lunes, 11 de marzo de 2013

Catequesis estéril

Por el Rvdo. Sr. D. Juan Luis Rascón Ors
 
Hoy hemos tenido una interesante reunión de catequistas en la parroquia. Este curso estamos estudiando la Exhortación apostólica sobre la catequesis Catechesi Tradendae de Juan Pablo II.
El capítulo que tratamos hoy es el que habla de los métodos de la catequesis.

En un momento dado, como en todas las reuniones de catequistas a las que llevo asistiendo desde hace 20 años, ha salido la pregunta:

- "¿Qué estamos haciendo mal?"

Porque una y otra vez vemos que no hay una correspondencia entre el número de niños y jóvenes que reciben catequesis, el número de años que pasan recibiéndola, el esfuerzo que realizan las parroquias y la vida cristiana de esos mismos niños y jóvenes una vez recibido el sacramento del que se trate.

Yo antes también creía que hacíamos algo mal. Hoy les he dicho a los catequistas.

- ¿Queréis que hablemos de este problema? Vale, pero la solución no está en Catechesi Tradendae sino en Evangelii Nuntiandi de Pablo VI

A una catequista le he dicho:

- Quédate tranquila, no has hecho nada mal. Tu te has entregado con generosidad, has puesto de tu parte todo lo que has podido, has querido a los chavales, tienes buena formación y has aplicado bien los métodos catequéticos. No hemos hecho nada mal. No somos los culpables del fracaso de la catequesis.

Si. Fracaso. Es una palabra dura pero creo que es la verdad. Salvo pocas excepciones no se corresponde el esfuerzo ingente que ponemos en las parroquias en la catequesis con los resultados. Es verdad que podemos decir aquello de "lo importante no son los números, son las personas" y es verdad, pero no es menos verdad que son innumerables las personas que después de confirmarse no siguen teniendo vida cristiana. No son cristianos, ni viven como cristianos ni educarán a la siguiente generación como cristianos.




Estos días he leído una frase con la cual me he tenido que medir y no he podido rebajar en nada su verdad aunque sea dura.

Estamos ante la primera generación a la que no se le ha transmitido la fe.

El caso es que muchísimos chavales a los que nos pasamos, en el peor de los casos, dos años hablándoles todas las semanas de la fe, cuando crecen no vuelven a la Iglesia.

Yo también creía antes que yo tenía gran parte de culpa, por no saber transmitir, por no saber hacer el cristianismo atractivo, por ser tibio, por no emplear métodos y técnicas adecuadas...

Hoy estoy convencido de que no es así. Lo he hecho todo y más y además muy bien. El problema es otro.

Me apoyo en un texto superiluminador de un catequeta catalán llamado Xavier Morlans que se titula Primer anuncio. El eslabón perdido.

Lo que nos tenemos que dar cuenta es que la catequesis es la instrucción que ha de darse a quienes ya son cristianos, a quienes ya tienen fe, ya han encontrado a Jesús y le han aceptado como su Señor. Estamos presuponiendo en nuestros catecúmenos una fe que no hay. No se puede catequizar a quien no tiene fe. A quien no tiene al menos interés por Jesucristo. Nuestros catecúmenos tienen interés por hacer la Primera Comunión o la Confirmación (cada vez menos), por casarse o por bautizar a su hijo. Tener interés en un sacramento no es tener interés por la persona de Jesucristo.

Cuando obtienen lo que iban buscando se van.

Hoy les he dicho a mis catequistas.

- Tenemos que cambiar la visión. No tenemos que adaptar nada, ni cambiar de metodología, ni poner más la carne en el asador. Tenemos que cambiar de mentalidad. Hasta ahora tenemos una mentalidad de conservación, de no perder lo que hay. De aprovechar los despojos de una sociedad cristiana para catequizar. A partir de ahora o cambiamos a una mentalidad de evangelización o cerramos pronto el chiringo, o si no lo vemos cerrar nos empequeñeceremos y nos aburriremos. Tenemos que poner la parroquia y todas sus actividades en clave de evangelización. A los niños, a los jóvenes, a sus padres y a todos los que se acercan tenemos que hacerles el Primer Anuncio de la Fe o kerigma.

No va a venir nadie a hacerlo, lo tenemos que hacer nosotros. Además aquí sí que no cuentan los números porque ante el anuncio pasará como en el Evangelio. Algunos creerán, otros se rebotarán y a los más les resbalará. Es el Espíritu Santo el que llega a los corazones y la persona en su libertad la que acoge o no el mensaje. Es así, no le demos más vueltas. Estamos en la misma situación que los discípulos la tarde de Pentecostés.

¿Cuando llegará el dia que nos podamos librar de mantener una catequesis ineficaz y estéril?, ¿Cuando llegará el dia en el que los que vengan a catequesis sean verdaderamente cristianos que quieren crecer en su relación con el Señor?, ¿Cuando podremos dejar de dar sacramentos tapándonos los ojos para no ver que estamos dando lo santo a los perros?

Tiene que cambiar nuestro modelo pastoral, pero nos da miedo quedarnos sin nada. El hombre es conservador por naturaleza. Pero seguro que no nos va a faltar trabajo. La mies es mucha y los obreros pocos. No hay que tener miedo a quedarnos sin nada. Lo que pasa es que es más cómodo y seguro conservar lo que tengo. Por supuesto que no vamos a apagar la mecha que vacila, seguiremos dando catequesis, pero nuestra prioridad va a ser la evangelización.

Mirad, a final de curso vamos a hacer una Asamblea parroquial, o retiro o como lo queráis llamar todos los que estamos en las parroquias de verdad. A lo mejor no llegamos a 60 pero somos los que somos y somos los que tenemos que cambiar nuestra mentalidad y poner las parroquias en clave de evangelización. Tendremos que conocer los métodos que Dios está bendiciendo y tendremos que lanzarnos a aprenderlos y a ponerlos en práctica. Desde que hemos empezado a hacer el Curso Alpha en las parroquias muy modestamente hemos hecho lo que se entiende por primer anuncio


Aquella actividad puntual o conjunto de actividades que tienen por objetivo proponer el mensaje puntual del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo, a quienes habiéndole conocido se alejaron de él, y a quienes creyendo que ya le conocen suficientemente viven una vida cristiana rutinaria, con la intención de suscitar en todos ellos un interés por Jesucristo que pueda llevar a una primera adhesión o a una revitalización de la fe en él.
Pues todavía no hemos empezado...
Esto es todo, mas o menos, lo que les he dicho. Vaya charla...

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