jueves, 15 de octubre de 2015

10 enseñanzas de Santa Teresa de Jesús



1. "Sin este cimiento fuerte (de la oración) todo edificio va falso". (Camino de perfección, 4, 5).

2."No son menester fuerzas corporales para ella, sino sólo amar y costumbre; que el Señor da siempre oportunidad si queremos". (Vida, 7, 4).

3. "No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama". (Vida, 8, 2).

4. "Pensar y entender lo que hablamos y con quién hablamos y quién somos los que osamos hablar con tan gran Señor; pensar esto y otras cosas semejantes de lo poco que le habemos servido y lo mucho que estamos obligados a servir, es oración mental; no penséis que es otra algarabía ni os espante el nombre". (Camino de perfección, 25, 3).

5. "Toda la pretensión de quien comienza oración-y no se olvide que esto importa mucho-ha de ser trabajar y determinarse y disponerse, con cuantas diligencias pueda, a hacer su voluntad conforme a la de Dios (...). Quien más perfectamente tuviera esto, más recibirá del Señor, y más adelante estará en el camino". (Las Moradas, 11, 8).

6. "De los que comienzan a tener oración, podemos decir son los que sacan el agua del pozo, que es muy a su trabajo, como tengo dicho, que han de cansarse en recoger los sentidos, que como están acostumbrados a andar derramados, es harto trabajo". (Vida, 11, 3).

7. "Digo que no desmaye nadie de los que han comenzado a tener oración con decir: Si torno a ser malo, es peor ir adelante con el ejercicio de ella. Yo lo creo, si se deja la oración y no se enmienda del mal; mas, si no la deja, crea que le sacará a puerto de luz". (Vida, 19, 2).

8. "Y el que no deja de andar e ir adelante, aunque tarde, llega. No me parece es otra cosa perder el camino sino dejar la oración". (Vida, 19, 5).

9. "Si no era acabando de comulgar, jamás osaba comenzar a tener oración sin libro; que tanto temía mi alma estar sin él en oración, como si con mucha gente fuera a pelear Con este remedio, que era como una compañía o escudo en que había de recibir los golpes de los muchos pensamientos, andaba consolada". (Vida, 4, 7).

10. "Por no estar arrimada a esta fuerte columna de la oración, pasé este mar tempestuoso casi veinte años con estas caídas". (Vida, 8, 1, 4)

Carta Semanal del Sr. Arzobispo

La misión: gramática de la fe

Un recuerdo de mi infancia era cuando en el colegio y en la parroquia preparábamos el día del Domund. Tanto en la clase de religión como en la catequesis parroquial se nos permitía acercarnos con los medios audiovisuales de entonces a lo que representaba esa vocación cristiana de primera línea: los misioneros.

Veíamos algún documental, nos proyectaban las famosas “filminas” (no era la época del PowerPoint) y conseguíamos hacernos una idea apasionada de lo que aquellos hombres y mujeres, sacerdotes y religiosas, vivían en las fronteras más alejadas para anunciar a Jesucristo, construir la Iglesia y estar al lado de pueblos necesitados de tantas cosas materiales y espirituales. Si un misionero podía venir a compartirnos su experiencia era un regalo grande. Nuestros ojos de niños se abrían para asomarnos por unos momentos a esas tierras de misión tan lejanas y diversas a las nuestras en casi todo, diferentes en costumbres con sus vestidos y colores según fueran africanos, asiáticos o americanos.

Todo un sinfín de preguntas nos provocaba el encuentro. ¿Sentían nostalgia de sus casas, familias y tierras los misioneros que tan lejos se marchaban? ¿tenían miedo de lo que encontraban y sudaban aprendiendo aquellas lenguas o adaptándose a las comidas lugareñas? ¿Quién les había mandado ir tan lejos para aquello? Y a todas las preguntas nos iban respondiendo con gracejo y paciencia, abriéndonos más todavía la curiosidad sana de nuestra infancia cristiana. Siempre nos decían al final que rezásemos por ellos y que lo hiciéramos en familia, que nosotros fuésemos también misioneros con los amigos del barrio y con los compañeros del colegio. También acogían nuestro simbólico donativo y agradecían que saliésemos con huchas a pedir dinero para la misión. Eran unas huchas de barro, representando la cabecita de un niño de aquellos lugares, y que se llenaba con pocas monedas, pero era un modo de comprometernos haciendo algo por todos ellos. Rezar, ser misioneros en nuestros lares y ayudar económicamente en lo que pudiésemos.

La misión hoy sigue siendo una exigencia cristiana. Pueden haber cambiado algunas cosas, pero no la pasión de ir a anunciar a Cristo hasta los confines del mundo allá adonde todavía no se le ha predicado, o para sostener una fe incipiente en unos pueblos apenas evangelizados. Como dice el Papa Francisco en su mensaje para el Domund de este año, «la misión es parte de la “gramática” de la fe. Quien sigue a Cristo se convierte necesariamente en misionero, y sabe que Jesús “camina con él, habla con él, respira con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera” (Evangelii gaudium, 266). La misión es una pasión por Jesús, pero, al mismo tiempo, es una pasión por su pueblo. Cuando nos detenemos ante Jesús crucificado, reconocemos todo su amor que nos dignifica y nos sostiene; y en ese mismo momento percibimos que ese amor, que nace de su corazón traspasado, se extiende a todo el pueblo de Dios y a la humanidad entera. Así redescubrimos que Él nos quiere tomar como instrumentos para llegar cada vez más cerca de su pueblo amado y de todos aquellos que lo buscan con corazón sincero. En el mandato de Jesús “id” están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia».

Damos gracias a Dios por todos nuestros misioneros y misioneras, rezamos por ellos y los sostenemos con nuestra ayuda económica. Pero también en nuestro lugar y nuestros ambientes estamos llamados a ser misioneros para los que Dios nos ha puesto al lado.


+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

miércoles, 14 de octubre de 2015

La Cruz sobre el Altar (Foto del Altar de la Parroquia de Lugones)

La Misa es “Santo Sacrificio”, memorial de la pasión, muerte, resurrección y ascensión de Nuestro Salvador. Mi inclinación a poner la Cruz sobre el Altar, como se hace siempre en las Misas celebradas en el Vaticano, con la disposición de velas tal como aparece en la imagen de arriba, es porque de ese modo se redunda más en el aspecto sacrificial de la Misa: aspecto que queda reducido, o casi eliminado, cuando la Misa se convierte, en la intención del celebrante o equipo de liturgia, en mera fiesta que solo lleve a la resurrección pero obviando el sacrificio expiatorio de Cristo en el Calvario.

Se observa con preocupación como en no pocas Misas la tendencia es reducir al mínimo toda expresión o signo que nos toque la conciencia para procurar nuestra conversión desde el compromiso. Se constata como una “teología” que pretende vivir siempre en el Monte Tabor desde el “que bien se está aquí” pero sin pasar a “Este es mi Hijo: escuchadlo” (Mateo 17, 1-9). Esa teología progre- modernista trata de mimetizarse con el sentimentalismo simbólico de la posmodernidad donde lo esencial es la emoción por encima del amor sincero.

La Cruz sobre el Altar ayuda mucho al sacerdote a mantener la mirada en Cristo crucificado, para así asumir que celebra la Misa cara a Dios (como se desarrolla en un artículo anterior) y no como un protagonista frente al pueblo. La Cruz sobre el Altar resta protagonismo al cura para dárselo a Cristo, y redunda que TODOS (el sacerdote junto al pueblo) celebran Misa mirando a Dios. No deja de ser curioso que los que prefieren el Altar despejado para que el pueblo los vea bien (a ellos) caen en un cierto clericalismo, pues con la Cruz en el Altar la figura personal del sacerdote se ve más eclipsada, lo cual contribuye a una mayor devoción para el pueblo.

P. Santiago Glez.

El ático del Cardenal Rouco Varela. Por Rodrigo Huerta Migoya

Yo que siempre he sido un acérrimo defensor de la línea de pensamiento y trabajo de Monseñor Rouco Varela, me llevé una gran decepción con la polémica de su supuesta negativa a dejar el Palacio Arzobispal de la Calle San Justo de Madrid. Pensé que se trataría de un bulo, pues al saber que la fuente informativa era el portal de información “Religión digital” me hizo pensarme la cosas dos veces. De todos es sabido la inquina que dicha Web guarda desde hace años al hoy arzobispo emérito de Madrid. Por desgracia, no me equivoqué y la cosa salió de ese reducto para ocupar lugares principales en revistas, blogs, periódicos, programas de radio y redes sociales.

Es evidente que esto no es un rumor, o eso quise creer hasta que pasando por tierras de Madrid tuve la oportunidad de almorzar con una figura clave de la sociedad madrileña y del periodismo español. Salió el tema Rouco y, cuando ella exclamó ¡es todo mentira! Se me calló el alma a los pies. En primer lugar, porque ésta nunca le profesó admiración alguna al prelado gallego (por lo que me constataba que no pecaba de “rouquiana”; en segundo, por el daño tan grande que una mentira sacada desde la Iglesia le estaba causando a la propia Iglesia, y, en tercero, ante la pasividad de los muchos que saben que esto no fue así y están tardando en rectificarlo ante la sociedad española y el pueblo fiel en general.

La verdad no tardó en salir a la luz, y cuando Monseñor Osoro no llevaba ni dos meses en Madrid, el Palacio ya estaba libre: ¿Nadie se preguntó entonces por aquellas supuestas obras ya diseñadas para dividir el Palacio en varias zonas? ¿No se había negado Monseñor Rouco en abandonar el Palacio? ¿No se había gastado una millonada en un proyecto para el domicilio episcopal matritense?; Entonces, ¿En qué quedamos?

Don Antonio María siempre ha sido hombre de estudio, trabajo y mucha investigación. He aquí que su biblioteca personal necesite de un buen camión para poder transportarla, además de unas cuantas semanas para desmontar, catalogar y embalarlo todo. A mi juicio, todo un record que los libros que ahí se han ido ordenando a lo largo de dos décadas con un fondo de toda una vida se desmonte y ordene en tan sólo unas cuantas semanas. Cuando este asunto queda zanjado y se descubre que eran mentira todos esos datos aportados sobre el Palacio, entra en juego el tema de la nueva morada de Don Antonio María. El caso del nuevo apartamento, que tantas ampollas ha levantado y que ciertamente da la carnaza que gusta.

Monseñor Rodríguez Plaza, actual primado de Toledo asentía en una entrevista al ser preguntado por el tema lo siguiente: “se ha abierto la veda y Rouco Varela está en el disparadero de muchos que están ya disparando”. Igualmente añadió: ``es algo hinchadísimo que no se corresponde con la realidad. Con todo este tema ha habido mucho rollo y demasiada literatura que ha servido para llenar mucho espacio en los medios de comunicación aunque no responda para nada a la realidad´´.

El Cardenal de Madrid vive en un apartamento propiedad de la Diócesis de Madrid legado por una bienhechora; es decir, no estamos hablando de que el Cardenal o la Iglesia hayan tirado la casa por la ventana para comprar ese apartamento, sino que un mujer pudiente lo legó a la iglesia entre sus últimas voluntades de forma altruista. Después está la comidilla de la rehabilitación del mismo, la cual no es ni por asomo las cifras que se dicen. Si conocen algo el mundo de la construcción sabrán que las empresas serias y formales no juegan precisamente a revelar facturas o albaranes, menos en los tiempos que corren, dónde la ley de Protección de Datos puede “cazar” a cualquiera. Se hablaba de “pruebas fiables", más aún nadie ha hecho gala de estas.

El Arzobispado de Madrid, de obras sabe mucho, pues han sido muchísimos los trabajos llevados a cabo en la construcción de nuevas parroquias bajo el pontificado de Moseñor Rouco en barrios nuevos y viejos, en su mayoría de gente humilde y trabajadora. A estas obras materiales hay que añadir las pastorales y espirituales de este verdadero apóstol que supo llevar a plenitud la reforma iniciada por Monseñor Suquía en esa devastada Iglesia, víctima de la progresía clerical. Un sacerdote asturiano decía que la etapa de Rouco ha sido la peor de la historia actual de la Iglesia: ¿Sabe acaso este señor cómo estaba Madrid hace veinticino años y como está ahora?. El Cardenal Tarancón, que jugó un papel destacado en la transición española, pienso que no fue, sin embargo, un destacado pastor ni singular obispo. Creo que no digo mentira alguna cuando de todos es sabido, y la historia ahí está, aquella famosa “bronca” que el ya San Juan Pablo II le echó a Don Vicente el día que se presentó en el Vaticano con la renuncia, esperando que le cantaran el feliz cumpleaños y le dieran prórroga al frente de la cátedra de la capital de España. El Papa polaco “le tiró de las orejas” al de Burriana con una sentencia directa: "Usted será el responsable de que el catolicismo retroceda en España´´. Aún hoy los fans del progresismo no le han perdonado al Papa Viajero aquella “patada” al Obispo “del paredón”.

Madrid era un dolor. Secularizaciones a barullo, el seminario bajo mínimos repartidos en pisos y sin orden ni concierto, las parroquias a la deriva con abusos litúrgicos y sacramentales, sacerdotes más implicados en la política que en la pastoral; reinaba el todo vale sobre el derecho canónico. La formación religiosa iba sin rumbo, la vida consagrada cada día más secularizada... y en esto llegó el cambio. A Don Ángel Suquía le tocó la primera fase nada sencilla de abordar, más fue el Cardenal Rouco quién llevó a la Iglesia de Madrid a ser modelo y ejemplo para otros Obispados de España. La idea fue clave: si siendo tan “guays”, tenemos las iglesias semivacías: seamos serios, a ver qué pasa... Estaba claro los fieles querían ya un poco de seriedad en todo y menos cachondeo.

Con Rouco el seminario se encauza, siendo hoy de los más numerosos y con mejor formación. Se buscan profesores preparados y serios, doctrinalmente hablando. Se corrigen los abusos litúrgicos, se crea la Universidad San Dámaso, se promueve el periódico diocesano "Alfa y Omega", se trabaja mucho y bien por levantar una diócesis muerta, que hoy es una de las joyas de nuestro país. Ahora, con estas tonterías del ático, quieren echar por tierra la figura del Cardenal que siempre ha tenido tantos enemigos por ser un defensor de la verdad, de la vida , de la familia... Muchos en Madrid que no le veían con buenos ojos, están empezando a valorarlo a la vista de los nuevos cambios que dicen tener aire primaveral...

Don Antonio,  como hombre reservado, tímido y callado, nunca dirá ni esta boca es mía sobre las falsas acusaciones vertidas sobre él, más la verdad, por mucho que se intente camuflar y maquillar, al final sale a la luz, y su vida, aunque muchos la caricaturicen, ha sido de una entrega total y fiel a la Comunión de la Iglesia por la que siempre luchó.

Gracias Señor Cardenal, Feliz jubilación y “ad multos annos”.

martes, 13 de octubre de 2015

El V Centenario del nacimiento de Santa Teresa llega a su fin



(Iglesia de Asturias) Este próximo jueves, 15 de octubre –fiesta de Santa Teresa de Jesús– se clausura en toda España el V Centenario del nacimiento de la santa de Ávila. Ha sido, sin lugar a dudas, un acontecimiento eclesial que ha sobrepasado las barreras de los monasterios y parroquias de su Orden, la carmelitana, y sobre la que se han volcado asociaciones, movimientos, ayuntamientos, ciudadanos de todo tipo y condición, en reconocimiento a una mujer del siglo XVI que logró transformar esquemas y proporcionar una nueva mirada hacia Dios, logrando llegar desde a los más humildes, hasta las más altas esferas de la sociedad.

En Asturias, la clausura oficial se celebrará en la parroquia Nuestra Señora de Begoña, de los padres carmelitas de Gijón, ese mismo día 15, a las ocho de la tarde. Estará presidida por el Obispo auxiliar, Mons. Juan Antonio Menéndez.

Para preparar este fin de año, tendrá lugar la celebración de un Triduo en la parroquia, que dará comienzo el martes, día 13, y se desarrollará durante el miércoles y el jueves, día de la clausura, con la Eucaristía, a las ocho de la tarde. Gijón ha sido, por tanto, la ciudad elegida para acoger en Asturias el acto final de este Centenario, que se inauguraba hace ahora un año, en la otra comunidad de religiosos carmelitas de la diócesis, la de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de Oviedo, y a la que asistía el Arzobispo, Mons. Jesús Sanz.

En las dos comunidades, junto con la implicación del Carmelo seglar –grupos de laicos identificados con la Orden–, así como colaboradores de las parroquias, se ha tenido en cuenta este V Centenario como hilo conductor de todas las actividades que se han llevado a cabo durante el año. En Oviedo, el párroco de Nuestra Señora del Carmen, padre Miguel Valenciano, explica que quisieron dividir las actividades “teniendo en cuenta la aportación más importante que nos dejó Teresa, a nivel espiritual, que es la oración. Por ello, todos los meses programamos encuentros de oración, charlas y encuentros formativos en torno a su figura, actividades con niños y jóvenes, y todo ello sin olvidar el carácter jubilar del Centenario, por lo que todos los días 15 de cada mes hemos tenido en la parroquia una Misa Jubilar”.

Además, el padre Valenciano destaca, a título personal, uno de los momentos más bonitos del año, que fue “la Oración por la paz en el mundo, que el General de la Orden propuso para celebrar el cumpleaños de la santa y que secundó el propio Papa Francisco, el pasado 26 de marzo. Reflejó bien lo que es Santa Teresa, toda de Dios, y al mismo tiempo con una mirada abierta al mundo”.
En Gijón, el padre Fidel Gil, párroco de Nuestra Señora de Begoña, afirma, por su parte, que “al concluir este año, podemos decir que la figura de Santa Teresa, con su experiencia y mensaje, goza de buena salud, actualidad y universalidad”. “En los más diversos lugares del mundo Santa Teresa ha estado y está presente: encuentros, congresos, exposiciones, charlas conferencias, etc” –reconoce el religioso–, que señala que en Gijón, concretamente, “instituciones como el Ateneo de Jovellanos, o templos como la Basílica del Sagrado Corazón han impartido conferencias de calidad en torno a la figura y obras de la Santa”.

En cuanto a la parroquia, el templo de Begoña contó también con “jornadas corales con temática de Santa Teresa, charlas cuaresmales en torno a su figura, una oración musicalizada de las carmelitas de Oviedo, así como su recuerdo en todos los momentos importantes y fuertes en la liturgia del año”.
A nivel diocesano, dos momentos importantes de la celebración del Centenario han sido, por un lado, la peregrinación diocesana a Ávila, el pasado mes de mayo, que estuvo presidida por nuestro Arzobispo, Mons. Jesús Sanz, y en el que participaron más de cien personas, acompañadas, también, por ocho sacerdotes; y por otro lado, este verano, un grupo de chicos y chicas asturianos de diferentes parroquias y movimientos, organizados a través de la Delegación diocesana de Pastoral Juvenil, participaban en el Encuentro Europeo de jóvenes en Ávila, que lograba reunir a más de 6.000 jóvenes en la ciudad de la Santa, y en el que estuvieron presentes también Mons. Jesús Sanz y el Obispo auxiliar, Mons. Juan Antonio Menéndez.

En Asturias se encuentran dos comunidades de religiosas carmelitas contemplativas, en Gijón y en Oviedo. Desde su convento de Fitoria, en Oviedo, las carmelitas procuraron organizar mensualmente una actividad sobre Santa Teresa, desde conciertos hasta presentaciones de libros, algo que les ha “enriquecido, y que ha sido muy positivo por cuanto ha permitido acercarse al mensaje de la Santa, que sigue siendo tan actual como lo era en el siglo XVI”, afirma su priora, Teresa de la Merced.
Habrá que esperar aún un tiempo para poder valorar la magnitud y el calado auténtico que ha tenido la celebración del Centenario en todo el mundo. Pero una cosa ha quedado clara, y es que, como afirma el padre Fidel, “A pesar del materialismo que parece invadirnos, Santa Teresa tiene una palabra autorizada que decirnos y una experiencia que ofrecernos. No se acaba todo con el centenario, sino que es una experiencia fuerte de cómo Santa Teresa, doctora de la Iglesia universal, sigue hablando con palabras empapadas de Evangelio al mundo de hoy. No hemos agotado a Santa Teresa, aún nos queda mucho que conocer y profundizar, y seguiremos con ese compromiso”.

Solicitar la aplicación de la Santa Misa por una determinada intención: ¿Algo pasado de moda?


Entre los testimonios de la revelación, ocupa un lugar destacado – tan importante como el de la Escritura, e inseparable de ella – la Tradición de la Iglesia. La Tradición es una realidad viva y múltiple; comprende todo lo que la Iglesia es y todo lo que cree (cf “Dei Verbum”, 8). La liturgia es un aspecto importante de la Tradición y constituye un “lugar teológico”, una instancia testimonial de la revelación; así como, respectivamente, el magisterio de la Iglesia, las vidas de los santos, la reflexión de los teólogos, etc.

Cuando uno se pregunta si es lícito aplicar la Misa por una determinada intención, la respuesta viene dada por la praxis de la Iglesia: es un hecho; y un hecho no solamente consentido, sino justificado e incluso alentado por los pastores y por los teólogos. No hace falta más que abrir un misal para constatar que, junto a los formularios de la misa propios de los diversos tiempos litúrgicos – Adviento, Navidad, Cuaresma … - , se encuentran formularios del “propio de los santos”, “misas comunes” (de la dedicación de la iglesia, de Santa María Virgen…), “misas y oraciones por diversas necesidades” (por la Iglesia, por el Papa, por la paz y la justicia…), misas “votivas”, “misas de difuntos”, “misas rituales” (en el Bautismo o en el Matrimonio), etc. Es decir, una inmensa riqueza de textos que reflejan la irradiación del Misterio Pascual de Cristo en las múltiples situaciones de la vida humana.

Es asimismo un hecho, fácilmente constatable, que en las misas se pide por intenciones particulares; y no me refiero solamente a las intercesiones del canon o plegaria eucarística, sino a peticiones aún más concretas; incluso mencionando el nombre, o los nombres, de aquellos por quienes se ora. En la oración colecta de una misa de matrimonio se dice: “derrama tu gracia sobre estos hijos tuyos, que se unen en tu presencia”. Se refiere a los que en esa celebración van a contraer matrimonio; a ellos en particular y no a todos los novios del mundo. O vayamos a una misa de difuntos: “Confortados por los sacramentos que dan la vida te pedimos, Señor, por nuestro hermano N.”. Y esa “N” está ahí en lugar del nombre concreto del fallecido.

Claro, a estas alturas, puede surgir una duda: ¿Hay una sola Misa o hay infinidad de misas distintas, cada una de ellas apropiada para una situación? La verdad es que sólo hay una Misa, que es memorial de la Pascua de Cristo; es decir, cada vez que la Iglesia celebra la Eucaristía se hace presente la Pascua de Cristo y, así, permanece siempre actual el sacrificio que Cristo ofreció de una vez para siempre en la cruz.

Pero la Eucaristía, siendo el sacrificio de Cristo, es igualmente el sacrificio de la Iglesia. La Iglesia está unida a Cristo, como el Cuerpo a su Cabeza. La Iglesia se une a la intercesión de Cristo ante el Padre por todos los hombres. El “Catecismo” dice que “la vida de los fieles, su alabanza, su sufrimiento, su oración y su trabajo se unen a los de Cristo y a su total ofrenda, y adquieren así un valor nuevo. El sacrificio de Cristo presente sobre el altar da a todas las generaciones de cristianos la posibilidad de unirse a su ofrenda” (1368).

La Iglesia - por Cristo, con Él y en Él - , se ofrece al Padre e intercede por todos los hombres. Pero “por todos” no quiere decir por una masa anónima. “Por todos” es por cada uno, con su nombre y apellidos. Y hasta con su función específica: el Papa, el obispo del lugar, los ministros. También por los miembros de la Iglesia que caminan por este mundo y, por supuesto, por los fieles difuntos.

Pero, además de estas intercesiones, ¿puede pedir un fiel cristiano a un sacerdote que aplique la celebración de la Misa por algún fin determinado? Sí, puede hacerlo. Es decir, puede lograr, por ministerio del sacerdote – que representa a la persona de Cristo - , que “su” petición no sea ya sólo “su” petición, sino que forme parte - por así decir, de modo público y oficial- de la intercesión de la Iglesia unida a la intercesión de Cristo. Y no vale dar carpetazo al asunto invocando el valor infinito de la Misa. Es evidente que, siendo la Eucaristía el sacrificio de la cruz que se actualiza, tiene valor infinito.

En este sentido, en cuanto depende de su oferente principal y de su víctima principal; es decir, de Cristo, la Eucaristía es eficaz "ex opere operato”, en razón de la obra misma que se realiza. No se puede dudar que la Eucaristía da gloria a Dios, le da gracias, satisface por nuestros pecados e intercede por nosotros ante Dios. Pero nuestra participación en la Misa, nuestra unión al sacrificio de Cristo que se actualiza, es siempre limitada. Siempre puede ir a más. Por esta razón se repite la celebración de la Misa, para que nos apropiemos cada vez más de sus frutos; de la redención. De este modo, el Padre sigue amándonos y salvándonos.

Nuestra participación en la Misa es diversa, como diversa es nuestra oración, como diversas son las condiciones y situaciones de nuestra vida. Todas ellas, también “esa” preocupación mía, pueden ser unidas al sacramento de la Redención. Cuando más se abra el fiel cristiano a la obra salvadora de Dios, más se dejará salvar. Cuanto más y mejor ejercite su sacerdocio bautismal ofreciendo activamente su propia vida y sus propias intenciones, mayor será el fruto, para él, de la Santa Misa.

En la constante tradición de la Iglesia está el hecho de que los fieles “movidos por su sentido religioso y eclesial, quieran unir, para una más activa participación en la celebración eucarística, un personal concurso” (Pablo VI, Motu proprio “Firma in traditione”). Y ese “personal concurso” puede consistir en pedir que se celebre la Misa por una intención determinada, ofreciendo incluso un don para ello. Los fieles que así lo hagan serán, sin duda, los principales beneficiarios de esa petición.

Guillermo Juan Morado.

lunes, 12 de octubre de 2015

Un asturiano es ordenado hoy Sacerdote



El joven Daniel Rojo Fernandez , natural de Pandiellu localidad perteneciente a la Parroquia de Santa Eulalia de Puertas de Cabrales será ordenado hoy día 12 Festividad de Nuestra Señora del Pilar en la Basílica - Santuario del Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles (Getafe - Madrid).

Tras realizar sus estudios elementales en el Seminario Menor de la Asunción de Oviedo cursó la Carrera de Historia y concluida esta decidió ingresar en el Seminario Diocesano de Nuestra Señora de los Apóstoles de Getafe. Concluidos sus estudios en Filosofía y Teología por la Facultad de Teología San Damaso de Madrid se ha especializado en Historia de la Iglesia por el Instituto San Ildefonso de Toledo. Ordenado diacono por el Sr. Obispo de Getafe el 12 de octubre de 2014, desarrolló su diaconado en la Parroquia de San Carlos Borromeo de Villanueva de la Cañada.

La celebración del Sacramento del Orden será presidida por el Sr. Obispo de dicha Diócesis Monseñor Joaquín Mª López de Andújar y Cánovas del Castillo así como estará asistido por su Obispo Auxiliar Monseñor José Rico Pavés.

Desde nuestro Blog nos unimos a la alegría de Don Daniel y los suyos, de la UPAP de Cábrales dónde celebrará en breve su Primera Misa así como Felicitamos a su Párroco Don Pedro que además es su tío abuelo. Ciertamente un día histórico para ese querido Concejo. Desde Lugones nos unimos espiritualmente.