viernes, 1 de julio de 2016

Madre Olga María: "Nuestra tranquilidad es que Dios nos ha traído a Valdediós"


Valdediós (Villaviciosa), Mariola MENÉNDEZ

"Valdediós era un bellísimo cuerpo, pero le faltaba el alma", asegura el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz. Pero justo cuatro años después de que el 30 de junio de 2012 echara el cierre al monasterio la comunidad de San Juan, el cenobio ha recuperado su alma con la llegada de las carmelitas samaritanas del corazón de Jesús. No fue fácil y hubo que llamar a las puertas de doce monasterios de Francia, Suiza, Austria, Italia y España.

Ya se han instalado y la intención es que de las 32 monjas de clausura de la orden, que llega de Valladolid, se quede una docena, aunque será algo flexible. El resto de las religiosas se trasladará en breve a Viana de Cega después de que tengan que abandonar el monasterio del paseo de Filipinos de Valladolid para saldar la deuda que contrajeron con el banco al hipotecarse para la compra del inmueble. Pero el plan les falló al no vender su anterior cenobio en Medina de Rioseco.

La priora, la madre Olga María del Redentor, explicó que su llegada a Valdediós es "providencial" porque el Arzobispado "buscaba una comunidad para el monasterio y nosotras un monasterio". Así que iniciaron las conversaciones después de Navidad y en enero realizaron su primera visita. "A partir de ahí fue orar, pensar y dialogar mucho. No fue un capricho", explicó. "Venimos con el deseo de hacerlo nuestro" y encantadas de que su orden siga creciendo también con Asturias. Porque si por algo se caracterizan las carmelitas samaritanas es por su juventud, pues la media de edad ronda los 32 años, y atraer a nuevas vocaciones. El día 22 de julio ingresará otra postulante, de Brasil. En noviciado y postulantado seguirán en Valladolid. "Venimos con el deseo, ilusión y las ganas de niños", reconoció la carismática madre Olga María. Destacó que se están sintiendo "muy bien acogidas". De hecho, varias personas se desplazaron ayer a Valdediós desde Villaviciosa o Gijón para darles la bienvenida.

La priora explicó que Valdediós forma parte de su proceso evolutivo. Hasta hace unos meses eran carmelitas descalzas, pero, argumentó, Dios las llamó a vivir una vocación distinta y han fundado un Instituto de Vida Contemplativa que les permitirá, entre otras cuestiones, llevar una clausura menos estricta. Quieren dar su "acogida al peregrino y orar con la gente. Dios nos empuja a eso". Prevén reabrir la hospedería y no descartan dar servicio de comidas. Además, tendrán un bazar en el que venderán sus manualidades. La misa de los domingos será cantada. "Nuestra gran tranquilidad es que Dios nos ha traído a Valdediós", concluyó.

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