martes, 21 de julio de 2015

¿Por qué no se ponen la casulla?.Por Isaac García Expósito


La casulla es un ornamento litúrgico, una vestidura que se coloca sobre el alba y la estola. La lleva el celebrante o el celebrante principal de la Eucaristía. Según la Ordenación general del Misal Romano, el sacerdote llevará al menos el alba, la estola y la casulla.
La casulla representa la caridad de Cristo: «Pero por encima de todo esto, vestíos de la caridad, que es vínculo de perfección» (Col. 3,14). En el marco de la celebración de la Santa Misa, este símbolo de caridad debe preceder al símbolo de la autoridad, de ahí que se ponga la casulla se ponga por encima de la estola.

En la instrucción Redemptionis Sacramentum, se recuerda que:

123. «La vestidura propia del sacerdote celebrante, en la Misa y en otras acciones sagradas que directamente se relacionan con ella, es la casulla o planeta, si no se indica otra cosa, revestida sobre el alba y la estola». Igualmente, el sacerdote que se reviste con la casulla, conforme a las rúbricas, no deje de ponerse la estola. Todos los Ordinarios vigilen para que sea extirpada cualquier costumbre contraria.

¿Y a qué viene todo esto? Muy sencillo. El pasado Domingo fui a Misa en el lugar donde paso mis vacaciones, un pueblecito de la costa de Málaga; la Eucaristía la concelebraron dos sacerdotes. Ninguno llevaba casulla. Estaban revestidos únicamente por el alba y la estola. Aunque la casulla sólo es obligatoria para el celebrante principal, ninguno la portaba. Haría mucha calor, claro.

La Sacrosanctum Concilium dice que

(..) la Liturgia, por cuyo medio “se ejerce la obra de nuestra Redención", sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristía, contribuye en sumo grado a que los fieles expresen en su vida, y manifiesten a los demás, el misterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia (SC 2)

La Liturgia «es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza» (SC 10).

A pesar de lo anterior, los abusos litúrgicos se siguen cometiendo, gracias a un clero indolente y a un pueblo ignorante. Dice la Redemptionis Sacramentum que se repruebe el abuso que los sagrados ministros realicen la Santa Misa:


126. Sea reprobado el abuso de que los sagrados ministros realicen la santa Misa, incluso con la participación de sólo un asistente, sin llevar las vestiduras sagradas, o con sólo la estola sobre la cogulla monástica, o el hábito común de los religiosos, o la vestidura ordinaria, contra lo prescrito en los libros litúrgicos.(216) Los Ordinarios cuiden de que este tipo de abusos sean corregidos rápidamente y haya, en todas las iglesias y oratorios de su jurisdicción, un número adecuado de ornamentos litúrgicos, confeccionados según las normas.

Sin embargo el exceso no concernía únicamente al ornamento litúrgico, sino a la forma de distribución de la Eucaristía, que fue bastante deprimente: parecían que estaban repartiendo estampitas.Patético.

A pesar de los recomendado por la Redemptionis Sacramentum, es dudoso que el pueblo tenga la suficiente preparación como para indicarle al sacerdote que se ha excedido. Otra cosa son los Obispos. Ellos tienen potestad para acabar con estos abusos litúrgicos. ¿Por qué se permiten estos excesos?

Existe un adagio en la Iglesia que dice «Lex orandi, lex credendi», cuyo significado explica perfectamente el catecismo:

1124 La fe de la Iglesia es anterior a la fe del fiel, el cual es invitado a adherirse a ella. Cuando la Iglesia celebra los sacramentos confiesa la fe recibida de los Apóstoles, de ahí el antiguo adagio: “Lex orandi, lex credendi” ("La ley de la oración es la ley de la fe") (o: “legem credendi lex statuat supplicandi” ["La ley de la oración determine la ley de la fe"], según Próspero de Aquitania, siglo V, ep. 217). La ley de la oración es la ley de la fe, la Iglesia cree como ora. La Liturgia es un elemento constitutivo de la Tradición santa y viva (cf. DV 8).

1125 Por eso ningún rito sacramental puede ser modificado o manipulado a voluntad del ministro o de la comunidad. Incluso la suprema autoridad de la Iglesia no puede cambiar la liturgia a su arbitrio, sino solamente en virtud del servicio de la fe y en el respeto religioso al misterio de la liturgia.

1126 Por otra parte, puesto que los sacramentos expresan y desarrollan la comunión de fe en la Iglesia, la lex orandi es uno de los criterios esenciales del diálogo que intenta restaurar la unidad de los cristianos (cf UR 2 y 15).

Si desnaturalizamos la Liturgia, ¿no estamos al fin y a la postre desnaturalizando nuestra fe?

No hay comentarios:

Publicar un comentario