domingo, 23 de marzo de 2014

Mons. Sanz Montes: «no hay ni ruptura ni continuidad, sino una novedad tan vieja como el Evangelio»


 
(La Nueva España) Ésa fue la conclusión de Mons. Sanz Montes y la respuesta a la pregunta de su conferencia, «El Papa Francisco, ¿ruptura o continuidad?», en un acto organizado por el foro de formación cofrade y que contó con la presentación de José María Baras Baizán, hermano mayor de la Hermandad de Jesús Cautivo.


Durante más de una hora, Mons. Sanz Montes analizó las características del nuevo Papa, cumplido ya el primer aniversario de su Pontificado, y desmontó algunas de las teorías que sus declaraciones o sus silencios pudieran haber provocado. El Arzobispo recreó, en primer lugar, el momento de elección del nuevo Papa, «cuyo nombre no se tuvo en cuenta en los `castings´», y destacó la popularidad adquirida, desde la portada del «Times» al «Pope Francis» como término más usado en internet en el año pasado, por delante de Obama, Kate Middleton y Snowden, «y cómo me presta», añadió el prelado.

¿Qué explica ese fenómeno mediático de primer orden?

Sanz Montes analizó entonces las dos teorías, las del rupturista o el continuista, y lo hizo partiendo de unas palabras que Bergoglio dirigió a un grupo de sacerdotes alemanes en Buenos Aires, antes de marcharse a Roma, analizando el perfil que, creía, el nuevo Papa debía tener. En lo que a la postre resultaría una suerte de «autorretrato», Bergoglio dijo del nuevo Pontífice «cosas evidentes, pero en las que creo, que tiene que ser un hombre de oración, que crea que el dueño de la Iglesia es Jesucristo y no él, tiene que ser un buen obispo, saber cuidar, ser tierno con las personas y ser capaz de limpiar la curia vaticana».
A partir de ahí, y ya nombrado Papa y con un año de Pontificado, Mons. Sanz Montes quiso analizar las palabras y los hechos para concluir si era rupturista o continuista, pero advirtió, en primer lugar, y con cita de Campoamor («en este mundo traidor / nada es verdad ni es mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira»), que al ser un Papa que no se estaba quieto, fuese en sus encíclicas, sus pequeñas homilías diarias en la capilla de Santa Marta, sus grandes homilías, o sus entrevistas, sus palabras han permitido una disparidad de interpretaciones, un «diferente modo de ser escuchado». «Y así está ocurriendo», ejemplificó el Arzobispo, «con su exhortación Evangelii Gaudium, que ha dejado a algunos muy contentos y a otros, muy molestos». La cuestión es, se preguntó Sanz Montes, «¿cuándo el Papa ha dicho que hay que revisar las costumbres a qué se estaba refiriendo?». Y distinguió entre «las cuestiones y costumbres que podemos y tenemos que cambiar y otras cuestiones, que son lo más sagrado, que hemos de custodiar». Por eso, para el arzobispo, el nuevo Papa no encarna «esa forma de progresismo adolescente que obliga a reformar lo más sagrado» que algunos quieren ver.

Manipulación del Papa por bandos

Porque el problema, siguió, es el de los bandos, sean los de «los teóricos revolucionarios» o «los amargados», que no escuchan ni leen al Papa, más que para adecuarlo a sus teorías, hasta llegar a teorías «tan venenosas como la que sugiere que el Papa Franscisco está fuera de la Iglesia». Lo que hay que hacer, recomendó el Arzobispo, es «tener el rigor intelectual de leer lo que escribe y escuchar lo que dice, por más que haya quien no logre escucharlo aunque lo oiga, ni llegar a comprender lo que lee». «Al Papa», zanjó el Arzobispo, «hay que leerlo y escucharlo todos los días, entendiendo lo que dice y lo que calla».
Si se hace así, resulta que el Papa Francisco, declaró Mons. Sanz Montes, «sólo es un galimatías para los nostálgicos o los utópicos». De esa forma se descubren algunos rasgos del nuevo Pontífice, que Sanz Montes pasó a detallar.

Forma de evangelizar

El primero es el de «la forma de evangelizar como quien estrena una buena noticia». Francisco no viene «con una extraña cantinela» y lo que pretende es «devolver a Dios a las personas como amor, esperanza y fe». El segundo rasgo consiste en «narrar bondadosamente a Dios». En ese sentido, una de las frases que más repite el nuevo Papa es que «Dios es misericordioso», presentando, así, «al Dios del que nos habla Jesús».
Por último, matizó las opiniones que se han vertido sobre el supuesto marxismo o feminismo del Papa. Para Mons. Sanz Montes, estas teorías se aprovechan de ciertas «imprecisiones», consecuencia de estar siempre «en la cresta de la ola». «Pero», añadió, «por eso es importante ver los matices que el propio Francisco ha realizado. Es cierto que el nuevo Papa, contó, denuncia las teorías del derrame que proponían que una mayor riqueza traería más equidad e inclusión social. Pero después, con ironía, ha dicho que no le resulta ofensivo que le llamen marxista, ya que ha conocido a marxistas que eran excelentes personas, aunque considere equivocada esa doctrina. La trampa que él quería denunciar, frente a la teoría del derrame, era que cuando el vaso estaba lleno, en vez de desbordarse sobre los pobres, volvía a crecer».

Papel de la mujer en la Iglesia

El arzobispo de Oviedo negó también que el Papa haya prometido ordenar «sacerdotisas o cardenalas». Y lo ejemplificó con palabras del propio Santo Padre: «Las mujeres deben ser valoradas en la Iglesia, pero no clericalizadas». Además, sobre su supuesto silencio respecto al aborto, los homosexuales o los divorciados, dijo Sanz Montes que el Papa «lo único que ha dicho es que hay que priorizar lo que es urgente e inmediato de lo que está en segundo plano». Pero «su postura no es oportunista, populista, no es la de un demagogo».
Como «hijo de la Iglesia», y ésa fue la conclusión, la novedad que trae Francisco es la de una renovación que afecta a la curia vaticana, contra la mundanidad: «Para evitar que la Iglesia termine siendo una ONG dedicada al altruismo o una multinacional del poder».

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