sábado, 4 de febrero de 2023

El sacristán «fallecido». Por Juan Manuel de Prada

(ABC) Resulta muy llamativo y esclarecedor que, al expresar en sendos mensajes birriosos su pésame por el asesinato de Diego Valencia, sacristán de la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, el doctor Sánchez y el pretendiente Feijóo utilicen idénticas palabras. Ambos hablan de un «ataque» ocurrido «en Algeciras», evitando mencionar la naturaleza del «ataque» y el lugar -un templo católico- donde se ha perpetrado; ambos se refieren a un «sacristán fallecido», como si hubiese muerto al llegar al término natural de su vida. Como no somos conspiracionistas, entendemos que el doctor Sánchez y el pretendiente Feijóo no se han puesto de acuerdo para escribir sus respectivos pésames; pero, no habiéndose puesto de acuerdo, las coincidencias de sus mensajes resultan todavía más estremecedoras, pues delatan el tipo humano o anélido al que ambos pertenecen.

El sacristán Diego Valencia no falleció, sino que fue asesinado. Y no fue asesinado por cualquier causa, sino in odium fidei, que es esa fosforescencia extraterrenal que envuelve con un halo la Iglesia de Cristo. Este odium fidei que subyace en todo martirio es de naturaleza preternatural, porque «nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas». Y, a juicio de Ernest Hello, se trata de una última prueba de las verdades de la fe, pues nada hay tan evidente como el odio que esa fe provoca en muchos: «Siempre estuvo allí la señal del odio -escribe Hello-; siempre el espíritu de la mentira persiguió con su invertido homenaje a la Cruz; siempre le ha dicho: ¡a ti sola es a quien odio, solo a ti en el mundo!». Pero este odium fidei puede expresarse de formas muy diversas: algunas ensañadas y feroces, propias de bárbaros, como nos demuestra el mahometano que macheteó a Diego Valencia; otras muy sibilinas y asépticas, propias de demócratas, entre las que debemos contar la podredumbre laicista, empeñada en esconder todo signo visible de lo sobrenatural, por considerar que ofende a la sensibilidad contemporánea. Y no hay mayor signo visible de lo sobrenatural que un martirio.

El doctor Sánchez y el pretendiente Feijóo, cortados por el mismo patrón, no pueden designar la naturaleza del crimen de Diego Valencia, porque su fosforescencia extraterrenal abrasa sus almas podridas. Por es recurren a eufemismo grimosos; por eso ambos, en el colmo de la infamia, afirman que el sacristán ha «fallecido». Vivimos en un continente maldito que ha decidido renegar de la fe que lo fundó. Para ello necesita mahometanos furiosos como el que macheteó a Diego Valencia; pero necesita también a tipo humanos o anélidos como el doctor Sánchez o el pretendiente Feijóo, que proscriben todo signo sobrenatural de la vida pública. El mahometano furioso y estos tipos anélidos actúan a modo de tesis o antítesis hegelianas, actuando como los brazos de una tenaza hasta alcanzar una síntesis común, que es la supresión de la fe.

viernes, 3 de febrero de 2023

150 años curando cuerpos y salvando almas. Por Rodrigo Huerta Migoya

Si de algo abusamos en la Iglesia es de las palabras; a veces las usamos tanto que parece que las desencarnamos. Cuántas veces empleamos los términos caridad, misericordia, justicia... y, sin embargo, qué curioso que las personas que con más fidelidad viven en la Iglesia esta realidad de forma auténticamente social, son precisamente las personas más calladas, las que rehúyen las cámaras, las menos aplaudidas y las que mejor encarnan en su existir el evangelio. Sin duda, un referente este amplio grupo de personas que nos dan ejemplo con su vida son las consagradas; y, de modo especial quisiera aplaudir la obra y misión de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, las cuales están celebrando siglo y medio de su fundación: ciento cincuenta años curando cuerpos y salvando almas; es decir, haciendo verdad la máxima de Santa Teresa de Jesús Jornet y que resume el precioso carisma que el Espíritu Santo suscitó en el Venerable Saturnino López Novoa.

Es una vocación dura y comprometida; el cuidado de los ancianos implica velar noche y día por ellos, mimando en su última andadura esas vidas ya gastadas antes de partir a la Casa del Padre. Por este motivo las Hermanitas siempre han cuidado con mimo cada detalle de la vida espiritual de sus asilos, conscientes de que la misión principal no es que tengan tan sólo una vida confortable los años que el Señor aún les quiera conceder de peregrinación por este mundo, sino que su mayor gozo es acompañar a los ancianos en su enfermedad, en su soledad, en sus miedos. Pero lo que más alegra el corazón de estas buenas religiosas es presenciar cómo sus abuelitos viven con piedad sus últimos días; cómo piden la confesión, la unción y la comunión: ¡que paz da saber que se han ido confortados con Dios y con los hermanos! Ellas hacen de su vida una obra ininterrumpida de misericordia con los más necesitados y desvalidos a ejemplo de María, Madre de los Desamparados.

Aquí no se podría hablar de "residencias", casi que ni de "asilos", aquí podemos hablar de verdaderos hogares. No he conocido una sóla casa de las Hermanitas donde no haya lista de espera, donde las familias casi se den empujones o busquen alguna influencia para meter a los suyos. Hasta sacerdotes diocesanos jubilados en España han sido acogidos por ellas. Más para cruzar el umbral de la puerta de estas casas, siempre se tienen en cuenta los ingresos, y aquí sí que manda el evangelio: primero los últimos, los humildes, los preferidos del Señor... Los que conocen la forma de vivir su vocación saben que cuando uno atraviesa la puerta principal de la casa de la Hermanitas no huele a geriátrico, sino a hogar; todo reluce, los ancianos están impecables, la cocina, la capilla... Nunca falta un detalle. Y si les faltara poco trabajo, las religiosas incrementan horas de trabajo, preparando durante casi todo el año las decoraciones para la próxima navidad y otros múltiples gestos según el momento del año con el que quieren dar calidez de hogar al sus ancianos. Ciertamente, poder pasar los últimos años de vida con ellas, es saborear ya un anticipo del cielo. 

Los asilos de las Hermanitas se pueden denominar sin duda, puertas del cielo, pues: ¡cuantos ancianos han podido morir dignamente por ellas debidamente cuidados en lugar de olvidados, solos o abandonados!. En el momento en que nace la Congregación la realidad de la tercera edad era muy penosa; la implantación de la industria en España en el siglo XIX hizo que las generaciones jóvenes marcharan a las grandes ciudades, quedando los mayores en el medio rural sin amparo alguno. El Venerable Don Saturnino, sintió la necesidad de dar respuesta a esta realidad social desde la Iglesia de Cristo a raíz de una experiencia personal que él vive y que le cambia la vida. Una anciana llama a la puerta de su casa para pedir limosna, y el buen sacerdote, en lugar de darle unas monedas la invitó a entrar en su casa, la aseó, le dio de comer y le ofreció una habitación caliente. Pero Don Saturnino no estaba conforme con haber auxiliado a aquella pobre viejecilla, sino que en su mente estaban tantos ancianos que estarían en la misma o en peor situación, por lo que siente que el Señor le llama a fundar una congregación que se dedique a recoger a esos ancianos desamparados del medio rural español. 

Con unos cuantos sacerdotes amigos reunió a un grupo de muchachas con vocación para consagrarse a esta misión, entre ellas destacó Santa Teresa de Jesús Jornet, primera superiora general y considerada fundadora por haber sido la mano derecha del Padre fundador. La Congregación nació en Barbastro (Huesca) el 27 de enero de 1873. Don Saturnino puso la cabeza, no sólo redactó las constituciones de la Congregación, sino que por su cargo de secretario del obispo de Huesca y por tener contactos con muchos obispos de España, escribió cientos de cartas presentando su proyecto y solicitando la fundación de nuevas casas. La Santa Madre Teresa Jornet dedicaba todo el esfuerzo de la fundación a poner en marcha la vida de comunidad, ir a las casas, empezar a cuidar a los primeros ancianos, etc. Fue un trabajo arduo, pero que ella hizo de modo ejemplar hasta el punto de ser declarada Patrona de la Ancianidad.

Por desgracia, nuestra sociedad no ha mejorado respecto al aprecio a los mayores, sino que como diría el Papa Francisco son otros descartados de nuestro mundo, que se ven en la periferia de su existencia con la tristeza de que nadie que les acompañe en ese trance que a todo llega de encaminarse al final de la vida. Las Hermanitas son un ejemplo silencioso de que es posible vivir la radicalidad del evangelio e ir a contracorriente, mientras el pensamiento actual es ''primero yo y después yo''; ellas en sus casas viven el ''primero tú y después tú''. Se desviven por sus residentes, y no porque esperen ningún premio, subvención o diploma, sino sencillamente, porque saben descubrir a Cristo en sus cuerpos antaño vigorosos y ahora débiles y achacosos; ahí ven ellas al Señor que tiene hambre, sed, está enfermo, prisionero en una cama, postrado en una silla o esperando semanas y semanas la visita de la familia que no acaba de llegar, convirtiéndose ellas en su única familia. Son más que eso, las Hermanitas son su bastón, sus gafas, sus audífonos, sus confidentes, sus manos, sus ojos, su memoria; son todo a lo que los ancianos no llegan. Igualmente son evangelio vivo, apóstoles en acción que ejercen con los abuelos las obras de misericordia. Son instrumentos de Dios para los mayores. 

Las Hermanitas no tienen sueldo, ni vacaciones, ni fines de semana, ni puentes, ni pagas extra. En sus casas -que son muy grandes- hay empleados que las ayudan sí, pues ellas no podrían llegar a abarcar tanto, pero este personal es retribuido legítimamente; ellas no. Las monjas no son perfectas por ser monjas, tienen los mismo defectos que cualquier ser humano; sin embargo, a los ancianos no les entra en la cabeza su vida, caer en la cuenta de que están sólo y exclusivamente para atenderles a ellos a la hora que sea y a cambio de nada. La hermanita nada espera en esta vida, sabe que el Esposo habrá de venir a dar el ciento por uno a su labor. Sus vidas son un ''vivir con Dios en el corazón, con la eternidad en la mente y con el mundo bajo los pies''. Son contemplativas en la acción. La vida de la hermanita no sólo es de mucho trabajo, sino de mucha oración, sabedoras de que sólo pueden dar amor cuando se llenan del Amor de los Amores. A ejemplo de Jesús no sólo curan cuerpos o dolencias, devuelven la dignidad a tantos que la habían perdido y evangelizan-catequizan a sus abuelos para que tomen conciencia de que son hijos de Dios llamados a la salvación de la vida que no acaba. Vivir lo cotidiano con los mismos sentimientos de Cristo Jesús; una vida consagrada que nos ha de interpelar a todos: ¡un trabajo impagable! Ahora que salen a la luz tantas residencias privadas y públicas donde se han vivido casos de maltrato de ancianos o que se han utilizado a estos para hacer negocio, cuánto puede presumir la Iglesia no sólo de la obra de caridad de las Hermanitas, sino de tantas congregaciones e institutos religiosos que atienden a los enfermos y mayores, no sólo sin preocuparse de beneficios, sino tratando cada cuerpo con respeto, ese respeto que nace de la fe de concebir que están ante un templo del Espíritu Santo. 

¿Pero, por qué Hermanitas y no Hermanas? Precisamente porque el nombre les recuerda que están por debajo, que su vocación es vivir el abajamiento, el servicio, la humildad y la pobreza más absoluta. En sus casas no son ellas las que mandan, sino las primeras en servir y tratar de aliviar los sufrimientos de Jesús en la Cruz, que es el anciano enfermo y sólo. La espiritualidad de la Congregación está marcada por las principales devociones de esta familia religiosa. Como San José, vivir el silencio, el trabajo bien hecho, la familiaridad de Nazaret. Como Santa Marta, hacer de sus casas una Betania donde se trabaja intensamente como ella y se descansa también a los pies del Señor, como su hermana. Mirando al Sagrado Corazón de Jesús, vivir en clave de reparación no sólo espiritual, sino encarnándolo en ese reparar las espinas de su corazón, curando sus miembros doloridos como son los ancianitos. Y, ¡cómo no!: María, Madre de Dios de los Desamparados, modelo de entrega total a Dios, de saber decir sí y dejarse en manos de la Providencia. Con Santa Teresa de Jesús Jornet y con el Venerable Saturnino López Novoa -al que ojalá pronto podamos ver a los altares- se mantiene un camino que jamás se desvía y que siempre lleva a Dios. Esta es la vida que desde hace ciento cincuenta años viven y practican las Hermanitas. Son porteras de la escalera que lleva al cielo.  

Gracias queridas Hermanitas de los Ancianos Desamparados, por tantos cuerpos curados y tantas almas salvadas. 

Carta semanal del Sr. Arzobispo

África: sonrisa y esperanza del mundo

Viaje rápido a ese trozo de Asturias que tenemos en el corazón de África, con la misión diocesana con la que desde hace más de treinta años trabajamos allí en la evangelización de una parte de ese hermoso país, junto al obispo y las comunidades cristianas que nos acogen en medio de aquella inmensa selva llena de contrastes humanos, culturales, políticos y religiosos. Estábamos ante un imponente nuevo templo que hemos construido en las afueras de la localidad de Gamia. El motivo es que ya no cabían los cristianos en la iglesia anterior. La generosidad de nuestras gentes cristianas de Asturias ha hecho posible que se levante esta nueva iglesia de un estilo inequívoco africano. 

La procesión de entrada nos llevaba a las más de mil personas hacia allí: niños, muchos niños, jóvenes, muchos jóvenes, familias enteras, el obispo del lugar, los misioneros, los sacerdotes y religiosas, los catequistas. El obispo de N’Dalí tuvo la deferencia de invitarme para que presidiera la celebración eucarística y procediera a la apertura de esta nueva iglesia, a la bendición del templo y a la consagración del altar. Fuera, con una alta temperatura ya, mirábamos aquel templo como lugar de una espera, como espacio en donde la acogida se hacía abrazo desde todas nuestras intemperies. 

La liturgia de la consagración de un templo es muy bella. El obispo toca con su báculo pastoral la puerta, y esta se abre ante la invocación orante. Estando las puertas de par en par, entró aquella inmensidad de gente buena. Los casi mil cristianos que fueron pasando de todas las edades, fue un espectáculo de alegría y esperanza, con los cánticos y danzas tan típicamente africanos, con los colores vivos de sus trajes y tocados. Y así procedimos a bendecir la sede de quien preside en la caridad esa comunidad, el ambón de la Palabra desde la que Dios hablará incesantemente cuando esta sea proclamada, el altar donde se ofrecerá los dones que de la mano del Señor recibimos, en especial el Don por excelencia que es su propio Hijo a través del pan y vino que se transformará en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Finalmente, el sagrario, como una pequeña choza de las que abundan en la selva, indicando así que Dios también tiene la suya en la que nos ve, nos aguarda y nos adentra. Han sido casi tres horas y media con distintas intervenciones, además de los ritos litúrgicos propios. Coincidía con la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén. En ese día éramos nosotros los que presentábamos el nuevo templo parroquial a Jesús, sabiendo que somos las piedras vivas de esta casa de Dios. 

Ha coincidido este viaje con el que el Santo Padre ha hecho a la República del Congo. El papa Francisco ha dicho cosas fuertes y oportunas como defensor de estos hermanos tantas veces usados, abusados y luego ignorados tras haberse aprovechado de la riqueza natural de esta tierra. Pero también han sido palabras muy bellas las que Francisco ha pronunciado: “Queridos congoleños vuestro país realmente es un diamante de la creación; pero todos vosotros, sois infinitamente más valiosos que cualquier bien que pueda brotar de este suelo fértil. África es la sonrisa y la esperanza del mundo. Los diamantes, que por lo general son raros, aquí abundan. Si esto es cierto respecto a las riquezas materiales ocultas bajo la tierra, lo es mucho más en referencia a las riquezas espirituales contenidas en los corazones. Y es precisamente a partir de los corazones que la paz y el desarrollo siguen siendo posibles porque, con la ayuda de Dios, los seres humanos son capaces de justicia y perdón, de concordia y reconciliación, de compromiso y perseverancia en el aprovechamiento de los talentos que han recibido”. Hago mías estas palabras y las reconozco en el pueblo que he tenido de nuevo la gracia de visitar junto a nuestros misioneros asturianos. Que María nos bendiga en esta continua y nueva evangelización. 

+ Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

jueves, 2 de febrero de 2023

«Cada vez hay más personas en situación de necesidad»

Solidaridad. La responsable de la Cocina Económica advierte de la alta demanda y de los 'nuevos' usuarios, como empleados que no llegan a fin de mes o jubilados

(El Comercio/ Clara G. Santos) Lorena García trabaja como cajera en un supermercado, aún así, le cuesta llegar a fin de mes. Su situación económica se truncó hace un par de años, tras su separación. Al duelo de la relación fallida se sumó la imposibilidad de sacar adelante un hogar con un único sueldo. El encarecimiento de los productos básicos obligó a esta treintañera a engrosar las colas del hambre para dar de comer a su hija pequeña. «Trato de ser fuerte por ella, pero hay días que solo quiero rendirme», confiesa.

La suya es una de las muchas historias que se dan cita a la hora del almuerzo o de la cena en la Cocina Económica. Una realidad «cada vez más acuciante» que ha llevado al vicedecano de la Facultad de Psicología, Luis Castejón, a poner en marcha una campaña de recogida de alimentos para la Cocina Económica.

La iniciativa está teniendo buena acogida. Decenas de personas han colaborado estos días depositando bolsas con leche y latas de conserva dentro de las cajas habilitadas en el vestíbulo de la facultad. «La inflación nos golpea a todos, pero no a todos por igual», puntualiza Castejón. La campaña de recogida permanecerá abierta hasta mañana y los interesados en colaborar podrán acerarse a la facultad en horario de 9 a 19 horas o entregar su donación directamente en la Cocina Económica. A final de esta semana se hará recuento de los productos recogidos y se procederá a su entrega.

Los voluntarios, desbordados

La responsable de la Cocina Económica de Oviedo, sor Fernanda García, advierte que «nunca había visto nada igual». Las cifras no engañan. El domingo pasado se repartieron en el comedor social un total de 250 menús y 230 personas se llevaron, además, latas de conserva para el bocadillo de la cena. «Antes de pandemia estas cifras serían impensables, cada vez hay más personas en situación de necesidad», lamenta la religiosa. Con los años, los perfiles de solicitantes también han ido cambiando. Ahora, los voluntarios se encuentran con muchos jubilados «a los que no les llega con la pensión», familias monoparentales con un único sueldo o trabajadores a los que, simplemente, el salario no les da para vivir.

Presentación de Jesús en el Templo y Purificación de Nuestra Señora

(http://webcatolicodejavier.org) El 2 de Febrero se celebra la Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de la Virgen María. Se conoce también esta fiesta como ''de las Candelas'' o "La Candelaria". Aunque esta fiesta es principalmente de carácter Cristológico, en ella se conmemora un acontecimiento muy importante en la vida de María: su purificación y la presentación de su hijo al sacerdote en el Templo, en cumplimiento de su obligación de consagrarlo a Dios. Y más todavía porque es esta una fiesta de la luz que es la que le da nombre. 

La fiesta de la Candelaria se llama así porque en ella se bendicen las candelas que se van a necesitar durante todo el año, a fin de que nunca falte en las casas la luz tanto física como espiritual. Los fieles acuden a la Santa Misa de este día con las velas, que son bendecidas solemnemente por el sacerdote y a continuación se hace una corta procesión entre dos iglesias cercanas o por el interior de la misma iglesia, con las velas encendidas. Esta fiesta tenía gran significación cuando la única luz en las casas era la de las velas y candiles.

Esta fiesta se celebra exactamente a los cuarenta días del 25 de diciembre. A mediados del siglo V se celebraba con luces y tomó el nombre y color de "la fiesta de las luces". Hasta el Concilio Vaticano II se celebraba como fiesta principalmente mariana, pero desde entonces ha pasado a ser en primer lugar Cristológica, ya que el principal misterio que se conmemora es la Presentación de Jesús en el Templo y su manifestación o encuentro con Simeón. El centro, pues, de esta fiesta no sería María, sino Jesús. María entra a formar parte de la fiesta en cuanto lleva en sus brazos a Jesús y está asociada a esta manifestación de Jesús a Simeón y a la anciana Ana. Hasta el siglo VII no se introdujo esta fiesta en la liturgia de Occidente. Al final de este siglo ya estaba extendida en toda Roma y en casi todo Occidente. En un principio, al igual que en Oriente, se celebraba la Presentación de Jesús más que la Purificación de María.

No se sabe con certeza cuándo empezó a celebrarse la Procesión en este día. Parece ser que en el siglo X ya se celebraba con solemnidad esta Procesión y ya empezó a llamarse a la fiesta como Purificación de la Virgen María. Durante mucho tiempo se dio gran importancia a los cirios encendidos y después de usados en la procesión eran llevados a las casas y allí se encendían ante alguna necesidad. La ley de Moisés mandaba que toda mujer que diese a luz un varón, en el plazo de cuarenta días, debía acudir al Templo para purificarse de la mancha legal y allí ofrecer su primogénito a Dios. Era lógico que los únicos exentos de esta ley fuesen Jesús y María: Él por ser superior a esa ley, y Ella por haber concebido milagrosamente por obra del Espíritu Santo. A pesar de ello, María oculta este prodigio y... acude humildemente como cualquier otra mujer a purificarse.

Los mismos ángeles quedarían extasiados ante aquel maravilloso cortejo que atraviesa uno y otro atrio hasta llegar al pie del altar, para ofrecer en aquellos virginales brazos al mismo Hijo de Dios. Una vez cumplido el rito de ofrecer los cinco siclos legales después de la ceremonia de la purificación, la Sagrada Familia estaba dispuesta para salir del templo cuando se realizó el prodigio del Encuentro con Simeón, primero, y con la ancianísima Ana, después. San Lucas nos cuenta con riqueza de detalles aquel encuentro: "Ahora, Señor, ya puedes dejar irse en paz a tu siervo, porque han visto mis ojos al Salvador... al que viene a ser luz para las gentes y gloria de tu pueblo Israel..." Y le dijo a la Madre: "Mira, que este Niño está puesto para caída y levantamiento para muchos en Israel... Y tu propia alma la traspasará una espada...".

miércoles, 1 de febrero de 2023

Vídeo mensual del Papa

El Papa acepta la renuncia de Mons. Francisco Javier Martínez como arzobispo de Granada

(C.E.E.) El Santo Padre ha aceptado hoy, 1 de febrero de 2023, la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Granada presentada por Mons. Francisco Javier Martínez Fernández. Desde este momento, según indica el Código de Derecho Canónico, le sucede Mons. José María Gil Tamayo, arzobispo coadjutor de esta diócesis desde el 1 de octubre de 2022.

Mons. Francisco Javier Martínez, arzobispo de Granada desde 2003

Mons. Francisco Javier Martínez nació en Madrid el 20 de diciembre de 1947. Fue ordenado sacerdote el 3 de abril de 1972. Es licenciado en Teología Bíblica por la Universidad Pontificia Comillas (1973). Fue becario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (1975-77). Después estudió en el extranjero: en Alemania (Sankt Georgen, Frankfurt a. M.), en la escuela Bíblica Francesa de Jerusalén (curso 78-79) y, finalmente, realizó Filología semítica en la Universidad Católica de América, en Washington, donde se especializó en lengua y literatura siríaca y fue profesor adjunto a la cátedra de siríaco. Obtuvo el doctorado en Filología y lenguas Semíticas en 1985.

Fue nombrado obispo auxiliar de Madrid el 20 de marzo de 1985 y recibió la ordenación episcopal el 11 de mayo del mismo año. El 15 de marzo de 1996 fue nombrado obispo de Córdoba, sede de la que tomó posesión dos meses después, el 18 de mayo. El 15 de marzo de 2003 se hizo público su nombramiento como arzobispo de Granada. Entró en la diócesis el 1 de junio de ese mismo año.

En la Conferencia Episcopal es miembro de la Comisión Permanente y de las Comisiones Episcopales para la Doctrina de la Fe y para la Educación y Cultura. 

Mons. José María Gil, arzobispo coadjutor de Granada desde octubre de 2022

Mons. José María Gil Tamayo nació el 5 de junio de 1957 en Zalamea de la Serena (Badajoz). Recibió la ordenación sacerdotal el 7 de septiembre de 1980. Es licenciado en Estudios Eclesiásticos en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra y en Ciencias de la Información por la misma Universidad de Navarra.

El 6 de noviembre de 2018 se hizo público su nombramiento como obispo de Ávila y recibió la ordenación episcopal el 15 de diciembre del mismo año. El 1 de octubre de 2022 toma posesión como arzobispo coadjutor de Granada.

En la Conferencia Episcopal fue secretario general en el quinquenio 2013-2018. En la actualidad es miembro de la Comisión Ejecutiva y presidente del Consejo de Estudios y Proyectos de la CEE.