domingo, 16 de julio de 2017

Evangelio Domingo XV del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-23):

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»

Palabra del Señor

viernes, 14 de julio de 2017

Peregrinación diocesana a Tierra Santa

(Iglesia de Asturias) 
La Delegación Episcopal de Peregrinaciones organiza la peregrinación a Tierra Santa “Buscando las fuentes de la fe”, que estará presidida por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, y que se desarrollará entre los días 10 y 17 de septiembre.

Con salida en vuelo desde Asturias, la peregrinación recorrerá lugares tan importantes como San Juan de Acre, Séforis, Masada, Nazaret, Cafarnaún, Magdala, el lago de Genesaret, Monte Tabor, Monte Bienaventuranzas, Río Jordán, Caná de Galilea, Jerusalén, con Vía Dolorosa y el Santo Sepulcro, Belén, o Ein Karen. 

Las plazas son limitadas, por lo que los interesados deberán ponerse en contacto cuanto antes con la Delegación Episcopal de Peregrinaciones en la calle Fray Ceferino, 24 - 3.º, o en el teléfono 985 22 28 32.

La Creación en espera. Por Raniero Cantalamessa

En la segunda lectura, del Apóstol Pablo, leemos: «La creación... fue sometida a la caducidad –no espontáneamente, sino por aquel que la sometió- en la esperanza de ser liberada de la esclavitud de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios... La creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto». 

Este texto famoso nos habla de una solidaridad, en el bien y en el mal, entre el hombre y la creación. Juntos gimen, juntos esperan; el gemido del hombre es fruto de la corrupción de su libertad, el de la creación es participación en el destino del hombre. Estamos ante el texto de la Escritura más cercano a lo que hoy se entiende por ecología y protección de la creación, y es este el tema al que queremos dedicar nuestra reflexión, para intentar sacar a la luz el fundamento bíblico.

Hay dos formas de hablar de ecología y de respeto de la creación: una a partir del hombre y otra a partir de Dios. La primera tiene en el centro al hombre. En este caso, no hay tanta preocupación de las cosas por sí mismas, como en función del hombre: por el daño irreparable que el agotamiento, o la contaminación, del aire, del agua y la desaparición de ciertas especies animales ocasionarían a la vida humana en el planeta. Es un ecologismo que se puede resumir en el lema: «Salvemos la naturaleza y la naturaleza nos salvará a nosotros».

Este ecologismo es bueno, pero muy precario. Los intereses humanos varían, de hecho, de nación en nación, de un hemisferio a otro, y es difícil que se pongan todos de acuerdo. Se ha visto a propósito del famoso agujero en el ozono. Ahora nos hemos percatado de que ciertos gases perjudican el ozono y querríamos poner un límite a refrigeradores, aerosoles y cosas por el estilo en las que tales gases se emplean. Pero en los países en vías de desarrollo, que sólo ahora llegan a dotarse de estas comodidades, nos responden justamente que es demasiado cómodo exigir de ellos estas renuncias, cuando nosotros desde hace tiempo nos hemos puesto a salvo.

Por esto es necesario encontrar en el ecologismo un fundamento más sólido. Y éste sólo puede ser de naturaleza religiosa. La fe nos enseña que debemos respetar la creación no sólo por intereses egoístas, para no dañarnos a nosotros mismos, sino porque la creación no es nuestra. Es verdad que al principio Dios dijo al hombre que «dominara» la tierra, pero en dependencia de él, de su voluntad; como administrador, no como amo absoluto. Él ordena «labrar y cuidar» el jardín (Gn 2,15); el hombre es por lo tanto custodio, no dueño de la tierra. Entre él y las cosas hay más una relación de solidaridad y de fraternidad que de dominio. Había comprendido bien todo esto San Francisco de Asís que llamaba hermano o hermana a todas las criaturas: el sol, la luna, las flores, la tierra, el agua.

Estamos en pleno verano, tiempo de vacaciones. Lo que estamos diciendo nos puede ayudar a pasar las vacaciones más bellas y más sanas. El mejor modo de volver a templar el cuerpo y el espíritu no es pasar los días arrimados unos a otros en las playas y luego la noche apretados en locales y discotecas, continuando así, en otro entorno, la misma vida artificial y caótica que se lleva el resto del año. Debemos más bien buscar el contacto con la naturaleza, momentos en que nos sintamos en sintonía profunda con ella y con las cosas. Es increíble el poder que tiene el contacto con la naturaleza para ayudarnos a reencontrarnos a nosotros mismos y nuestro equilibrio interior. El ecologismo espiritual nos enseña a ir más allá de la pura «protección» y del «respeto» de la creación; nos enseña a unirnos a la creación en la proclamación de la gloria de Dios.

Orar con el Salmo del Día

Sal 36,3-4.18-19.27-28.39-40

R/. El Señor es quien salva a los justos


Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón.

El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán.

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados
y los salva porque se acogen a él. 

Agradecimiento por esta Misión


Hemos tenido esta semana entre nosotros a un sacerdote (D. Juan Antonio) y un seminarista (Juan Pedro) del "Camino Neocatecumenal" que se han pateado las calles de Lugones como aquellos 72 que de dos en dos fueron enviados a anunciar el evangelio.

Valientes, decididos y asumiendo los riesgos de la  hedonista sociedad del S XXI, se lanzaron a la empresa encomendada sin teléfono móvil, sin comida y sin un céntimo en el bolsillo (ninguno de los dos) y a las puras expensas de la Providencia Divina...que no faltó!

Aunque algunos no pudieron entender su misión, no les faltó la acogida y el apoyo de muchos lugonenses (feligreses y no) que les escucharon y compartieron con ellos el interés que suscita por pura obra del Espíritu Santo el "Kerigma" del que eran portadores

Como a aquellos Apóstoles del S. I, a ellos no les faltaron incomprensiones, pero tampoco gente implicada en la vida de la Parroquia (y sin necesidad de que el Párroco estuviese presente -lo que a este le hace sentir particularmente orgulloso de la feligresía-) que sin pensarlo dos veces le acogieran en su casa dándoles techo y comida

Los misioneros han sido un revulsivo y un estímulo para nosotros y para nuestra Parroquia, una Betania para ellos y un ejemplo para todos

Dios les bendiga y Dios bendiga nuestra Comunidad; es decir, el bien decir De Dios para todos los que en ella le aman y le buscan y para todo aquel que en ella pide cobijo.

Joaquín, Parroco                                                

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¿En qué ha consistido todo esto?

Todo empezó en el Seminario Redemptoris Mater ''Virgen del Camino'' de León el pasado viernes día 7 a las 18 h. con una celebración penitencial que presidió el obispo de León y el sábado día 8 a las 20 h. con el rito del envío a cargo del cardenal y arzobispo de Valladolid, D. Ricardo Blázquez Pérez.

Esta convivencia misionera ha sido organizada por las comunidades neocatecumenales del noroeste de España. Las actividades, en las que participaron unas 400 personas, laicos, sacerdotes y seminaristas del noroeste de España integrados en el Movimiento Neocatecumenal.

CINCO DÍAS EN MISIÓN

A partir del domingo, tras compartir estos primeros días de la convivencia todos partieron a la misión que se hizo con el mismo espíritu del Evangelio cuando dice que Jesucristo envía a sus discípulos, a sus apóstoles, de dos en dos, sin bolsas, sin alforjas, sin dinero, y en este caso diríamos sin dinero, sin tarjeta de crédito, sin teléfono móvil, durante cinco días para ir a las calles, a las parroquias, a los conventos, a los hospitales, a residencias, para hablar sobre todo de la buena noticia que mucha gente no conoce y que es el amor de Dios, que Dios perdona los pecados, que salva a las personas, que ha dado su vida en Jesucristo por nosotros, que hay esperanza para el hombre en nuestro tiempo, y también para escuchar a las personas, que en muchas ocasiones tienen la necesidad de desahogarse.

Tras estos cinco días de misión a pie de calle, todos los participantes regresarán a León para reencontrarse a partir del día 14 y para compartir sus experiencias antes de participar el próximo sábado día 15 a las 20 horas en la eucaristía de clausura, celebración que estará presidida por el arzobispo de Oviedo Monseñor Jesús Sanz Montes O.F.M.                                                                                                                                        
 Nuestros misioneros
                                                                                                                       
Rvdo. Sr. D. Juan Antonio Cabrera Ruiz, actualmente Párroco de Villalbilla de Burgos, San Mamés de Burgos, Quintanilla de las Carretas, San Miguel de Villacienzo y Vicario Parroquial de Sagrada Familia de Burgos.

Así como al seminarista Juan Pedro Fernández Herrera del Seminario Misionero ''Redemptoris Mater'' de Oviedo

jueves, 13 de julio de 2017

Celiaquía y sagrada comunión. Por María Núñez González

La hija de mi amiga es celiaca, tiene 12 años y, cuando en domingo acude a misa a una iglesia que no sabe si tendrá formas sin gluten, las lleva con ella en una pequeña teca (es una cajita de forma circular que sirve para llevar la comunión o viático a los enfermos). Eso sí, han de llegar cinco minutitos antes, para avisar al sacerdote y que éste la ponga sobre el altar, de forma que en virtud de la consagración se transforme en el Cuerpo del Señor.

Estos días ha habido un gran revuelo por la desinformación de lo que dice la carta circular del encargado en el Vaticano de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Sarah, a los obispos sobre el pan y el vino para la Eucaristía, que en uno de los puntos está escrito:

a) “Las hostias sin nada de gluten son materia inválida para la Eucaristía. Son materia válida las hostias con la mínima cantidad de gluten necesaria para obtener la panificación sin añadir sustancias extrañas ni recurrir a procedimientos que desnaturalicen el pan (A. 1-)”.

En los últimos años se ha conseguido elaborar hostias confeccionadas con almidón de trigo, las cuales contienen una cantidad imperceptible de gluten, lo que permite la panificación –y, consiguientemente, son materia válida para la Eucaristía–, pero no perjudican la salud de los celiacos. La Congregación para la Doctrina de la Fe ha notificado que este tipo de hostias son conformes a las disposiciones de la Iglesia sobre la materia de la Eucaristía (Tarcisio Bertone, carta al presidente de la Asociación Italiana de Celiacos (17/08/01), Prot 89/78-1354).

Estas hostias, que son adecuadas para la celebración de la misa, son confeccionadas con trigo denominado Cerestar (Triticum spp). Los análisis realizados en distintos laboratorios indican que el porcentaje de gluten que contienen es tan bajo (inferior a 20 ppm) que no es previsible que cause efectos indeseados en los celiacos, aunque lo consuman diariamente.

Vacaciones. Por Monseñor Demetrio Fernández

Unos antes, otros después, a lo largo del verano hay tiempo para vacaciones. No todo el mundo puede tomárselas, pero todos, de una manera u otra disminuyen el ritmo de actividad de la vida ordinaria, y muchos lo hacen para dedicarse a otra actividad complementaria. Porque vacaciones no es tiempo de no hacer nada, sino de hacer otra cosa, que complemente nuestra formación, que ayude al descanso, que nos dé oportunidad de desarrollar aspectos que no pueden desplegarse en el ritmo ordinario del año.

Hay quienes plantean las vacaciones como tiempo de desenfreno. Como si estuvieran todo el año reprimidos y en vacaciones de desatan. Cuando estos vuelven a la vida ordinaria experimentan una fuerte depresión. Las vacaciones no pueden plantearse desde el desenfreno, sino haciendo aquello que nos gusta –supuesto que tenemos buen gusto- poder vivir un tiempo sin la presión de los horarios y de las agendas. Cuando uno piensa en las vacaciones, piensa en visitar a los amigos, en convivir con la familia, en hacer turismo, en tomarse un tiempo de mayor descanso. Quizá no pueda hacer todo lo que se le ocurre, pero ha dejado suelto el espíritu y ha recuperado energías para afrontar de nuevo la vida ordinaria.

En este descanso, un lugar preferente lo ocupa Dios. A lo largo del año, vamos con el tiempo justo. En vacaciones, podemos dedicar más tiempo a la oración, a la lectura pausada, a la contemplación de la naturaleza. Dios está ahí, y quiere ser nuestro descanso, y además es un descanso gratuito. «Nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti», nos recuerda san Agustín en sus Confesiones. Descansemos en Dios, conectemos con las motivaciones positivas que han dado sentido a nuestra vida, renovemos aquel amor primero que es capaz de impulsarnos a grandes empresas.

Durante las vacaciones, muchos niños y jóvenes de parroquia acuden a campamentos de verano. Son una ocasión preciosa para crecer, para convivir, para hacer nuevos amigos, para estar con Jesucristo en el fresquito de la mañana o en la Misa del atardecer. El tiempo de ocio es tiempo para la evangelización, es decir, para la experiencia más fuerte de Jesús en medio de nosotros, en medio de su Iglesia, en esa cadena de adultos, jóvenes y niños que se anuda en estas ocasiones. En vacaciones, muchos adultos toman unos días de retiro espiritual en un monasterio, en una casa de ejercicios. Es un tiempo intenso de relación con Dios, que restaura muchas heridas y fortalece para la misión que cada uno ha recibido.

Celebré hace pocos días la Eucaristía con un numeroso grupo de misioneros de toda Andalucía (se habían ofrecido más de tres mil, y fueron seleccionados unos cuatrocientos). Durante ocho días se han dedicado a evangelizar por las calles y plazas, viviendo aquella experiencia que describe el Evangelio de san Lucas 10,1ss: «los envió de dos en dos a todos los pueblos y lugares… sin alforja, sin sandalias… llevando la paz a todos». Al regreso, venían desbordantes de gozo, porque habían experimentado la verdad de esta Palabra en sus vidas, en medio de múltiples privaciones e incluso rechazos. Habían experimentado sobre todo la fuerza y la verdad del Evangelio, habían constatado que los pobres eran los mejor dispuestos a recibir la buena nueva. Todos nos contagiamos de la alegría de este anuncio. Otro tanto les ocurrirá a los que van en misión ad gentes, como los de Picota/Perú (tres expediciones este verano), o los que dedican tiempo para servir a los más pobres. Algunos han viajado a Calcuta. La fe se fortalece dándola, nos decía Juan Pablo II.

He participado en convivencias sacerdotales, donde también los sacerdotes tienen la oportunidad de descansar con el Señor y en la amistad de los hermanos. He visitado campamentos de niños y jóvenes, donde la algarabía de la edad aprende la disciplina y el servicio sacrificado, al tiempo que la supervivencia en contacto con la naturaleza y liberados de tantos cachivaches que tienen en sus casas. Varias expediciones hacen el Camino de Santiago o una peregrinación a Fátima en el centenario de las apariciones. Hace pocos días acompañaba a la primera peregrinación de la Hospitalidad de Lourdes en Córdoba, que tiene como objetivo llevar enfermos a Lourdes, y en esta primera edición ha acudido un buen grupo.

Que las vacaciones sean tiempo de provecho, de descanso, de hacer otras cosas, de llenarse de Dios. Felices vacaciones para todos.