viernes, 25 de abril de 2025

Cardenal Rouco Varela: “En el Cónclave no se discute. Se vota y se reza”

(RC) Horas antes de ir a Roma, a dónde ya ha llegado, el arzobispo emérito de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela, participó en una tertulia en Gestiona Radio, el miércoles por la noche en el programa de Ramiro Aurín, invitado por el académico de Ciencias Morales y Políticas, Ramón Tamames.

Rouco ha vivido dos cónclaves

El cardenal Rouco, que ha vivido dos cónclaves, el que eligió a Benedicto XVI y el de Francisco, señaló que “los cardenales que han cumplido ochenta años podemos, o debemos si no hay impedimento grave, participar en las Congregaciones Generales previas al Cónclave, pero no en el Cónclave”.

Preguntado por si se están configurando candidaturas de oposición al legado del Papa Francisco, el cardenal Rocuo señaló que “en el Cónclave no se habla, no se discute, en el sentido de lo que ustedes han preguntado de preparar grupos, corrientes o candidatos…, se vota y se reza. Es una acto religioso. Puede parecer extraño, pero es así. Es un acto religioso. Estamos callados, se reza al final, a la hora de depositar la papeleta, se hace una especie de oración. Un Cónclave no tiene nada que ver con una sesión parlamentaria o de una Academia”.

Especulaciones previas al Cónclave

Sobre las especulaciones previas al Cónclave, el arzobispo emérito de Madrid consideró que “se especula siempre que se acerca un Cónclave. Yo ya he participado en dos, y aunque la obligación del secreto es muy estricta, lo que se puede decir es que poco tiene que ver con lo que se habla y se discute en las Congregaciones previas, y no digamos en las corrientes de opinión que simplifican muchas las cosas siempre. Esto está pasando ahora mismo”.

Cuando el académico Ramón Tamames le preguntó si en el Conclave se puede pedir la palabra para defender una posición o un candidato, el cardenal Rouco Varela respondió categóricamente que “no”.

Y añadió que “en la Constitución apostólica de Juan Pablo II, corregida en algún punto por Benedicto XVI, está reglado el íter del Cónclave y se cumple de forma estricta”.

En otro momento de los minutos iniciales del programa, previos a la tertulia, el cardenal Rouco Varela señaló, interpelado por la duración previsible del Cónclave, que “la previsión de una prolongación del Cónclave tan larga tiene que ver más con la historia de los cónclaves y de las elecciones de los papas antes del concilio de Trento que después de Trento. Es absolutamente inverosímil que pueda pasar ahora”.

El periodista de El País admira a Rouco

En el programa de Gestiona Radio intervino también el periodista de “El País”, Juan González Bedoya, que dijo que lo primero que quería hacer es “expresar mi admiración por el cardenal Antonio María Rocuo, sobre el que he tenido que informar durante años. Es uno de los grandes príncipes de la Iglesia. Quizá en el último siglo, o algo más, hay tres grandes cardenales, el cardenal Sancha, el cardenal Tarancón y el cardenal Rouco. Y me encanta coincidir con el cardenal Rouco”.

Homilía en el Funeral de Manuel Antonio Fernández Álvarez, "Manolito El Pegu"


Querido Sr. Vicario Episcopal de Oviedo-Centro, Mary, familia y amigos de Manolito; miembros de la Cofradía del Carbayu, autoridades y hermanos todos:

Hoy todavía es Pascua, el día en que Resucitó el Señor; es lo que celebramos en estos ocho días a continuación del Domingo de Gloria, pues el acontecimiento de la resurrección de Señor es tan importante para nosotros los cristianos que lo vivimos prolongándolo desde el domingo pasado hasta el próximo. Por este motivo los funerales que se celebran en estos días no se utiliza el color morado, sino el blanco, pues este representa el triunfo de Jesús sobre el sepulcro, el pecado y la muerte, lo cual nos llena de esperanza y alegría. Alguno podría pensar que salía el cura de blanco porque Manolito era del Atlético de Lugones, pero el motivo real es porque estamos en Pascua y el color es también una oración; es nuestra petición de que el que ya participó en la muerte como Cristo sea igualmente asociado también a su victoria en la resurrección. He querido utilizar esta casulla blanca con el galón verde también como un guiño al Carbayu y a su bandera que ondeaba por Lugones los primeros días de cada mes de agosto.

Personalmente, siempre estaré agradecido a Manolito por su acogida, apoyo y amistad... No fueron fáciles mis comienzos aquí cuando desde el atrevimiento de la ignorancia soberbia -que diría Machado- uno se encuentra nada más llegar con prejuicios, juicios y etiquetas. Recuerdo muy bien -son cosas que no se olvidan- que Manolito y su escudero Juan Cima (aunque no sé realmente quién era escudero de quién) me acogieron con cariño y me mostraron su disponibilidad y ayuda para lo que necesitara. También -un poco más tarde- cuando comenté en una misa que me gustaría llevar en procesión a San Félix al Carbayu, hubo personas a las que les pareció una bobada, y algunas le comentaron a Manolito que el cura no tenía ni idea de lo que es Lugones: “mira que decir que quiere subir al Santu al Carbayu -comentaron- ¿qué demonios tendrá que ver San Félix con El Carbayu?...” Y Manolito aclaró que el cura estaba mejor informado de lo que pensaban, pues hasta la guerra siempre había sido así, y su güelu también le dijo que la misa y la procesión de San Félix era el auténtico inicio de la Romería... Por eso yo quiero pedirle hoy a San Félix que guíe igualmente ahora a Manolito hasta las puertas del cielo.

Despedimos a un hombre que ante todo ha amado: a su familia, a sus amigos, a sus vecinos, a su pueblo... Sólo el amor al Carbayu y a Lugones justifica las incontables horas de trabajo, no sólo en la ebanistería, en la ganadería o en la casa sino, especialmente, en el trabajo extra que realizó desinteresadamente por ver felices a los demás, de forma concreta con el Museo de la Romería: toda una obra de ingeniería en miniatura y de memoria verificada en su maqueta reproduciendo aquella hermosa fiesta de "prau" de principios del siglo XX, contando con la inestimable ayuda en lo relativo a luces y electricidad de Roberto Nicolás como mano derecha para todo en lo técnico.

Manolito, mucho antes de que aparecieran las asociaciones asturianistas fue un promotor y precursor de la verdadera asturianía en madreñes, que diría yo. Hoy la cultura asturiana goza de buena salud en la mayoría de sus campos, y las nuevas generaciones se han tomado muy en serio el valor de "lo nuestro", de lo que nos legaron nuestros mayores y de la cultura de nuestra tierra. Es hermoso ver que los niños y jóvenes de Asturias conocen los bailes típicos, los cantos populares, la tonada, los instrumentos de la región como la gaita, el tambor o el pandero. Pero los que tenemos unos cuantos años más recordamos cómo, ciertamente, en un momento del algo lejano ya siglo XX parecía que todo esto iba a desaparecer, que la globalización y la modernización llevaría aparejada la extinción no sólo de la forma de vida ancestra, sino también de la forma de hacer la fiesta. Esto le preocupaba a Manolito, y así nació su museo temiendo que se olvidara el ayer de tantas generaciones a las que los presentes les debemos todo, y que por dignidad y nobleza -que dirían el Hidalgo Caballero y el maño baturro- obliga en la memoria.

Añadido al trabajo del museo estaba el de sacar adelante la Romería año tras año como motor de su alma. Y es que Manolito aprendió prácticamente a caminar en la Romería: se crió en la fiesta, y la llevaba en su ADN y corazón. Él no iba a la romería a pasarlo bien; lo suyo era estar pendiente de que todo marchara como tenía que ser y, sino, buscar soluciones. Estar atento entre bambalinas viendo a los demás disfrutar le llenaba de satisfacción por completo. Le gustaba el buen ambiente, que hubiera camaradería y unión entre vecinos; quizá éste era uno de los detalles de los que más disfrutaba: ver amigos y vecinos como una piña agrupados a una para sacar la fiesta adelante, esto era para él la mejor alegría y premio. Así era Manolito: pequeño de estatura, pero gigante de corazón.

Ahora le encomendamos al Señor, como hacemos con cada ser querido al que despedimos, rogando que sus fallos y limitaciones sean perdonados y sus virtudes y buenas obras premiadas. A buen seguro la Santina del Carbayu, Nuestra Señora del Buen Suceso, intercederá por este hijo que tanto cuidó de Ella, de su capilla y de sus fiestas. Hacía tiempo ya que junto a su inseparable “Mary” no fallaba en la misa del sábado en la Capilla; tal vez barruntaba que tras los últimos sustos el despegue podría estar próximo y ser cualquier día y, a su manera, se iba preparando.

Gracias Manolito por tanto que le has regalado al Carbayu y a Lugones; esta localidad estará siempre en deuda contigo. En su día ya dije públicamente que te merecías una calle, y es que hay nombres de persona que no deberíamos permitir que nunca cayeran en el olvido. Él amó profundamente a Lugones; la gente de Lugones también le devuelve el cariño y afecto, prueba de ello está en tantas personas aquí presentes y las que al enterarse de su fallecimiento le sentían como algo propio, pues supo transmitir afecto en lo personal y sabor a pueblo y Asturias en la Romería, en el museo y en su vida.

Querido amigo, ¡querido Alcalde! -como yo te decía cuando nos veíamos- en un rato te llevaremos de vuelta al Carbayu de tus amores, al cementerio de Cantarranas, pero antes creo que será obligado pasar ante la Capilla, ante tu Capilla y Museo para que la Madre del Buen Suceso te regale su última mirada aquí en la tierra y tú se la devuelvas mientras compartimos un responso por ti. Que Ella te acoja también en el Cielo:

Descanse en paz, "Manolito el Pegu''.

Lugones 25/04/2025


Joaquín, párroco

jueves, 24 de abril de 2025

Argüello sobre Francisco: «No era de derechas ni de izquierdas»

(Infovaticana) El presidente de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Luis Argüello, ha ofrecido un amplio balance sobre el legado del Papa Francisco en una entrevista concedida a El Debate.

El arzobispo de Valladolid, que se desplazará a Roma para asistir el sábado al funeral del Papa Francisco, subraya que el Pontífice argentino ha dejado una huella profunda en la Iglesia, no por una ideología, sino por una propuesta “integral y centrada en lo esencial”: el Evangelio, la dignidad humana y la cercanía a los más pobres.

“Francisco ha querido transmitir el anuncio del Evangelio, no sólo con palabras, sino con obras”, afirma Argüello. El prelado destaca que el Papa puso especial énfasis en “la dimensión social del Evangelio”, expresada tanto en la comunión eclesial —a través de la sinodalidad— como en la opción preferencial por los pobres. “Detrás de su propuesta había una antropología, una visión política y económica con el ser humano en el centro, basada en el diálogo, el encuentro y la amistad social”, añade.

Ni de derechas ni de izquierdas

En un momento en que algunos han querido encasillar ideológicamente a Francisco, Argüello es claro: “No era ni de izquierdas ni de derechas. Su propuesta superaba esas categorías”. Según el arzobispo, el Papa combatió el individualismo —defendido tanto por el liberalismo conservador como por el progresismo cultural— con una visión de la persona y de la familia abierta a la vida, que ha sido poco subrayada en los análisis mediáticos.

Argüello reconoce que muchas propuestas del Papa resultaron incómodas tanto para la derecha como para la izquierda. Desde su impulso a la “Economía de Francisco” hasta su defensa de una “alianza social por la esperanza”, con la natalidad como eje, el Pontífice rompió moldes. “El Papa ha hecho un llamamiento a construir el bien común desde el encuentro, pero siempre con los más pobres en el centro”, apunta.

Un cónclave abierto a la sorpresa

Respecto al próximo cónclave, monseñor Argüello anticipa que podría deparar sorpresas. “Debemos recibir al nuevo Papa sin prejuicios y con asombro”, afirma. Señala que la composición del colegio cardenalicio, más internacional y diverso que nunca, podría dar lugar a una elección inesperada. “El hecho de asumir la sede de Pedro es, en sí mismo, un revulsivo de sorpresa”, recuerda.

Preguntado por cuestiones como el diaconado femenino o la bendición de parejas del mismo sexo, Argüello considera que son temas “periféricos” que han tenido escasa relevancia real en los sínodos. “El Papa ha abierto procesos, no ha cerrado debates. Pero nos ha pedido centrarnos en lo esencial: el anuncio de la misericordia, la vida en comunión, el valor de cada vocación”, señala.

En su reflexión final, el presidente de los obispos españoles sintetiza el legado de Francisco con una invitación clara: “Francisco quería que la Iglesia, en esta hora, se centre en lo esencial”.

Fallece Manolito el Pegu


Ha fallecido Manolito el Pegu, una institución en Lugones y alma mater de la romería y barrio del Carbayu. Lo encomendamos a Nuestra Señora del Buen Suceso a la que tanto quería D.E.P.

Desde la Parroquia de San Félix de Lugones queremos darle nuestro más sentido pésame a la familia, amigos y vecinos del Carbayu, y de forma especial a la Cofradía de Nuestra Señora del Buen Suceso, por el fallecimiento de nuestro querido Manolito

Como afirmó nuestro Párroco Don Joaquín en 2023 sobre Manolito: ''Ni el peso de los años, ni los achaques de la salud han sido una pega para el Pegu; todo lo que se propuso lo logró. En alguna ocasión tuvo que pasar por el hospital; quizá el más curioso de sus ingresos fue cuando cayó de un árbol, y con gracia y una vez recuperado alguien sentenció: ''Sólo en el Carbayu se vió a un pegu caer de un árbol''. Debió de ser de las pocas caídas de Manolito, pues la historia de su vida es la de un hombre que ha volado alto en el deporte, en la vecindad, en la historia local... Sin lugar a duda, estamos ante alguien que ha hecho un gran esfuerzo por dar a conocer Lugones, no sólo por el nivel tan elevado en el que ha sabido mantener la romería, sino por darle a esta localidad su primer museo''.

Podremos acompañar a su familia mañana a las 17:00 aquí en la Parroquia dónde se oficiará el funeral por su eterno descanso  y le daremos el último adiós.

miércoles, 23 de abril de 2025

En el adiós al viejo pescador. Por Monseñor Jesús Sanz Montes

Conocí al Papa Francisco cuando como arzobispo de Buenos Aires nos dio los Ejercicios Espirituales al episcopado español. Era enero de 2006. Guardo un grato recuerdo de ese retiro predicado con la sobriedad propia de un hijo de San Ignacio de Loyola. Luego vino la noticia de su elección como Sucesor de San Pedro: el papa número 266 tras dos grandes pontífices como lo fueron San Juan Pablo II y Benedicto XVI. Los doce años que ha durado su pontificado no han sido fáciles. Primero por la alta herencia recibida de los papas anteriores, y luego porque ha tenido que bandear problemáticas en la humanidad y dentro de la misma Iglesia que no eran en absoluto fáciles. Ahí ha volcado todo el rico bagaje de su personalidad tan propia: el hecho de pertenecer a una familia de inmigrantes italianos, hará que tenga muy a flor de piel esa circunstancia de todos los que por diferentes motivos tienen que dejar su hogar, su tierra, su lengua y costumbres, para salir hacia otro mundo incierto desde sus infiernos, guerras y hambrunas diversas. 

Hay imágenes que te quedan grabadas en el hondón del alma. Recuerdo algunas de ellas que más incidencia me dejaron verdaderamente. La primera que me impactó fue su visita a Lampedusa con motivo de los fallecidos en sus pateras ante las costas italianas cuando venían huyendo de sus avernos dictatoriales, de sus guerras fratricidas o ajenas y del hambre con todas sus variantes. Vergogna!, dijo con voz potente en italiano: ¡qué vergüenza! Quedó como el estribillo de la indignación paterna de alguien que no miró para otro lado a fin de concienciar a esta humanidad insensible e insolidaria. 

Una segunda imagen que mucho me impresionó fue la que nos ofreció en plena pandemia del Covid-19, cuando caminando el solitario por las gradas de la plaza de San Pedro bajo la lluvia se acercaba hacia aquel estrado. Allí se veía a un padre que asumía el dolor de la entera humanidad en aquellos instantes de tremenda incertidumbre, de miedo incluso en tantas de nuestras miradas. Su oración a Dios con los brazos abiertos fue realmente conmovedora. 

Hubo una que me motivo escribir un artículo que titulé 'Las nuevas lágrimas de Pedro'. Fue en 2022, el 8 de diciembre, cuando en la romana plaza de España, en la oración ante la imagen de la Inmaculada, rompió a llorar. Interrumpió la plegaria y comenzó a gemir su llanto sin consuelo, provocando una ovación que comenzó el alcalde de Roma. El Papa deja el texto, se detiene, se bloquea y se rompe en el sollozo conmovedor de un padre anciano lleno de ternura, que le cuenta a la Virgen Santísima lo que, muy a su pesar, traía en sus manos vacías. Fueron preciosas sus palabras. Fueron más conmovedores sus silencios en medio de aquellas lágrimas entrecortadas: «Virgen Inmaculada, hubiera querido hoy traerte el agradecimiento del pueblo ucraniano por la paz que llevamos tanto tiempo pidiendo al Señor. En cambio, aún tengo que traerte la súplica de los niños, de los ancianos, de los padres y madres, de los jóvenes de esa tierra martirizada, que tanto sufre». 

Tras su ingreso en el Hospital Gemelli de Roma, ha venido apareciendo intermitentemente con sus palmarias limitaciones manifiestas. Estas comparecencias últimas con su salud ya muy quebrada han sido un ejercicio de la mejor buena voluntad para acercar su paternidad a cada hombre y mujer con un esfuerzo sobrehumano por la proximidad a cada persona. Habrá que valorar otros gestos y palabras que al hilo de entrevistas en aviones o en improvisadas tertulias podía dar su parecer sobre temas candentes o sobre sobres cuestiones más disputadas. Pero en su magisterio propiamente escrito y sopesado, no ha dado pie para enmendar la larga tradición cristiana con su defensa de la vida en todos sus tramos, su defensa de la familia entre hombre y mujer fundada, su defensa de la justicia y de la paz en medio de tantas corrupciones y trincheras varias. 

Pedimos para que el Buen Pastor le acoja junto al viejo pescador San Pedro y a la protección materna de la Virgen María. Descanse en paz. Que nos siga ayudando desde el cielo que para él pedimos. 

Miles de personas desfilan ante los restos mortales del Papa Francisco para darle el último adiós

(Infovaticana) Los restos mortales del Papa Francisco han sido trasladados de la Casa Santa Marta a la Basílica de San Pedro, donde su cuerpo reposará para que los fieles puedan rendirle un último tributo antes de la misa de exequias que tendrá lugar el sábado 26 de abril de 2025.

El recorrido fue casi idéntico al de hace apenas cuatro días: desde Santa Marta, cruzando via della Sacrestia, la Piazza dei Protomartiri Romani, el Arco de las Campanas, y la Piazza San Pietro, hasta llegar a las largas filas frente al atrio de la Basílica. El pasado domingo, Domingo de Pascua, el Papamóvil transitaba ese mismo camino, con el Papa Francisco, visiblemente debilitado por las terapias, extendiendo los brazos para acariciar a los niños, saludar y bendecir. Hoy, en el día de San Jorge —su onomástica—, el mismo trayecto lo recorre un ataúd de madera, ante 20 mil personas reunidas bajo un sol finalmente primaveral. Lágrimas, manos cubriendo bocas, rosarios entrelazados en los dedos y teléfonos alzados para capturar un momento histórico.

El cuerpo del Papa Francisco, vestido con ornamentos rojos, la mitra sobre la cabeza y una corona de perlas negras entrelazada en los dedos —un objeto que solía llevar en el bolsillo, junto a una imagen de Santa Teresita de Lisieux y una estampa del cardenal Jean-Louis Tauran— fue trasladado en solemne procesión hacia la Basílica de San Pedro. La ceremonia, presidida por el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo de la Santa Iglesia Romana, evocó aquella que el mundo presenció hace dos décadas, con la despedida de Juan Pablo II. A pesar de su magnitud, el rito mantuvo un aire de intimidad: alrededor de 80 cardenales y patriarcas en primera fila, seguidos por obispos, sacerdotes, religiosas y fieles laicos al final, como dictan los antiguos protocolos del Vaticano.

Desde antes de que el féretro emergiera por las puertas automáticas de la Domus Vaticana —residencia del Papa argentino durante más de doce años—, ya resonaban las oraciones y cantos. A las 9:10, tras el repique de campanas y el canto solemne de la Schola Cantorum, comenzó la procesión. Acompañaban el cortejo sus secretarios —Don Fabio Salerno, Don Daniel Pellizzon y Don Juan Cruz Villalón—, el asistente de salud Massimiliano Strappetti, y los asistentes de sala Piergiorgio Zanetti y Daniele Cherubini, todos conmovidos tras dos días intensos recibiendo a miles de fieles en la capilla ardiente.

“Queridos hermanos y hermanas, con profunda emoción acompañamos los restos mortales del Papa Francisco a la Basílica Vaticana”, pronunció Farrell en latín, recordando su servicio como Obispo de Roma y Pastor universal. “Demos gracias a Dios por los dones concedidos a través de su siervo, y supliquemos que le conceda la paz eterna”.

A la voz del diácono —Procedamus in pace— la procesión avanzó entre estatuas y columnas, bajo la cúpula majestuosa. Al llegar a la plaza, comenzaron los primeros aplausos espontáneos. Guardia Suiza, gendarmes, mujeres con velos, niños en brazos, y numerosos sacerdotes de la diócesis de Roma acompañaron el trayecto hacia la Basílica. Otro aplauso selló el ingreso del féretro por la puerta central, hacia el altar de la Confesión, donde reposa el apóstol Pedro.

Allí, sobre una sencilla plataforma roja, ligeramente inclinada sobre una alfombra —no un catafalco, según la voluntad de Francisco—, fue colocado el ataúd. Rociado con agua bendita e incensado, comenzó el Evangelio, acompañado por salmos y letanías en una atmósfera íntima. Los cardenales y obispos se acercaron en orden a dar el último saludo, mientras el rostro del Papa mostraba una expresión serena, casi sonriente, como tantas veces durante sus apariciones públicas.

Afuera, desde temprano, largas filas de fieles aguardaban. A las 11 en punto, cuando se abrieron las puertas, avanzaron rezando el Rosario, algunos corriendo para poder acercarse. Al llegar a la barrera, muchos se detenían unos segundos, hacían la señal de la cruz y tomaban una fotografía.

La Basílica permanecerá abierta hasta medianoche, y también mañana desde las 7 de la mañana. El viernes a las 20:00 será el rito de cierre del féretro. El último adiós al Papa «venido del fin del mundo» tendrá lugar el sábado 26 de abril a las 10:00, en la Plaza de San Pedro.