jueves, 31 de enero de 2019

Crónica libre de Lugones. Por Justo Roldán

(lne) Si independencia es igual a libertad, libertad es en sí misma independencia. Y bajo este prisma me gustaría opinar y seguir opinando, pues no en vano la libertad es el bien supremo de la persona humana. Así, sin condicionamientos, ni deudas contraídas, con la única excepción de mi conciencia y honor, debo comenzar esta crónica manifestando públicamente mi agradecimiento a la Sociedad de Festejos Santa Isabel, en la figura de su presidente, por su implicación en dotar a nuestra localidad de una iluminación -por cierto, espléndida- durante todas las fiestas navideñas. Como he sido crítico con algún evento que también promueve esa cofradía, hoy -pues lo cortés no quita lo valiente- he de quitarme el sombrero ante lo gratificante que ha sido comprobar cómo Lugones no desmerecía en nada a otras localidades de Asturias en cuanto a la decoración se refiere, superando incluso a la misma capital del Principado.

Mención especial también es la que en justicia se debe hacer a los comerciantes y vecinos, que han aportado todo lo que han podido para que se hiciera realidad algo que las instituciones municipales han obviado. Gracias, cómo no, a todos.

Dicho lo anterior, no quisiera caer en el olvido en esta crónica, por lo que, aunque no pretenda abarcar todo el año que ya ha concluido, sí me gustaría tener un recuerdo, lo más amplio posible, para muchos amigos, conocidos y vecinos que han pasado su último año entre nosotros. Es materialmente imposible que me acuerde de todos, ¡disculpadme de antemano!, pues son muchas las ocasiones en que no me he ni enterado, y muchas más en las que, debido a esta nueva “norma” de incineración “exprés” (perdón por la expresión), uno se entera del fallecimiento el mismo día en que es ya el entierro o el funeral. A lo que se añade este aumento coyuntural de la secularización de las costumbres, que en nada dignifica a quien aún después del óbito sigue conservando toda su dignidad.

A ellos, a sus familias, quede constancia de nuestro -o mi- agradecimiento, ya que sin ellos no hubiera sido posible este Lugones que hoy tenemos, pues fueron parte importante en el comercio, en la educación, en la cultura, en el empresariado, y en la vida familiar y social, que no por poco conocida fue menos importante. El legado ahí queda.

Fue 2018 para esta localidad un año, digamos, sin nada digno de una mención especial. La situación económica sigue en un encefalograma sin altibajos: pequeños negocios que cierran se compensan con otros que han abierto. La hostelería sigue siendo un sector que resiste a los embates de los restos que aún quedan de una crisis importante que afectó a la construcción, generadora tradicionalmente de una buena fuente de ingresos, y a otras normativas que no han ayudado precisamente. No obstante, han sabido, con imaginación, esfuerzo y voluntad, ofrecer una gastronomía de calidad y variedad que hace que Lugones sea un referente a la hora de disfrutar de unos momentos de ocio culinario.

Pero como “no solo de pan vive el hombre”, en el aspecto espiritual y de restablecimiento de tradiciones que en muchos casos habían quedado en desuso, hay que constatar el mérito extraordinario -que lo tiene- del impulso que la parroquia de San Félix, con su párroco al frente, ha experimentado durante el año. Tanto la mejora del interior del templo como las expresiones de fe más populares de la liturgia, y de la tradición cristiana, han sido motivo de satisfacción para todos los feligreses no solo de la localidad, sino de fuera de ella. Hoy, también gracias a la parroquia, a Lugones se le conoce más y mejor.

Por último, sin ser para nada ni los últimos, ni los únicos, está el sector autónomo en sus variantes, que afectan a la automoción, al sector librero y papelero, al sector de la ropa y la moda, y a uno que poco se cita pero que ya tiene en Lugones una buena fama ganada: el de la peluquería, estética y belleza que, junto con el de la salud, desde la fisioterapia hasta la estomatología, ha elevado el listón de la eficiencia a unos niveles nunca conocidos. Con todo, solo queda desear que el gobierno del concejo sepa emplear con diligencia el dinero que todos los sierenses, y en particular los lugonenses, tenemos depositado en las arcas del municipio. Son nuestros gestores, ¡no lo olviden!, gestionan nuestro dinero, por lo que hay que pedir sin más que lo empleen en aquello que tenga demanda, que se use, eludiendo lo que sea decorativo por no ser utilizado por nadie, o casi nadie.

Y este es el resumen de un año casi en formato Zip.

No hay comentarios:

Publicar un comentario