martes, 3 de diciembre de 2024

El 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con discapacidad.

(C.E.E.) El 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con discapacidad. La Conferencia Episcopal Española, desde el área de la discapacidad, se une a esta Jornada y ofrece diversos recursos con el fin de animar la evangelización de este sector pastoral y avanzar en su inclusión en la sociedad y en la Iglesia. En esta ocasión se ha elegido como lema: «Todos juntos regalamos esperanza».

Como señala el papa Francisco en la Bula de convocatoria del Jubileo 2025, Spes non confundit, si de algo tiene necesidad nuestro mundo es de esperanza. Los pobres, los enfermos, los migrantes, los abuelos, los jóvenes son sectores que viven en la desesperanza y necesitan la presencia de cristianos que alivien su situación y la conviertan en esperanza. Lo mismo la guerra, las catástrofes naturales que nos asolan, la falta de nacimientos y el envejecimiento de la población, la marginación social, los problemas de salud mental, etc. nos llaman a ser testigos de esperanza en medio de este mundo en que nos ha tocado vivir.

“Todos somos un regalo para los demás”

En este contexto, esta campaña «quiere ser un canto a la esperanza, un aliento fresco que permita descubrir que todos somos un regalo de esperanza para los demás», señalan desde el área de la discapacidad. Esta afirmación se puede oír en el canto que el grupo Hakuna ha compuesto para la celebración de este día de la discapacidad: “Todos somos un regalo para los demás”. Las imágenes que se recogen en el video son de personas del Hogar de Santa Teresa en Madrid, de los centros de Ntra Sra de la Luz y La Providencia en Badajoz y de otras familias particulares, en todas ellas se vive un ambiente en el que se experimenta que unos y otros son un regalo para los demás y todos se convierten en dadores de esperanza.

En definitiva, se trata, como señalan desde esta área de «ponemos en camino hacia el Jubileo, dispuesto a peregrinar con el fin de que todos juntos regalemos esperanza».

«Todos juntos regalamos esperanza»

La Campaña que este año, con motivo del Día internacional de las personas con discapacidad, ofrecemos desde la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la Conferencia Episcopal Española, quiere prepararnos para celebrar el Jubileo 2025, que tiene como lema «Peregrinos de esperanza». Somos invitados, pues, a poner nuestra mirada en el horizonte amplio que nos ofrece nuestra fe cristiana: Jesús, muerto en la cruz y resucitado del sepulcro. La esperanza cristiana no defrauda, nos recuerda el papa Francisco, citando a san Pablo (Rom 5,5), y nosotros acogiendo sus palabras queremos poner la mirada esperanzada en toda circunstancia de nuestra vida.

La discapacidad nos acompaña a todos. ¿Quién es capaz de decir que él no tiene ninguna discapacidad? Aceptar nuestras limitaciones y luchar con ellas para seguir adelante en nuestra existencia ya es una actitud que manifiesta que la esperanza anida en nuestro corazón. Dar la mano a quien la necesita, hablarle con signos o con el tacto a quien no puede oír, quitar barreras arquitectónicas para que todos podamos transitar, explicarle lo que hay a quien no ve, hablar despacio y comentar con un lenguaje sencillo a quien tiene un ritmo diferente de comprensión, no preguntarle si me conoce a aquella persona que va perdiendo la memoria poco a poco; todas estas cosas y muchas más transparentan que queremos dar esperanza.

Todos hemos de caminar juntos, cada uno con nuestras capacidades —¡que son muchas! — y con nuestras discapacidades. Y si este nuestro caminar lo hacemos con esperanza, no solo haremos nuestro camino con el gozo de la fe, sino que regalaremos esta virtud tan necesaria en nuestro mundo. Nuestra sociedad tiene necesidad de testigos de esperanza. Las personas con discapacidad nos ofrecen su testimonio de lucha esperanzada, sabiendo que no caminan solos, sino que Cristo, nuestra esperanza viva, camina con ellos. La fe en Cristo no es solución a los problemas, pero sí que es luz para dar sentido a lo que el mundo ve como oscuridad. Siempre hay una rendija de luz que es signo del sol que no tiene ocaso, Jesús, el resucitado, que cada día sale para que nosotros podamos seguir caminado juntos regalando esperanza.

Aniversario de la Fundación de las Hermanas del Santo Ángel: Un día para dar gracias. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


El 3 de diciembre es un día para dar gracias

Por el Padre Luis Ormieres que apostó por fundar una escuela para niños pobres en su pueblo, un lugar alejado, para el que quiso contar con religiosas.

A las religiosas de Saint Gildas que fueron las que respondieron a la llamada del P. Luis para abrir esa escuela.

A la Madre San Pascual que fue un pilar fundamental para sacar adelante el proyecto.

A las primeras hermanas que aquel 3 de diciembre de 1839 fundaron la primera comunidad a la sombra del P. Ormieres y con la Madre San Pascual, las San hermanas San Hilarion y San Laurent.

Es un día para reconocer la valentía de aquellas mujeres que dejaron la comodidad, la seguridad y el amor a su comunidad de Saint Gildas y arrancarse de raíz para plantarse y dar fruto en un lugar desconocido, sin miedos ni certezas.

Ellas abrieron camino tras las huellas de los fundadores, y así en estos 185 años el carisma del Santo Ángel continúa hoy tratando de ser ángeles visibles en nuestro mundo.

Joaquín, párroco


Marchar lejos a instruir niños pobres. Por Cristóbal Robles Muñoz 

En septiembre de 1839 se encargó a la Hermana Saint Pascal que comunicara al P. Ormieres que todo estaba listo para el viaje. Tenía los permisos necesarios. Con ella irían las Hermanas Saint Hilarion y St. Laurent. En la carta del 22 de septiembre de 1839, la hermana Saint Pascal escribe a Louis Ormieres: 

''Le diré que las dos hermanas, destinadas a ir conmigo, están encantadas de marchar lejos a instruir niños pobres, que parece que las están esperando desde hace tiempo. Le confieso que es para mí una gran satisfacción verlas con estas disposiciones. Las mías continúan igual que cuando usted pasó por Saint-Gildas. Desde ese momento no ha habido un instante de desaliento. No he tenido que mirar hacia atrás: Dios me concede una gran gracia, dándome constancia en mis ideas. La necesito del todo para alcanzar mi propósito''. 

Este primer texto tiene el valor de una presentación personal. El 3 de noviembre las tres Hermanas salían camino de Quillán. Iban con el P. Deshayes. Viajaron en coche propio hasta Tolulouse, donde había un asilo de sordomudos. dirigido por los Hermanos del P. Deshayes. Pararon en todas las casas de la Congregación, que estaban en el itinerario. Fue a recogerlas Louis Ormieres. Desde el primer momento pidió a las hermanas que llamaran ''Cheré meré'' a la Hermana Saint Pascal. Unos pocos días más tarde, llegó el P. Deshayes.

El día de la partida la Hermana Marie des Anges, de la comunidad de Saint Gildas, escribió a la Madre Saint Pascal. Comprendía que la decisión fuera desgarradora para ella, que estaba en Saint Gildas desde muy joven. ''Sólo para Dios'' era el lema de las Hermanas. Había inspirado ahora a la Hermana Saint Pascal y la sostenía en las dificultades.

No había pasado un año, cuando, en el verano de 1840 la Cheré Meré Saint Pascal recibió una carta. En ella se revala que el contrato, firmado el 1 de agosto del año anterior, tenia ya una interpretación restrictiva. Si una Hermana decidía ir a Quillán, no podría retornar a Saint Gildás. Por eso, le confesaba la Hermana Marie Euphrasie que ''sería necesario que tuviera su valor y su grandeza de ánimo, mi querida Hermana, pero Dios no me ha favorecido con ella''. 

La Cheré Maré Saint Pascal vivió estas primeras jornadas como un ''exilio''. Hubo tensiones los primeros meses. Era el coste que supuso instalarse en un sitio nuevo y alejado. No era ''fácil'' mantener la alegría. En los últimos meses de su vida, el 6 de abril de 1874 confesaba:

''Es verdad que he salido de Saint Gildas, pero no he perdido el afecto a mi querida Comunidad. Lo conservaré hasta el fin de mi vida... Mis superiores me enviaron para servir a una pequeña comunidad que empezaba y ha tomado el nombre de Santo Ángel de la Guarda, al ser reconocida por el gobierno. Es la causa de mi estancia aquí''.

Unos años antes aseguraba que nunca cambiaría ni sus sentimientos, ni su decisión de ir lejos, al sur, ni sus vínculos con Saint Gildas. 

El 3 de diciembre de 1839 se inauguró en Quillán la escuela y se instalaron las Hermanas. Asistió el P. Deshayes. Ormieres, generoso en repartir, lo consideró también como fundador, como antes lo había sido de otras congregaciones. Tuvo esa misma consideración con Angebault. 

lunes, 2 de diciembre de 2024

Los visitantes de las catedrales, ¿son turistas o peregrinos? Un interesante y crucial debate

(Rel.) España acumula un patrimonio cultural inigualable. Y la Iglesia Católica tiene en su seno gran parte de este gran patrimonio, especialmente a través de majestuosas catedrales que son visitadas por millones de personas cada año. 

Pero quienes entran en ellas, ¿son turistas o peregrinos? Esto es lo que se debatió, entre otras cosas, en la XIII Conferencia Internacional de Catedrales Europeas que se celebró en Córdoba esta semana. 

Manuel Sánchez, canónigo de la Catedral Metropolitana de Sevilla, quiso distinguir entre turista y peregrino cuando el visitante pisa una catedral. En su opinión, “en el momento que se entra por la puerta de una catedral, no hay turismo; hay peregrino, porque aquello es un ámbito sagrado”.

De este modo, señaló que el espacio sagrado que se pisa configura el concepto del visitante, “quizás ni él lo sabe, quizás ni el cabildo lo pretende, pero todo se está arbitrando para que la gente ahonde en esa experiencia de búsqueda”.

Este cambio de concepto implica el trabajo de los cabildos para que en esa dinámica “todo lo que rodea esté hablando de la grandeza de Dios y también de la búsqueda interior que toda persona tiene y eso es lo bueno que está facilitando la Catedral”.

La dirección de los cabildos está orientada al ofrecimiento de la vida espiritual y a la conservación de los templos, “y realmente la gestión espiritual y patrimonial que están haciendo los cabildos en beneficio de la ciudad”, ha matizado.

Mirando a Europa

La experiencia de las catedrales europeas, especialmente de las alemanas, a través de la música es capaz de educar los silencios, educar el oído y la contemplación, con la creación de sus propias escuelas de música, algo que manifiesta un compromiso dentro del espacio de la catedral o de las grandes iglesias y lo identifica con un espacio de contemplación. Los domingos por la tarde en casi todas las iglesias alemanas, se celebran conciertos donde la gente entra en silencio y sale en silencio. Esta manifestación resulta educativa del oído y del corazón, y propone “efectivamente la educación de la mirada”.

En las catedrales del norte, incluso las luteranas, en el momento de la oración se interrumpe todo y un canónigo saluda a la gente, lee un trozo del Evangelio, realiza un breve saludo y reflexión mientras se invita a rezar con la entrega de una oración escrita. Para Manuel Sánchez “esto es educar la mirada, es decir, pequeñas cosas que hacen distinta la acción de los propios cabildos y que van educando, efectivamente, en el silencio, en la mirada, en la contemplación, en la profundización, en la paz”.

Santoral del día: Santa Bibiana



No tenemos fechas de su vida, pero está documentada la dedicación a esta santa de una basílica en Roma en el pontificado del papa Simplicio (468-473). Pudo vivir quizá a finales del siglo III, con una entrega colmada y que dio su vida a Dios, muriendo en martirio, al igual que sus padres y su hermana. La tradición y la iconografía representan su martirio mediante la flagelación, estando atada a una columna.

Ya se menciona en el Liber Pontificalis el culto a la mártir Bibiana cuando se afirma en él que el papa Simplicio (468 – 473) le dedicó una basílica. Restaurada en el siglo XVII por el infatigable papa Urbano VIII quien con su pasión renacentista, además de salvar un monumento antiguo, quiso dejar un testimonio litúrgico del hallazgo incluyendo en el calendario de la Iglesia universal la fiesta de Santa Bibiana en el día 2 de Diciembre. La basílica tiene tres naves divididas por ocho columnas antiguas y contiene una escultura graciosa de la Santa hecha por Bernini. Está situada cerca de la vía férrea, da nombre al túnel por donde se cruza —Arcos de Santa Bibiana— y próxima a la Stazione Termini.

¿Quién fue santa Bibiana? Bernini, todo arte, la representa con los instrumentos del martirio que le dieron la Vida: columna donde fue flagelada, los azotes, la corona del martirio y la sonrisa en su cara. Pero todo ello, con ser verdadero, es cosa común y aplicable a la mayor parte de los mártires cristianos en la Roma pagana, por lo que es decir mucho y, al mismo tiempo, nada acerca de un personaje concreto.

El relato de las actas no es fiable. El siglo VI en donde comienzan a proliferar las actas de los mártires y los escritos aún más tardíos del martirio no son dignos de crédito histórico por las añadiduras apócrifas y contradicciones que contienen. Incluso los datos que se mencionan, como hacer responsable de su martirio al emperador Juliano el Apóstata, adolecen de un pronunciado desinterés cronológico. La leyenda de nuestra santa que relata pormenorizadamente su martirio es una novela ejemplar que aplica un esquema general romano.

Pero es cierto que Santa Bibiana existió y que fue mártir. Posiblemente también existieron su madre Dafrosa y su hermana Demetria cuyos sarcófagos intactos se descubrieron debajo de los dos vasos de vidrio con inscripciones que conservaban las reliquias de la Santa. La historia se remonta como más remoto documento al papa Simplicio que se sitúa en el siglo V. La veneración de esta mártir es anterior al ese dato. Y por ello no está lejos de la verdad histórica la afirmación de que vivió santa Bibiana a finales del siglo III, antes incluso de lo que cantan las actas.

Es, pues, Bibiana una santa de la que poco sabemos por los documentos que pueden aducirse con valoración histórica cierta. Conocemos su existencia y la entrega colmada, definitiva, que de su vida hizo a Dios, dándole un sí apoteósico con el martirio. Todo lo demás ¿qué importa? Al fin y al cabo, las piedras talladas, papiros, pellejos, papeles y datos informáticos en donde pueda constar la historia más completa de cualquier santo no son más que raspar en la corteza sin alcanzar jamás ese núcleo personal de la relación entre el santo —la santa en nuestro caso— y Dios. Lo que consta en los archivos nos puede llevar al reconocimiento de sus virtudes, pero la reciprocidad de amores entre redimido y Redentor es un misterio siempre escondido para la historia y patente sólo cabe Dios.

Publicado en Santopedia

domingo, 1 de diciembre de 2024

''Estad, pues, despiertos''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Hemos iniciado el tiempo de Adviento, y con éste, el nuevo año litúrgico con su ciclo propio -C- de lecturas. Este año los textos pueden resultarnos curiosos en su distribución dado que hoy el evangelio nos habla del fin de los tiempos, mientras que el del cuarto domingo nos hablará de la Anunciación. Alguien podría pensar que se trata de un error; empezar por el final para acabar por el principio, pero es que la intención de la Iglesia en este caso es ayudarnos a vivir estas cuatro semanas no sólo recordando aquella primera venida del Señor, sino especialmente, con los ojos puesto en su venida última y definitiva. 

A menudo nos limitamos en decir que el Adviento son las cuatro semanas de preparación para la Navidad, y decimos bien, pero no lo decimos todo; realmente tendríamos que decir ''para prepararme a la navidad'': yo; en primera persona del singular. Muchas veces os lo digo; cada momento es único e irrepetible, no volverá a haber otro idéntico y no podemos perder de vista que incluso éste puede ser nuestro último adviento. Y estas no son ideas para meter miedo en el cuerpo, sino al contrario, para estimular y aprovechar estos días para esponjar el corazón y vivir este Tiempo con toda intensidad enriqueciéndonos con las lecturas y predisponernos a una Navidad en clave de Dios. Viene alguien muy especial e importante; viene Cristo a nosotros, y Él no espera regalos de lujo, comidas de categoría ni decoraciones despampanantes, sino que tan sólo quiere tener morada en nuestro corazón. Por eso el adviento es momento de hacer limpieza, revisión de vida y confesión de nuestros pecados en busca de conversión y mejora que Jesús espera encontrar en nosotros dentro de cuatro semanas. 

Jesús vino, viene y vendrá. Vino a redimirnos y viene cada día como canta bellamente la liturgia: ''viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y para que demos testimonio por el amor, de la espera dichosa de su reino''... Y vendrá al final de los tiempos para juzgar a vivos y muertos. El evangelio de San Lucas, tomado de su capítulo 21, habla de ese fin del mundo en que habrá signos en el sol, en la luna y las estrellas, y nos regala una advertencia: ''Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra''. Ante esto hay otra idea que es bueno tener presente: no sabemos ni el día ni la hora; no sólo de ese final de los tiempos, ni siquiera el de nuestro propio final. Y en el Adviento es bueno que nos preguntemos al despertarnos: ¿si hoy fuera mi último día de vida que llevo en mi mochila, cómo me encontrará Jesús? ¿Vivo vigilante, preocupado por llevar mi vida de fe al día, de no dejar enemistades, de saldar cuentas pendientes y estar en gracia con el Señor y en paz con mis semejantes?... 

Es cierto que no vivimos uno tiempos fáciles, que los creyentes tenemos muchas cosas en contra, pero eso no debe ser excusa para rendirnos ni estancarnos en la mediocridad, sino para crecer más aún en la esperanza. Hemos escuchado en la primera lectura al profeta Jeremías anunciar de modo solemne: ''suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia''. El Profeta escribe y habla en un momento de dolor, seguramente en uno de los episodios más trágicos de la historia de Israel, cuando el rey de Persia arrasó Jerusalén, profanó el templo y los deportó a Babilonia. Y sin embargo, Jeremías en ese momento de plena oscuridad anuncia ya que habrá luz al final del túnel y que algún día el pueblo podrá decir: “El Señor es nuestra justicia”. Hemos de vivir nuestra vida con visión espiritual, que nuestra mirada vaya más allá de nuestras narices y sepamos comprender que nuestro tiempo es el que quiso Dios para nosotros. Hay momentos de cansancio, de querer rendirnos, de claudicar, y es ahí cuando hemos de hacer nuestra la oración del salmista: ''A ti, Señor, levanto mi alma. Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas''. 

Tenemos que esperar a Jesús, Él nos dice que vendrá; el Apocalipsis apunta: ''yo vengo pronto'', y así va ser. Pero, ¿le esperamos?. Porque Dios si quiere ser nuestro invitado, quiere hospedarse en nuestra alma, pero cuántas veces nos encuentra dormidos, despistados y sin nada preparado ante su llegada... Hemos de despertar ese anhelo de forma continua en la búsqueda de Dios, que vea que tomamos nosotros la iniciativa teniendo hambre y sed de Él. ¿Nos ocurre esto? Pues para eso vamos a vivir el Adviento, no para dejar pasar los días perdiendo una nueva oportunidad de crecer en la fe, sino para incentivar nuestra esperanza. Que no desaprovechemos estas cuatro semanas para preparar a fondo el corazón, para que esta Navidad sea más especial que nunca; todo radicará en cuánto espacio le dejemos a Cristo en nuestra alma y corazón para tener morada en nosotros esta Nochebuena. 

Buen Adviento: ¡Maranatha! ¡Ven pronto Señor! 

Evangelio Domingo I de Adviento

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21, 25-28. 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Palabra del Señor