lunes, 26 de octubre de 2015

(Diario de Navarra) El Sínodo llama a “acompañar” a los divorciados para “discernir” cada caso


El papa Francisco ofició ayer la misa de clausura del Sínodo de los obispos sobre la familia. En su homilía aseguró que la clave para entender el texto es la “misericordia”. “A esto están llamados los discípulos de Jesús, a poner el hombre en contacto con la misericordia de Dios”, dijo en la misa celebrada junto con los cerca 270 padres sinodales. El documento, sometido a votación el sábado, ocupa 32 páginas y consta de 94 puntos, centrados principalmente en la  necesidad de una buena preparación al matrimonio, de la educación de los hijos en la fe y de la importancia de la fidelidad ante los peligros a los que se enfrentan los cónyuges en la sociedad.  El documento también aborda puntos más mediáticos, como los divorciados y la homosexualidad. Así, en el punto 84 se indica que los divorciados y vueltos a casar civilmente “tienen que ser más integrados en las comunidades cristianas”. Recuerda que “son bautizados, hermanos y hermanas, y su participación  puede expresarse en diversos servicios en la Iglesia”. S  re los casos en los que estas personas pueden comulgar,  el documento cita la exhortación Familiari Consortium, escrita en 1981 por san Juan Pablo II: “Sabemos los pastores que por amor  de la verdad están obligados a discernir bien cada situación.  Existe de hecho diferencia entre quienes se han esforzado por salvar el primer matrimonio y han  sido abandonados de manera enteramente injusta, de quienes por grave culpa han destruido un matrimonio canónicamente válido.  Están también quienes han contraído una segunda unión en vista de la educación de los hijos,  y a veces están subjetivamente seguros en su conciencia de que el anterior matrimonio no había  sido nunca válido”. Por ello el sínodo indica que “es tarea de los  presbíteros acompañar a las personas en el camino del discernimiento de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia”.  Respecto a las personas homosexuales, el Sínodo apunta que “no existe fundamento alguno para asimilar o establecer  analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales  y el diseño de Dios sobre el matrimonio y la familia”. Eso sí, el documento subraya que “cada persona,  independientemente de su propia tendencia sexual, tiene que ser respetada en su dignidad,  y acogida con respeto, con el cuidado de evitar cualquier marca de injusta discriminación”.   

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