miércoles, 24 de abril de 2024

¿No podría venir el Lignum Crucis de visita a Asturias?. Por Joaquín Manuel Serrano Vila, Arcipreste de Oviedo


Clausurado el Año Santo Lebaniego este Domingo III de Pascua, día 14 de Abril, el Santo "Lignum Crucis" ha sido trasladado a Astorga donde será venerado en su Catedral el fin de semana del 20 y 21 de Abril. No es la primera vez que visita la diócesis asturicense, pues la santa reliquia de la Cruz del Señor ya estuvo allí en 2018 los días 5 y 6 de mayo, siendo Obispo de esta sede el asturiano Monseñor Juan Antonio Menéndez y, anteriormente, había estado hasta nueve días en la diócesis de Astorga del 28 de Abril al 6 de Mayo en 1973 siendo obispo Monseñor Antonio Briva Miravent, prelado que fuera Administrador Apostólico del Arzobispado de Oviedo... Una tradición multisecular afirma que fue el Santo Obispo de Astorga Toribio, quien trasladó esos fragmentos del "Lignum Crucis" desde Jerusalén hasta Astorga en siglo V.

También visitó la Santa Cruz la Diócesis de León el 5 de Mayo de 2018 siendo obispo de ésta Monseñor Julián López Martín. Fue debido a que la Iglesia que peregrina en León mantiene también sus estrechos lazos con Santo Toribio de Liébana dado que desde tiempo inmemorial y hasta el año 1954 pertenecía todo el Valle de Liébana -incluido el monasterio de Santo Toribio- a la jurisdicción territorial de la Diócesis de León, y en cuya Catedral se custodia también un fragmento de dicha Reliquia que  fue traída desde Tierra Santa en el siglo VIII y trasladada junto con el cuerpo de Santo Toribio a los Picos de Europa. Allí se levantó un monasterio antecedente directo del actual, y punto de referencia de peregrinaciones ya documentadas desde el siglo XII. Por un privilegio otorgado por el Papa Julio II, desde el año 1512 cada vez que el día 16 de abril -fiesta de Santo Toribio de Astorga- cae en domingo, se celebra el Año Santo en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana. 

Con motivo de la visita de la Santa Cruz a León, su obispo entonces Don Julián, publicó con fecha de 24 de Abril de 2018 una carta pastoral titulada ''El Lignum Crucis de Liébana en León'' donde  afirmaba: "no debe olvidarse que en agosto de 1936, el sacerdote encargado de la parroquia de Potes, D. Francisco Galiante, con ayuda de un familiar, sustituyó la sagrada reliquia por un trozo de madera vieja, para evitar su desaparición o destrucción. D. Francisco Galiante es uno de los siete sacerdotes leoneses cuya causa de declaración de martirio, realizada en nuestra Diócesis, se encuentra en Roma a la espera de su aprobación. El Sagrado Madero estuvo oculto en diversos lugares hasta que, pasado el peligro de profanación, el 13 de septiembre de 1938, en presencia del entonces obispo de León, Mons. Carmelo Ballester, y de numerosos testigos que reconocieron la autenticidad de la reliquia, ésta fue colocada de nuevo en su relicario, con el levantamiento de un acta cuyo original, firmado por las autoridades presentes y por todos los vecinos de Potes, se conserva en el Archivo Diocesano de León"... El sábado día 20 de Abril a las 12:30 horas el "Lignum Crucis" fue recibido en la Catedral de León donde se celebró la santa misa y se dio a venerar la preciada reliquia. 

Queda pues, patente, la relación con las Diócesis hermanas de Astorga y León, pero es igual de cierto como afirmé en la presentación del Arcipreste de Potes y Pregonero de la Semana Santa de Oviedo 2024 D. Elías Hoyal, los no pocos vínculos de la Diócesis de Oviedo y el Santuario de Covadonga con la Diócesis de Santander y el Monasterio de Santo Toribio de Liébana. A buen seguro, podemos afirmar que Santo Toribio, camino de Astorga a Liébana, pasó por aquí. Y ese vínculo quedó reflejado mucho tiempo después en la arqueta de estilo asturiano que el rey Alfonso III el Magno donó al Santo obispo de Astorga, Genadio. De esas tierras de Liébana se dice también que salieron los soldados que ayudarían a Don Pelayo en la batalla de Covadonga. El templo primitivo del cenobio lebaniego parece que era un templo de estilo prerrománico asturiano, y sabemos que en el 1.181 el obispo de Oviedo intervino en la creación de la Cofradía de la Santa Cruz junto a los de Palencia, Burgos y León, sin olvidar la peregrinación de San Francisco de Asís -de singular referencia para nuestro actual Arzobispo Metropolitano- en el año 1214, pasando por Liébana y Oviedo. En Cantabria hay también un puñadito de parroquias que durante mucho tiempo formaron parte de nuestra Diócesis y fueron atendidas por nuestro clero, y de las cuales surgieron vocaciones para la Iglesia asturiana. Fueron éstas la Asunción de Bielva, con su filial de San Ignacio de Rábago, y en concreto, en ese bendito arciprestazgo de Liébana, la de San Andrés de Tresviso, la cual era un destino habitual de los recién ordenados en Oviedo y que desde 1.959 es diócesis de Santander, aunque atendida en la actualidad por el párroco de Cabrales.

El profesor de Historia de la Iglesia D. Juan José Tuñón Escalada, actual canónigo-archivero de la Catedral de Oviedo, afirmó siendo Abad de Covadonga que era evidente el vinculo de ambos Santuarios por las rutas de peregrinación existentes. Hemos de partir de que fue en tiempos del rey Alfonso I, monarca asturiano e hijo del Duque Pedro de Cantabria, cuando las reliquias más preciadas -entre ellas la del Santo "Lignum Crucis"- se llevaron a escondidas a nuestras montañas de los Picos de Europa, no a un lugar fijo, sino que a menudo eran movidas de un sitio a otro para mayor seguridad. Así terminó el fragmento mayor de la Cruz del Señor en Liébana o el Santo Sudario en el Monsacro y ahora en Oviedo. De esta forma quedó fraguado el triangulo de peregrinación histórica-medieval entre Asturias, Cantabria y León; lugares por donde caminó el Santo Obispo Toribio de Astorga y otros personajes de renombre como Pelayo, Alfonso II o el popular Beato de Liébana. El vínculo con Covadonga se hace aún más entrañable con esa piadosa tradición de que salieron de ese valle para Cangas de Onís los cristianos que ayudaron a Pelayo a doblegar y expulsar al moro invasor, hasta el punto que muchos hablen que de en Liébana surge la fuerza espiritual que mueve a los hombres de la Reconquista y que arrancará después en Covadonga. Da que pensar que Liébana fuera la antesala de la vuelta de toda la península a la fe católica, tal como si saliera de esta comarca de Potes la espiritualidad de la Cruz que a los pies de la Cueva de la Señora llegó a todos los rincones de lo que hoy conocemos por España, cambiando la media luna invasora por el signo del Madero Redentor. 

El Santo "Lignum Crucis" también viajó a Madrid a la "Jornada Mundial de la Juventud" en 2011 donde fue venerada por el Papa Benedicto XVI, e incluso en los años ochenta había abandonado por un tiempo el Monasterio lebaniego para formar parte de una exposición-congreso en Sevilla sobre las cofradías hispanas de la Vera Cruz. Sería muy hermoso que el Santo "Lignum Crucis" -como así lo hicieron en su momento las reliquias de San Juan de Ávila- pudiera visitar un día Oviedo y Covadonga si así les pareciera bien a los señores Obispos de Santander y Oviedo y al Padre Guardián con la comunidad de padres franciscanos de Santo Toribio. Incluso de celebrarlo a nivel de Vicarías. Podría primero visitar la Catedral (Vicaría Oviedo-Centro); Covadonga (Vicaría Gijón-Oriente) y Candás (Vicaría Avilés-Occidente) al tratarse este último del Santuario dedicado a la Cruz más visitado del Norte de España, y el segundo más visitado de la Diócesis de Oviedo tras Covadonga. Sin olvidar que el Cristo de Candás era la devoción más querida del gijonés Don Juan de Jove Muñiz, canónigo-magistral de Santander que según algunos historiadores fue la persona que más promovió no sólo la devoción al Cristo de Candás en el siglo XVIII mandando imprimir la primera estampa-litografía de éste, sino qué, además, fue la persona que más se movió para lograr que Santander se convirtiera en Diócesis. Hay quienes hablan de él como el verdadero primer obispo de Santander en 1754, pero que renunciaría a las pocas semanas siendo preconizado el abad de la Colegiata de los Santos Mártires de Santander Francisco Javier de Arriaza y Sepúlveda... Serían una forma de hermanar aún más nuestra Provincia Eclesiástica de Oviedo, pues es la única Diócesis de las cuatro que aún espera la visita del "Lignum Crucis"... La recibiríamos con los brazos abiertos. 



martes, 23 de abril de 2024

¿Quién es San Jorge? ¿Cómo surgió la leyenda del dragón? ¿Por qué es patrón de media Europa?

(Rel.) San Jorge es un mártir de los primeros siglos de los que apenas hay datos biográficos pero que, sin embargo, es uno de los santos más conocidos y cuya devoción más extendida estuvo en el orbe cristiano. Las leyendas acerca de su vida y su fama de intercesor le llevaron a ser venerado por reyes y naciones enteras. Su fiesta se conmemora el 23 de abril y todavía hoy es celebrada en numerosas partes de todo el mundo.

¿Quién fue San Jorge?

Pocos datos reales y sí muchas historias y leyendas son las que rodean a la figura de San Jorge, del que se sabe que es uno de los mártires de los primeros siglos, que fue soldado romano nacido en la Capadocia, hoy Turquía, y que murió por su defensa de la fe cristiana durante la persecución de Diocleciano. Su culto se extendió rápidamente por toda la Iglesia, primero oriental y luego también en Occidente.

Según relata la Santa Sede, San Jorge, cuyo nombre tiene un origen griego que significa “agricultor”, nació en el seno de una familia cristiana en la Capadocia cerca del 280. Se trasladó a Palestina y entró a formar parte del ejército de Diocleciano. En el 303, cuando el emperador emanó el edicto de persecución contra los cristianos, Jorge habría donado todos sus bienes a los pobres, rompió el documento y profesa su fe en Cristo. Por esta acción sufrió terribles torturas y al final fue decapitado. Sobre el lugar donde fue sepultado en Lidda, que era antes la capital de Palestina y hoy es una ciudad israelí cerca de Tel Aviv, se erigió poco después de su muerte una basílica donde aún hoy día se pueden ver sus restos mortales. Esta es lo que relata la Passio Georgii, considerada como una de las obras hagiográficas del Decreto Gelasianum del 496 y definida por tanto una passio legendaria. Entre los documentos más antiguos que verifican la existencia de san Jorge, está un epígrafe griego del 368 encontrada en Eraclea de Betania donde se habla de la “casa o iglesia de Jorge y sus compañeros, santos y mártires triunfadores”.

Los guerreros influyeron mucho en transformar la figura de san Jorge mártir en un santo guerrero, simbolizando la escena del dragón como la derrota del Islam; Ricardo corazón de León lo invocó como protector de todos los combatientes. Con los Normandos su culto se radicó fuertemente en Inglaterra donde en 1348, el rey Eduardo III instituyó la Orden de los Caballeros de san Jorge. En todo el periodo medieval su figura fue objeto de literatura épica.

A San Jorge se le considera el patrono de los caballeros, los soldados, los scouts, los luchadores de esgrima y los arqueros; además se le invoca contra la peste y la lepra y contra las serpientes venenosas. San Jorge es honrado también por los musulmanes que le dieron el apelativo de “profeta”. Por falta de noticias ciertas sobre su vida, en 1969, la Iglesia degradó la fiesta litúrgica de san Jorge a memoria facultativa sin tocar el culto que se le dedica. Las reliquias del santo se encuentran en diversos lugares del mundo: en Roma en la iglesia de San Jorge en el Velabro, por voluntad del Papa Zacarías, custodia el cráneo.

¿Por qué San Jorge despierta tanta devoción?

En el siglo IV, su veneración se había extendido de Palestina al resto del Imperio Romano de Oriente. En el siglo V su popularidad llegó a la parte occidental del imperio. Hacia finales del siglo VI, el abad irlandés Adomnanus de la abadía de la isla de Iona relata algunas de las leyendas orientales de Jorge, recogidas por el obispo galo Arkulf en su peregrinación a Tierra Santa en 680. En el siglo IX aparece otra popular historia: san Jorge a caballo como vencedor de un dragón. Parte de La leyenda dorada, también es conocida como San Jorge y el dragón, y es el probable origen de todos los cuentos de hadas sobre princesas y dragones en Occidente, que alimentaron la fantasía de generaciones de niños. La leyenda se relata en diversas partes de Europa y Asia Menor como propia y los detalles varían según la tradición local.

En el reino franco merovingio ya se veneraba a Jorge de Capadocia en el siglo VI pero en la Alta Edad Media, la época de las cruzadas y la caballería se extendió el culto en Europa. Jorge fue el protector de los cruzados en la conquista de Jerusalén (15 de julio de 1099). Como miles Christi, soldado de Cristo, fue patrón de caballeros y soldados, y protector de algunas órdenes religiosas militares, como la Orden Teutónica (siglo XII) o los templarios.

Santiago de la Vorágine (hacia 1230–13 de julio de 1298), arzobispo de Génova escribió la Legenda sanctorum, una colección de fábulas sobre santos. La historia de Jorge de Capadocia es una de ellas. El libro acabó conociéndose como Legenda aurea o Leyenda dorada. Su información se considera una fábula pero de notable valor literario. Al parecer el libro tuvo una gran influencia en la extensión de la leyenda de san Jorge en Occidente, y en la literatura y la pintura. Al final de la Edad Media, Jorge fue hecho patrón de ciudades, burgos y casas nobles.

Prácticamente no hay nación oriental u occidental en la que alguna iglesia importante no estuviera dedicada a su memoria. Todas las Iglesias Católicas, las de la Comunión Anglicana y la Luterana le veneran y la ortodoxia le llama "megalomártir".

¿Por qué San Jorge es uno de “14 santos auxiliadores”?

Una razón más que demuestra que San Jorge era uno de los santos más populares en la Edad Media es que es uno de los conocidos como “14 santos auxiliadores”. Los 14 Santos Auxiliares (15 en algunos menologios) son santos que ya son celebrados a lo largo de todo el año cristiano en días separados, pero que a 8 de agosto se unen en una fiesta común. Son santos que, en plena época medieval eran muy venerados y socorridos en muchas necesidades cotidianas (enfermedades humanas y animales, trabajos, dolores, muerte, catástrofes... etc). La unificación del culto surge en Alemania, y proviene de un culto anterior dado a 5 de estos santos de forma conjunta a los santos sanadores Blas, Jorge, Cristóbal, Pantaleón y Acacio, aunque como la mayoría de los cultos y devociones, tiene su propia leyenda. De hecho, a raíz de una aparición en junio de 1446 a un joven pastor Hermann Leicht, se levantó en Baviera la Basílica de los Vierzehnheiligen, los Catorce Santos Auxiliadores, un "top 14" de la devoción medieval, un "equipo" que aún da nombre a bastantes parroquias en todo el mundo.

Además, de San Jorge, el resto de santos auxiliadores son: San Acacio, Santa Bárbara, San Blas, Santa Catalina de Alejandría, San Cristóbal, San Ciriaco, San Dionisio, San Erasmo, San Eustaquio, San Gil, Santa Margarita, San Pantaleón y San Vito.

San Jorge, en el arte y la iconografía

Como uno de los santos más populares en la Edad Media, San Jorge es también uno de los más representados en la iconografía y en la escultura, pese a lo poco que se conoce en realidad sobre la vida de este mártir. Y lo es tanto en la Iglesia de Occidente como de Oriente, pues su devoción y sus patronazgos van desde Inglaterra o Aragón hasta Moscú o Georgia.

La imagen iconográfica más popular, sin duda, de san Jorge y la que más extendida está es la que aparece representado de manera ecuestre a modo de guerrero. Es en realidad la que mejor le simboliza pues de los escasos datos biográficos de su vida conocidos sí que se sabe que era un joven oficial de las legiones romanas del emperador Diocleciano, que en la persecución iniciada por este contra los cristianos murió decapitado como mártir.

No puede obviarse además en la iconografía la leyenda asociada de san Jorge con el dragón, por lo que es representado a caballo y con una lanza atravesando al dragón o a una serpiente. Otra de las imágenes más características de San Jorge es la de su martirio. Esta imagen ha sido plasmada en numerosas obras de arte, en las que se representa al santo con la cabeza cortada y una palma en la mano, símbolo del martirio. Un hecho llamativo, y debido en buena parte a la fama del santo en la cristiandad, es que ha sido asimilado en las distintas épocas y culturas dominantes. Así, los bizantinos lo mostraban vestido y armado a lo romano, mientras que los cruzados lo vestirían como uno de sus guerreros, con cota de malla, escudo alargado y la cruz roja sobre su pecho y escudo. Inglaterra llegó a “nacionalizarlo” y en Aragón era invocado contra los musulmanes.

¿Qué relación tiene San Jorge con el dragón?

En el siglo IX aparece la popular historia y universal por la que es más conocido este santo y mártir: san Jorge a caballo como vencedor de un dragón. Parte de La leyenda dorada, también es conocida como San Jorge y el dragón, y es el probable origen de todos los cuentos de hadas sobre princesas y dragones en Occidente, que alimentaron la fantasía de generaciones de niños.

La leyenda se relata en diversas partes de Europa y Asia Menor como propia y los detalles varían según la tradición local. La leyenda occidental medieval comienza con un dragón que se instala en la fuente que provee de agua a una ciudad. Los habitantes debían apartar diariamente el dragón para conseguir agua. Así que ofrecían un sacrificio humano que se decidía al azar. Un día cae en suerte a la princesa. El rey ruega por la vida de su hija sin éxito. Cuando está a punto de ser devorada, aparece Jorge y se enfrenta con el dragón, lo mata y salva a la joven. Los agradecidos ciudadanos se convierten al cristianismo. La leyenda medieval fue abandonada progresivamente, aunque pocos dudan de su rico simbolismo religioso, para el que se proponen diversas interpretaciones, y es lo que perdura.

Nota en relación al Plan presentado hoy por el ministro de la Presidencia

En relación al Plan presentado hoy por el ministro de la Presidencia, la Conferencia Episcopal Española (CEE) quiere señalar que: 

*La acción que la Iglesia viene desarrollando frente a los abusos sexuales coincide, en buena parte, con los cinco ejes de acción que este plan propone. La Iglesia trabaja ya en la línea de la acogida, la atención y la reparación de las víctimas, la prevención de los abusos, la formación de las personas y la sensibilización de la sociedad.

*En relación al plan presentado, la CEE considera que, ciertamente, son valiosas aquellas medidas que se refieren a todas las víctimas y en ese aspecto trabaja y trabajará también la Iglesia, con la experiencia que ella misma puede aportar para acoger a todos los que han sufrido y sufren esta lacra.

*Por otra parte, no se pueden plantear unas medidas de reparación que, siguiendo el informe del Defensor del Pueblo, dejarían fuera a 9 de cada diez víctimas. La Iglesia no puede aceptar un plan que discrimina a la mayoría de las víctimas de abusos sexuales.

*El texto presentado parte de un juicio condenatorio de toda la Iglesia, realizado sin ningún tipo de garantía jurídica, un señalamiento público y discriminatorio por parte del Estado. Al centrarse sólo en la Iglesia católica, aborda únicamente una parte del problema. Es un análisis parcial y oculta un problema social de enormes dimensiones.

*Además, esta regulación cuestiona el principio de igualdad y de universalidad que debe tener todo proceso que afecta a derechos fundamentales. La Iglesia va por delante en la acogida de las víctimas, en la formación para la prevención y en su reparación. Son los poderes públicos los que deben desarrollar medidas oportunas en esta labor de proteger a los menores en tantos ámbitos de su competencia.

La CEE ya adelantó al ministro Bolaños su valoración crítica sobre este plan al fijarse sólo en la Iglesia católica. También le manifestó su disposición a colaborar en los ámbitos de su responsabilidad y competencia, pero siempre en la medida en que aborde el problema en su conjunto.

En todo caso, la Iglesia mantiene su compromiso de continuar con la acogida a todas las víctimas de abusos sexuales, para acompañarlas y repararlas.

23/04/2024

lunes, 22 de abril de 2024

Para descubrir el Valle de los Caídos

 

Oriente con K. Por Jorge Juan Fernández Sangrador

Un amigo me ha provocado para que escriba una columna del periódico en la que figuren quince palabras que comiencen por la letra “k” y estén en el Diccionario de la Lengua Española. No valen nombres propios.

Por el tono en el que me lo dijo deduje que da por sentado que no seré capaz de hacerlo, pero acepto el desafío y voy a intentarlo. Es verdad que pensé en principio demorar el asunto «ad kalendas graecas», pero no, me pondré a ello inmediatamente, aunque no me facilite la labor el que, en español, calendas se escriba con “c”.

Vamos allá. La cuestión no consiste sólo en emplear vocablos con “k” inicial, que, diseminados sin más en el texto, aparezcan como una recopilación absurda, aunque no kafkiana, sino también en integrarlos en una unidad literaria con sentido.

Lo que no sabe mi amigo es que este tipo de ejercicios lexicales los hago con cierta frecuencia mientras sigo las noticias de la noche en televisión, levantando los ojos para ver lo que sale en pantalla solamente cuando me interesa lo que escucho.

Y observo que a los kremlinólogos, presentes a todas horas en los medios de comunicación social para hablar sobre la política de Putin, a quien la vida de los demás le importa un kopek, se han sumado ahora los expertos en analizar lo que está sucediendo en ese polvorín a punto de explotar que es el Próximo y Medio Oriente.

Por otra parte, ya no se convocan manifestaciones únicamente en favor de Ucrania, sino también otras en las que los asistentes exigen el cese de los bombardeos contra la población civil de Gaza. En éstas se exhiben kufiyas palestinas anudadas al cuello; y kipás judías, en cambio, en aquellas en las que los manifestantes reclaman la liberación de los rehenes israelíes.

Por si lo que ya estaba acaeciendo fuera poco, ahora, con el reciente lanzamiento de misiles y drones dirigidos hacia Israel desde Irán y la réplica del primero con drones hacia el segundo, hace tres días, se ha agrandado la lacerante herida que durante décadas no ha dejado de supurar ni de afligir a los pueblos del cercano Oriente.

Se prevén consecuencias globales. Entre otras, la subida del petróleo que, por el estrecho de Ormuz, distribuyen al mundo los barcos saudíes, kuwaitíes, iraquíes, qataríes y de otros países del Golfo pérsico, y el correspondiente aumento del precio de las materias que permiten proveer de keroseno a los aviones, el que consumamos energía eléctrica a golpe de kilovatios y que hagamos kilómetros en el coche.

Todo ello ha propiciado el que, en la Alta Galilea, en Israel, en donde no es infrecuente ver a soldados, con uno de sus uniformes, el de color kaki, esperando a los autobuses o haciendo autostop para ir de los acuartelamientos a sus domicilios y viceversa, haya sido decretado el estado de alerta máxima, y que los radares, cuya capacidad de alcance se amplifica en klistrones, estén a pleno funcionamiento. De hecho, algunos kibutzim han sido evacuados; otros, sin embargo, ocho en concreto, no.

Estos emplazamientos del norte de Israel son siempre objetivos preferentes de los cohetes que lanza Hezbolá desde el otro lado de la frontera. De aquí el que los residentes de los kibutzim que no han sido desalojados vivan en un estado de terror constante y preparados en todo momento para refugiarse en los búnkeres antiaéreos. Han solicitado del gobierno israelí que envíe personal del ejército para que los ayude en las escuelas y en situaciones de emergencia, pero no han sido atendidas sus peticiones.

En lo que respecta a Jerusalén, Ciudad Santa, desde la que se difundió inicialmente el kerigma cristiano, imagino que el turismo habrá descendido notablemente y que en las calles habrá patrullas de soldados y de policías revestidos de arriba a abajo con kevlar, la fibra con la que se hacen los chalecos antibalas y los equipos de protección individual. No es para menos, pues, además de los ataques desde el cielo, en cualquier momento puede hacer su aparición un kamikaze dispuesto a autoinmolarse en un autobús o en uno de los tradicionales restaurantes kósher jerosolimitanos.

En fin, querido amigo, que he realizado con creces lo que te parecía imposible que se pudiese llevar a efecto. Así que a ver si me invitas a comer una hamburguesa, que, en Oviedo, las hacen bien buenas. Mejor con mostaza que con kétchup. Si no, no te preocupes, que me endosaré el atuendo de deporte kappa e iré a hacer ejercicio al Parque de Invierno. Luego, ya en casa, encargaré una ración de kebab para que me lo sirvan a domicilio. Saborearé después la película “Memorias de África” y me enterneceré, una vez más, viendo las entrañables escenas que protagonizan los kikuyu. Por cierto, en español, aunque con otro significado, se dice kikuyo.

domingo, 21 de abril de 2024

''Yo soy el buen Pastor''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


En este Tiempo de Pascua encaminados hacia la Solemnidad de Pentecostés, nos reunimos en este Domingo IV en el que la liturgia de la Palabra nos invita a contemplar a Jesucristo con dos símiles muy expresivos que nos ayudan a entender el papel del Resucitado en nuestra vida: en primer lugar se anima a ver al Señor como la piedra que ha de cimentar nuestra existencia. En la primera lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles vemos cómo es precisamente Pedro -la piedra del Colegio Apostólico- quien aclara que ellos no hacen milagros, sino que todo el poder radica en ''el Nombre de Jesús el Nazareno'' y, seguidamente, el que había negado al Señor hace una definición magnífica sobre lo que les ha ocurrido y les ocurre a los que le persiguen, odian o no creen en Él al afirmar «Él es la “piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”. No hay salvación en ningún otro, pues "bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos". Este es Jesús, la pieza del rompecabezas que a tantos les falta en su vida, por eso buscan en todas partes la forma de llenar ese vacío sin ser capaces de logarlo, pues únicamente el Señor da plenitud a nuestra existencia si le colocamos en el centro de nuestra vida para dar consistencia a todo lo que sin Él se tambalea. No hay mejor punto de apoyo ni cimentación más sólida y segura para construir de forma duradera nuestra vida de fe. Sólo Él puede sostenernos, como ha venido sosteniendo a la Iglesia y su difícil misión en el mundo a los largo de estos dos mil años de historia. 

Y el otro símil o imagen a contemplar en este día es el de Jesús como Buen Pastor, ejemplo tan querido por el pueblo fiel que da nombre a este cuarto domingo de Pascua. A menudo podemos caer en el error  -incluso los creyentes- de que somos autónomos, de que nos bastamos a nosotros mismos y de que toda decisión, obra o camino se debe a nuestro sabio criterio. Pero nada de eso; el Señor se vale de mil y un formas que ni imaginamos para orientarnos, dirigirnos o convocarnos. Él, como Pastor fiel llama; nosotros unas veces como oveja dócil respondemos y acudimos, mientras que en otras ocasiones nos hacemos los sordos y vamos a riscos peligrosos lejos de las sendas seguras que Él nos había señalado. Así será toda nuestra existencia terrenal, un continuo discernir haciendo uso de nuestra libertad entre escuchar su voz o escuchar otras voces, entre estar dentro del redil o fuera, entre encaminarme a los pastos buenos y eternos o al barranco de mi propia perdición. Podemos arriesgar a dejar a un lado nuestras seguridades y autosuficiencias y dejarnos en sus manos, o podemos seguir buscando otros pastos aventuradamente sin tener muy claro cómo puede terminar esa expedición. 

Cuando vemos esas imágenes, efigies o estampas tan tiernas de Jesús con la oveja al hombro, en brazos o acariciándola, debemos de pararnos a pensar: no es una postal bucólica sin más, no es un anuncio paisajístico, sino que esa oveja o cordero que Cristo mira, toca, cuida y mima soy yo: eres tú, sosegado por su vara y cayado, conducido hacia fuentes tranquilas, guiado por el sendero justo, sabedores de que a su lado nada nos puede faltar, que sólo Él repara nuestras fuerzas, haciéndonos recostar en verdes praderas, y hasta caminando por cañadas oscuras nada tememos sabedores de que va con nosotros. 

Seguimos en el Tiempo Pascual, un tiempo marcado por el sentido de la muerte y la resurrección de Jesús: una vida entregada hasta el final y rescatada de la muerte por amor. Desde entonces, Jesús mantiene con nosotros una relación singular. Nuestra fe no es una afirmación teórica, sino una experiencia de relación personal con Él. En este Domingo tan especial debemos abrir los ojos a esta verdad; Dios no se desentendió de nosotros una vez fuimos creados, la Pascua tiene sentido por la muerte y resurrección de Jesucristo por nuestra salvación, e incluso tras resucitar no quiere dejarnos solos, sino que nos asegura su presencia continua y constante como así lo sentimos cada día en la eucaristía, en los sacramentos y en tantos momentos tristes y alegres de nuestra jornada. Ahora que por desgracia salen con frecuencia los pastores asturianos en la televisión por los problemas que tiene con el aumento de lobos, vemos cómo es su vida: ¿Qué hace un pastor?... estar pendiente siempre del rebaño, cuando hace frío y calor, cuando le apetece y cuando no, cuando toca reñirlas por desobedecer o darles una caricia por ser dóciles; cuando toca curarlas por que se han herido, o llevarlas a la esquila cuando se acerca el verano... Un pastor nunca abandona a su grey, cuanto menos Jesús nunca nos dejará de su mano y cuidado...

En este Domingo se celebra también la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, y hemos de pedir por el aumento de éstas a todos los estados de vida, pues la vida consagrada, misionera, matrimonial, laical o sacerdotal, implican todas ellas un seguimiento radical de Jesús, tratando de ser fieles en esa llamada de vida concreta y buscar lo que se nos pide en esa vocación de vida, al igual que Él es fiel a nuestro pastoreo. Y es que el Señor no es asalariado; no le mueve el interés, sino el amor.

¡Feliz Domingo del Buen Pastor! 

Evangelio Domingo IV de Pascua

Lectura del santo Evangelio según San Juan 10, 11-18:


En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Palabra del Señor