miércoles, 16 de octubre de 2013

Mañana tú puedes ser usuario de Cáritas

Esta mañana he estado con un grupo de directivos de banca explicando lo que es Cáritas y la exclusión social por motivos que no vienen ahora a cuento y que tal vez pueda aclarar un día. Receptivos, interesados, atentos a cada palabra. Pero ha habido un momento en que me he dado cuenta de que han sentido un vuelco en el corazón. Y es cuando les he dicho que ellos, Dios no lo quiera, podrían ser un día usuarios de Cáritas.
No es fácil que lo acepten. Gente de banca, con importantes cargos directivos, ejecutivos bien situados… ¿y dice que un día en Cáritas? Los últimos datos, de ayer mismo, hablan de tres millones de personas en España en situación de pobreza severa, es decir, personas que disponen de menos de trescientos euros al mes para vivir. No todos son lo que antes se llamaba gente marginal. En absoluto.

No es tan difícil acabar en la calle. Basta perder el trabajo especialmente a partir de los cuarenta años de edad, y que se junte con una separación matrimonial. Así está Borja. Un ejecutivo de una gran empresa con buen sueldo e incentivos. Llegó la crisis, la empresa echó el cierre, y el bueno de Borja, cuarenta y cuatro años, en la calle. Mal que estaban las cosas en casa, se complicaron aún más. Llegó la separación y en casa se quedaron su esposa y los dos chicos. Al principio vivió en un apartamento. Luego, habitación de un piso compartido. Pero… acabó el paro, acabaron los subsidios, y hay que afrontar la pensión de los hijos y su propia vivienda y manutención. Difícil encontrar nada para un hombre de ya cuarenta y seis años. Le echaron de la habitación por falta de pago y hoy está en la calle. No es el único.
Se hizo un silencio trágico. Insistí: les puede pasar.

Necesitamos cambiar de mentalidad. A Cáritas hay que acudir no desde la postura del superior que se abaja para ayudar al “pobre”, sino desde el hermano que acoge, ayuda y acompaña desde un sentirse solidario sabiendo que tal vez mañana sea al revés. Ya se sabe: hoy por ti, mañana por mí. Todos andamos en el único barco y cada vez son unos los que reman…
Al acabar la charla se me ha acercado más de uno de los oyentes y escuchantes: ¿puedo colaborar? ¿ser voluntario? ¿hacer algo? Es que mañana puedo ser yo…
Bien. Ha sido una mañana fructífera.
 
Jorge Glez. Guadalix

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