miércoles, 9 de diciembre de 2015

¡HAYA SALUD!. Por Joaquin Manuel Serrano Vila (Párroco)

 

            Al filo de este 2015 (¡otro más!) y haciendo obligada retrospectiva del mismo, sólo cabe dar gracias a Dios y pedir lo que decían los abuelos: ¡Salud!... A medida que pasan los años asomado a la ventana de la vida viendo pasar los féretros de los buenos y de los malos, te das cuenta de lo que verdaderamente es importante, aunque pasemos toda nuestra existencia resolviendo solamente lo inmediato.

            Nos decía el Arzobispo a los sacerdotes en el funeral de D. Juan Bautista (Párroco que fue de La Pola) que desde que hace seis años que se hizo cargo de la Diócesis de Oviedo, había ordenado a 16 sacerdotes y enterrado a 64. Yo, que hablando alguna vez con el finado saqué en conclusión que no pensaba morirse nunca, estuve presente en su emocionada despedida. Por lo tanto hermanos, nosotros, que tampoco pensamos morirnos nunca (pero también llegará ese día) agradecidos a Dios, pidámosle para el nuevo año únicamente salud.

            El 2015 ha sido, como los últimos anteriores y a decir verdad, muy movido e igualmente lleno de muchas miserias, corrupciones y tristezas; y, mientras escribo éste, veo en la tele cómo los políticos españoles  “se parten la cara” por un sillón y cómo Putin, Hollande y Merkel, se unen contra “El Daesh”, por lo que vuelvo a dar gracias al Dios Verdadero (que no necesita imponerse a bombazos ni con descerebrados fanáticos que lo hacen muy poco grande) y a pedirle sólo salud.

            Mientras los villancicos suenan ya en El Corte Inglés y El Almendro vuelve por Navidad; mientras los Belenes molestan a los que nos montan los belenes de la vida, y mientras los que están no pueden y los que dicen poder ni están ni se les espera, nos va pasando la vida perdiendo la salud en el intento y nos va llegando la muerte, “tan callando…” (Bécquer)

            Hace unos años, un ignorante soberbio (que diría Machado) que lógicamente desempeñaba a la perfección el papel de “Herodes”, entre groserías, petulancias soeces y sandeces posiblemente inspiradas por las uvas de Rioja, vino; eso digo, vino a mi despacho “a protestar” (supuestamente porque no le gustaba el toque a difuntos de las campanas): proteste…, proteste…, le dije yo, antes mandarlo de nuevo a su triste realidad, tras recodarle que en el despacho parroquial el tono de voz y el vocabulario lo decide el titular, y el cual, a la que se iba y como queriendo ofender (¡pobre!) levantó el puño y me dijo ¡salud camarada!...¡?... respondiéndole yo: ¡la que Dios te de!...Y es que al final no hay más; y lo contrario va de HUCA en HUCA y cambio de especialista porque me toca. ¡Pues claro que salud, membrillo!... que en vanos afanes la gastamos tantas veces, pudiendo vivir en paz.

            Que en el nuevo año el Niño Dios nos dé luz y sabiduría para reconocer y no repetir los errores del pasado y vivamos (si nos dejan) la Navidad desde el corazón y, sobre todo, ¡haya salud!



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