jueves, 12 de mayo de 2016

FIESTA DEL CORPUS CHRISTI, Por Mª José Sánchez Alonso Historiadora del Arte


El Corpus Christi es la fiesta considerada barroca por excelencia. En 1264, ocupando  la cátedra de San Pedro Urbano IV, quedaría instituida para la Iglesia Universal la fiesta del Corpus Christi por medio de la bula Transiturus de hoc Mundo. Hasta esta fecha la fiesta solo había tenido carácter local, en Lieja. En fechas posteriores la fiesta encontraría algunas resistencias, siendo en una de estas ocasiones, cuando con motivo de su  confirmación durante el Papado de Juan XXII en 1317, quedaría instituido el elemento más identificatívo de esta celebración: la ceremonia procesional donde la Sagrada Forma sería paseada triunfalmente.
La Contrarreforma llevada a cabo tras la celebración del Concilio de Trento dentro de la Iglesia haría que la fiesta del Corpus cobrara nuevas definiciones, a la vez que se mantiene inquebrantable  la manifestación más tangible de Dios a los hombres, a través del cuerpo de Cristo en la Sagrada Forma. También adquiere el carácter de manifestación del Triunfo de la Verdad sobre la herejía, sentimiento totalmente contrarreformista que le aporta a la fiesta del Corpus un valor añadido de  gran trascendencia  una vez concluido el Concilio de Trento.
El Concilio de Trento habría de reaccionar contra una serie de herejías en las que se negaba la verdadera presencia de Cristo en la Eucaristía. De esa manera en una de las sesiones de este Concilio, concretamente en la sesión XIII en el año 1562, se aprueba el decreto de la Eucaristía y se fijan los aspectos de la presencia real del cuerpo y sangre de Cristo en cada una de las partes y especies.
  Surgiría entonces la necesidad de nuevos vasos, patenas y cálices y sobre todo custodias que sirvan de receptáculo para el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Con el paso del tiempo aparecerían las custodias para la exposición del Santísimo. Por la solemnidad y el fasto con que se llegó a celebrar y se celebra  esta fiesta, podemos considerarlo  determinante en la confección de dichas custodias como medio para poder mostrar con toda solemnidad la Sagrada Forma.
Las custodias como elemento portador del Cuerpo de Cristo en las procesiones del Corpus, son objeto de una gran evolución. En las primeras manifestaciones de las procesiones del S. XIII, un copón era el portador de la Sagrada Forma, más adelante ya en los siglos XVII y XVIII, las portadoras pasarían a ser las fastuosas custodias procesionales.
La importancia de la fiesta del Corques Christi es motivo de continuos estudios y análisis que se debaten en seminarios[1] y cursos[2]. Es un tema interdisciplinario  donde tienen cabida y se aúnan, historia del derecho, historia de la Iglesia, historia social, historia de la música, historia del arte, historia del teatro, así como también la historia que contiene la cultura popular. Sus  resultados de gran interés  podemos comprobarlos a través de la bibliografía que generan[3]. La visión  que tenemos del grandioso ceremonial que  algunas fiestas del Corpus mantienen hoy día, se corresponde con la  imagen autentica  de cualquiera de los ceremoniales propios de época barroca.
El Corpus  es una celebración de la que  algunos autores destacan la falta de Relaciones que describan el desarrollo de sus procesiones. De las  noticias que sobre ella existen abundan las de carácter administrativo, sin embargo por ser una fiesta anual, no parecía sentirse la necesidad de dejar constancia de ella en la memoria como sucedía con otros acontecimientos con carácter extraordinario. La procesión del Corpus era un espectáculo lleno de colorido para el que se engalanaban  las calles de la ciudad. Por ellas  desfilarían grotescas y extrañas figuras como la tarasca, gigantes y cabezudos, moros o demonio que simbolizaban los enemigos de Dios y de la Iglesia, atacadas y vencidos constantemente por la Virtud. Esta fiesta tenía una marcada participación popular por lo que quien no participaba como actor, lo haría de igual manera como espectador.  
En los archivos municipales podemos consultar los Libros de la Razón o de Cuentas, estos  nos darán a conocer todo lo que tenga que ver en el campo económico, así como las diferentes condiciones para la ejecución de danzas, autos, atajos de calles, tarasca, y demás actividades a desarrollar para este festejo. El Archivo Capitular contiene las Actas Capitulares en las cuales se contemplan importantes decisiones sobre las fiestas. También existe una  extensa bibliografía  sobre este  tema. Esta bibliografía es el  resultado de los numerosos trabajos que se están llevando a cabo, por tanto, su consulta nos dará un conocimiento muy pormenorizado desde los aspectos teológicos, litúrgicos y jurídicos,  hasta el significado social de la fiesta.
El  desarrollo y la evolución dentro del campo de la orfebrería y las custodias procesionales, es algo que se ha podido conocer a través del conocimiento cada vez más profundo de la celebración del Corpus. Las custodias asimismo ocupan un lugar destacado  dentro de importantes trabajos científicos; es preciso mencionar al respecto el llevado a cabo por Kawamura, que formó parte de la investigación llevada a cabo para la elaboración de su tesis doctoral. Asimismo también debemos mencionar otros trabajos de esta misma autora donde se reflejan las influencias y el desarrollo en las custodias que se conservan en el Museo de la Iglesia de Oviedo[4]. Los cambios político-ideológicos que afectan al periodo barroco han tenido especial incidencia en los programas icnográficos. La música y el afianzamiento del teatro, así como la relación de la fiesta de los toros asociada al desarrollo de  un rito sacrificial y vinculada a la fiesta del Cuerpo de Cristo, queda de igual manera reflejado en los trabajos y conclusiones de un gran número de investigadores como hemos podido constatar en los trabajos de algunos autores[5].


Lugones, Mayo 2016


[1] Seminario de Identidad, Cultura y Religiosidad popular, creado en 1998, por un grupo de profesores de la Facultad de Humanidades de Toledo.
[2]Curso de Verano, la fiesta del Corpus Christi, dirigido por J. Carlos Vizuere Mendoza en Junio del 2002, Toledo.
[3] LLompart, G., “La fiesta del Corpus Christi y representaciones religiosas en Barcelona y Mallorca (siglos XIV-XVIII)”, Analecta Sacra Tarraconensia, XXXIX (1966), pp. 25-45; Aranda Doncel, J., “Las danzas de las Fiestas del Corpus en Córdoba durante los siglos XVI y XVII. Aspectos folklóricos, económicos y sociales”, en Boletín de la Real Academia de Córdoba, 1978, p.173-194. Caro Baroja, J., El estío festivo, Madrid 1984. Sayes, J. A., El Misterio Eucarístico, Madrid, BAC. 1986. González Alcantuz, J. A., “Para una interpretación etnológica de la tarasca, gigantes y cabezudos”, estudio preliminar en Garrido Atienza, M., Antiguallas granadinas. Las Fiestas del Corpus, Granada 1990. Lleö Cañal V.., Fiesta Grande El Corpus Christi en la Historia de Sevilla. Sevilla, 1992. Portús  Pérez,  J., La Antigua Procesión del Corpus Christi en Madrid, Comunidad de Madrid, Consejería de Educación y Cultura, Madrid, 1993. Kawamura Kawamura, Y., Festividad del Corpus Christi en Oviedo, Ediciones Nobel, Oviedo, 2001.  A.A.V.V. La fiesta del Corpus Christi, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca 2002.

[4] Kawamura Kawamura, Y., Arte de la platería, los plateros ovetenses y las obras en Asturias durante el Periodo Barroco, Tesis doctoral Universidad de Oviedo, 1990. [Inédito].  Idem., Arte de la platería en Asturias, Periodo barroco, Real Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo, 1994. AA. VV. Museo de la Iglesia de Oviedo, Catálogo de sus colecciones, Oviedo, 2009.

[5] Romero de Solís, P., “El Corpus y los toros. Dos fiestas bajo el signo de la muerte sacrificial”, en Fernández Juárez,. G., Gil Martínez, F., La Fiesta Op. Cit , pp.253-261.

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