domingo, 19 de julio de 2015

Entrevista a Don Alfonso Abel Vazquez



«No entiendo que siga habiendo chabolas en La Corredoria»

(Miguel Forascepi/ El Comercio)

ALFONSO ABEL VÁZQUEZ, , párroco de San Juan Bautista de La Corredoria. El párroco consume sus últimos días al frente de la parroquia y da «gracias a Dios por el buen equipo» que ha trabajado con él estos seis años

Alfonso Abel Vázquez (Lugo, 1973) dejará en septiembre la parroquia de San Juan de La Corredoria, después de la intensa labor que en ella ha desarrollado durante los últimos seis años. Un periodo en el que ha visto crecer y transformarse al barrio más grande de Asturias. Ahora, llevará toda su experiencia al Arciprestazgo de Avilés, donde se responsabilizará de varias parroquias. José Manuel Vázquez será su sucesor.

¿Quién es Alfonso Abel Vázquez?

Alfonso es un cura que se ordenó el 23 de mayo de 1999 y que ha pasado por varias parroquias. Y como persona creo que Dios me ha dado el don de conectar bien con los niños.

¿Siempre quiso ser sacerdote?

La primera vocación que tuve fue de policía, aunque lo que hago tiene relación también con la ayuda a los demás.

¿Cúando llegó usted a la conclusión de que tiene vocación religiosa?, ¿cómo se lo dijo a su familia?

Ya lo tenía claro desde pequeño; quizás en la Primera Comunión. Lo dije en casa y mi madre fue quien, especialmente, me lo facilitó todo y me llevó a hablar con el párroco de la parroquia de Sabugo. Tenía 11 años.

¿Le influyó algo a la hora de tomar esta decisión?

Sí, el ayudar a los demás, y especialmente, el compromiso en erradicar la pobreza. Además de poder relacionarse con todo el mundo, desde los más pequeños hasta los más ancianos.

Cuando le destinaron de Teverga a La Corredoria, ¿qué pensó que iba a encontrar?

No lo sabía, pero además se dio la mala circunstancia de que llegué en febrero y había fallecido el párroco de aquí. Además se cumplían los 50 de la parroquia en marzo, más Semana Santa y comuniones. Fue un poco caótico.

¿Y qué vio?

Caos, porque no había un sacerdote que llevara directamente la parroquia. El problema fue que tuve que empezar a organizar todo prácticamente desde cero, no porque no hubiera gente para colaborar, pero es que había que dar orden.

¿Cuánta gente acude habitualmente a la parroquia?

En las misas de la familia sobre 330 personas aproximadamente. Hay que tener en cuenta que aquí hay 400 niños en los cursos de preparación para la Primera Comunión.

Utiliza las redes sociales para comunicarse... ¿Cree que ello mejora la relación entre Iglesia y sociedad?

Tiene su parte positiva y negativa. Lo bueno es que te permite estar más fácilmente en contacto con la gente, pero luego está el otro riesgo: a veces hay gente que no entiende que es un medio de comunicación y hay quien lo dedica a insultar.

¿Qué perfil de cura necesita esta parroquia?

Con la elección de José Manuel Vázquez han acertado por completo. Un cura joven y que sea dinámico, sobre todo con el tema de niños y la juventud.

La Corredoria es un barrio con mucha entidad.

Sí, pero es complicado que se haga barrio como tal, porque la gente es de muchos lugares distintos: de Cangas de Narcea, Teverga, Grandas de Salime, León, etc. Yo lo suelo definir como un pueblo de pueblos.

Es el más grande de Oviedo, ¿una sola parroquia es suficiente?

Sí, de momento. Lo curioso es que esta parroquia hace 50 años solo tenía 500 habitantes y ahora supera a cualquier otra.

¿Qué opina de las chabolas que hay en la salida de La Corredoria hacia Lugones?

Desde la Cáritas Arcipestral se les envió una carta a los políticos antes de las elecciones europeas, pero hicieron caso omiso. Y no entiendo que en el siglo XXI, en un barrio como este, siga habiendo chabolas. Sinceramente no lo entiendo.

¿Ha bajado el nivel de sonido de las campanas tras las quejas?

Están exactamente igual que estaban, porque en ningún momento dieron más decibelios de los que se dijeron. Solicité una medición nueva, pero hasta el día de hoy no sé nada más. De todas maneras, es un problema que se hubiera solucionado con diálogo, no con anónimos, ni insultos a través de mensajes...

¿Vómo vivió esa situación?

Con desagrado porque unas campanas es una cosa habitual en una iglesia, no es nada anormal. Pero cuando se llega a decir que se había hablado conmigo y que no entendía a razones, cuando nadie vino a hablar conmigo... La pena es que hubo que llegar a un juzgado.

Haga balance de sus seis años al frente de la parroquia.

Mucho trabajo, organización y con muy buen equipo de catequistas, pastoral, y de Cáritas trabajando conmigo. Gracias a Dios he tenido un buen equipo.

¿Cómo es su día a día?

Este último año he estado levantándome a las seis de la mañana para ir a dar clase a Pola de Lena, después de dos o tres horas de clase regresaba a la parroquia para temas administrativos; por la tarde, daba catecismo a los niños, que venían desde las cinco y cuarto hasta las ocho de la tarde. Hay bastante movimiento en la parroquia.

Seguro que escucharía alguna vez la frase ‘con todo el oro del Vaticano, se acababa con la pobreza del mundo’. ¿Qué cree?

Eso puede que sea un patrimonio de la humanidad y no es cogerlo y venderlo como uno quiere, pero no conozco los entresijos. Sí que diría que Jesús nació en un pesebre. No nació rodeado de oro ni en un palacio. Corremos el riesgos de olvidarnos de la pobreza y la humildad.

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