SEGUNDO DOMINGO
El dolor: al ver nacer el niño Jesús en la pobreza.La alegría: al escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa noche.
Oh
bienaventurado patriarca, glorioso San José, escogido para ser padre adoptivo
del Hijo de Dios hecho hombre: el dolor que sentisteis viendo nacer al niño
Jesús en tan gran pobreza se cambió de pronto en alegría celestial al oír el
armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella
noche tan resplandeciente.
Por este dolor y
gozo alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las
alabanzas de los ángeles y a gozar de los resplandores de la gloria
celestial.
Padrenuestro, Ave y
Gloria
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