lunes, 9 de mayo de 2016

Oficina de Laicidad, “ni chicha ni limoná”. Por Rodrigo Huerta Migoya


Después del gran uso de eso que la cortesía define como ``tener mano izquierda´´(nunca mejor dicho) que el Tripartito ovetense ha mostrado y demostrado hacia la historia, la cultura y tradiciones del municipio, pasan ahora del no tender la mano a tratar de pisar y destruir los sentimientos religiosos del pueblo que les ha tocado gobernar.

Pero ojo al dato que los ovetenses son gente audaz y como decía aquella coletilla de postguerra: perdonan, pero no olvidan.

Ha sido muy descarado que con tan poco margen de tiempo echaran a la Calle a la Junta de Hermandades para que en menos de una semana anunciaran a bombo y platillo la creación de una “Oficina de Laicidad” para buscar y eliminar todo símbolo religioso. Ciertamente, el Trío local de Somos, IU y PSOE (en cualquier unión tres son multitud -veremos a ver cómo acaban-) o son todos unos adelantados o unos ignorantes; adelantados (y adivinos) si ya tienen la seguridad de que la Constitución vaya a ser reformada pasando nuestra nación a ser un “estado laico”, o ignorantes, sino saben distinguir entre ``estado aconfesional y estado laico´´, lo que demuestra no haberse leído verdaderamente la Constitución o buscado en el diccionario de la RAE el termino mencionado.

Sinceramente, estas propuestas para Oviedo son de pata de banco y de traca, pues no llegará la sangre al río, y, en cualquier caso lo van a tener difícil por lógica y la pura coherencia que a ellos les falta.

Si realmente esa oficina de laicidad se quiere llevar a cabo, habrán de eliminar sólo para empezar cuasi de aperitivo el mismísimo escudo del Ayuntamiento de Oviedo.

Así mismo, haber cómo se las arreglan los cerebros de esa oficina para suprimir o cambiar de nombre algunas de las festividades del Concejo con nombre y trasfondo religioso como: La Ascensión, Semana Santa, Martes de Campo (que es la Fiesta de la Cofradía de la Virgen de la Balesquida), San Juan Bautista en la Corredoria, San Isidro en Ules, Corpus en Trubia, San Juan en Brañes, San Antonio en Las Campas-La Florida, Santa Filomena en Santullano, el Carmen en la Tenderina, la Sacramental en Trubia, Santa Ana en Montecerrao, San Miguel en las Cuestas, (Fitoria), Santiago en el Naranco, Las Nieves en las Cruces, Santa Gema en Pando, San Lorenzo en Quintana, San Bartolomé en Puerto, San Lázaro en Otero, San Roque en San Claudio, El Carmen en Sograndio, la Santina en Teatinos, el Cristo en Colloto, Nuestra Señora en Villaperez, San Miguel en el barrio de su mismo nombre, y así largo etc.

De San Mateo ya ni hablar, habrá que suprimirlo del programa, así como la Cabalgata de Reyes y una reitaila buena de actos religiosos que tienen lugar en espacios públicos y dan paso a celebraciones y fiestas de raigambre popular.

Si siguen adelante van a tener bastante trabajo y casi todos los empleados municipales (que no sean objetores de conciencia -que podría ser-) enfrascados en su batalla por borrar la historia que nos precede, y así comenzarán a retirar imágenes de la vista pública que serían unas cuantas: estatua del Arzobispo Valdés Salas, Fray Benito Feijoo, Santiago Apóstol, San Francisco, San Mateo, imagen de Santa Clara de la fachada de Hacienda, estatua de santa Eulalia, San Juan Pablo II… ¿Y el Cristo del Naranco?, ¿Dinamita, verdad?... En fin, sin más comentarios que a buen entendedor…

Las calles con nombre o alusión religiosa ya ni las enumero por que igual alguno se pone nervioso o le sale urticaria recordando esta evidente realidad. ¿En serio, no hay nada más importante en lo que gastar las neuronas ¡y el dinero! De los ovetenses?

Pero en fin, que le vamos hacer, ya lo cuenta El Quijote, hay que dar crédito a las obras y no sólo a las palabras. Y en lo que toca al final pienso que todo quedará como la tontería de las tres y media; otro exabrupto más para la colección, porque a la hora de mojarse a la hora de lo que de verdad hace falta, “ni chicha ni limoná”.

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