(El Confidencial/InfoCatólica) En el catálogo de la muestra, las artistas intervienen con una propuesta específica, en la que arremeten contra las tesis antiabortistas, con un padrenuestro blasfemo:
«Concédenos el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Y danos la gracia de no ser ni vírgenes ni madres. Líbranos de la autoridad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo para que seamos nosotras las que decidamos por nosotras. Ruega porque el poder judicial no haga suyos los mandatos de la Iglesia y ambos nos libren de su misógina opresión. Venga a nosotros el derecho a cuestionar si es bendito el fruto de nuestro vientre. No nos dejes caer en la tentación de no luchar por nuestros derechos. Y concédenos el milagro de la legalidad del aborto en Argentina. Amén».
Al rezo blasfemo lo acompaña un logo de una iglesia ardiendo en llamas, con el lema: «La única iglesia que ilumina es la que arde», un invento de Kropotkin (1842-1921) que gustaba repetir a Durruti (1896-1936), el líder del movimiento de colectividades de Aragón durante la guerra civil española. En sala, el logo está estampado en una caja de cerillas con dibujo y lema en las caras y un irónico «¡Contribuya!». La pieza en vitrina se titula Cajita de fósforos (2005) y es el momento más impactante del recorrido de la muestra, que como escribe el director del museo, «traza conexiones inesperadas, capaces de crear comunidades invisibles y nuevas experiencias de lo común y compartido».
El director del Museo, feliz
Manuel Borja-Villel asegura que «el Museo Reina Sofía se convierte así en laboratorio de ensayo de nuevas pedagogías». La intención del montaje es «restablecer una relación no mediada por el saber», «apoyar un pensamiento crítico» y «trazar conexiones inesperadas». Para el director del museo estas exposiciones muestran al museo«como institución viva», «que se posiciona como un importante catalizador del pensamiento y del debate público».
Mujer, aborto y Ministerio
Como explican las cuatro comisarias de la exhibición, Mujeres Públicas se implican en temáticas relacionadas con la posición de la mujer en la sociedad. «Uno de los conflictos en los que participa permanentemente es en la lucha política sobre la legislación del aborto en Latinoamérica». Sus acciones y protestas en el espacio público son contundentes y las más corrosivas de toda la exposición.
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, recogiendo la idea del director, asegura en el texto oficial del catálogo que Un saber realmente útil convierte al museo en «un laboratorio donde la educación, la pedagogía y el pensamiento se presentan como material privilegiado». «Invita al espectador al desafío de indagar en el papel del saber a lo largo de la historia reciente y sobre todo en el presente», añade.
«Éste es el sentido profundo de una exposición que parte de una reflexión crítica de la pedagogía, de un replanteamiento acerca de nuestros modos de aprendizaje y de un análisis de los recursos y medios dedicados a la educación», puede leerse en el escrito que no va firmado ni por el ministro José Ignacio Wert, ni por José María Lassalle, secretario de Estado de Cultura.
Por último, las cuatro comisarias de la exposición organizadas como What, How and for Whom(WHW), explican que la muestra «aboga por la repolitización de la educación». El programa editorial de WHW aboga por la recuperación de la política y «la pedagogía como elemento crucial de la resistencia organizada y las luchas colectivas».
No hay comentarios:
Publicar un comentario