lunes, 16 de diciembre de 2019

Misa Funeral


Eucaristía en sufragio por el eterno descanso de D. José Luis Lacasa Cartagena 

Fundador y Presidente de Engrupo Viajes

Fallecido recientemente en Valencia

Día: Martes 17 de Diciembre

Hora: A las 12:30

Lugar: Iglesia Parroquial de San Félix de Lugones

''Dale Señor el descanso eterno, y brille para él la luz eterna''

domingo, 15 de diciembre de 2019

Evangelio Domingo III de Adviento

Lectura del santo evangelio según san Mateo            (11,2-11):

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»

Jesús les respondió:

 «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio.

 ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: 

«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. 

Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." 

Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.»


Palabra del Señor

Se alegrarán. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Llegamos al Domingo tercero del Adviento, domingo ''Gaudete'', domingo de la alegría. Este día toma su nombre de las primeras palabras del "introito" de la misa: Gaudete in Domino sem-per: iterum dico, gaudete. Modestia vestra nota sit omnibus hominibus: Dominus enim prope est' (Gozaos siempre en el Señor; otra vez digo, gozaos. Vuestra modestia sea patente a todos los hombres. El Señor está cerca).

Hemos pasado el ecuador de este tiempo de preparación, por eso la liturgia hace esta especie de ruptura del carácter sobrio de estos días cambiando el color morado, más penitencial, por el rosa que es más vivo y alegre. Es un color litúrgico antiguo cuyo origen parece estar vinculado a la condecoración de la Rosa de Oro creada en el año 1049 por el Papa León IX. 

Las lecturas de este día nos hablan precisamente de lo que supone Cristo para aquel que sabe acogerlo para sí: la alegría de la salvación, de la vida eterna con Dios donde ya no hay dolores, penas ni valle de lágrimas. 

El cántico del profeta Isaías nos habla de alegría perpetua, pues nos anuncia que ''El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso'' ¿Desde cuándo se encuentra alegría en un desierto, en un páramo o en una estepa? ¿Cómo puede florecer algo allí? Pues es el Señor quien lo hace y viene a romper nuestros esquemas para que veamos así su gloria. Dios obra donde menos lo esperamos. Llega a traer sonrisas a los rostros sufrientes, pues como subraya el profeta, nuestro Dios trae el desquite. Viene a salvarnos, a abrir los ojos de nuestras cegueras, a destapar nuestros oídos de nuestras sorderas, a enderezar nuestras piernas de nuestras cojeras; viene a sacarnos del aprisco, del borde camino, del destierro de la desesperanza.

El fragmento de la Carta del Apóstol Santiago hace el símil de nuestra espera, de nuestro advenimiento, como el agricultor aguarda con ilusión y paciencia los brotes verdes de su faenar en la tierra mientras la lluvia va cumpliendo su papel. De este modo nos invita a hacer nosotros lo mismo en esta espera dichosa. Nos pide mantenernos firmes porque el Señor está cerca, pero, más aún, nos exhorta a la caridad con nuestros semejantes desde la paciencia recordándonos que el juez está a la puerta. Aquí cabría traer a colación el pasaje del evangelio de ''la medida que uséis la usarán con vosotros''.

El evangelio de este domingo es un perfecto cuestionario personal: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?" ¿Realmente le estoy esperando? ¿Le hago sitio en mi vida y mi corazón? ¿O estamos a esperando a otro o a otros? También en el tiempo de Jesús había ''fake news''
-noticias falsas- murmuraciones y cotilleos de poca monta, por eso Jesús se pone serio y afirma:  ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!. 

A continuación Cristo nos descubre la figura que protagoniza nuestra atención este do domingo aunque nos aparezca este año un poco más "escondido" que en los otros evangelistas: Juan el Bautista, su primo. El Señor hace una enumeración de la expectación de muchos que le seguían e iban a ver como si fuera una caña cascada por el viento o un hombre rico llamativo por su vestir, o un profeta. Y Jesús reconoce que no le molesta que definan Juan como "profeta" pero puntualiza:  Sí, os digo, y más que profeta. Hace entonces el Señor un paralelismo al afirmar que en Juan se cumple la escritura, pues el bautista está cumpliendo la misión ya anunciada desde antiguo: Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino.

Preparemos pues el camino al Señor que viene, que llega, que está ya está a nuestra puerta. Abramos nuestros oídos a la predicación de Juan que nos llama a allanar la senda de nuestro corazón para que Jesús, que llega humilde y abajándose a nosotros, lo recibamos en nuestra casa. No dejemos pasar esta oportunidad; que no se nos escape otro año la Navidad sin vivirla plenamente. Recibámoslo con el gozo  de este "Domingo Gaudete" cantando: ''Ven Señor a Salvarnos''.

viernes, 13 de diciembre de 2019

Venerable Padre Gregorio Suárez -O.S.A-. Por Rodrigo Huerta Migoya

¡Los caminos del Señor son insondables!. Hace una semana le preguntaba a un amigo agustino cómo estaba el proceso del P. Gregorio Suárez, y me dijo que no sabía nada, pero prometió enterarse. Yo comenté, claro, es que hace muchos años de su muerte; que cada vez quedan menos personas que lo hubieran conocido y que no había noticias del Proceso. 
A veces las causas se estancan bien por que no se puede decir mucho más que la persona que era buena y, lógicamente, con eso no basta. Se ha de probar que vivió las virtudes cristianas en grado heroico. Hay casos que por otras circunstancias los procesos empiezan tan tarde que cuesta trabajo después probar la vida de cristiano más que ejemplar, pero yo sabía que en el proceso del P. Gregorio no podía ser así. 

El corazón me dio un vuelco cuando leyendo hoy los decretos que ha firmado el Papa en la mañana del Jueves 11 de Diciembre, figura mi admirado Padre Gregorio. Aún el día anterior me había encontrado también sin buscarlo, con la reseña de su hermano D. Manuel Suárez Fernández quién fue rector del Seminario de Oviedo y canónigo de la catedral Ovetense. Unos lo llaman azar, yo lo llamo Providencia.

Fue durante la reunión en la sala clementina del Pontífice con los miembros de la Congregación para las Causas de los Santos, cuando rubricó esta gozosa noticia para la Iglesia que peregrina en Asturias y para la Orden de San Agustín. La Congregación para la Causa de los Santos, antes integrada en la del Culto Divino, está celebrando medio siglo de meritoria labor de curia.

Inmediatamente le escribí a mi amigo para decirle que ya no hace falta que me informara, pues lo acababa de publicar la Santa Sede, reconociendo el Santo Padre las virtudes heroicas del Siervo de Dios Gregorio Tomás Suárez Fernández, sacerdote profeso de la Orden de San Agustín; nacido el 30 de Marzo de 1915 en La Cortina, España, y fallecido el 23 de Abril de 1949 en Salamanca.


El Venerable P. Gregorio Tomás Suárez Fernández, O.S.A. nació en el barrio de Cauvicha, aldea de La Cortina, parroquia de Santa María de Telledo (Lena) en 1915. Sus padres se llamaban Pedro y Petra, una familia ejemplarmente católica y muy ligados a la vida de la Parroquia.  

Con doce años dejó su querido pueblo para responder a su vocación, ingresando en la Orden agustiniana. Entró en el Colegio-Seminario de Valencia de Don Juan (León) donde hizo el aspirantado y el postulantado. Aquí estuvo de 1927 a 1930. Lo envían de novicio al Colegio de Valladolid, profesando en la capilla colegial el 11 de Octubre de 1931. En la capilta del Pisuerga comienza los estudios de filosofía, concluyendolos en Zaragoza. 

Por sus dotes para el estudio, sus superiores deciden enviarlo a Roma para estudiar allí la Teología. Llega a Roma a comienzos de Noviembre de 1935 y sin haber concluido aún los estudios, deciden ordenarlo por considerarlo un religioso modélico, un hombre de piedad, humilde y bueno que irradiaba evangelio. Era un enamorado de la eucaristía y de la Santísima Virgen, contagiando el amor a lo sagrado con todo el que conversaba. 

Fue ordenado sacerdote el 15 de Mayo de 1938. Sus superiores le encomienda consagrar su vida al campo académico e intelectual, pues las noticias que les llegaban de sus profesores eran que había dejado una gran huella como alumno muy destacado. Obtiene la licenciatura en Teología en la Universidad Gregoriana de Roma con calificación de suma cumme laude y medalla de oro en 1939, pero él jamás se creyó nada ni presumió de sus logros académicos, considerando que los tenía por la mera obligación de hacer lo que Dios y sus superiores le pedía en ese momento.

Un año después, obtiene la Licenciatura en Filosofía, y el Padre General de la Orden le nombra Sottomaestro de Profesos; es decir, le encargaba la formación de los jóvenes religiosos agustinos que se preparaban en el Colegio Internacional de Santa Mónica de Roma. Aquí se dedicara al estudio pedagógico y al acompañamiento de los jóvenes religiosos, ejerciendo de "mano derecha" del Maestro de Formación, entonces era el P. Canisio van Lierde, quién llegó a ser toda "una institución" en la ciudad eterna, llegando a ser Vicario General de la diócesis romana y "Sacristán del Papa" durante cuarenta años. Fue una figura clave en los trámites de la causa de beatificación del P. Gregorio. 

Mientras atendía a los estudiantes de Santa Mónica, iba redactando su tesis doctoral en filosofía. Le llevó mucho tiempo completarla por la complejidad de las disertaciones. En Roma, los padres jesuitas McCormick y Delannoye aprobaron el esquema de la tesis en 1940 y en Junio de 1941 tuvo la lectio coram en la universidad. No pudo defenderla en Roma pues sus superiores le reclamaban ya en España, y tuvo que abandonar el corazón de la cristiandad a comienzos de Julio de 1941 con el borrador de sus tesis sin terminar. 

Mientras concluía su tesis la Provincia Agustiniana Filipina, le destinaron primero a Zaragoza como ayudante del maestro de profesos, en el convento Cesaraugustano, donde permaneció un año. En 1942 le destinan a Castilla como Maestro de Profesos y Regente de Estudios de los alumnos de filosofía en el Colegio de Valladolid, donde permanecerá tres años. Y en 1945 le envían a Valencia de Don Juan -su primera comunidad de estudiante- a donde irá como Regente de Estudios y Maestro de los filósofos postulantes.

Termina su tesis, la defiende y la prueba con nota en la Universidad de Comillas (Cantabria); el título de su trabajo fué: El pensamiento de Egidio Romano en torno a la distinción de esencia y existencia en las criaturas. En Septiembre de 1946 su tesis fue publicada por Comillas. Su paisano y vecino, el Obispo de Salamanca, el asturiano Fray Francisco Barbado Viejo O.P., al leer su obra le reclama para el Claustro de la Universidad de Salamanca. En 1947 deja su destino en Valencia de Don Juan y se va a Salamanca donde se incorpora al claustro de profesores como doctor pleno iure en la cátedra de Metafísica, por deseo expreso de Monseñor Barbado.

Aunque el obispo de Salamanca le ofreció múltiples posibilidades, el P. Gregorio jamás quiso deferencias ni favores de ningún tipo sino que vivió su estancia en la ciudad en el convento de la Orden de Predicadores como un fraile más, aunque él vestía de negro y los demás de blanco. El que se lo cruzaba por la calle no se imaginaba que era un catedrático de la Universidad, sino más bien un pobre fraile. Además de la docencia, se le encomendó la capellanía de las monjas Agustinas Recoletas de la ciudad, para las que hizo las veces de capellán y confesor. Por aquel entonces no había presencia de Agustinos en Salamanca, por ello se fue a vivir con los dominicos. 

Tras apenas dos años en Salamanca como profesor y capellán de monjas, enferma de tuberculosis, falleciendo en el convento de San Esteban el 23 de Abril de 1949. Su muerte impactó a toda la ciudad; no sólo en el mundo eclesiástico sino especialmente en el mundo académico y universitario en el que dejó en muy poco tiempo una huella que aún perdura. Murió en olor de santidad, aunque aún tardaron décadas en recopilar los testimonios de su vida ejemplar.

Gracias a que el P. Francisco Aymerich Codina se molestó en acudir inmediatamente a Salamanca al tener noticia de la muerte del P. Gregorio y salvar todos sus escritos, diarios y anotaciones, los cuáles este religioso trasladó al convento Agustino de Valladolid, ha permitido profundizar en el alma de este fraile sabio y santo, al que Dios consideró ya maduro para la vida eterna con tan sólo 34 años. 

En 1982 se abrió su Proceso de Canonización en la diócesis de Valladolid, impulsada por la Orden de San Agustín. La vida de este Siervo de Dios ha sido recogida incluso por la Real Academia de la Historia. Ahora podemos celebrar que tenemos otro intercesor en puertas; otro asturiano amigo del Señor cuya vida podremos mirar como senda segura para buscar y encontrar al Creador.

Como dijo recientemente el Papa Francisco refiriéndose a la santidad: El testimonio de los beatos y de los santos nos ilumina, nos atrae y nos interpela, porque es Palabra de Dios encarnada en la historia y cercana a nosotros. La santidad impregna y acompaña siempre la vida de la Iglesia peregrina en el tiempo, a menudo de manera oculta y casi imperceptible.

Encuentro coral


jueves, 12 de diciembre de 2019

Reseña de la Hermana Bibiana Flórez. Por Rodrigo Huerta Migoya

El Papa Francisco insiste mucho en que en la vida del creyente, en la vida de comunidad, de parroquia, hay tres palabras imprescindibles: perdón, por favor y gracias. Hoy la Parroquia de San Félix Mártir en Lugones quiere utilizar principalmente la palabra gracias en la persona de la Hermana Bibiana Flórez Tamargo. 
Es muy difícil resumir una vida casi centenaria en apenas unas líneas, más respondiendo a la petición del Consejo Pastoral, reseñamos sucintamente algunas pinceladas la vida de la homenajeada en su vinculación con nosotros, a la que le viene muy bien el adjetivo que la historia le puso a la Santa de Ávila: ‘’andariega’’. La hermana Bibiana ha sido a lo largo de su vida y en especial su etapa aquí en Lugones una absoluta "andariega". 

Nace en la en Santullano, capital del Concejo de Las Regueras, Parroquia de San Julián de Viado, en el seno de una familia muy cristiana. Un primo suyo ingresaría en la Orden de Predicadores -dominicos- el P. Fermín, fallecido en el convento de Oviedo, y su hermana pequeña, María Luisa, se consagrará también al Señor como ella en la misma Congregación.

Ingresa en las Hermanas del Santo Ángel de la Guarda y es destinada a la Casa de Carabanchel para realizar su noviciado. Su promoción fue muy numerosa y unida; jóvenes inquietas y trabajadoras. Ya en los años de formación, todas le dieron "mucha guerra" a la Madre Maestra de novicias. El noviciado acababa de trasladarse a la Casa de Carabanchel en la que hubo que hacer numerosas obras de acondicionamiento, y donde no entraba ya más polvo y suciedad por ello. La primera encomienda para estas aspirantes a religiosas fue poner cara cristiana a aquel edificio tan sucio, y así lo hicieron; más para hacer algo más agradable el duro trabajo iban sacando ocurrencias para trabajar con alegría. Una "idea" de grupo de Bibiana fue decir cuando estaban todas fregando un largo pasillo de rodillas: ‘’Señor yo quiero ser tu perro, ora pro nobis’’; en pleno jolgorio y carcajadas apareció la Madre Prefecta que casi las manda de vuelta para casa a todas. 

Eran años muy rígidos en la formación; la hermana Bibiana tomó el hábito portando el primitivo atuendo de las hermanas del Santo Ángel, el mismo que llevaba la Madre San Pascual y que conoció el Beato Luis Ormiers. Años después le tocaría vestir un nuevo hábito, éste diseñado en los años sesenta buscando ser más acorde a los tiempos, aunque era tan incómodo o más que el anterior, pues el plástico de la toca no las dejaba ver a los lados y como alguna hermana decía, "igual que a los burros cuando les ponen orejeras". 

Luego ya vendría la vestimenta secular, más algo tienen las monjas en general y de lo que tampoco se libran las del Santo Ángel, que se las distingue perfectamente aunque no lleven la cruz a la vista. La hermana Bibiana siempre me lo ha dicho; aquí en Lugones nos conoce todo el mundo pero cuando vamos a otro lugar, en el autobús, en el médico o haciendo una vista, siempre alguien pregunta: ¿ustedes son monjas, verdad? En el caso de ellas es verdad que "el hábito no hace al monje"/a. 

También le tocó a Bibiana un cambio profundo en la vida consagrada a raíz del Concilio Vaticano II por muchas costumbres que fueron desapareciendo o adaptándose a los tiempos, tal como fue el cambio de nombre. Luego cada una optó por mantener el nombre de profesión o el de pila. En la celebración la Madre decía: desde ahora ya no te llamarás Bibiana, desde ahora te llamarás hermana Calvario, Pilar María, Virgen Niña… 

La vida activa de nuestra hermana estuvo siempre vinculada a la enseñanza, así como otras hermanas de Congregación vivieron su carisma en otros campos muy diferentes como las misiones, el trabajo con emigrantes y tantas otras realidades eclesiales. Sor Bibiana fue siempre monja de Colegio, mujer educadora, misionera de la infancia: Gijón, Palencia, Albacete, Huelva-El Puerto, Huelva-El Conquero, Badajoz, Oviedo... y ya el año de jubilación en Roma. Jubilada y jubilosa de mucho trabajo llegó a su actual destino: Lugones... ¡a seguir trabajando! 

Pero como ya dije antes, las historias más hermosas y numerosas han sido las del día a día: personas que fueron ingresadas en hospitales o geriátricos y que tuvieron como primera visita o única la de las Hermanas; casos de familias con problemas, de vecinos en apuros económicos; gente de Lugones en la cárcel o con familiares en ella donde las hermanas hacían de "puente": estuve en la cárcel y vinisteis a verme... o la silenciosa labor en "Cáritas" donde me consta que la hermana Bibiana atendiendo la miseria humana -que muchas veces no es sólo material- más de una vez se vio en apuros y hasta pasó hasta miedo 

Cómo olvidar a Don Pablo Corro, joven y malogrado sacerdote con el que la hermana Bibiana tenía tanto "feeling"; él que era un manitas con el ordenador, enseguida le hacía una foto y jugando con el "photoshop" le hacía un montaje caricaturesco a lo Picasso...

Y las riñas y grescas de la hermana Regina (superiora de la Comunidad entonces) cuando en Navidad la mandó ir a la pescadería a comprar unas merluzas para nochebuena y nuestra Bibiana, siempre ahorradora y austera, al ver los precios volvió a casa con unas simples bacaladas: ¡Cómo se puso la Hermana Regina!... Como castigo, a limpiar "les bacalades"... 

Siempre enérgica y resistente cual pila "Duracel". Cuando existía en la Parroquia una cadena en la rampa del acceso a la Iglesia, siempre la sorteaba de un salto, hasta que un día la falda traicionera le jugó una mala pasada y acabó en el suelo... Se levantó como un resorte mirando a los lados como que aquí no pasó nada; un poco de agua a los codos y a misa, que era la hora: ¡Genio y figura!... 

O cuando en una peregrinación al Santuario del Acebo con la "Vida Ascendente" el autobús se atascó en una curva y algunos ya hablaban de que iba a bajar el autobús rodando monte abajo; Bibiana oró sin descanso invocando al Sagrado Corazón para salir de aquel atolladero; no hubo nada que lamentar, pues el Corazón de Cristo nunca falla -dijo ella al final- pero pálida y con la gran sudada... 

He de decir -sin desvelar secretos- que con Don Joaquín no todo fue un camino de rosas, en especial a los comienzos; no era el cura esperado ni el que algunos deseaban para Lugones; eso generó ciertas tensiones aunque en los cambios de curas casi siempre pasa. Quizá así se encarnó mejor la Palabra de Dios perfectamente aplicable aquí: ‘’vino a los suyos y los suyos no lo recibieron’’. Más pronto supo el cura ganarse a feligresía y religiosas. Con la hermana Bibiana tardó menos de un año. Cuando falleció el hermano de Bibiana y María Luisa, recuerdo que el funeral fue en Las Regueras el domingo por la tarde de las fiestas de Lugones. Don Joaquín se levantó el primero de la mesa para acudir temprano al funeral, y allá fuimos también un grupo grande de la Parroquia. La hermana Bibiana se acercó a mí, me cogió del brazo y me dijo: "hay muchos curas en la sacristía, pero tu diles que la familia queremos que lo presida y predique él". Yo se lo comenté al citado, pero Don Joaquín, prudente, dijo: su primo dominico quiere presidir y entiendo que la familia es lo primero. Sin embargo, terminado el funeral, Bibiana pidió otro "de esos que sólo el cura nuevo de Lugones sabía hacer", y así una semana después celebramos en la Parroquia una misa exequial por su hermano. 

Con el paso de los años la relación del Párroco con las religiosas, y en concreto con la hermana Bibiana fue cada vez más cercana y estrecha, hasta el punto de llevarlas de excursión el propio cura y organizar varios actos en común; incluso darles un paseo por la localidad (a ella y a "Sor Amparo") en el descapotable de un vecino -se enteraron que era descapotable cuando, en su interior, ya no tenían escapatoria-. Cómo será que hasta los días que cura y monjas van por la mañana a las residencias geriátricas Sor Bibiana, conocedora de que Don Joaquín nunca desayuna, le trae siempre una pieza de fruta para coger fuerzas. 

Bibiana ante todo es mujer seria y orante; muy implicada en la vida parroquial donde se siente parte de ella y la lleva tan adentro que espera siempre que acaben las vacaciones para volver a Lugones, para volver a la que ya es su casa. Aquí no hay kilómetros, ni frío ni nada que impida llevar sus proyectos y compromisos parroquiales adelante. Si hay que llevar una comunión y está granizando, allá va la hermana Bibiana sin miedo. Que hay que visitar a una persona de la Parroquia que está en Pola de Siero, en Bobes o en el Berrón, allá aparecerá sin dudarlo nuestra aventurera aunque alguna vez algún celoso párroco no estuviera muy de acuerdo. Lo primero es lo primero, y para ella "los de casa" no pueden quedar desatendidos. Continúa trabajando para cumplir su objetivo: presentarse ante el Señor con las manos llenas. En definitiva, Hermana, has sido y eres aquí lo que esperaban tus fundadores: Como ellos, como ángeles, siendo luz en nuestro mundo...