, por ejemplo, lo vemos desde hace muchos años en Covadonga cuando la Novena es predicada en su totalidad por obispos de toda España a los que el Arzobispo titular les permite presidir la celebración portando báculo con la curvatura hacia los fieles.

En el funeral de Don Juan Antonio el Señor Arzobispo portaba el báculo con la curvatura hacia él, dado que el titular de la diócesis estaba de cuerpo presente, a la vez que recordaba no sólo que no estaba en su diócesis sino que además ésta se encuentra sin pastor al quedar vacante por defunción.

Capilla ardiente

Fallecido el Obispo, éste debe ser revestido de Pontifical; en el caso de Don Juan Antonio se le revistió de casulla blanca, aunque el directorio para los obispos aconseja más bien que los prelados difuntos sean revestidos de casulla morada. Así dice el nº 245 de "Apostolorum Successores": El cuerpo del Obispo debe ser revestido con los ornamentos litúrgicos de color morado, con las insignias pontificales.

El tiempo que dura la capilla ardiente se acompasa con la oración oficial de la Iglesia, la "liturgia de las horas", que en este caso tomará los textos propios del común de difuntos. Los responsables de los rezos, organización y atención de la capilla ardiente han de ser los canónigos de la Catedral, aunque a ellos se unan las consagradas, presbíteros, el seminario y el pueblo fiel.

¿Que significaba la bandera que se introdujo en la Catedral con la corporación?

Había personas que decían que se trataba de "La Zuiza''; es decir, la bandera de la batalla de Clavijo que se conserva en el Ayuntamiento de Astorga y que fue depositada en el municipio por Luis Osórez, Señor de Villalobos y Alférez del Rey Ramiro I.

No era La Zuiza, sino la bandera del municipio como muestra del duelo oficial de la Corporación Municipal. Se decretaron tres días de luto oficial en la localidad por parte del Alcalde, D. Arsenio García.

La Corporación se congregó en el Ayuntamiento desde donde salió junto a la banda municipal hasta la capilla ardiente, y de allí a la Catedral. Igualmente, los hermanos mayores de las cofradías de la ciudad participaron en el traslado de los restos mortales del Obispo, primero portado a hombros desde la capilla del Seminario a la puerta principal, y luego escoltando la carroza fúnebre desde la plaza del Obispo Marcelo hasta la puerta de la Seo.

¿Por qué se le dió sepultura en esa Capilla?

Al principio se dio por hecho que el lugar en que recibiría cristiana sepultura Don Juan Antonio sería en la Capilla de la Virgen de la Majestad, que es la Capilla del Santísimo donde se encuentra el Sagrario y donde reposa el último prelado fallecido, (Antonio Briva Miravent) sin embargo se optó por sepultarlo en la Capilla opuesta por encontrarse más cerca de la capilla e imagen de San Juan Bautista, que era el Santo del Obispo. Muy cerca de él las tumbas de las enfermeras de la Cruz Roja asesinadas en Asturias y llamadas popularmente como las Mártires de Somiedo.

Don Juan Antonio reposa al lado de Monseñor José Castelltort, el cuál fue sepultado en esa capilla de San Jerónimo no sólo por su devoción a este santo, sino además por la cercanía de dicho obispo con las monjas Jerónimas, de las que fue toda su vida un gran benefactor.

El Doctor Castelltor, aunque recibió la ordenación sacerdotal en Zaragoza, por motivo de estudios desarrolló su vida sacerdotal en el presbiterio diocesano de Barcelona. Cuando tenía diez años vivió los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona, donde fue destruido el Monasterio de San Matías de las monjas Jerónimas, ubicado en el casco histórico de la Ciudad Condal, en la plaza del Pedró. El monasterio no pudo ser salvado y las monjas se trasladaron a un edificio de la calle Iradier, en Sarriá.


Don José, que desde los comienzos de su vida sacerdotal se sintió muy ligado a esta Comunidad, trabajó sin descanso para que las Jerónimas no dejaran Barcelona, pues su fundación databa de 1426 y se consideraba imprescindible para el futuro de la Comunidad buscarles un lugar para su nuevo convento dentro de la Ciudad. Finalmente, se edificó su nuevo Monasterio en la falda del Tibidabo, a los pies del Corazón de Jesús.

Por desgracia, el Monasterio ha sido cerrado en el pasado 2018 cuando las tres religiosas ancianas que quedaban fueron trasladadas al Convento de Nuestra Señora de los Remedios de Yunquera de Henares (Diócesis de Sigüenza-Guadalajara).

Otra anécdota curiosa que podemos contar de Monseñor Castelltor fue la de un "sueño-proyecto" que tuvo y que se cumplió, aunque muchos años después de su muerte. Parece que Don José núnca olvidó su amada Terrasa, donde vivió prácticamente la totalidad de su vida presbiteral. Cuentan que llegó a esta localidad para cubrir un hueco temporal, llegando luego a ser Regente, Ecónomo, Párroco, Prior y Arcipreste del lugar. Contaba Don Bernardo Velado, que ya en su tiempo Castelltor defendía que Terrasa estaba llamada a ser una diócesis sufragánea de Barcelona por su crecimiento, y que la Catedral debía de ser la Iglesia del Espíritu Santo. No sería hasta el año 2004 cuando aquel sueño y proyecto de Don José se viera cumplido al crear la Santa Sede la nueva diócesis de Terrasa,  decidiendo que fuera su Sede-Catedral la basílica del Santo Espíritu.

Ausencias justificadas

No pudieron hacerse presentes por salud aunque se unieron espiritualmente, el obispo emérito de Astorga, Monseñor Camilo Lorenzo, que en la actualidad reside en la Casa Sacerdotal de Orense

Y en la misma situación estaba el Arzobispo emérito de Oviedo -que ordenó a Juan Antonio como sacerdote y fue uno de los tres ordenantes principales de su consagración episcopal- D. Gabino Díaz Merchán, el cual unió espiritualmente al funeral desde su retiro en la Casa Sacerdotal de Oviedo.

Obispos que asistieron al Funeral

1 Monseñor Jesús Sanz Montes O. F. M., Arzobispo de Oviedo
2 Monseñor Ricardo Blázquez Pérez, Arzobispo de Valladolid y Presidente de la C.E.E.
3 Monseñor Antonio Cañizares Llovera, Arzobispo de Valladolid y Vicepresidente de la C.E.E.
4 Monseñor Carlos Osoro Sierra, Arzobispo de Madrid
5 Monseñor Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo Primado de Toledo
6 Monseñor Francisco Pérez González, Arzobispo de Pamplona y Tudela
7 Monseñor Julián Barrio Barrio, Arzobispo de Santiago de Compostela
8 Monseñor Francisco Javier Martínez Fernández, Arzobispo de Granada
9 Monseñor Julián López Martín, Obispo de León
10 Monseñor Manuel Sánchez Monge, Obispo de Santander
11 Monseñor Gregorio Martínez Sacristán, Obispo de Zamora
12 Monseñor Alfonso Carrasco Rouco, Obispo de Lugo
13 Monseñor José Ignacio Munilla Aguirre, Obispo de San Sebastián
14 Monseñor Juan Carlos Elizalde Espinal, Obispo de Vitoria
15 Monseñor Mario Izeta Gavicagogeascoa​, Obispo de Bilbao
16 Monseñor Manuel Herrero Fernández, O.S.A., Obispo de Palencia
17 Monseñor Atilano Rodríguez Martínez, Obispo de Sigüenza - Guadalajara
18 Monseñor José Sánchez González, Obispo emérito de Sigüenza - Guadalajara
19 Monseñor Luis Javier Argüello García, Obispo auxiliar de Valladolid y Secretario General - Portavoz de la C.E.E.
20 Monseñor Luis Quinteiro Fiuza, Obispo de Tuy - Vigo
21 Monseñor Jesús Fernández González, Obispo Auxiliar de Santiago de Compostela
22 Monseñor Carlos Manuel Escribano Subías, Obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño
23 Monseñor Antonio Ángel Algora Hernando, Obispo emérito de Ciudad Real
24 Monseñor Luis Ángel de las Heras Berzal C.M.F., Obispo de Mondoñedo - Ferrol
25 Monseñor José María Gil Tamayo, Obispo de Ávila

Importantes detalles

Para la misa funeral se utilizó el cáliz de esmaltes que sólo sale del Museo Catedralicio para fechas señaladas. Fue el cáliz que Don Juan Antonio utilizó también para celebrar la Santa Misa de su "Toma de Posesión".

Igualmente, la casulla que llevaba en el funeral nuestro Arzobispo D. Jesús -Presidente de la Exequias- fue la que vistió Don Juan Antonio el día de su entrada en la diócesis, ya que era tiempo de "Adviento", cuyo color litúrgico es el morado.

Además, esta casulla llevaba bordada la imagen del Resucitado que procesiona en la Ciudad el Domingo de Pascua.

Por parte de todos los grupos políticos locales, fue un gesto hermoso y de reconocimiento público, suspender los actos de su campaña electoral, como muestra de respeto y dolor ante la muerte del prelado, algo que ya no es fácil ver en la España de nuestro tiempo. También la Virgen de Castrotierra, considera popularmente casi como la Patrona de la Diócesis en algún tiempo, estaba  enlutada por el prelado. Esta antiquísima devoción, que la tradición remonta a los tiempos de Santo Toribio, sale de su Santuario de Castrotierra de la Valduerna -en rogativa pidiendo la lluvia- hasta la Catedral de Astorga a lo largo de 17 km. Por ese vínculo estrecho entre Nuestra Señora de Castro y la figura del Obispo astorgano, la cual siempre es recibida a las puertas de la ciudad por el prelado y el Cabildo en pleno, también se tuvo esta consideración. Cabe recordar que la Virgen únicamente sale cuando todos los representantes de cada pueblo de la Comarca que conforma el llamado "Grupo de Procuradores de la Tierra", están por unanimidad de acuerdo ante la situación del campo para solicitar al Obispado que la Virgen salga en rogativa. La Peregrinación que estaba prevista para estos días de Mayo, ha sido suspendida por el deceso de Monseñor Menéndez.

No moría un Obispo en Astorga desde 1994

El último obispo de Astorga que falleció en el cargo fue Monseñor Antonio Briva Miravent, el cual murió también en la propia Astorga por un infarto de miocardio, el 20 de Junio de 1994. Llevaba veintiséis años como obispo asturicense. Tenía sesenta y ocho años y aún le faltaban siete años para presentar la renuncia a la Santa Sede, como dispone el Derecho Canónico.

Don Antonio descansa en la Capilla opuesta a la de San Jerónimo, donde ha sido sepultado Don Juan Antonio. El recordatorio de las exequias de Don Antonio fue una estampa de la Virgen de la Majestad, mientras que en el de Monseñor Menéndez se puso la fachada de la Catedral de Astorga y la imagen de la Santina de Covadonga.

Aunque las tres principales obras publicadas de Don Antonio Briva tuvieron lugar a finales de los años cincuenta, fue un hombre que escribió muchísimo en diferentes revistas y publicaciones religiosas. Era un gran entendido en ecumenismo y relaciones interconfesionales. Además, tras su muerte, la Diócesis recogió sus escritos pastorales en un libro titulado ''La verdad en el amor''.

La herencia de Don Juan Antonio: ¿ahora qué?

Quizá el Municipio de Grao le conceda el título de hijo predilecto a título póstumo.

Probablemente el Ayuntamiento de Astorga le conceda una nueva calle con su nombre.

En Villamarín de Salcedo qué menos que una placa por parte de la Parroquia junto a su pila bautismal.
Un monolito en el pueblo en su recuerdo, o al menos que un letrero que indique ''esta era la casa del Obispo Juan Antonio Menéndez''.

Que hermoso sería recuperar la Casa Rectoral -hoy en ruinas- para poder exponer allí todos los objetos personales del prelado. Sus papeles, las bulas de sus nombramientos, sus ornamentos, sus pectorales, porque fue precisamente en esa Casa Rectoral donde él nació, al ser sus padres los cuidadores del anciano Párroco.

Lo más importante es rezar por él, para que Dios ejerza la misma misericordia que él  tuvo con los demás.

Carta semanal del Señor Arzobispo

Del pañuelo de silencio a la esperanza. In memoriam

Han sido días de tantas preguntas ante el hecho imponente de una muerte repentina en quien nada parecía sospechar que pudiera sucederle. Fue poco a poco saltando la noticia del fallecimiento del obispo de Astorga, D. Juan Antonio Menéndez Fernández, debido a un infarto fulminante. Los servicios médicos acudieron a su despacho en el obispado, pero todo fue un intento imposible para salvar lo insalvable.

No sólo desbarató completamente nuestro crédito en algo tan increíble, pues no dábamos abasto dando vueltas a la noticia, sino que se desbarató también nuestra agenda con sus citas y tareas, esas que van completando las páginas en blanco de cada día aún sin escribir. Ahí se inscriben y se suceden las encomiendas que vamos anotando para no improvisar las cosas. Pero Dios también tiene su libreta, y en ella escribe sus providencias que puntualmente nos comunica cuando llegan en el día y hora por Él señalados. No antes, no después, sino en ese instante que sólo Él prevé, en medio de esa circunstancia en la que nos llama con voz inapelable una y otra vez.

Tantas cosas que parecían fijas, se descolocaron; tantas que eran relevantes, han perdido su relieve de urgencia y han cesado; y sólo nos queda esta evidencia de “cómo se pasa la vida y cómo se viene la muerte tan callando”, como decía nuestro poeta Jorge Manrique. Se nos impone la lección que siempre entraña la hermana muerte corporal: qué fácil y engañosamente fijamos como nuestro contento o señalamos como nuestro pesar, lo que de suyo no merece el brindis de nuestro gozo ni debe reclamar el llanto de nuestras lágrimas. Sólo es importante lo que en Dios nace y a Él retorna, tras haberse paseado por el tiempo fugaz asignado en su divina providencia. Sólo así somos libres con la santa indiferencia que nos hace sabios, sin temer ningún desprecio y desdén ni buscar ningún reconocimiento o aplauso.

Ante esta provocación que en la vida nos propicia la muerte, no hay libro de reclamaciones en el que podamos expresar el disgusto o plantear una queja buscando responsabilidades. La vida se decide según el plan que Otro más grande traza para nuestro bien eligiendo la fecha, el momento y la circunstancia, aunque nosotros no entendamos tantas cosas y nos quedemos con un dolor tan dolorido y todas nuestras preguntas a flor de piel. Sólo cabe entonces la rebeldía creyente de quien dice sí a lo que no entiende, mientras renuncia a la rebeldía blasfema de quien no acepta tamaña deriva. Rebeldía creyente porque con nuestro llanto y dolor se levanta acta de cómo nos cuesta tener lejos a quien su cercanía tanta bendición nos regaló. Es una rebeldía que no reprocha ni enmienda el misterioso designio de Dios, sino que herida expresa la gratitud por la humana y cristiana compañía cuando se nos hace un regalo humano y cristiano con ella.

Cuanto en D. Juan Antonio el Señor nos ha hablado con sus labios no se pierde, ni cuanto en él Dios nos ha repartido a través de sus manos. Queda en el sagrario de nuestra memoria y en el recuerdo de nuestro agradecimiento, cuanto recibimos de este buen hermano. Celebraremos una misa por él en nuestra Catedral de Oviedo por su eterno descanso. Encomendamos el encuentro de misericordia que tendrá con Jesús el Buen Pastor, con María a la que tiernamente amaba y con todos los santos.

Descanse en paz este querido hermano y amigo que fue nuestro obispo auxiliar. Ha llegado a la orilla en la que Jesús le estaba esperando con las brasas encendidas para la cena que no acaba y en la luz que no declina. Que nos veamos en el cielo hacia el que nosotros seguimos peregrinando entre pañuelos de silencio y la certeza de la esperanza.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

miércoles, 22 de mayo de 2019

Sufragios por su eterno descanso


*Nota: el Jueves es la Misa que le celebra la Parroquia, 
y el Viernes también se aplicará por él a petición de un familiar.


Otras Misas y funerales por su eterno descanso:

En Teverga (Colegiata):
Domingo 26 de Mayo a las 13:00 horas

En Arriondas:
Jueves 23 de mayo a las 19:30 horas

En San Nicolás de Bari de Avilés:
Sábado 25 de Mayo a las 13:00 horas

En San Antonio de Padua de la Florida - Oviedo: 
Viernes 31 de mayo a las 19:30.

En la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de San Salvador: 
Lunes 27 de mayo a las 19:00 h.

En Santa Marina de Villamarín de Salcedo (Grado):
Domingo 2 de junio a las 12:30 horas

En San Pedro de Grado
Domingo 9 de junio a las 13:00 horas

Las 9 imágenes más antiguas de María

(Aleteia) Una teoría de investigación reciente fecha la imagen más antigua en el siglo II

Según se resumió en un reciente artículo en Aleteia, el Antiguo y el Nuevo Testamento ofrecen muchas descripciones de las palabras y acciones de Jesús, pero no dicen nada sobre su aspecto. Por ese motivo, los pintores y creadores de iconos confiaban más en el canon artístico de su época que en realismo cuando tenían que retratar al Mesías en iconos o frescos. El mismo principio se aplica a María, ya que las Escrituras tampoco ofrecen muchos detalles sobre su apariencia.

Sin embargo, cuando miramos las representaciones más antiguas de la Santa Madre, podemos inferir mucho sobre los principales rasgos de carácter que los artistas querían enfatizar —desde el amor maternal a la obediencia a Dios— y sobre los distintos estilos artísticos desarrollados por las comunidades cristianas durante los primeros nueve siglos del cristianismo.

Echa un vistazo a estas nueve primeras imágenes de Nuestra Señora:

1. Iglesia de Dura-Europos, Siria, siglo II 

Descubierta en los años 1920 por un equipo de arqueólogos de Yale, la iglesia de Dura-Europos en la Siria actual está considerada una de las primeras iglesias del cristianismo conocidas hasta ahora. El equipo pudo recuperar sus antiguas obras de arte, fechadas en los siglos II y III, incluyendo la imagen de una mujer inclinada sobre un pozo que durante mucho tiempo se consideró una representación de la mujer samaritana que habla con Jesús junto al pozo de Jacob, según se relata en Juan (4,1-42). Sin embargo, una teoría reciente propuesta por Michael Peppard, un profesor asociado de Teología en la Universidad de Fordham, ha rechazado esta interpretación con el argumento de que la pintura representa es en realidad la Anunciación, cuando el ángel Gabriel anunció a María que habría de concebir y dar a luz a Jesús. Peppard señala que en las descripciones escritas de la Anunciación encontradas en biografías de María del siglo II, Gabriel se le acerca cuando está sacando agua de un pozo, como se muestra en la imagen de Dura-Europos y en línea con las imágenes de la escena de la era bizantina. Posteriores estudios de la imagen revelaron también detalles invisibles a simple vista, como dos líneas en dirección al torso de la mujer que sugieren una representación de la encarnación. En base a estas pruebas, la pintura de Dura-Europos puede considerarse el primer retrato conocido de la Santa Madre.

2. Virgen en las Catacumbas de Priscila, Roma, siglo III

Esta imagen pintada en las paredes de las Catacumbas de Priscila, bajo la Via Salaria de Roma, en lo que solía ser una cantera, muestran a María amamantando a un bebé Jesús sentado en su regazo y mirando al espectador. La obra está fechada en el siglo III, cuando el cristianismo todavía era una práctica ilegal en el Imperio romano. Los primeros cristianos se reunían en las catacumbas para enterrar a sus difuntos y rezar en las tumbas de los mártires, razón por la cual el arte de esta era puede contarnos mucho sobre los ideales y valores de las primerísimas comunidades cristianas. En este fresco, María es representada atendiendo al Niño Jesús, símbolo de su naturaleza protectora.


3. Virgen con los Reyes Magos, Roma, siglo III 

En los Evangelios no aparecen descripciones del aspecto de Jesús o de María, pero abundan descripciones de las acciones de madre e hijo. Una de las situaciones más populares en las representaciones de los primeros días del cristianismo fue la llegada de los Reyes Magos tras el nacimiento de Jesús. Esta imagen, que se remonta al siglo III, representa a los Magos adorando al Niño Jesús en brazos de su madre María. Se utilizó para decorar un sarcófago que ahora se conserva en los Museos Vaticanos en Roma.

4. Protectora del Pueblo Romano, Roma, siglo V

Uno de los iconos tradicionales bizantinos que emergieron durante el siglo V, cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio romano, representa a la Santísima Madre como Salus Populi Romani, “Bienestar del Pueblo Romano” en latín. Este icono, pintado en un panel de cedro, representa a María con un manto azul oscuro ribeteado de oro sobre una túnica morada, el vestido típico de las figuras de poder en la Roma del siglo V. La Virgen sostiene a Jesús Niño, que aparece con un libro en su mano izquierda, supuestamente el Evangelio. A diferencia de representaciones similares de esta escena en el siglo III, vemos que es María, en vez de Jesús, quien mira directamente al espectador. Los historiadores del arte han debatido largo tiempo sobre la fecha precisa de este icono y el consenso está en que es un icono de la Antigüedad tardía del siglo V repintado durante el siglo XIII. Actualmente se conserva en la Capilla Paulina de la basílica de Santa María la Mayor en Roma. 


5. Virgen y Niño entronados entre ángeles y santos, Monte Sinaí, siglo VI

El monasterio de Santa Catalina fue construido en la segunda mitad del siglo VI cerca del monte Sinaí y en la actualidad es el monasterio habitado ininterrumpidamente más antiguo del mundo. Entre su impresionante colección de manuscritos y obras de arte antiguas se encuentra una imagen de María y Cristo Niño rodeados de san Teodoro de Amasea, san Jorge y dos ángeles. En esta obra, María está sentada en un trono, símbolo de poder, y los dos ángeles miran a un ser divino que parece acercarse desde los cielos por encima de la cabeza de la Virgen. El icono fue creado con la técnica encáustica —usando pigmentos vegetales que eran quemados con cera caliente y extendidos por superficies de madera—, típica de la elaboración de iconos del siglo VI.

6. Natividad, Monasterio de Santa Catalina, Monte Sinaí, siglo VI 

También en el monasterio de Santa Catalina, este icono incáustico de la Natividad representa a María cuidando de Jesús recién nacido, en el centro de la composición, acompañados por el buey y la mula. Los Reyes Magos llegan por la derecha, mientras que los ángeles y la estrella rondan por arriba. Bajo la escena central hay viñetas representando el aviso angelical a José (izquierda) y a asistentes al parto bañando al Cristo Niño.






7. Agiosoritissa (Madre de Dios), Constantinopla, siglo VII

El icono de “Panaghia Agiosoritissa”, también conocido como “Señora Defensora”, es uno de los pocos iconos que no presenta a María como madre. Aquí, la Virgen Madre aparece como “intermediaria” entre los humanos y Dios, capaz de rezar por su intercesión. Este icono, que se conserva hoy en día en la iglesia de Santa María del Rosario, Monte Mario, Roma, fue creado en Constantinopla durante el siglo VII.







8. Cubierta de copia de los Evangelios, Alemania, siglos VIII-IX 

Antes de la invención de la imprenta (1439), las Sagradas Escrituras se reproducían usando papiro, cera y pergamino y con cubiertas metálicas o de algodón. Esta cubierta de marfil de una copia del Codex Aureus of Lorsch, un Evangelio iluminado creado en la abadía de Lorsch, Alemania, entre el 778 y el 820, muestra una Virgen María entronada mirando directamente al espectador y con el Niño Jesús en su regazo. Actualmente se conserva en la Biblioteca Vaticana en Roma.





9. Icono de la Virgen y el Niño, siglo IX

Este icono, que representa a María y al Niño mirando ambos al espectador, fue creado durante el siglo IX en Tiflis, Georgia. Durante siglos ha sido una imagen venerada por los creyentes en este país de Europa del este, atrayendo a muchos peregrinos a su ubicación original. Hoy forma parte de la colección permanente del Museo de Arte de Georgia en la capital, Tiflis.