jueves, 19 de mayo de 2016

Carca y facha como argumentos de peso. Por Jorge Gonzalez Guadalix


Oigan, que ustedes dirán lo que quieran, pero no es nada fácil tratar de razonar o argumentar con alguien y que la única respuesta a tus argumentos sea llamarte carca, fascista, retrógrado, fundamentalista, fariseo, infocatólico y de paso machista, misógino y destructor del espíritu del concilio, amén de poco misericordioso. Como pueden imaginar, servidor, con argumentos de tal calado, prefiere dedicarse a otras cosas.

¿Que hablamos de cosas de fe, por ejemplo? Bueno, pues ahí tenemos el Catecismo de la Iglesia Católica para empezar y obras de calado donde apoyarnos. Si de liturgia de la eucaristía, que menos que partir de la Instrucción General del Misal Romano, que es el abc del asunto. Si del rito extraordinario, por lo menos conocer “Summorum Puntificum”. No vean las que he tenido con la adoración eucarística perpetua, que hasta he escuchado que es “no solo un error teológico, sino además una práctica piadosa, marcadamente preconciliar y de dudoso alcance ecuménico.”

Cuando me dicen estas cosas, que llegan al extremo de cuestionarte el uso de la casulla en la liturgia, del lavabo en la misa o de que recuerdes que faltar a misa un domingo es pecado mortal, simplemente pregunto que en qué se basan, si hay una normativa nueva, una reflexión interesante, un estudio que merezca la pena ser conocido. No sé. Algo.

Pues no. No hay nada. Al contrario claro que sí. Pero argumentar con el catecismo, los documentos de la Iglesia, el testimonio de los santos no vale. Lo que vale es la opinión de Manolo, cura párroco de liturgia alternativa y nómina convencional, las ocurrencias de sor Veremunda, Vere para los amigos, de hábito seglar y enorme colegio y conventazo de siempre, y las genialidades del equipo de liturgia de la parroquia de San Serenín en su éxtasis segundo, que acaba de descubrir la pancarta en el presbiterio recordando que Dios te ama, la ofrenda de las sandalias como signo de nuestro caminar y la danza contemplativa tras la comunión , que por cierto tiene de los nervios a doña Segunda, empeñada machaconamente en dar gracias de rodillas. Cosa suya.

Pues vete tú a opinar -suavemente, eso sí- que la misa se debería celebrar siguiendo las rúbricas, que tal vez fuera bueno recordar los mandamientos y que de momento parece que lo de lo de la doctrina de la Iglesia sobre comulgar en pecado mortal sigue estando plenamente vigente. Pobre de ti. Insisto: carca, retrógrado, fundamentalista… Pero ni un solo argumento.

Con la cosa de que la Iglesia somos todos, especialmente Manolo, sor Vere y el grupo de San Serenín, se imponen la liturgia con danza y estallido de globos, la retirada de los reclinatorios, el cierre de los confesionarios, que quedan chachi guay para guardar los trastos de limpieza, la, de momento, abolición del sexto mandamiento en vías de ser obligatorio lo antes prohibido, la nueva comprensión de Jesucristo como líder religioso mundial de categoría similar a Gandhi y Luther King y la reducción en la práctica a la nada del papado por la cosa del nuevo ecumenismo. Y usted, doña Segunda, a ver si se actualiza.

Si hay que hablar y dialogar, se hace, pero dialogar por dialogar pues como que no. Perder el tiempo con gente que carece de otra argumentación que llamarte carca y tradicionalista, fariseo y machista, amén de opositor al espíritu del concilio y por supuesto infocatólico, no merece la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario