jueves, 6 de febrero de 2020

«El cansancio de pedir perdón es una enfermedad fea», proclama el Papa durante su catequesis semanal

(Rel.) El Papa Francisco continuó este miércoles con sus catequesis sobre las Bienaventuranzas del Evangelio de San Mateo durante la Audiencia General, donde puso el énfasis en que “de los pobres de espíritu es el Reino de Dios”.

De este modo, el Pontífice indicó que Jesús proclamó el camino de la felicidad “con un anuncio que resulta paradójico” y que es esta bienaventuranza. Se trata –agregó- “de un camino sorprendente y un extraño objeto de beatitud: la pobreza”.

“¿Qué es lo que se entiende aquí con pobres?”, se preguntó Francisco. Y explicó que “si Mateo usara sólo esta palabra el significado sería simplemente económico” son embargo, este Evangelio a diferencia del de Lucas, “habla de ‘pobres de espíritu’”. Para el Papa, “el espíritu, según la Biblia, es el soplo de vida que Dios transmitió a Adán; es nuestra dimensión más íntima, digamos la dimensión espiritual, la más íntima, aquella que nos hace personas humanas, el núcleo profundo de nuestro ser”.

Los verdaderos pobres de espíritu

Por ello, señaló que “los ‘pobres de espíritu’ son aquellos que son y se sienten pobres, mendicantes, en lo íntimo de su ser. Jesús los proclama bienaventurados porque ellos pertenecen al Reino de los cielos”.

Sin embargo, el Papa dijo que “muchas veces se nos dice lo contrario”, es decir, que “se necesita ser algo en la vida, ser alguien… se necesita tener un nombre. Y de ahí nace la soledad y la infelicidad: si yo debo ser ‘alguien’ estoy en competición con los demás y vivo en la preocupación obsesiva por mi ego. Si no acepto ser pobre, empiezo a odiar todo aquello que me recuerda mi fragilidad”.
“Cada uno, delante de sí mismo, sabe bien que, por mucho que se haga, siempre queda uno radicalmente incompleto y vulnerable. No existe un maquillaje que cubra esa vulnerabilidad, cada uno de nosotros es vulnerable por dentro y debe ver dónde. ¡Y qué mal se vive cuando se rechazan los límites personales! Se vive mal cuando no se dirige el límite”, agregó durante su catequesis.

Dios no se cansa de perdonar

En este sentido, Francisco recalcó que “las personas orgullosas no piden ayuda, no pueden pedir ayuda, no les viene pedir ayuda, porque deben demostrarse auto suficientes. ¡Y cuántos de ellos necesitan ayuda! Pero el orgullo les impide pedirla”.

Y además el Santo Padre señaló “qué difícil es admitir un error y pedir perdón”. Pero el Señor –añadió- “no se cansa de perdonar, somos nosotros, por desgracia, quienes nos cansamos de pedir perdón. El cansancio de pedir perdón es una enfermedad fea. ¿Por qué es tan difícil pedir perdón? Porque la humildad humilla nuestra imagen hipócrita”.

“El Reino de Dios es de los pobres de espíritu. Están aquellos que tienen reinos de este mundo: tienen bienes y comodidades. Pero son reinos que finalizan. El poder de los hombres, también el de los imperios más grandes, pasan y desaparecen. Muchas veces vemos en el telediario o en el periódico: aquel gobernante y aquel gobierno cayeron… Las riquezas de este mundo se van”, concluyó.

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