domingo, 2 de marzo de 2014

¿Tiene sentido hoy celebrar el carnaval?



Hoy el carnaval se celebra a menudo como una fiesta más, sin relación con la Cuaresma que le daba sentido; sólo mantiene las fechas, pero no obedece a las razones de antes. ¿Cuál es el origen de esta fiesta?, ¿cómo ha evolucionado?, ¿qué sentido tiene hoy?, ¿es positivo celebrarla? Responde a Aleteia el profesor de historia moderna Jesús María Usunáriz de la Universidad de Navarra.


¿Cuál es el origen del carnaval?


Lo habitual es decir que se pierde en la noche de los tiempos. Pero si nos basamos en los testimonios, tenemos que los romanos ya celebraban las saturnalias, unas fiestas con cierta semejanza con lo que conocemos como el carnaval.

Hay muchos precedentes del carnaval, pero tal y como se entiende hoy se inscribe en una cultura cristiana, responde a unas características del mundo occidental cristiano.

Se desconoce la fecha exacta en la que se habría iniciado el carnaval así, que corresponde a una determinada forma de entender el calendario anual. En concreto, viene de un periodo de tiempo que va desde que acaba la Navidad hasta el comienzo de la Semana Santa, hasta el Miércoles de ceniza.


¿De dónde viene la palabra?


Carnaval parece que tiene relación etimológica con la palabra carne y el momento previo al período de ayuno y de prohibición de comer carne de la Cuaresma.

¿Cómo ha evolucionado su celebración?

El carnaval tal y como lo conocemos está hoy muy extendido por todos los pueblos en occidente. Las costumbres son muy similares en todos los casos. Hay unos días especiales hasta llegar al Martes de carnaval.

A partir de los siglos XVI, XVII y XVIII, hay unos intentos cada vez más claros de controlar las manifestaciones de carnaval por considerar que conlleva una serie de excesos que es necesario frenar o parar. En el siglo XIX continúa celebrándose y hay épocas en las que el carnaval se prohíbe tajantemente.


¿Por ejemplo?


La dictadura de Franco en España. En los últimos treinta o cuarenta años, cuando el carnaval se recupera, se observa un doble fenómeno: o los carnavales muy tradicionales, de los que se conservan testimonios etnográficos y que se mantienen prácticamente tal cual eran y han quedado como algo casi folklórico; y otros que aun manteniendo su tradición han evolucionado y se adaptan a los tiempos en sus contenidos y en sus formas.


¿Dónde encontramos estos dos tipos de carnavales?


Hay carnavales tradicionales rurales como el del pueblo de Navarra, Lanz, que es siempre el mismo. Lo recuperaron Pío Baroja y su hermano. El disfraz y el baile son inmóviles, cada año igual.

En cambio el carnaval de Cádiz, por ejemplo, se celebra cada año adaptando los cantos, los vestidos,… a las circunstancias que se viven; los festivales se adecúan a los problemas que han surgido durante ese año.


¿Los famosos carnavales de Brasil, por ejemplo, formarían parte de este segundo tipo de carnavales?


Los carnavales de Brasil y de buena parte de Latinoamérica son herencia de la cultura occidental adaptada a las circunstancias de cada territorio.

El de Brasil sería quizás más un espectáculo que carnaval. El carnaval obedece a unas razones: la gente explota, se sale de la rutina y aprovecha para la crítica social, política y económica. Algunos carnavales tienen este contenido. Pero otros a veces son más bien festivales. 


¿Tiene sentido para un católico celebrar esta fiesta?


Hay una frase de Julio Caro Baroja en su libro El carnaval: “El carnaval no tiene sentido sin cuaresma”. ¿Por qué existe el carnaval? Porque existe el periodo de Cuaresma; van juntos, forman parte de una manera de entender el calendario anual, que es de tradición judeo-cristiana. 
                                                                                                                    Patricia Navas González

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