lunes, 27 de junio de 2022

Los últimos «Princesa de Asturias». Por Jorge Juan Fernández Sangrador

No debo de tener mal ojo para fijarme y detenerme en las obras de figuras señeras del arte y de la cultura, y escribir sobre ellas, porque a dos de las últimas personalidades a las que les han sido otorgados Premios “Princesa de Asturias” 2022 les he dedicado anteriormente artículos en prensa. A saber, a Juan Mayorga y a Shigeru Ban, de las Letras y de la Concordia respectivamente.

Juan Mayorga nació, en 1965, en Madrid. Es hijo de Alfredo Mayorga, miembro de la Asociación Católica de Propagandistas, de la que el Padre Ángel Ayala, SJ, fue fundador y el periodista Ángel Herrera Oria, después obispo de Málaga y luego cardenal, primer presidente.

Juan es, en estos momentos, el dramaturgo más importante de España. Y basta con leer las reseñas biográficas que, con motivo de la designación para el premio, han firmado, en los medios de comunicación social, los conocedores de su persona y de sus creaciones, para darse cuenta enseguida de que lo adornan también grandes cualidades humanas. En todas las reseñas se aprecia un afecto grande hacia él.

Conozco a fondo, porque las he leído más de una vez, sus obras “Himmelweg”, “La paz perpetua”, “La lengua en pedazos” y “El Golem”. Ésta se representó hace unas semanas en el Niemeyer de Avilés. De la sesión matinal que allí tuvo con los chavales de Secundaria, Juan Mayorga hizo el siguiente comentario: «Ojalá los mayores tengan mañana una escucha tan generosa como la que hoy han tenido los adolescentes». Hay que llevar mucho arte dentro y saber verterlo hacia afuera para poder sintonizar de forma tan inmediata con el público joven.

Hace un mes vi, en el Teatro de la Comedia de Madrid, su adaptación de “El diablo cojuelo”, de Luis Vélez de Guevara. Lo que me reí con la interpretación que de ella hicieron los actores de la compañía de payasos Rhum&Cia.

Mientras que del arquitecto Shigeru Ban, natural de Tokio, seguí con interés sus obras en la ciudad japonesa de Kobe y en la neozelandesa de Christchurch. La primera fue sacudida, en 1995, por un terremoto de magnitud 6,8, viniéndose abajo una iglesia católica.

Le pidieron a Shigeru Ban que construyese una provisional y la levantó en cinco semanas con la ayuda de ciento sesenta y cinco voluntarios. Era de lona traslúcida, papel prensado y paneles de policarbonato. La bautizaron con el nombre de “iglesia de papel”. Me parece que la desmontaron y que ahora está en Taiwán

La de Christchurch, por su parte, cayó también a causa de un seísmo de magnitud 6,3. Fue en 2011. Era la clásica catedral anglicana de estilo neogótico. Pues nada, Shigeru Ban se puso manos a la obra e hizo una con cartón, policarbonato y poliuretano impermeable. A ésta se la conoce como “catedral de cartón”. Bastante más grande que la anterior. Con capacidad para setecientas sillas. La otra era para ochenta solamente.

Así pues, considero que estos premios “Princesa de Asturias” están muy bien dados. Y a ver si con la buena mano que tengo se lo conceden de una vez al compositor de música sacra Arvo Pärt, quien, al igual que Juan Mayorga y Shigeru Ban, ha logrado que toda su obra se sostenga sobre el más sólido fondo que quepa establecer: el del silencio y la esencialidad.

domingo, 26 de junio de 2022

''Te seguiré''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Nos encontramos en el domingo XIII del Tiempo Ordinario, iniciando ya el tiempo estival y despidiendo un curso, con lo que supone detenerse a revisar, arreglar y preparar el siguiente. Pero ni la liturgia ni palabra de Dios toman vacaciones; tampoco nosotros como cristianos deberíamos abandonar la práctica religiosa en estos meses que en ocasiones son como un tsunami en el que desaparece por completo en nuestra vida en orden y fidelidad. El Señor nos hablará hoy en buena medida de esto; nadie puede negar que querer es poder, más la pregunta de este domingo vendría a ser ésta: ¿queremos realmente seguir al Señor que nos llama?

Llamados a la libertad 

Quisiera comenzar deteniéndome en la epístola que hemos escuchado en la segunda lectura, la cual  corresponde a un fragmento del capítulo 5 de la Carta de San Pablo a los Gálatas. Este texto es conocido en el mundo de la bíblico como la "Carta cristiana de la libertad". Es un tema que por desgracia la sociedad actual no entiende muy bien: ¿cómo predica la Iglesia la libertad con tantas normas que llaman a la prohibición?... Es cierto que la Iglesia nos indica muchísimas realidades que hemos de evitar en nuestra vida como seguidores de Jesús, pero lo hace como Madre y Maestra, al igual que una madre le dice a su hija no vayas a ese sitio, aunque sea éste el lugar donde su pequeña más desea ir. O cómo la maestra dice eso no lo puedes comer, cuando es lo que el cuerpo más te pide. Pensamos que cuando logramos hacer a todas horas lo que nos viene en gana y sin horario, orden ni concierto, es cuando más independientes somos; pues bien, en realidad es cuando es cuando más prisioneros estamos de nuestras apetencias. El Apóstol nos lo ha dicho de forma clara: ''no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud''... He aquí que las indicaciones que la Iglesia nos da, no son para esclavizarnos... Sentirnos "obligados" a la confesión, a evitar a hacer el mal, a pedir por perdón por los errores; esforzarnos en amar a los enemigos, crecer en virtudes como la austeridad, la pureza, el silencio, aunque parezca una contradicción y no siempre lo entendamos, a la larga es el único camino que lleva a la libertad plena y absoluta; la libertad de no vernos encadenados al mundo, a la carne o al mal. Estamos llamados a no dejar ''que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud''... Quizá la mayor dificultad radique en que hemos olvidado que somos ciudadanos del cielo; estamos llamados a prepararnos en este tiempo limitado para el que será ilimitado, y en esto está en juego nuestra salvación. No esperemos a vernos en el filo de la navaja para abrir nuestro corazón al Señor cuando Él nos ha abierto el suyo de par en par, pues: ''Para la libertad nos ha liberado Cristo''.

 La llamada de Eliseo y nuestra llamada

La primera lectura por su parte, nos ha presentado la vocación del profeta Eliseo donde un primer detalle sería ver cómo el profeta Elías lleva también una vida de ruptura como los hombres de Dios de su tiempo; no lleva un vida al uso, sino que lo encontramos en lugares apartados viviendo en relación con el Creador. Aquí se nos dice que estaba Elías en el monte Horeb -al que identificamos mejor por su otro nombre: ''Sinaí''- donde él solía retirarse a una cueva de aquella altura sagrada. Yahvé explicó a Elías lo que debía de hacer al encontrar a Eliseo, y así lo hizo. El gesto del manto daría para muchas interpretaciones: cómo ver la mano de Dios en ese acto, la legitimidad de Eliseo como sucesor de Elías siendo llamado a ser profeta investido de un carisma propio, acogido, protegido... Pero igualmente de especiales son también las palabras que Dios da a Elías: ''Unge profeta a Eliseo''... En aquel contexto no era ungido cualquiera, sino que éste era sello espiritual reservado principalmente a los reyes. También nosotros en el día de nuestro bautismo hemos sido ungidos como sacerdotes, profetas y reyes; y esto ha de hacernos autoevaluar cómo respondemos a esta continua llamada a ser profetas del Señor, a vivir nuestro sacerdocio bautismal y la realeza de sabernos hijos amados de Dios. Y cuando uno llega a ser consciente de esto todo cambia, al igual que Dios pasó por la vida de Eliseo cambiándola por completo.

Lo que realmente implica seguir a Jesús 

El evangelio de este día, tomado del capítulo 9 de San Lucas, nos regala unas claves importantes de lo que implica el seguimiento de Jesús. Yo me quedaría con cuatro detalles que este texto nos presenta: en primer lugar Jesús es rechazado; no le reciben. Y el motivo fue tan absurdo como el de su aspecto: ¿cómo no extrañarnos nosotros cuando no nos reciban o rechacen por ser cristianos, monjas o curas, si al mismo Señor le dieron con la puerta en las narices.. En segundo lugar, Jesús rechaza la venganza cuando los discípulos -furiosos- le preguntan si quieren que "baje fuego del cielo que acabe con ellos"... Esto también abunda mucho es nuestros días: buscar la revancha, pasar factura, devolver mal por mal, tratar de destruir al contrario... Jesús no sólo se manifiesta contrario a la violencia, sino también a la cultura de la muerte imperante, por eso ninguna intención por buena que sea justificará jamás para Él que un católico empuñe las armas ni ponga fin a la vida de ningún semejante inicialmente, en el transcurso de su vida o al final de su existencia... Un tercer momento es la declaración de intenciones de uno de sus discípulos que le asegura que le seguirá a donde vaya; la mayoría decimos eso con la boca pequeña, pero ponerlo en práctica es mucho más difícil. La respuesta de Jesús no es sencilla: Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza... ¿qué significa, pues?: viene a decir algo así como: ten en cuenta que ni yo siendo Hijo de Dios, tengo nada; esto es lo que hay: tenen cuenta que para seguirme hay que estar dispuesto a darlo y perderlo todo... En cuarto lugar, vemos que Jesús llama a otro al que le dice: ''sígueme'' y éste acepta, pero le pide ir primero "a enterrar a su padre", a lo que Jesús responde de una forma muy dura: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios»... ¿es que Jesús no quiere ni que despidamos a nuestros seres queridos?... No va por ahí; lo que Jesucristo nos dice con estas palabras es que si le vamos a decir que sí, que sea con todas las consecuencias; no para seguir con la vida anterior a conocerle, ni para seguir apegados al pasado. Y es que el que coge el arado pero mira atrás: ¿cómo va hacer bien el surco? ¿cómo va sembrar el evangelio si está más pendiente de sus cosas personales que de llevar la vida en plenitud a los demás?... Es éste un buen domingo para volver la mirada al Señor. Si le hemos dicho que no, o le hemos dicho: ''te seguiré'', hacerlo con todas las consecuencias. 

Evangelio Domingo XIII del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,51-62):

Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.

Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.

Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron:

«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».

Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno:

«Te seguiré adondequiera que vayas».

Jesús le respondió:

«Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».

A otro le dijo:

«Sígueme».

El respondió:

«Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».

Le contestó:

«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».

Otro le dijo:

«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».

Jesús le contestó:

«Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».

Palabra del Señor

sábado, 25 de junio de 2022

Hoja litúrgica Domingo XIII del T. O.

Entrevista al sacerdote centenario D. Avelino Gómez: “El Señor está con nosotros siempre; hay que trabajar sin miedo”

(Iglesia de Asturias) El 29 de junio de 1947 se ordenaba sacerdote en el Seminario Metropolitano don Avelino Gómez Rodríguez, que precisamente hace poco más de un mes cumplía 100 años de edad, en la Casa Sacerdotal, donde vive desde su jubilación, que le llegó a los 90 años. El pasado 9 de junio celebraba sus Bodas de Platino como presbítero, en la celebración presidida por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, acompañado por otros sacerdotes que también celebraban sus Bodas de Oro y de Plata.

¿Cómo ha vivido esta celebración de las Bodas de Platino, en el Seminario?

Fue una celebración bonita, porque al fin y al cabo es la misa de Acción de Gracias con el Obispo y con los compañeros que celebran las Bodas de Oro y Plata. De Platino solo había uno, muy mayor, mayor, mayor… por no decir viejo, viejo, viejo… (se ríe).

¿Qué recuerdos tiene del día de su ordenación?

Me acuerdo perfectamente del día de mi ordenación porque había que postrarse en el suelo, y estábamos justo encima de la calefacción, que entraba a través de las rejas; entonces hacía un calor enorme y lo pasamos muy mal. Éramos unos veintisiete. Fue el día 29 de junio en la capilla del Seminario. Me ordenó el obispo gallego D. Benjamín de Arriba y Castro que después fue arzobispo de Tarragona.

¿Cómo se siente?

Pues muy contento, porque es para estarlo, para dar gracias a Dios que te llamó y que te comunicó esta misión que es la más grande que te podían comunicar. Después tú aceptas y es muy fácil: Dios te dice “vete a predicar el Evangelio a toda la gente y no tengas miedo que yo estoy contigo todos los días de la vida”. Si el Señor está con nosotros todos los días de la vida pues hay que trabajar sin miedo. ¿Dónde está Él con nosotros? Pues está con nosotros en la gente, en la más necesitada, sobre todo; pero también está con nosotros en los enfermos, en las dificultades. Cualquier dificultad que tengas, pues vas a Él, al Sagrario, y consultas y pides fuerza, y estás verdaderamente contento y trabajas con la gente porque la ves traída por Dios.

¿Qué consejos le daría a los sacerdotes jóvenes?

Les diría que no tengan miedo, pues aunque hoy han cambiado mucho las cosas, el Señor está ahí. A la gente que viene, la evangelizas, y lo tienes que hacer con alegría y quererlos, porque si los quieres con alegría estás contento.

De todos estos años de trabajo pastoral, ¿qué era con lo que más disfrutaba? 

Lo que más me llenaba era organizar Cursillos de Cristiandad y campamentos en Sena de Luna donde estábamos quince días y lo pasábamos muy bien…

Tienes que estar organizando algo siempre en el nombre de Dios: si estás ocupado, estás contento. En la parroquia de La Caridad estuve 47 años. Aún tenía 90 años y atendía la parroquia de La Caridad y las de los alrededores.

En la Casa Sacerdotal se está muy bien… pero yo tenía que hacer algo más, empecé a estudiar un poco de italiano para entender mejor al Papa, después me llamaron desde las Comunidades Neocatecumenales para ver si podía confesar y les dije que sí, después me dijeron si podía decirles las misa y fui a decirles la misa y terminé siendo yo miembro de las Comunidades, y estoy encantado.

Sin embargo, ¿qué era lo que más le costaba en el día a día?

En todas las actividades que organizas, hay que sacarles “chispa” después, porque sale todo el mundo muy contento pero a eso hay que darle una continuidad y es lo que no se hace normalmente. Muchas veces fracasamos en ese sentido porque los chavales unos responden más y otros menos. Pero con todo esto estás contento porque aceptas lo que venga y lo que venga es lo que Dios te mandó.

¿Cuáles han sido los cambios más fuertes que ha ido viendo en estos años?

Fueron muchos… empezando por quitarse el alzacuellos y la sotana, aunque el alzacuellos yo no lo quité nunca.

Veo también una diferencia enorme por ejemplo en las eucaristías, que hoy son mucho más participadas por los seglares. La gente cambió mucho, pero cambió para bien porque si les pinchas, la gente termina respondiendo… Son mucho más participativos: leen en misa –que antes no leían–; hacíamos visitas juntos que antes no se hacían… Cuando se organizaba algo participaban y teníamos una reunión con el grupo todas las semanas… Esta era una cosa muy buena porque yo no estaba solo, nunca estaba solo porque el Señor estaba conmigo, pero siempre tenía un grupo de gente que te anima y te ayuda, un grupo de gente que lo pasa mal si lo pasas mal tú…

Sobre todo, tengo claro que El Señor te llama y el Señor responde, y el Señor está contigo en las dificultades que tengas y está sobre todo en el Sagrario y ahí tienes que ir todos los días a hacer oración a pedirle perdón… y después todo esto pide alegría sin parar.

viernes, 24 de junio de 2022

Carta semanal del Sr. Arzobispo

Custodios de la Belleza

Hacemos sonar la aldaba para que la puerta se nos abra y podamos adentrarnos en una casa con el respeto de una visita. No entramos en ella accediendo directamente a la alcoba, ni al comedor, ni a la cocina. Antes debemos ser acogidos, reconocidos e introducidos poco a poco. En esas estancias se desarrollan momentos importantes de quienes allí viven y conviven, cuando se trata del descanso reparador y con ensueños, del alimento en armonía y conversación, del arte de saber medir los tiempos y la creatividad para una buena preparación de la comida y sus pitanzas. En Valdediós hemos estrenado ese espacio que nos permite acoger, introducir y acompañar a cuantos nos visiten, en el asomo a un mundo de arte cristiano que refleja vivamente un modo de concebir tantas cosas que, luego, vendrían expresadas a través del talento que hace las cuentas con la belleza arquitectónica. 

Es una estancia de acogida, en la que dar comienzo a un itinerario de sorpresas que tienen la solera de los siglos que nos contemplan. Son muchas las estancias a las que asomarse desde esta sala de recepción de visitantes. Espacios sagrados como las iglesias para las celebraciones, en cuyas paredes se guarda como un secreto el canto y la palabra, la alabanza y la plegaria, los gozos y los llantos, llevadas y traídas durante tantas generaciones por otros visitantes. Espacios profanos también en donde la vida va y viene en el aquí y el allá de las preguntas del corazón, las intuiciones de la audacia, las certezas de la razón, según se expresan en esos ámbitos la vivencia del alma y la convivencia fraterna que pasan por los claustros abiertos, por los huertos regados, las celdas habitacionales, los escritorios y bibliotecas, los refectorios de comensales. 

La vida que aconteció entre la Iglesia-monasterio de San Salvador que tuvo comienzo en siglo IX, y el Monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós que empezó en el siglo XIII, enmarca este periplo de arte y belleza que nos retrotrae a un mundo de silencio elocuente y de soledad habitada, que a través de tantos siglos han vivido los cristianos y los monjes que allí han habitado. Puerta de entrada, entonces, para un itinerario de cultura y de fe que tiene su inicio en esa sala de recepción para cuantos visiten Valdediós. Emergen como un reclamo amable a nuestra admiración y curiosidad, los vericuetos por los que nuestra mirada se aventurará cuando estemos ante esos espacios sagrados y profanos que vale la pena contemplar aprehendiendo su función y significado para el fin con el que fueron creados la iglesia mozárabe prerrománica y el monasterio románico cisterciense. 

El gran cineasta ruso Andrei Tarkovski afirmaba que «lo bello queda oculto para aquellos que no buscan la verdad». Y su paisano Fiodor Dostoievski acuñó en clave teológica esa expresión que ha tenido tan fecundo recorrido: «el mundo será salvado por la belleza». No es la belleza un alarde estético sin más, gratificante a los ojos, pero estéril para el alma. En la belleza nos jugamos nada menos que la comprensión de la creación, porque viene a ser la firma de autor con la que Dios ha querido rubricar su obra. Una belleza que mirándola nos hace bondadosos, y una bondad que se nutre de la verdad que nos constituye. Esta es la obra de Dios, y lo que hace del hombre y de la mujer la criatura que más se asemeja al icono de su Creador. Es la historia del arte que en Valdediós se puede admirar y gozar para nuestro bien. 

La belleza que se contiene en ese conjunto monumental cristiano, es una responsabilidad para nuestra Archidiócesis de Oviedo. Somos custodios de esa belleza que deseamos saber cuidar y mostrar como una luz sobre el candelabro o una ciudad sobre el monte (cf. Lc 8, 16-18), a fin de que Dios siga siendo glorificado y los hombres y mujeres bendecidos por la alegría que ensancha el alma y dilata la mirada. 

+ Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

Necrológica

Falleció el sacerdote diocesano Rvdo. Sr. D. Laurentino Gómez Montes

Nació en Enverniego, parroquia de San Martín de Turón el 7 de marzo de 1937

Muy niño ingresó en el Seminario Diocesano de Oviedo donde cursó sus estudios de filosofía y teología. Concluida su formación recibió la ordenación sacerdotal 

Algunos de sus destinos fueron:

Coadjutor de Nuestra Señora de Fátima de La Calzada - Gijón (1964- 1968)

Capellán de las Siervas de los pobres del Natahoyo - Gijón (1965-1968)

Ecónomo de Santo Tomás de Riello - Teverga (1967 - 1968)

Encargado de Santa María de Carrea - Teverga (1967-1970)

Encargado de San Pedro de Traspeña - Teverga (1967 - 1968)

Encargado de Santa María Magdalena de Urria - Teverga (1967 - 1968)

Encargado de Santa María de Villanueva - Teverga (1968 - 1970)

Ecónomo de San Miguel de la Plaza - Teverga (1968 - 1970)

Arcipreste de Teverga y Proaza 

Ecónomo de la Sagrada Familia de las Vegas - Corvera (1970 – 1979)

Ecónomo de Santa Cruz de Jove - Gijón (1979- 1995)

Encargado del Centro Stella Maris de El Musel - Gijón (1990 - 1991)

Párroco de Santa María la Real de la Corte de Oviedo (1995- 2011)

Miembro del Consejo Presbiteral (1988 - 1994)

Fue también consiliario diocesano de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento

Destacó en sus inicios en Gijón como un pionero de la pastoral juvenil y vocacional, además de dinamización de la participación parroquial; fue capellán de las Siervas de los Pobres y profesor de Religión y Latín en el Instituto de La Calzada. En Teverga promovió la creación del bachillerato nocturno para obreros en el Colegio Público de Enseñanza Media de Teverga, donde además de profesor también fue director. En el concejo tevergano hizo una gran labor de restauración y conservación en templos y capillas. Fundó el colegio y parroquia de la Sagrada Familia de las Vegas, en Corvera.

Fue Consiliario General y Nacional de la Adoración Perpetua Eucaristía (ARPU) y dirigió revistas de espiritualidad como 'Reflexiones entre amigos', y otras pequeñas publicaciones que él mismo editó primero, en Jove y luego en Oviedo. En la parroquia de Santa María de La Corte hizo una gran labor de restauración del templo y fomentó el conocimiento de la historia del edificio y de los Siervos de Dios vinculados a la misma. En su implicación en la pastoral vocacional acompañó y dirigió a muchos sacerdotes y seminaristas, hoy ya sacerdotes. Fue autor de numerosos escritos, destacando en el campo de la poesía religiosa. 

En el año 2011 pasó a la situación de jubilado fijando su residencia en Gijón. No dejó de ayudar mientras las fuerzas le acompañaron, primero en la UPAP de Degaña-Ibias y después en la UPAP de Campo de Caso-Sobrescobio. Los últimos años se vio muy disminuido de fuerzas que afectaron a su movilidad; sin embargo, mientras pudo, continuó ayudando allá donde se le requería, celebrando principalmente la eucaristía en residencias de mayores en Gijón. 

Al agravarse su salud decidió fijar su residencia en la Casa Sacerdotal de Oviedo, donde en estos últimos meses se ha venido configurando con la cruz del Señor. Falleció en el día de hoy en el Hospital Monte Naranco de Oviedo, día que celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Tenía 85 años de edad y 58 de ministerio sacerdotal. 

D. E. P. 

Sus restos se velan en el Tanatorio Noega, en El Lauredal de Jove - Gijón. Su funeral se oficiará mañana a las cinco de la tarde en la Iglesia Parroquial de San José, en Gijón, con la que también colaboró en su juventud, y estará presidido por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes. A continuación sus restos mortales serán incinerados en la intimidad familiar.

''La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos'' (Sal 102)