sábado, 5 de octubre de 2013

Los franciscanos se despiden de Avilés

 
Lágrimas y aplausos en el adiós a los frailes
 
(lne) Carolina G. MENÉNDEZ
Con la voz entrecortada por la emoción de la despedida, fray Tito se dirigió ayer a la feligresía que abarrotaba la iglesia de los Padres para dar las gracias por el regalo que él y fray Uxío acababan de recibir de las cofradías de Fátima y Jesús de la Esperanza: dos libros de Avilés. "Ya ayer recibimos dos regalos, fray Uxío la Cruz de la Victoria y yo una imagen de Covadonga que llevaré en el corazón. Nos vamos con mucha pena". Estas palabras, que fueron interrumpidas varias veces por fuertes aplausos, cerraron la misa de ayer en los Padres y que tuvo un doble motivo de celebración: la festividad de San Francisco de Asís y la despedida de los dos religiosos franciscanos que abandonan la ciudad tras catorce años para trasladarse a Galicia. También fue el fin a ocho siglos de presencia de la orden en la ciudad.
La celebración eucarística, presidida por el arzobispo Jesús Sanz Montes y en la que participaron numerosos sacerdotes de distintas parroquias de Avilés y del arziprestazgo, estuvo cargada de palabras que dejaron entrever pena y tristeza. "Venir esta vez a Avilés tiene un sabor demasiado agridulce para mí. Primero, porque celebro la fiesta de San Francisco, una alegría sincera, pero también por decir adiós, lo que supone una pena y un pesar. Y es que algo se muere en el alma cuando hay que decir adiós a unos amigos", manifestó el arzobispo que llegó con veinte minutos de retraso al templo de la plaza de Carlos Lobo, lo que obligó a demorar el inicio de la misa. "Tengo que pedir perdón por mi retraso, pero me he vuelto a perder como si no quisiera llegar. Les pido perdón por su gratitud, comprensión y espera", comenzó diciendo a los cientos de fieles que desde casi media hora antes del inicio de la misa llenaban los bancos y laterales del templo. Durante este tiempo, los sacerdotes que participaron en el culto permanecieron en la sacristía a la espera de la llegada de Jesús Sanz. Sólo fray Tito y fray Uxío entraban y salían para saludar a los muchos parroquianos que se aproximaban para dirigirles unas palabras de afecto. La pena quedaba marcada en el rostro de fray Tito, que el lunes por la mañana, partirá a Galicia con una maleta pequeña con muy pocos objetos personales pero muchos recuerdos. Ayer, durante la Comunión, no puso ocultar la pesadumbre por su partida; los ojos enjuagados en lágrimas delataban la aflicción. Fray Uxío sacó fuerzas para sonreir a cuantos se acercaban.
Ante el temor de los avilesinos de ver cerrada la iglesia de los Padres tras la marcha de los dos franciscanos, Jesús Sanz aseguró que "esta iglesia no se va a cerrar. Tendremos presencia de sacerdotes en este templo", resaltó.
Durante la homilía, el arzobispo hizo constantes referencias a San Francisco: "Una pobreza sencilla o una sencillez pobre hacen de él un recordador del Evangelio de Jesús", resaltó. Sanz Montes admitió con pena que a partir de ahora él será el único religioso franciscano en Asturias.

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