jueves, 29 de agosto de 2024

150 aniversario del Camarín de Frassinelli en la Cueva de Covadonga. Por Francisco José Rozada Martínez

El obispo Benito Sanz y Forés visitó por primera vez Covadonga en el año 1872, quedando muy decepcionado al constatar el abandono en el que se encontraba el Real Sitio, muy lejos del lugar que él consideraba que debía ocupar en la Historia de España, razón por la que se propuso dar al santuario la importancia de la que carecía.

Así solicitó y alcanzó del Papa Pío IX los privilegios de tener una Misa y un Oficio propios para el santuario y una festividad para la advocación de Ntra. Sra. de Covadonga que tendría lugar cada 9 de septiembre (diferenciada de la Natividad de la Virgen, que se celebraba y se celebra cada 8 del mismo mes, como así ocurrió hasta casi un siglo después).

Restaurar la Santa Cueva fue el paso siguiente, tras el incendio de 1777 y el abortado y monumental proyecto -con el templo que hubiese ocultado la Cueva- del arquitecto Ventura Rodríguez , pero con la tenaz oposición del Cabildo de Covadonga, como ya comenté en este semanario en 2018.

El protagonismo del obispo Sanz y Forés en la nueva Covadonga fue decisivo, y su colaboración con el alemán Roberto Frassinelli -residente en el pueblo de Corao (Cangas de Onís) de donde era su esposa- alumbraría la idea de levantar un camarín en la Cueva con elementos que recordasen en su fachada el templo ramirense de Santa María del Naranco, junto con otros estilos que hiciesen memoria del románico y del gótico.

Desconocemos quién influyó más en la autoría del citado camarín, si el mencionado prelado o el dibujante, arqueólogo y naturalista alemán, pues la documentación que podía aclararlo está desaparecida.

Ambos acordarían que esta capilla albergase numerosos simbolismos histórico-religiosos ligados al lugar y a la monarquía española. Así se recreaban motivos que no dejaban espacio al vacío decorativo, además de colocar la capilla en un lateral, olvidándose -con fortuna- del tradicional templo con dos alturas que había cerrado toda la Cueva al exterior hasta el incendio del 17 de octubre de 1777 que destruyó todo cuanto albergaba en su interior, incluidas las imágenes.

Debo destacar que el camarín fue construido en madera con algunos elementos de escayola y -con el fin de disimular estos materiales- fue llamado el decorador valenciano Antonio Guasch para que los cubriese con pan de oro.

Parece increíble que la obra del camarín -que se había iniciado el 29 de abril de 1874- estuviese concluida apenas veinte semanas después.
La solemne Misa y Oficio propios de Covadonga tuvieron lugar por primera vez en el camarín el día 9 de septiembre -como había aprobado el Pontífice Pío IX- cumpliéndose ahora exactamente el sesquicentenario de este hecho.

Ese mismo día el obispo Sanz y Forés anunciaba su intención de levantar un templo monumental en el santuario -la Basílica de Santa María la Real que hoy conocemos- que sería consagrado veintisiete años después, en 1901.
A algunos les parecía que este camarín era demasiado lujoso y señorial, muy recargado decorativamente para un lugar como la Cueva, austera y sencilla.

Medio siglo después la Real Academia de la Historia y otras instituciones emitieron un informe desfavorable sobre el camarín de madera que imitaba piedra, pero así permaneció hasta la Guerra Civil.
Sería a partir de 1938 cuando el arquitecto Luis Menéndez Pidal decidió dar a la Cueva de Covadonga el aspecto que conocemos hasta hoy. La nueva capilla en piedra, de aspecto románico popular, se concluyó en 1945 y en su cubierta interior lleva una armadura de madera de castaño, dorada por el artista valenciano Juan G. Talens.

 Francisco José Rozada Martínez, 28 de agosto de 2024

 (Artículo publicado esta semana en “El Fielato-El Nora”)

Antes del Camarín de Frassinelli este era el aspecto en el interior de la Cueva de Covadonga,
 según el pintor Genaro Pérez Villaamil, en un cuadro del año 1850.



Eliminado el Camarín de Frassinelli, así quedó la Cueva hasta levantar la nueva capilla-sacristía en 1945.

Obras en el piso de la Cueva en el año 1938.


La nueva capilla desde el año 1945.-

Actual vista de la Cueva con su "nueva" capilla-sacristía.

La nueva capilla en piedra, de aspecto románico popular, se concluyó en 1945 y 
en su cubierta interior lleva una armadura de madera de castaño, dorada por el artista valenciano Juan G. Talens.

Busto del obispo Sanz y Forés en el atrio de la basílica de Covadonga.
El obispo Benito Sanz y Forés visitó por primera vez Covadonga en el año 1872, 
quedando muy decepcionado al constatar el abandono en el que se encontraba el Real Sitio, 
muy lejos del lugar que él consideraba que debía ocupar en la Historia de España, 
razón por la que se propuso dar al santuario la importancia de la que carecía.

El alemán Roberto Frassinelli -residente en el pueblo de Corao (Cangas de Onís) de donde era su esposa- 
alumbraría la idea de levantar un camarín en la Cueva con elementos que recordasen en su 
fachada el templo ramirense de Santa María del Naranco, junto con otros estilos que 
hiciesen memoria del románico y del gótico.

Antigua casa de Frassinelli en Corao (Cangas de Onís).

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