jueves, 18 de enero de 2018

Carta semanal del Sr. Arzobispo

Con el Papa Francisco en su viaje a Perú
Es fácil cruzar hoy los océanos. Mucha gente lo hace por razones de trabajo, por viajes de placer y vacación, por interés cultural. Pero habría una motivación diferente que ha acompañado a tantos hombres y mujeres a través de los siglos: querer comunicar y compartir algo que vale la pena, que se anuncia con verdadera pasión, que se propone con delicado respeto, que suena a una Buena Noticia y que sabe a lo que sabe Dios. Sí, ha habido tantos cristianos que han viajado y siguen viajando sin otro motivo que el de anunciar a Jesucristo proclamando su Evangelio de salvación.

El Papa Francisco viaja para esto a Chile y Perú. He tenido la inmensa gracia de ser elegido por la Conferencia Episcopal Española para representarla en este viaje. Para mí es un regalo, para nuestra Diócesis de Oviedo una deferencia y honor. El Papa Francisco les decía hace unos meses a los cristianos de Perú que la reserva más hermosa que puede tener un pueblo es la “reserva de los santos”, y que ese gran país es una reserva patente entre los pueblos de Hispanoamérica, porque tantos santos que allí han vivido el Evangelio de Cristo, han sembrado de esperanza la vida de las personas.

La unidad y la esperanza son los dos acentos que enmarcan este viaje apostólico del Santo Padre. La unidad que hace de las diferencias que nos distinguen a las personas y a los pueblos no sean vividas como arma arrojadiza que mira al otro como rival, adversario o enemigo, sino como una ocasión para completarnos y complementarnos viviendo la experiencia de la Iglesia que siendo muchos podemos ser una sola cosa, tal y como Jesús pidió en su oración al Padre durante la última cena. Y cuando esa unidad se da, respetando las diferencias que nos distinguen, pero transcendiéndolas en el amor que nos hace uno, entonces nace la esperanza como un cauce que nos permite vivir y convivir de otra manera: sin hacernos daño, sin destruirnos, sino construyendo la ciudad que Dios quiere para sus hijos en la que Él es bendecido y ellos son abrazados. Unidad y esperanza, serán los dos subrayados que el Papa Francisco querrá recordarnos en esas tierras hermanas de la América hispana.

Pero no será un viaje inicuo cuando hay tantas heridas en el corazón de las gentes, que están necesitando un bálsamo que ponga paz y una voz que acierte a proclamar la verdad en la caridad y la justicia. Como dice Francisco en su mensaje con motivo de este viaje: «quiero hacerme partícipe de vuestras alegrías, tristezas, dificultades y esperanzas, y deciros que no estáis solos, que el Papa está con vosotros, que la Iglesia entera os acoge y os mira. Con vosotros deseo experimentar la paz que viene de Dios; solo Él nos la puede dar. Es el regalo que Cristo nos hace a todos, el fundamento de nuestra convivencia y de la sociedad; la paz se sostiene en la justicia y nos permite encontrar instancias de comunión y armonía. Hay que pedirla constantemente al Señor y Él la da. Es la paz del Resucitado que trae la alegría y nos impulsa para ser misioneros, reavivando el don de la fe que nos lleva al encuentro, a la comunión compartida de una misma fe celebrada y entregada».

Con el afecto y la emoción de quien se une a este especial mensajero, voy a acompañar al Santo Padre llevando España y Asturias en el corazón, sabedor de la larga trayectoria misionera que nuestra Diócesis ha escrito en su historia. Que la Santina bendiga este viaje del Papa. Acompañadme con vuestra oración. Recemos por el Santo Padre. A la vuelta compartiré la gracia de este acontecimiento.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

Las Pelayas presentan un nuevo disco, con música de cítara y lira

(lne) Las monjas benedictinas de San Pelayo editan un nuevo trabajo discográfico, que presentará hoy. Es el séptimo de su larguísima historia y estará dedicado a la música de la lira y la cítara. 

Después de cinco años la comunidad vuelve a sacar la música del monasterio, con la publicación de "Cítara y lira: como incienso en tu presencia". El coro del monasterio de San Pelayo canta en este nuevo disco bajo la dirección de su directora Sor Covadonga Querol. 

La monja es también la citarista del convento. El anterior cedé de la comunidad benedictina ovetense era una grabación de una misa celebrada en honor de San Pelayo el 6 de diciembre de 2004, con motivo del 50º aniversario de la consagración de la iglesia del monasterio de la calle San Vicente.

miércoles, 17 de enero de 2018

Sobre cementerios parroquiales (II)


El Santo Padre en Chile


Del Oficio del Día

De la vida de san Antonio, escrita por san Atanasio, obispo
(Cap. 2-4: PG 26, 842-846)

LA VOCACIÓN DE SAN ANTONIO

Cuando murieron sus padres, Antonio tenía unos dieciocho o veinte años, y quedó él solo con su única hermana, pequeña aún, teniendo que encargarse de la casa y del cuidado de su hermana.

Habían transcurrido apenas seis meses de la muerte de sus padres, cuando un día en que se dirigía, según costumbre, a la iglesia, iba pensando en su interior cómo los apóstoles lo habían dejado todo para seguir al Salvador, y cómo, según narran los Hechos de los apóstoles, muchos vendían sus posesiones y ponían el precio de la venta a los pies de los apóstoles para que lo repartieran entre los pobres; pensaba también en la magnitud de la esperanza que para éstos estaba reservada en el cielo; imbuido de esos pensamientos, entró en la iglesia, y dio la casualidad de que en aquel momento estaban leyendo aquellas palabras del Señor en el Evangelio: Si quieres ser perfecto, ve a vender lo que tienes, dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme.

Entonces Antonio, como si Dios le hubiese infundido el recuerdo de lo que habían hecho los santos y como si aquellas palabras hubiesen sido leídas especialmente para él, salió en seguida de la iglesia e hizo donación a los aldeanos de las posesiones heredadas de sus padres (tenía trescientas parcelas fértiles y muy hermosas), con el fin de evitar toda inquietud para sí y para su hermana. Vendió también todos sus bienes muebles, y repartió entre los pobres la considerable cantidad resultante de esta venta, reservando sólo una pequeña parte para su hermana.

Habiendo vuelto a entrar en la iglesia, oyó aquellas palabras del Señor en el Evangelio: No os inquietéis por el día siguiente. Saliendo otra vez, dio a los necesitados incluso lo poco que se había reservado, ya que no soportaba que quedase en su poder ni la más mínima cantidad. Encomendó su hermana a una vírgenes que él sabía eran de confianza y cuidó de que recibiese una conveniente educación; en cuanto a él, a partir de entonces, libre ya de cuidados ajenos, emprendió en frente de su misma casa una vida de ascetismo y de intensa mortificación.

Trabajaba con sus propias manos, ya que conocía aquella afirmación de la Escritura: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma; lo que ganaba con su trabajo lo destinaba parte a su propio sustento, parte a los pobres.

Oraba con mucha frecuencia, ya que había aprendido que es necesario retirarse para orar sin cesar; en efecto, ponía tanta atención en la lectura, que retenía todo lo que había leído, hasta tal punto que llegó un momento en que su memoria suplía los libros.

Todos los habitantes del lugar, y todos los hombres honrados, cuya compañía frecuentaba, al ver su conducta, lo llamaban amigo de Dios; y todos lo amaban como a un hijo o como a un hermano.

RESPONSORIO Mt 19, 21; Lc 14, 33

R. Si quieres ser perfecto, ve a vender lo que tienes, dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; * luego ven y sígueme.
V. El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser mi discípulo.
R. Luego ven y sígueme.

ORACIÓN.
Señor, tú que inspiraste a san Antonio abad el deseo de retirarse al desierto para servirte allí con una vida admirable, haz que, por su intercesión, tengamos la fuerza de renunciar a todo lo que nos separe de ti y sepamos amarte por encima de todo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

martes, 16 de enero de 2018

Sobre la actitud en el templo: silencio, indumentaria, comunión, gestos...

Queridos hermanos sacerdotes, queridos todos:
 Os escribo esta carta con todo cariño y con la normal preocupación y máximo interés de que los templos –catedral, basílicas, iglesias parroquiales, capillas, ermitas con culto habitual,…- sean casas de oración y no se conviertan o convirtamos en lugares profanos.

Así, con esta preocupación y celo de Hijo de Dios, se expresaba y actuaba Jesús en el templo de Jerusalén viendo en qué habían convertido la casa de Dios. Hemos de insistir en la catequesis el sentido o significado del templo como morada de Dios y lugar de encuentro con Él, de adoración, de escucha de su Palabra, de celebración de los sacramentos, sobre todo de la Eucaristía para la que se reúne la asamblea cristiana, como señala bella y precisamente el Ritual de Dedicación de Iglesias.

Vengo observando, desde hace tiempo, que es necesario esforzarnos todos en que las iglesias o templos sean de verdad casas de oración, que inviten a la adoración a Dios y a escucharle, a la contemplación y gozar de su presencia: sólo Él debe importarnos y solo a Él debemos la gloria y la alabanza que merece. Por esto, además del cuidado material de los templos con limpieza, belleza, orden, ornato debido, iluminación adecuada, sonoridad buena, habrá que cuidar muchísimo el silencio. Ya hice alguna advertencia sobre el silencio en mi Carta Pastoral sobre la Eucaristía “Haced esto en memoria mía”. A ella me remito. Pero quiero insistir aún más en el silencio debido para la oración, la escucha de la Palabra, para la adoración y la contemplación, para el recogimiento necesario, para el encuentro con Dios y consigo mismo. Este silencio se ve alterado con excesiva frecuencia e indebidamente en el rito de la paz, también al final de la celebración, y a veces incluso al entrar en el templo.

Cuando yo era niño, mis padres y maestros me enseñaron a guardar silencio en el templo. Cuando íbamos a llegar al templo parroquial mis padres nos hacían bajar la voz y cuando pasábamos el umbral de la puerta nos indicaban el silencio; ya dentro, nos arrodillábamos y rezábamos una oración, después, durante la Misa, guardábamos las posturas que correspondían con toda devoción y respeto. ¿Exagerados mis padres?. Todo lo contrario. Me enseñaron a estar ante el Misterio con asombro y admiración, en silencio y recogimiento como corresponde: nunca les agradeceré que me educaran así; ahora, sin embargo, algunos entran en el templo como en cualquier otra casa, -sin saludar siquiera al “Dueño” de la casa-, o en cualquier sala dispuestos al espectáculo, se sigue hablando como en la calle, se sientan de inmediato al entrar, no se entra en un clima de silencio, se sigue en otras cosas. Llega el momento de la paz y se arma un lío un rumor, a veces poco respetuoso, y al final de la celebración el “guirigay” que se arma es el que es y como es. Pido a sacerdotes y a todos los fieles que procedan de otra manera, como pide el respeto al templo, a la celebración; al misterio que allí acontece y a la preparación debida que exige ese misterio, que se guarde la compostura debida.

Me permito llamar la atención sobre otra cosa: el vestido con el que se entra en el templo. Infinidad de veces algunos o algunas entran con vestidos inadecuados o indecorosos con el respeto que se debe a la casa de Dios. Cuando uno va a la ópera, por poner un ejemplo, no va de cualquier manera o de forma inadecuada, ¿por qué en los templos sí que se permite entrar y estar inadecuadamente? No es raro, por ejemplo, que en la catedral, o en otro templo de valor artístico encontrarse con personas inadecuadamente vestidas. Habría que advertir con carteles que llamen la atención de qué manera se puede entrar en el templo y de qué manera no, como hacen por ejemplo en la basílica de San Pedro en Roma. Si alguien entra de forma inadecuada o indecorosa habría que invitarle con educación a que se retirase, se cambiase o pusiese otro vestido y que después venga al templo, pero lo que no puede ser es esa falta de respeto.

También me permito llamar la atención sobre las fotografías, sobre todo al finalizar la celebración, bien sea de primeras comuniones, o de bautismos o de confirmaciones, o de matrimonios. El jaleo que se arma, la falta de respeto y lo que queráis que se origina en esos momentos rompe con todas las reglas de cómo comportarse en el templo; en eso debo reconocer que yo soy el primero en sucumbir en esto y me temo que mis hermanos Obispos lo mismo. Hemos de poner muchísimo más cuidado; se pueden hacer las cosas de otra manera y bien, sin impedir el recuerdo que comprendo es grato conservar en fotografía. Se pueden hacer fotografías, es normal que se quiera. Pero, por supuesto no podemos convertir el templo en un salón de fotografía, ni tampoco en unos momentos de devaneo y frivolidad.

También me permito llamar vuestra atención a cómo nos comportamos al pasar delante del sagrario; a veces se pasa ante el sagrario como si tal cosa, sin hacer reverencia alguna ni genuflexión que es lo debido. Los chicos pasan ante el sagrario sin percatarse de que en él está Jesús presente sacramentado. Hay que educarlos, también hay que educar a los mayores. .

En las celebraciones de la Eucaristía toda la asamblea, salvo las personas impedidas por causas razonables, ha de seguir las posturas que señalan los libros litúrgicos y que yo mismo recordé en una Carta Pastoral sobre la Eucaristía : “Haced esto en conmemoración mía”.

En esta misma carta os recordaba cómo debe darse la paz y cómo se debe comulgar. Os confieso que hay veces que se pasa muy mal viendo cómo se acercan algunos, sin ningún recogimiento y devoción, sin ningún gesto de adoración, como quien coge una galleta o algo semejante. Insisto en lo que ya dije en la citada carta sobre la Eucaristía: se puede comulgar en la boca directamente o en la mano para después llevarse el Cuerpo de Cristo a la boca, pero he de añadir que la forma más consonante con el misterio del Cuerpo de Cristo que se recibe es comulgar de rodillas y en la boca. No soy retrógrado en eso, sino que señalo qué es lo más acorde con la comunión.

Por último, los templos han de ser respetados en lo que son y ser utilizados para lo que son. Todos hemos visto mal el que en Cataluña se hayan utilizados los templos, por ejemplo, para poner urnas o para recuento de votos. Y ¿vemos tan tranquilamente, sin inmutarnos, incluso con cierto regusto –no sé si por snobismo o por qué- el que se usen los templos, con la mejor buena intención pero sin cabeza, para otros usos, para los que se puede contar con otros locales, claro está salvo casos de emergencia o de necesidad? Con respecto a esto debo decir por fidelidad y respeto a lo que es el templo que prohíbo terminantemente otros usos profanos que, salvo casos de emergencia o necesidad mayor o perentoria, así lo recomienden y esto con autorización, al menos, del Vicario de Zona. No contribuyamos a la secularización, la secularización interna de la Iglesia que es la más grave de todas.

No me toméis a mal lo que os digo; es para vuestro bien y el bien de las nuevas generaciones y de la Iglesia. Hacedme caso y colaborar conmigo, con las directrices de la Iglesia. No olvidemos jamás las palabras del mismo Jesús, llevado de todo su celo de Hijo por la gloria del Padre, en toda su hondura y gravedad: “Mi casa es casa de oración”. Contribuiremos si lo hacemos así conforme a las indicaciones que os ofrezco a ir superando la secularización tan grande que padecemos y que es necesario superar. De esta manera contribuimos al culto en “espíritu y verdad”, que nos dice Jesús, y a cumplir lo que manda el Primer mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas.

(Carta del Sr. Cardenal Antonio Cañizares Llovera, Arzobispo de Valencia)

Vuelve el consultorio espiritual de ReL: don José Juan, canónigo de Covadonga, responderá tus dudas

(Rel.) ¿Tienes alguna inquietud espiritual o dudas a nivel moral? El consultorio espiritual de Religión en Libertad vuelve a a estar en pleno funcionamiento tras estar durante unos meses inactivo debdo al fallecimiento de monseñor José Gea, que hasta su muerte el pasado mes de febrero respondió a más de 400 personas que solicitaron su ayuda a través de este servicio.

Este consultorio privado y confidencial ha ayudado a cientos de personas y lo seguirá haciendo a partir de ahora de la mano del sacerdote José Juan Hernández Déniz, que se hará cargo de una de las secciones más importantes del espacio de espiritualidad de ReL.

Penitenciario de la Colegiata de Covadonga

Todo aquel que necesite ayuda o consejo puede dirigirse al padre Hernández Déniz a través de este cuestionario y él le contestará de manera privada.

Nacido en Santa Cruz de Tenerife el 1 de enero de 1958, don José Juan es actualmente el canónigo penitenciario de la Real Colegiata de Covadonga en Asturias, por lo que tiene sobrada experiencia en la atención y escucha a las personas.



Estudió en el Seminario Diocesano de La Laguna y completó su formación en la Universidad de Comillas, en Madrid. Es licenciado en Teología Dogmática y ha realizado estudios de formación de director de Ejercicios Espirituales con el padre Germán Arana, en la Conferencia Episcopal Española. Fue ordenado sacerdote el 20 de junio de 1992, por lo que ya ha cumplido sus bodas de plata sacerdotales.

Es "hermoso" ayudar y proyectar luz 

En declaraciones a Religión en Libertad, don José Juan asegura que afronta esta nueva aventura al frente del consultorio espiritual con “ilusión” por el hecho de tener la oportunidad de “evangelizar” y “ayudar a la gente a solventar dudas o discutir su camino de fe y poder darles una respuesta”.

“Todo lo que se haga para proyectar luz es algo hermoso”, explica el canónigo de Covadonga.

El hecho de ser penitenciario también es una ayuda para esta labor de atención espiritual. “Me ha ayudado pasar tantas horas recibiendo a todo tipo de gente, jóvenes, niños, mayores, empresarios, gente con muchas dificultades, con problemas serios, otros que se han convertido…Todo esto te da una experiencia y unas tablas, y evidentemente ayuda”.

"Nadie tiene que tener vergüenza"

Por todo ello, el padre José Juan Hernández anima a los lectores y a todo aquel que lo necesite a escribirle. Explica que “nadie tiene que tener vergüenza. La fe no es un camino lineal, tiene sus picos. Es hasta cierto punto normal que tengan dudas. Lo importante es que no permanezcan en la duda”.

Es por ello que invita a luchar y a buscar la luz en un servicio en el que además mantienen el anonimato. “Deben saber que hay una persona que le escucha, le va a entender y va a arrojar luz en sus problemas o incluso si lo necesita, hasta acompañamiento”, agrega.

José Gea, servidor hasta la muerte 

El sacerdote canario tomará así el testigo de monseñor José Gea, obispo y después de jubilarse misionero en América y luego en el universo digital. Falleció en febrero de 2017 y desde entonces el consultorio se mantuvo vacío. Hasta ahora.

En una entrevista con Álex Rosal en ReL, monseñor Gea explicaba su papel como consultor espiritual en la web y las consultas que recibía. “Me agrada mucho poder ofrecer esta ayuda, pues además de la respuesta, en caso de que les sea útil, también pongo la oración, tanto antes de contestar como después, sobre todo encomendando las situaciones difíciles. Me consulta bastante gente. Hay mucha gente que sufre en silencio; bastantes de los que consultan me escriben después agradeciendo mis palabras”.

A partir de ahora es el turno del padre José Juan Hernández Déniz. Pueden preguntarle AQUÍ sus dudas o consultarle sobre algún problema espiritual.