Nació en Moreda de Aller el 18 de Julio de 1933
Cursó sus estudios de latín, filosofía y teología en los Seminarios de Valdediós y Oviedo.
Recibió la ordenación sacerdotal el 6 de abril de 1957 por manos de Monseñor Francisco Javier Lauzurica y Torralba
Cursó además los estudios de Derecho Civil licenciándose en la Universidad de Oviedo. Era miembro de la Real Academia Asturiana de jurisprudencia.
Sus encomiendas pastorales han sido:
Coadjutor de Santa María de Figaredo (1957- 1962)
Capellán adoración nocturna Oviedo (1962 – 1965)
Coadjutor de San Tirso el Real de Oviedo (1965- 1971)
Canónigo de la S. I. C. B. M. de San Salvador de Oviedo (1971 - 2016)
Delegado Diocesano para el XLV Congreso Eucarístico Internacional de Sevilla (1992)
Canónigo Emérito de la S. I. C. B. M. de San Salvador de Oviedo (2016 - 2017)
Su labor en la docencia tuvo lugar en varios centros ovetenses como el Instituto Alfonso II, el Colegio San Isidoro, la Escuela de Maestría y también en la Escuela Normal, además de ser profesor no numerario de Derecho Romano en la Universidad de Oviedo.
También atendió la capellanía del Centro Asturiano de Oviedo, promovió la Asociación Belenista así como participó activamente en la vida espiritual de la ciudad en especial apoyando la recuperación de la Semana Santa Ovetense a mediados de los noventa.
A finales del verano del pasado año sufrió un grave infarto viéndose obligado a ingresar primero en el Hospital de León (dónde se encontraba) y después en el Hospital Universitario Central de Asturias.
Ante el empeoramiento de su salud pasó a residir a la Casa Sacerdotal Diocesana de Oviedo.
La capilla ardiente ha quedado instalada en la Casa Sacerdotal. El funeral por el eterno descanso del sacerdote tendrá lugar mañana jueves a las doce del mediodía en la Catedral, presidido por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes. A continuación sus restos mortales serán incinerados en el tanatorio ''Ciudad de Oviedo'' para después recibir cristiana sepultura en la cripta de la Basílica de San Juan el Real.
D. E. P.
''El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él'' (Jn 6,56)
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