viernes, 3 de enero de 2025

Desde nuestro brocal: En la cuesta de enero, la esperanza

Nos lo hemos preguntado en estos días, y vuelve el interrogante en los primeros lances del nuevo año que acabamos de estrenar. Es pertinente el asunto porque en ello nos jugamos la credibilidad ante la historia y la paz en nuestra alma. ¿El camino que lleva a Belén? Hoy parece que el tamborilero de nuestro popular villancico está sin tambor y no tiene repique. Porque algunos no han podido poner un árbol navideño, mientras viven a la intemperie más severa y triste que quepa esperar. No ha habido tregua en las guerras que desde hace años les asolan en Ucrania y en Gaza, como en tantos otros lugares igualmente maldecidos y siniestros, guerras que se declaran a veces para dar salida a la industria armamentista que se va quedando obsoleta. 

Tampoco los turrones han endulzado la tragedia que sin cita previa les llovió como la gota fría de una dana intrusa que se llevó tanto y a tantos por delante, dejando sin nada y sin nadie a demasiados hombres y mujeres, ancianos y niños. Y, obviamente, no han sido de alivio las proclamas grandilocuentes y vacías de algunos mandamases que buscan tan sólo un titular fugaz, mientras siguen haciendo de la mentira sincronizada su modo de gobernanza o maquillan torticeramente sus corrupciones autoamnistiadas. Sin dejar de obviar un cierto cansancio y confusión como a veces constatamos dentro de la comunidad cristiana. Ante un panorama así… ¿cabe un deseo de feliz navidad como nos propusimos hace unas semanas?, ¿o tiene sentido el manido feliz año nuevo deseado tras las uvas de la suerte en nochevieja? 

Ciertamente que sí, esta es nuestra respuesta al enigma que nos desafía en la coyuntura de este momento, y es lo que nos abre precisamente a la esperanza. Porque la esperanza no es un artículo de lujo para gente guapa que no tiene problemas, esos a los que les toca siempre algún pellizco lotero, o todo les cuadra resultón y sin sobre saltos como bueno, bonito y barato. La esperanza es creer que la última palabra no la tenemos nosotros, sino que es la que únicamente se reserva Dios tras todas nuestras palabrerías, esas que nos rompen por dentro y nos enfrentan por fuera. Hay una palabra final que desde siempre Dios silenció para decírmela a mí y para susurrarla conmigo. Palabra de luz en medio de mis penumbras, Palabra de vida entre nuestras destrucciones tantas, Palabra de amor que sabe a ternura que no caduca ni engaña, Palabra que hacemos nuestra como ensueño que canta, como promesa verdadera y cumplida sin tacha. 

Así nos sacudimos las inercias mohínas y asusta das, dando la bienvenida a la novedad que nos sorprende al hilo de los doce meses que comienzan en este año santo y jubilar. Es bueno recordar que siempre hay un trozo de mundo que coincide con el que a diario pisan mis pies y abarcan mis brazos, cuyo horizonte lo otean mis ojos y cuyo secreto deseo palpita en mis entrañas. En ese espacio que nos han confiado dejamos que Dios cante y cuente su Palabra con nuestros labios y reparta su bondad con nuestras manos. Ese Dios pequeñito que celebramos en los pasados días de Navidad es el motivo de esperanza: porque Él hace con nuestro llanto sus lágrimas, mientras brinda con nuestras alegrías la fiesta que no acaba. Lo recordaba el papa Francisco hace días: “Todos nosotros tenemos el don y la tarea de llevar esperanza allí donde se ha perdido; allí donde la vida está herida, en las expectativas traicionadas, en los sueños rotos, en los fracasos que destrozan el corazón; en el cansancio de quien no puede más, en la soledad amarga de quien se siente derrotado, en el sufrimiento que devasta el alma; en los días largos y vacíos de los presos, en las habitaciones estrechas y frías de los pobres, en los lugares profanados por la guerra y la violencia. Llevar esperanza allí, sembrar esperanza allí”. 

En esto estamos y a ello nos lanzamos con la con fianza de sabernos acompañados por Dios y sostenidos por sus providentes manos. Feliz año nuevo, santo y jubilar. 

+ Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

3 de Enero: Dulce nombre de Jesús

Cada 3 de enero la Iglesia celebra el Día del Santísimo Nombre de Jesús. “Éste es aquel santísimo nombre anhelado por los patriarcas, esperado con ansiedad, demandado con gemidos, invocado con suspiros, requerido con lágrimas, donado al llegar la plenitud de la gracia”, decía San Bernardino de Siena.

El nombre “Jesús” es la forma latina del griego “Iesous”, que a su vez es la transliteración del hebreo “Jeshua” o “Joshua”, o también “Jehoshua”, que significa “Yahveh es salvación”.

La aparición de la veneración al Santísimo Nombre de Jesús se remite a las celebraciones litúrgicas del siglo XIV. San Bernardino de Siena, en el siglo XV, junto a sus discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús, y un siglo después, hacia 1530, el Papa Clemente VII concedió por primera vez a la Orden Franciscana la autorización para la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.

En su tiempo, San Bernardino solía llevar una tablilla que mostraba la Eucaristía con rayos saliendo de ella en la que se podía ver el monograma “IHS”, abreviación del Nombre de Jesús en griego (ιησουσ). Más adelante, la tradición devocional le añade un nuevo sentido a dicho monograma, convirtiéndolo en un “cristograma”: “I” por “Iesus” (Jesús); “H” por Hominum (de los hombres); “S” por “Salvator” (Salvador). Es decir IHS quiere decir “Jesús, Salvador de los hombres”. Nuevos sentidos se añadirán posteriormente.

San Ignacio de Loyola y los jesuitas hicieron de este monograma el emblema de la Compañía de Jesús.

El Nombre de Jesús, invocado con confianza:

*Brinda ayuda en las necesidades corporales, según la promesa de Cristo: “En mi nombre agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien” (Mc. 16,17-18). En el Nombre de Jesús, los Apóstoles dieron fuerza a los lisiados (Hch. 3,6; 9,34) y vida a los muertos (Hch. 9,40).

*Da consuelo en las pruebas espirituales. El Nombre de Jesús le recuerda al pecador el “padre del hijo pródigo” y el buen samaritano; al justo le recuerda el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero de Dios.

*Nos protege de Satanás y sus artimañas, ya que el diablo le teme al Nombre de Jesús, quien lo ha vencido en la Cruz.

*En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y la eternidad, pues Cristo dijo: “lo que pidan al Padre se los dará en mi nombre.” (Jn. 16,23). 

Por lo tanto, la Iglesia concluye todas sus oraciones con las palabras: “Por Jesucristo Nuestro Señor”, etc. Así se cumple la palabra de San Pablo: “Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos.” (Flp. 2,10).

jueves, 2 de enero de 2025

Necrológica

Falleció el sacerdote diocesano Rvdo. Sr. D. Rafael Santos Laso 

Nació en la localidad de Palencia de Negrilla (Salamanca) el 17 de Agosto de 1931

Fue ordenado sacerdote en el Seminario de Comillas (Cantabria) el 10 de Julio de 1955. Se licenció en filosofía e hizo el bachiller en Sagrada Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. 

Sus encomiendas pastorales fueron:

Coadjutor de San Julián de Box de Tudela Veguín (1955- 1958)

Coadjutor de Santa María de Villaviciosa (1958-1961)

Párroco de Santa Cecilia de Careñes - Villaviciosa (1961 - 1986)

Encargado de San Pedro de Villaverde - Villaviciosa (1961 - 1981)

Encargado de San Mamés de Argüero - Villaviciosa (1967 - 1969)

Encargado de San Miguel de Tazones - Villaviciosa (1971- 1981)

Ecónomo de Nuestra Señora del Carmen de Salinas - Castrillón (1981 - 1986)

Párroco de Nuestra Señora del Carmen de Salinas - Castrillón (1986 - 2012)

Administrador Parroquial de San Miguel de Quiloño - Castrillón (1999 - 2012)

En el verano de 2012 pasó a la situación de jubilado, fijando su residencia en Salinas junto a su hermana. Desde su jubilación no dejó de colaborar estrechamente en la Parroquia de Salinas y en las demás parroquias de la Unidad Pastoral, mientras las fuerzas se lo permitieron. Entregó su alma al Señor en el día de hoy 2 de enero de 2025 en el Hospital San Agustín de Avilés donde estaba ingresado. Tenía 93 años de edad y 69 de ministerio sacerdotal, de los cuales 43 al servicio de la Parroquia de Salinas. Lo encomendamos a Nuestra Señora del Carmen, patrona de dicha villa y feligresía. 

D. E. P.

La Capilla ardiente ha quedado instalada en la iglesia parroquial de Salinas. El funeral por su eterno descanso tendrá lugar este viernes 3 de enero, a las 13 h en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Salinas. Será presidido por el Vicario General de la diócesis, D. Adolfo Mariño.

 ''Porque no me abandonarás en la región de los muertos, ni dejarás a tu fiel ver la corrupción'' (Sal 15)

Los obispos Sanz Montes, Elizalde y Prado Ayuso también se pronuncian contra la burla al Sagrado Corazón de Jesús

(Infovaticana) El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, y el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses fueron los primeros en pronunciarse sobre la burla blasfema del Sagrado Corazón de Jesús que tuvo lugar durante las campanadas de nochevieja en TVE.

Al fin parece que algunos obispos españoles han decidido alzar la voz ante la ofensa a los cristianos. El presidente de la Conferencia Episcopal Española abrió la veda y varios obispos han decidido seguir la estela de Argüello y se han pronunciado públicamente contra la bochornosa burla de la presentadora de las campanadas de la televisión pública española.

Monseñor Luis Argüello fue el primero en señalar la «banalidad que nos rodea» y en la mañana de este jueves 2 de enero ha vuelto a pronunciarse señalando que «no es una buena defensa del símbolo del Amor misericordioso insultar a las personas a las que el Corazón de Jesús también ama y perdona sus ofensas. Es posible unir verdad y caridad. El símbolo herido y el dolor experimentado ha de hacerse testimonio del amor nuevo que representa».

El siempre valiente arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz, no se ha quedado callado y ha denunciado a través de su cuenta de ‘X’ que «dio la campanada al filo de la medianoche en tve, no englutiendo las uvas que le sobran, sino tratando de ofender a los cristianos con su vaca de corazonada. Si probara a hacerlo con Mahoma, no tendría ninguna gracia y acaso le sea más «diver» y revolucionario. Ánimo, Lalalan».

El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, ha señalado que «los católicos no somos ciudadanos de segunda y menos en un país donde la inmensa mayoría de ciudadanos están bautizados o son hijos de católicos». El obispo Elizalde ha sido también claro y contundente al subrayar que «ante el ataque desde un ente público a la amplia comunidad cristiana, nuestra respuesta firme y sin fisuras: respeten la fe en Cristo».

Otro obispo de una diócesis vasca, Fernando Prado Ayuso de San Sebastián, ha remarcado que «más de 43.000.000 de habitantes no siguieron las campanadas por la cadena pública TVE». Prado Ayuso ha asegurado que «el año que viene seremos muchos más» y ha invitado a los católicos a “protestar” eligiendo entre otras opciones.

Mientras algunos obispos españoles van pronunciándose ante tan lamentable suceso visto en la televisión pública, es especialmente llamativo el silencio de los dos cardenales españoles en activo. El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, a quien tanto le gusta hablar de consensos y el cardenal Juan José Omella no se han dignado por el momento a decir nada sobre esta burla ofensiva contra Cristo.

Santoral del día: Santos Basilio Magno y Gregorio Nacianceno

(COPE) Concluyeron los días especiales de la Navidad con la Octava que ayer culminó con la Solemnidad de Santa María madre de Dios. Hoy lunes, 2 de enero y dentro del Tiempo de Navidad que se denomina antes de Epifanía en que nos encontramos, celebramos a los Santos Basilio Magno y Gregorio Nacianceno.

Pertenecen a aquellos estudiosos y grandes teólogos que estudian y viven lo que predican dando ejemplo del acercamiento al Dios que nos salva y que se hace Hombre. Basilio Magno nace en Cesarea de Capadocio el año 330. Su familia, de probadas virtudes cristianas, influye en la educación de este hombre también virtuoso y de gran conocimiento en las letras y arte de su tiempo.

A pesar de esto, siguió la senda de la vida eremítica, hasta que en el 370, la Providencia Divina le señala para ser Obispo de su ciudad natal. Como otros tantos pastores de su tiempo, tuvo que condenar los errores creados por la herejía arriana.

Aquí vuelve a aflorar su sapiencia al escribir una gran producción teológica, además de grandes reglas monásticas, aún seguidas por muchos Monasterios de Oriente. Gran benefactor de los pobres, y hondamente preocupado por la unidad de la Iglesia, muere el 1 de enero del año 379. Y en el mismo año que Basilio, nació Gregorio en Nacianzo.

Su espíritu de estudio le hizo recorrer diversas ciudades. También imita a su amigo Basilio en la vocación eremítica, para ser ordenado posteriormente, y de forma sucesiva, Presbítero y Obispo. Más adelante, el año 381, es designado Patriarca de Constantinopla, servicio que le reportará muchas dificultades y problemas. Por ello, se retira a su tierra, muriendo hacia el año 389.

miércoles, 1 de enero de 2025

Maternidad de María y Navidad. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

El 1 de enero dicen algunos que es el primer día del año nuevo civil, y ciertamente lo es, pero para los cristiano es también una jornada muy especial pues celebramos la Solemnidad de Santa María Madre de Dios con la que concluimos la Octava de la Navidad: ocho días después de nacer Jesús, cumpliendo la tradición judía en la que tiene lugar el rito de la circuncisión: ''Brit Milá''. Hasta la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II el 1 de enero era la "fiesta de la Circuncisión del Señor", luego el Papa San Pablo VI, con gran acierto decidió colocar en este día esta celebración mariana para poner de relieve que la Natividad del Señor está inseparablemente ligada a la maternidad de María. Por otro lado, es la mejor forma de iniciar el año civil pidiendo a la Santísima Virgen su amparo y auxilio para nuestra vida. 

Acercarnos al misterio de María como Madre de Dios nos lleva a remontarnos muchos siglos, nada menos que hasta el año 649 con el Concilio de Éfeso. El Catecismo de la Iglesia Católica en su nº 495 nos recuerda: ''Llamada en los Evangelios "la Madre de Jesús", María es aclamada bajo el impulso del Espíritu como "la madre de mi Señor" -como dijo Santa Isabel- desde antes del nacimiento de su Hijo. En efecto, aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios [Theotokos]''. María llega a ser la Madre de Dios por ser tal su pureza, humildad y disposición a los planes del Creador, que el Verbo mismo del Altísimo se hizo carne en sus entrañas virginales y así el Hijo de Dios acampó entre nosotros.

San Pablo en el breve fragmento de su epístola a los Gálatas que leemos en este día, nos resume la esencia que encierra esta unión entre navidad y maternidad: ''Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos la adopción filial''. Es un lenguaje riquísimo que encierra mucho en pocas palabras. Durante siglos se esperó el nacimiento del Mesías, y no llegó tarde ni pronto, pues Dios sabe cuál es el momento exacto para todo, y así nació Jesús según lo expresa el Apóstol: ''en la plenitud del tiempo''. Y nos dice más: ''nacido de una mujer''; es decir, como tú y como yo. La grandeza sorprendente de nuestro Dios es tan humilde que acepta encarnarse en nuestra pobre carne. Y nacido ''bajo la ley para rescatar a los que estaban bajo la ley''. Esto no significa que Jesús venga como un antisistema que llegue a poner fin a las normas; Él nos dirá de su propia voz: ''no he venido a abolir la ley sino a darle plenitud''. El sentido auténtico de la ley va más bien enfocada a esa manipulación que había de lo sagrado, de lo normativo-impositivo de los mandamientos, de ese cumplimiento de los preceptos como arma arrojadiza contra los semejantes, en lugar de aplicarlos como mapa de camino hacia la vida más perfecta. 

En el evangelio de esta Solemnidad contemplamos a María con Cristo en sus brazos, adorados por los pastores que fueron presurosos ante la presencia de San José y su familia con aquel recién nacido que San Lucas nos detalla que estaba ''acostado en el pesebre''. Y María, ¿Qué sentiría en aquella situación? Tiene que dar a luz a su hijo en un establo, no hay posada para ellos; lógicamente necesitaría unos días para reponerse siendo una jovencísima madre primeriza que había tenido que viajar en estado de buenaesperanza ya en la recta final de su gestación apremiados por el censo. Y de pronto, el secreto que apenas Ella y José sabían sobre aquel niño empieza a dejar de ser un secreto, pues comienzan a llegar los que sí creen que ese niño es el Mesías y tienen esperanza en Él. Y aquí sí que los últimos fueron los primeros: los humildes pastores del contorno estrenaron las peregrinaciones a aquella gruta santa de Belén. Quizá María lo pasó mal, que los vieran allí en un establo y no tener nada que ofrecerles; que les hablaran de lo grandísimo que sería aquel pequeño, mientras sus padres lo tenían acostado en un comedero de animales. San Lucas, pese a todo, describe con fineza y ternura lo que estaba viviendo la madre: ''María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón''. Os invito como propósito de año nuevo que imitemos a María y pasemos por el corazón lo bueno y malo de cada día, por la palabra de Dios y las lecturas de este día, por un rato de oración ante el Sagrario y entre las cuentas del rosario...

Tanto la primera lectura como el salmo nos han hablado de bendición; también de corazón yo pido al Señor del tiempo, al que es el Alfa y la Omega que bendiga vuestras vidas, personas, proyectos y retos para este 2025 en que no puede faltarnos la Esperanza. En este año jubilar que también comenzamos somos llamados a peregrinar como testigos de la virtud que jamás defrauda. 
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra: ¡ruega por nosotros! 

Evangelio de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios

 Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 16-21


En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.

Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Palabra del Señor