miércoles, 19 de noviembre de 2014

OFICIO DE LECTURAS


SEGUNDA LECTURA

De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 21, 1-4: CCL 41, 276-278)

EL CORAZÓN DEL JUSTO SE GOZARA EN EL SEÑOR

El justo se alegra con el Señor, espera en él, y se felicitan los rectos de corazón. Esto es lo que hemos cantado con la boca y el corazón. Tales son las palabras que dirige a Dios la mente y la lengua del cristiano: El justo se alegra, no con el mundo, sino con el Señor. Amanece la luz para el justo -dice otro salmo-, y la alegría para los rectos de corazón. Te preguntarás el porqué de esta alegría. En un salmo oyes: El justo se alegra con el Señor, y en otro: Sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón.

¿Qué se nos quiere inculcar? ¿Qué se nos da? ¿Qué se nos manda? ¿Qué se nos otorga? Que nos alegremos con el Señor. ¿Quién puede alegrarse con algo que no ve? ¿O es que acaso vemos al Señor? Esto es aún sólo una promesa. Porque mientras vivimos estamos desterrados lejos del Señor y caminamos sin verlo, guiados por la fe.

Guiados por la fe, no por la clara visión. ¿Cuándo llegaremos a la clara visión? Cuando se cumpla lo que dice Juan: Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Entonces será la alegría plena y perfecta, entonces el gozo completo, cuando ya no tendremos por alimento la leche de la esperanza, sino el manjar sólido de la posesión. Con todo, también ahora, antes de que esta posesión llegue a nosotros, antes de que nosotros lleguemos a esta posesión, podemos alegrarnos ya con el Señor. Pues no es poca la alegría de la esperanza, que ha de convertirse luego en posesión.

Ahora amamos en esperanza. Por esto dice el salmo que el justo se alegra con el Señor. Y añade en seguida, porque no posee aún la clara visión: y espera en él.

Sin embargo, poseemos ya desde ahora las primicias del Espíritu, que son como un acercamiento a aquel a quien amamos, como una previa gustación, aunque tenue, de lo que más tarde hemos de comer y beber ávidamente.

¿Cuál es la explicación de que nos alegremos con el Señor, si él está lejos? Pero en realidad no está lejos. Tú eres el que hace que esté lejos. Ámalo y se te acercará; ámalo y habitará en ti. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna. ¿Quieres saber en qué medida está en ti, si lo amas? Dios es amor.

Me dirás: «¿Qué es el amor?» El amor es el hecho mismo de amar. Ahora bien, ¿qué es lo que amamos? El bien inefable, el bien benéfico, el bien creador de todo bien. Sea él tu delicia, ya que de él has recibido todo lo que te deleita. Al decir esto, excluyo el pecado, ya que el pecado es lo único que no has recibido de él. Fuera del pecado, todo lo demás que tienes lo has recibido de él.

RESPONSORIO

R. Antes de que veas lo que ahora no te es posible ver, acepta por la fe lo que aún no ves. * Camina guiado por la fe, para que llegues a la clara visión.
V. No gozará en la patria la felicidad producida por la visión plena quien no haya recibido en el camino la ayuda de la fe.
R. Camina guiado por la fe, para que llegues a la clara visión.

ORACIÓN.

OREMOS,
Señor, Dios nuestro, concédenos alegrarnos siempre en tu servicio, porque la profunda y verdadera alegría está en ser fiel a ti, autor de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

PONENCIA SOBRE SEGURIDAD CIUDADANA DIRIGIDA ESPECIALMENTE A PERSONAS MAYORES Y QUE VIVEN SOLAS



CHARLA SOBRE SEGURIDAD

Agentes del Cuerpo Nacional de Polícia de la Comisaría de Pola de Siero ofrecerán a todos los asistentes (de especial interés para personas mayores y/ó que viven solas) una charla con indicaciones y consejos de cómo actuar para evitar ser víctimas de robos, estafas y engaños delincuenciales en la calle y propio domicilio

DíaSábado 22 de Noviembre
Hora: 12,30

Lugar: Templo Parroquial de Lugones

martes, 18 de noviembre de 2014

Discurso del Presidente de la Conferencia Episcopal con motivo de la CIV asamblea plenaria


​¿Por qué en misa se pasa una cesta para recolectar dinero?


Hay un momento de la misa, cuando se presenta el pan y el vino que van a convertirse en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que suele pasarse entre los asistentes una cesta, bandeja,… para recolectar dinero.

¿Qué sentido y origen tiene esta colecta? ¿Es obligatorio echar dinero? ¿No distrae de la celebración o incluso puede inducir a creer equivocadamente que se está cobrando un precio por asistir a misa?

El sentido de la colecta económica de la misa es la compartición de los bienes, según el Misal Romano.

“Se ofrecen dones materiales para los pobres a los que asiste la comunidad cristiana o para las necesidades de la misma parroquia”, explica a Aleteia el experto en liturgia Jaume González Padrós.

¿Es obligatorio?

Con el gesto de pasar la cesta en el momento del ofertorio, los cristianos están llamados a añadir a su aportación espiritual al sacrificio de la misa, su aportación material. Por supuesto, siempre libremente según la propia conciencia.

“Lo que se reclama es la conciencia de cada fiel –señala García Gutiérrez-. Todo cristiano debe tener conciencia de su obligación de colaborar con la Iglesia en sus fines y sostenimiento, es un mandamiento de la Iglesia”.

Echar dinero en misa cuando pasa la cesta “no es una obligación, sino que cada uno en conciencia decide cómo puede colaborar”.

En este sentido, aclara: “No es lo mismo un fiel que está en el paro que uno que cobra tres mil euros al mes. Cada uno debe descubrir en su conciencia en qué grado debe colaborar; o a lo mejor no puede…”.

Desde los primeros cristianos

La costumbre de “pasar el cepillo” se remonta a los orígenes de la Iglesia, aunque la forma ha ido variando con el paso del tiempo.

Los primeros cristianos llevaban a misa el pan y lo ofrecían para que el sacerdote lo consagrara. De hecho, todavía hoy, en las liturgias orientales, los fieles llevan el pan, y lo que no se usa en misa, se da a los pobres.

Más adelante, en lugar de pan, la gente ofrecía otros dones para los pobres y necesitados o para la Iglesia.
También en la actualidad se recogen productos varios en determinados lugares o momentos, por ejemplo una campaña navideña. En ese caso, esos dones se colocan en un sitio apropiado fuera de la mesa eucarística.

“Hoy en la sociedad occidental, resulta más cómoda una colecta económica para las necesidades de la parroquia y para los pobres que llevar la comida”, destaca el director del secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española, Luis García Gutiérrez.

Además de las habituales, también hay colectas especiales, determinadas por las conferencias episcopales para un fin determinado de Iglesia, caritativo, de evangelización, de formación de los seminaristas, etcétera, siempre vinculado a la acción evangelizadora y pastoral y caritativa de la Iglesia.

La colecta siempre se ha realizado en el mismo momento de la misa, cuando se presenta el pan y el vino, porque está vinculada a la presentación de los dones en la Eucaristía.

Según García Gutiérrez, una vez pasada la cesta no es correcto dejarla sobre el altar –donde sólo debe haber el pan y el vino- ni tampoco llevarla a la sacristía, sino que hay que depositarla a los pies del altar como expresión de lo que cada uno ofrece de sí mismo

Patricia Navas Gonzalez 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Algunas ideas para la pastoral de exequias


La pastoral de exequias puede parecer a muchos una de las cosas más complejas y difíciles de la vida de un sacerdote, cuando no algo desagradable que hay que aceptar como viene. Sin embargo es una de esas cosas que más evangelizan a propios y extraños. No me digan por qué, pero se me ha ocurrido ofrecer algunas ideas por si a alguien le pueden ser útiles.

1. Cada persona que fallece es única. Cada familia, también. Por más que uno esté harto de funerales, entierros, responsos y aniversarios. El mayor peligro es caer en la rutina.

2. Ante una defunción, disponibilidad total. Recuerdo siendo cura de pueblo lo que era el aviso del fallecimiento de una persona. Lo primero que solía decir a la familia: tranquilos, ya lo sé, lo que queráis, cuando mejor os venga, lo arreglo como sea… Ahora mismo voy para allá.

En el pueblo tocaba entierro con su misa de cuerpo presente. Pues eso. Facilitando todo a las familias, a su disposición, estando cerca para ayudarles a vivir el duelo lo mejor posible.

Lo mismo digo si se trata en una gran ciudad de un funeral. Facilitar, hablar, ofrecer todo, lo que la familia necesite para sentirse mejor.

3. Cordialidad sincera. Tan malo es el sacerdote frío y distante como el que se dedica a repartir besos a toda la familia y a hacer carantoñas al lucero del alba. No nos pasemos.

4. Especial cuidado con las misas de funeral. Si la familia nos ve cercanos y a su lado, no tendrán reparo en dejarse aconsejar. En misas de corpore insepulto y sobre todo en funerales unos días más tarde, no es infrecuente ver la eucaristía convertida en homenaje póstumo al finado. No podemos caer en eso. Las razones son varias.

Para empezar, comprender qué es un funeral. Es una misa en sufragio por el fallecido, donde acudimos pidiendo perdón y misericordia y que el Señor se digne admitirlo en su Reino. Por tanto hablamos de una celebración sentida, emotiva sin más remedio, pero celebración de fe, de oración, de confianza. Por supuesto nada de dar por hecho que todo fallecido pasa directamente al cielo de manera automática.

Pero es que en los funerales nos encontramos con un montón de alejados que acuden a la celebración simplemente por motivos sociales. Ahí el error y el peligro es querer hacernos los simpáticos y los agradables a base de descafeinar el mensaje, mandar a todo el mundo al cielo, besar a media iglesia para que se vea que somos campechanos y modificar oraciones, plegarias y ritos por la cosa de la cercanía. ¿Pretendemos que con esas chorradas alguien nos tome en serio?

5. Especialísima atención a la homilía. Entrañable, sí, Cercana, lo que haga falta. Pero… Ya. Ya sabemos que hay no creyentes. Por eso creo que una homilía exequial, más aun sabiendo que a la celebración acuden no creyentes, debe contener estos elementos: condolencia y comprensión hacia la familia, reflexión sobre el sentido de la vida y no vivir de cualquier manera, recordar qué es vivir en cristiano y animar a la oración por el difunto. No pasa nada porque a un no creyente, precisamente por su falta de fe, alguien le recuerde que Dios existe, que un día se acaba la vida y que se nos pedirá cuenta de ella.
Jorge Glez. Guadalix 

«Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor»


Celebramos el día de la Iglesia Diocesana y nos hemos convocado en esta «Catedral de los Mártires» de Paracuellos. Es este un lugar sagrado y bendito que fue regado con la sangre de los testigos de la fe, nuestros hermanos, y que hoy brillan como lumbreras que iluminan los caminos de España y de nuestra diócesis de Alcalá de Henares.

Hoy, como entonces, la Iglesia está profetizada en esta mujer fuerte y hacendosa que canta el libro de los Proverbios. Como esta mujer, la Iglesia que camina en España está llamada a abrir sus manos a todos los necesitados y extender sus brazos a todos los empobrecidos de la tierra (Cf. Prov 30, 20). En ella confía el corazón de Cristo, su esposo, para que, con los torrentes de su gracia, pueda curar todas las heridas causadas por los pecados propios y ajenos, aliviar los corazones afligidos y confortar a todos los cansados y agobiados (Cf. Mt 11, 28).

Como a la mujer fuerte y hacendosa, a nuestra Diócesis Complutense no le faltan las riquezas de Cristo su esposo (Cf. Prov. 31, 11) quien nos ha embellecido con toda clase de dones. Entre estos dones hoy queremos destacar, con suma gratitud, a los 134 Beatos y a cuantos entregaron sus vidas y están sepultados en este cementerio que con tanto amor custodia la Hermandad de Nuestra Señora de los Mártires de Paracuellos.

En concreto, según consta en los archivos, son miles las víctimas inocentes, centenares de ellas menores de edad, cuyos restos descansan en este Camposanto. De entre dichas víctimas hay sacerdotes y seminaristas de, al menos, ocho arzobispados y diócesis: Archidiócesis de Madrid, Arzobispado Castrense, Archidiócesis de Toledo y las Diócesis de Getafe, Ciudad Rodrigo, Jaén, Lugo y naturalmente Alcalá de Henares.

Aquí también reposan los restos mortales de centenares de religiosos pertenecientes, al menos, a 20 órdenes religiosas: Agustinos, Capuchinos, Carmelitas, Carmelitas Descalzos, Claretianos, Dominicos, Escolapios, Franciscanos, Hermanos de las Escuelas Cristianas, Hospitalarios de San Juan de Dios, Jerónimos, Jesuitas, Marianistas, Maristas, Misioneros Oblatos, Paules, Pasionistas, Redentoristas, Sagrados Corazones de Jesús y María y Salesianos.

De entre estos religiosos ya han sido beatificados por el papa San Juan Pablo II, el papa Benedicto XVI y ahora el papa Francisco, 134 mártires: 63 religiosos Agustinos, 22 Hospitalarios de San Juan de Dios, 13 Dominicos, 6 Salesianos, 15 Misioneros Oblatos, 3 Hermanos Maristas, 1 sacerdote de la Orden de San Jerónimo, 1 Capuchino, 1 religioso de la Orden del Carmen y 9 Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle).

De entre los miles de seglares católicos, cuyos restos mortales descansan en este mismo lugar, muchos pertenecían a asociaciones y movimientos apostólicos como Acción Católica, la Adoración Nocturna Española o las Congregaciones Vicencianas.

Si el don más preciado que podemos recibir es el don de la fe, estos hermanos nuestros, con su testimonio, nos allanan el camino para abandonarnos en Dios y crecer en nuestra esperanza del cielo. Ninguno de ellos, a pesar de sus sufrimientos, renegó de su fe y murieron proclamando el reinado de Cristo y su amor a España. Con ellos, hoy queremos renovar nuestra adhesión a Cristo y, como ellos, queremos depositar en Él toda nuestra esperanza, sabiendo que no quedaremos defraudados (Cf. Rm 5, 5). Para expresar el triunfo de la resurrección, verdadera justicia de Dios, al finalizar la Santa Misa, bendeciremos con el Santísimo las fosas donde fueron sepultados. Será un modo de mostrar el verdadero rostro de Dios que ellos buscaron durante su vida y en su muerte.

A nuestros hermanos, testigos de la fe, no les sorprendió la muerte como un ladrón. Ellos, en efecto, «no amaron tanto su vida que temieran la muerte» (Ap, 12, 11). Al contrario, como «hijos de la luz e hijos del día» (1 Tes 5, 5) esperaban al esposo para consumar su amor con el sacrificio de su vida. Por eso, hoy damos gracia a Dios por su fortaleza y les suplicamos que nos ayuden a estar vigilantes y clarividentes para continuar sembrando la fe en nuestro pueblo. Como nos advierte el Apóstol, no podemos entregarnos al sueño como los demás (Cf. 1 Tes 5, 6). Los católicos en este momento complejo y difícil para España, debemos estar dispuestos a dar razón de nuestra esperanza (Cf. 1 Pe 3, 15) y ofrecer a todos la luz del Evangelio. Llevados de la mano del Santo Padre, el Papa Francisco, y de los pastores que nos guían hemos de revindicar las raíces cristianas que han hecho posible crecer este árbol frondoso y lleno de frutos que ha sido España. De manos de la Iglesia Católica se ha construido la identidad de nuestro pueblo que ha sido generoso sembrando la fe por todas partes con una pléyade de confesores y mártires.

Cuando estamos finalizando el Año litúrgico y al concluir en nuestra Diócesis el Año de la Esperanza, escuchemos una vez más la voz del salmista que nos dice «dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos» (Sal 127). Como herederos de los testigos de la fe que reposan en este Camposanto queremos reafirmar el Señorío de Cristo y nuestra voluntad de contribuir, con la gracia de Dios, a promover una España digna y justa, una Nación cuyo Dios sea el Señor (Cf. Sal 33), un lugar donde se respete la vida, florezca el amor entre los esposos, abunden las familias con hijos, como renuevos de olivo alrededor de tu mesa (Cf. Sal 127, 3), donde reine la paz y la justicia, y se acoja con amor, misericordia y verdad, a los empobrecidos, a los que sufren y a todos los heridos, donde se acojan a los concebidos no nacidos y desaparezcan todas las leyes inicuas que socavan el Estado de derecho.

Ayer mismo, el Santo Padre el Papa Francisco enseñaba: «¿Por qué la Iglesia se opone al aborto? (…) porque allí hay una vida humana, y no es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema»; y continuó: «Lo mismo vale para la eutanasia», advirtiendo que «todos sabemos que con tantos ancianos en esta cultura del descarte se hace esta eutanasia escondida». Y añadió: «Estamos viviendo un tiempo en el que se experimenta mal con la vida, se hacen hijos en cambio de acogerlos como un don (…). Tengan cuidado que esto es un pecado contra el Creador, contra Dios creador que ha creado las cosas así» (Discurso a los participantes en el Congreso conmemorativo de la Asociación de Médicos Católicos Italianos con motivo del 70 aniversario de su fundación, 15-11-2014). Acogiendo las palabras del Santo Padre, quiero recordar que ninguna ley puede permitir quitar la vida a un solo inocente, sea no-nacido, anciano, enfermo, con alguna discapacidad, etc. No se trata de matar a pocos inocentes sino de no matar a ninguno. Si vivimos en sociedad es para ayudarnos y protegernos, no para destruirnos.

Con la asistencia de la Virgen María, Reina de los mártires, recibamos con gratitud los talentos que nos regala el Señor. Con la asistencia divina procuremos hacerlos crecer para que Dios sea glorificado y nuestros hermanos más pobres encuentren en la Iglesia la casa donde poder vivir. Como nos recordaba Benedicto XVI el «humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano» (Caritas in veritate, 78). España necesita católicos «con los brazos levantados hacia Dios en oración» (Ibid. 79) para que, a ejemplo de los mártires, estemos dispuestos a vivir el Evangelio con radicalidad, conscientes de que el amor lleno de verdad es la única respuesta para el progreso de nuestro pueblo. La «conciencia del amor indestructible de Dios» (Ibid. 78) ha de sostenernos en el duro y apasionante empeño por la justicia, la paz y la unidad de nuestro pueblo. Revestidos de la gracia de Cristo e instruidos con la Doctrina Social de la Iglesia intentaremos multiplicar nuestros talentos con la firme esperanza de escuchar un día las palabras consoladoras de Dios nuestro Padre: «muy bien, eres un empleado fiel y cumplidor (…), pasa a disfrutar del banquete de tu Señor» (Mt 25, 23). Que por intercesión de la Virgen María y de nuestros beatos mártires el Señor nos lo conceda. Amén.

Juan Antonio Reig Pla 

domingo, 16 de noviembre de 2014

PONENCIA SOBRE SEGURIDAD POR PARTE DE AGENTES DEL CUERPO NACIONAL DE POLICÍA, ESPECIALMENTE DIRIGIDA A PERSONAS MAYORES Y QUE VIVEN SOLAS



CHARLA SOBRE SEGURIDAD

Agentes del Cuerpo Nacional de Polícia de la Comisaría de Pola de Siero ofrecerán a todos los asistentes (de especial interés para personas mayores y/ó que viven solas) una charla con indicaciones y consejos de cómo actuar para evitar ser víctimas de robos, estafas y engaños delincuenciales en la calle y propio domicilio

Día: Sábado 22 de Noviembre
Hora: 12,30

Lugar: Templo Parroquial de Lugones