lunes, 4 de julio de 2022

Jornada de Responsabilidad de Tráfico: «María se puso en camino» (Lc 1, 39)

«María se puso en camino» (Lc 1, 39) Nuestro cordial saludo a los conductores Queridos hermanos y amigos transportistas y conductores: «A vosotros, gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo» (1 Cor 1, 3). 

Un año más, y son ya cincuenta y cuatro, en el primer domingo de julio, este año el día 3, el Departamento de Pastoral de la Carretera de la Conferencia Episcopal Española, celebra la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico. 

Lo hacemos en la proximidad de la fiesta de san Cristóbal, día 10, patrono de los conductores, coincidiendo con el inicio de los desplazamientos masivos por las vacaciones de verano. 

Con este motivo, os hacemos llegar nuestro cordial saludo a todos los que estáis relacionados con la movilidad humana y la seguridad vial: DGT, guardia civil, policía de tráfico, camioneros, taxistas, repartidores, conductores de autocares, ambulancias, bomberos, cofradías de san Cristóbal, asociaciones de transportistas, de víctimas, automovilistas, motoristas, ciclistas… y usuarios de patinetes, que ya son una realidad creciente, no exenta de peligro, en nuestras ciudades. 

María, modelo de servicio y de ayuda a los demás 

«MARÍA SE PUSO EN CAMINO» es el lema de la 54.ª Jornada de Responsabilidad en el Tráfico del presente año 2022, tomado del evangelio de san Lucas 1, 39. 

María, cuando sabe por el arcángel Gabriel que su prima santa Isabel está embarazada de seis meses y que puede necesitar de su ayuda, no lo duda dos veces e, inmediatamente, sin pérdida de tiempo, se pone en camino hacia Ain Karem, el pueblo de Zacarías e Isabel, los padres de san Juan el Bautista

Para María es más importante el bien que puede hacer a su pariente Isabel que los peligros e incomodidades que puede acarrearla el viaje de casi una semana de camino y en aquellas condiciones. 

Según nos cuenta san Lucas, María se quedó allí con Isabel y Zacarías unos tres meses, hasta después del nacimiento de san Juan Bautista, lo que significa que no fue una simple visita de cortesía, sino un ponerse enteramente al servicio de los ancianos esposos y padres, según las necesidades, compartiendo, como dice el Concilio: «los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias» (cf. GS, n. 1) de esa familia. 

«María se puso en camino» y , como ella, todos los días hay millones de conductores, hombres y mujeres, que cogen su vehículo o transporte público, y se ponen en camino para acudir al trabajo, hacer gestiones, visitar enfermos, familiares y amigos o, sencillamente, pasar con la familia unos días de descanso. 

Hay mucha gente buena que, como María, se pone en camino para ayudar a los demás en sus casas u hospitales, aún a costa de grandes sacrificios. Hay, incluso, quienes se paran a socorrer a otros cuando en la carretera han sufrido un accidente de tráfico. «Me alegra saber –nos dice el papa Francisco- que desde el Departamento de Pastoral de la Carretera estén promoviendo un ejercicio ciudadano capaz de incentivar la cultura del cuidado» (carta del papa Francisco el 14 de octubre de 2021 al Departamento de Pastoral de la Carretera). 

Los peligros de la movilidad 

La movilidad siempre ha formado parte de la humanidad y aunque a lo largo de los siglos los medios hayan ido evolucionando, los peligros y los riesgos del viaje siempre han estado presentes. Ya san Pablo comentaba los muchos peligros de ponerse en viaje cuando escribe: «Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, peligros de bandoleros, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblados, peligros en el mar» (2 Cor 11, 26). 

Desgraciadamente, en nuestro siglo xxi, con permiso de conducir por puntos y elevadas sanciones, con buenas carreteras y vehículos con tecnología de última generación, el riesgo cero, cada vez que nos subimos a un vehículo, no existe

Siendo conscientes como lo somos de que toda movilidad comporta unos posibles riesgos, hemos de respetar y cumplir fielmente las normas del código de circulación, que por cierto terminan de ser modificadas y aprobadas. 

Jornada de responsabilidad en el tráfico 

Con motivo del Día de la Responsabilidad en el Tráfico que cada año la Iglesia celebra el primer domingo de julio, queremos llamar la atención de los conductores para que entre todos hagamos realidad lo que aún hoy sigue pareciendo una utopía: cero accidentes mortales en nuestras calles y carreteras. 

Ahí están como aviso las sanciones o retirada de puntos del permiso de conducir. A nosotros solamente nos corresponde apelar a la conciencia y a las enseñanzas evangélicas y de la Iglesia, que no se limitan a recordarnos el deber de no hacer mal a nadie, sino el de hacer el bien a todos, hasta el punto de amar al prójimo como a uno mismo. Así nos lo han trasmitido las últimas campañas de nuestra pastoral —«No hagas a nadie lo que tú aborreces» (Tob 4, 15) o el año pasado: «Cuida de él (Lc 10, 35), buenos samaritanos en el camino»—.Yes que la carretera no debe ser únicamente un lugar de ir y de venir, sino también un lugar de vivir la fe, de encuentro, de diálogo, de disfrute, de convivencia, de oración… 

No olvidemos que el conductor, cada vez que se pone en camino, asume una serie de obligaciones y responsabilidades, de las cuales debe responder ante Dios y ante la sociedad. 

En esta Jornada de Responsabilidad en el Tráfico queremos recordar el mandamiento nuevo del Señor: «Que os améis unos a otros, como yo os he amado» (Jn 13, 14) y pedir a la Virgen de la Prudencia que, «libres de todo peligro y accidente, alcancemos del Señor el gozo de llegar felices y agradecidos a nuestro destino. Amén» (oración a san Cristóbal, CEE 2021). 

Creemos en el Dios de la vida 

Nosotros creemos en el Dios, «amigo de la vida» (Sab 11, 26), que nos ama hasta el extremo (Jn 13, 1) y que por el mandamiento: «no matarás» (Dt 5, 17) nos pide cuentas de la sangre del hermano (cf. Gen 4, 11), ya que él ha venido para que nosotros tengamos «vida abundante» (Jn 10, 10) y su alegría en nosotros sea completa (cf. Jn 15, 11) que es todo lo contrario de lo que sucede en nuestras calles y carreteras cuando hacemos caso omiso de las normas y olvidamos la responsabilidad al volante. 

San Cristóbal nos une en el dolor y en la esperanza 

Estamos a las puertas de la fiesta de san Cristóbal, patrono de los conductores. 

Los conductores, pero muy especialmente los transportistas profesionales, están viendo cómo se encarecen los precios de los combustibles y el mantenimiento de sus vehículos, que disminuye su poder adquisitivo tan necesario para mantener su empresa y sacar adelante a la familia. 

La huelga que muchos de los transportistas hicieron el pasado mes de marzo sirvió para que la sociedad tomara conciencia de este grave problema, pero, desgraciadamente, no se le dio una adecuada solución. Ignorar el problema no significa, en absoluto, que no exista.

 Después de estos últimos años, en los que la pandemia ha suspendido o deslucido la fiesta en honor de nuestro patrono san Cristóbal, nos gustaría ver cómo se renuevan entre los conductores y transportistas las ganas de estar juntos y pasar página de los tristes acontecimientos. 

Os animamos a que este año hagáis un esfuerzo por recuperar las tradiciones locales en honor de san Cristóbal y volver a lo esencial: procesión festiva por el casco urbano con el santo montado en un vehículo, participación en la santa misa y en la bendición de los vehículos. Animamos, según las circunstancias lo permitan, a compartir juntos un aperitivo o almuerzo con la familia y los amigos en fraterna y gozosa armonía. 

María sigue en camino 

El año 2018, con motivo de los cincuenta años de la Pastoral de la Carretera, la Virgen de la Prudencia se puso en camino y poco a poco ha llegado a todas las provincias españolas en la cabina de los camiones o en los coches. También ha cruzado fronteras europeas, e incluso continentes en avión

No lo dudemos. En el camino nos podemos encontrar con María que sale a nuestro encuentro y si, como santa Isabel, la recibimos en nuestro corazón, casa o vehículo, podemos unirnos a su cántico de alabanza a Dios por las maravillas que ha hecho en ella y en nosotros. 

El vehículo como lugar de oración 

El vehículo no es una capilla, pero sí podemos rezar y llevar visiblemente la imagen de Jesús, de la Virgen de la Prudencia u otra advocación, y la de san Cristóbal, nuestro patrono, para que le pidamos, como dice la oración a la Virgen: «ayúdame a conducir con responsabilidad y en las debidas condiciones, no por temor a la multa, sino por amor a Dios y respeto a mi prójimo» (oración a la Virgen de la Prudencia, CEE 2021). 

Con mucha frecuencia vemos que del espejo retrovisor interior del vehículo cuelga un santo rosario, cuya sola presencia nos invita a la oración. 

Radio María, cuya emisora se sintoniza con gran facilidad, es un buen instrumento de formación religiosa y de oración mientras conducimos.

 El Señor va a nuestro lado 

En el episodio de Emaús (Lc 24, 13-35) dice san Lucas que dos discípulos de camino hacia Emaús «mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos» (Lc 24, 15). Desde entonces, el Señor no ha cesado de seguir caminando junto a nosotros, lo cual nos llena de alegría, pues sabemos que él está con nosotros todos los días hasta el fin de los tiempos (cf. Mt 28, 21) y que acepta nuestra humilde hospitalidad y mesa (cf. Lc 24, 29-30). 

A la Virgen Santísima de la Prudencia y a san Cristóbal, elevamos nuestras súplicas y oraciones, para que os acompañen y guíen a todos los transportistas y conductores y cada día lleguéis felizmente a vuestro destino. 

Madrid, 3 de julio de 2022 

Obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y 
Movilidad Humana Departamento de Pastoral de la Carretera de la CEE

LECTURAS RECOMENDADAS VERANO 2022. Por Monseñor José Ignacio Munilla Aguirre



ORACIÓN

DOMINIQUE REY, La adoración en el corazón del mundo (Homo legens)

ANTONIO SAGARRA RENEDO, Ora hoy con la Divina Misericordia (Monte Carmelo)

ESPIRITUALIDAD

BRANT PITRE, Jesus y las raíces judías de la Eucaristía (Patmos)

RANIERO CANTALAMESSA, Los Misterios de Cristo en la vida de la Iglesia-3: EL misterio de la Cena (Monte Carmelo)

SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, Tratado de la oración y meditación (Rialp)

TOMÁS SPIDLÍK, Manual fundamental de Espiritualidad (Monte Carmelo)

SANTIAGO ARELLANO, Libro de Ejercicios para «en todo amar y servir» al Corazón de Jesús (Ed. Cor Iesu)

SAN FRANCISCO DE SALES, El Corazón de Jesús y su amor para con nosotros (Didaskalos)

CHARLES ANDRÉ BERNARD, La espiritualidad del Corazón de Cristo (BAC)

HAGIOGRAFÍAS

ANDREA MANDONICO, ¡Dios mío, qué bueno eres! Vida y mensaje de San Carlos de Foucauld (Encuentro)

HARRIET MURPHY, El ángel del Vaticano, escritos espirituales del Cardenal Merry del Val (Nueva Era)

CRISTIÁN ABEL LASCURAIN, San Felipe Neri, el santo de la Alegría (Edibesa)

FRANCESCO POLOPOLI, Pensamientos y palabras de Carlo Acutis de la A a la Z (Ciudad Nueva).

JACINTO PERAIRE FERRER, Cantando hacia la muerte. Heroico testimonio martirial del joven Francisco Castelló Aleu (BAC).

CARDENAL L.SUENES, El Rey Balduino, el legado de su vida (Libros Libres)

MONS. JESÚS SANZ, San Francisco de Asís, compañía para nuestro destino (Encuentro)

FAMILIA

WILLIAM J. BENNETT, El libro del hombre (Homo legens)

MIGUEL SANMARTÍN FENOLLERA, De libros, padres e hijos (Rialp)

PELLEGRINI, S., SALERNO, G., CAPORALE, M. (EDS.), Una transformación silenciosa. Testimonios de familias de todo el mundo sobre Amoris laetitia (Ciudad Nueva)

VERÓNICA FERNÁNDEZ – CARLOS GRANADOS – JUAN ANTONIO GRANADOS, Pedagogía y virtudes. La excelencia en el camino del amor (Didaskalos)

GABRIELE KUBY, La generación abandonada (Didaskalos)

JOSÉ MARÍA CONTRERAS, Niños apocalípticos (Ed. Monóculo)

FORMACIÓN CRISTIANA

IGNACIO AMORÓS RODRÍGUEZ-FRAILE, La revolución de Dios (Nueva Eva)

SIMONE PACOT, Evangelizar lo profundo del corazón. Aceptar los límites y curar las heridas. (Narcea)

SIMONE PACOT, ¡Vuelve a la vida! (Narcea)

ALEJANDRO RODRIGUEZ DE LA PEÑA, Compasión (Fundación Universitaria San Pablo CEU)

SOHRAB AHMARI, El hilo que une: Cómo descubrir la sabiduría de la tradición en la época del caos (Rialp)

HISTORIA

TOMÁS MAZÓN, El Cano, viaje a la historia (Encuentro)

SANTIAGO CANTERA, Luces de la Hispanidad: La valiosa huella española en América, un legado fértil (Almuzara-Sekotia)

ARTE

LUIS ESTEBAN LARRA LOMAS, San Francisco en el museo del Prado (PPC)

domingo, 3 de julio de 2022

Evangelio Domingo XIV del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,1-12.17-20):

EN aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles:

“El reino de Dios ha llegado a vosotros”.

Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado”.

Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».

Los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:

«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».

Él les dijo:

«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».


Palabra del Señor

sábado, 2 de julio de 2022

Homilía de Corpus del Sr. Arzobispo

El camino se hace arduo tantas veces y no lo podemos recorrer con flaquezas. Necesitamos la fortaleza que dé vigor a nuestro cuerpo y nos haga sólidos en el alma. Por eso se entiende que el Pueblo cristiano haya siempre necesitado el pan de trigo para sus pasos y el pan de Cristo que nos salva. Dos panes distintos, dos alimentos diversos, de los que mutuamente nos nutrimos para llegar a la verdadera meta de todas nuestras andanzas. Jesús compartió con aquellas gentes tantos momentos. Les hablaba palabras que nadie pronunciaba dejándoles prendidos los corazones en una esperanza que no defrauda. Y les mostraba tantos signos, como milagros de la vida cotidiana, que sembraban la admiración, el estupor, la gratitud que no tiene trampas. Así dejó tantos mensajes sencillos como parábolas que todos entendían dilatando la mirada, y encendiendo la luz que pusiera fin a sus penumbras, disolviendo así las sus oscuras dudas.

Pero, cuando aquellos tres años inolvidables terminaron, nos les dejó el Señor solos y solitarios, al pairo de las intemperies varias, sino que les prometió una presencia amiga, discreta, que pudiera acompañar los momentos diversos por los que se deberían adentrar en la hazaña de anunciar la Buena Noticia a toda la creación.

Esa presencia tiene tantos rostros, sus caricias son variadas, y el eco de su voz se deja oír si no estamos cerrados con sordera calculada. Su misma figura no se impone como cuando caminaba en la Galilea, pero se deja entrever de tantos modos sintiendo y percibiendo su presencia discreta. Es como el amor, que no sabes su color, ni su forma, pero cuando se te adentra en el corazón toda tu vida palpita enamorada como nunca jamás te sucediera.

La presencia que Jesús quiso cuidar con más esmero, tuvo la forma de algo cotidiano y sencillo: tierno como el trigo molido, sabroso como la uva prensada, y ese pan abierto y compartido junto al vino escanciado y brindado, el Señor los quiso transformar con su plegaria en el Cuerpo y la Sangre que nos dejó como la comida y la bebida más sagradas. Fue en la Última Cena, como nos ha recordado San Pablo en la segunda lectura de la carta a los Corintios: él recibió esa tradición que le hizo comensal tardío en aquella cena de adioses y confidencias en el Cenáculo del primer Jueves Santo.

Es esta una cita esperada cada año que tiene en su entraña un recuerdo: tomar en serio que Dios no es un fantasma, que se hizo como nosotros sin dejar de ser lo que Él era. Y así llegando el trance del adiós, cuando volvió al Padre tras su vida, su muerte y su resurrección, no lo hizo sin antes darnos una misteriosa alegría: que se quedaría con nosotros todos los días hasta su vuelta.

Jesús nos pregunta hoy en esta fiesta del Corpus Christi: ¿de qué tienes hambre? ¿cómo la sacias? Dos mil años después la humanidad sigue teniendo hambre en tantos sen­tidos. Y dos mil años después unos responden distrayendo las hambres del cuerpo y las del alma y otros responden pidiendo el pan que no engaña ni trafica, el pan que calma y colma el hambre de verdad. Jesús no fue un demagogo, sino que fue a la raíz del problema: Yo soy el Pan de vue­stra vida.

La escena que hemos escuchado en el Evangelio nos asoma a una especie de procesión humana que pertenece a todos los tiempos: personas hambrientas que están pidiendo que alguien les dé pan. El agobio de aquellos discípulos era que les desbordaba tamaño desafío y prefirieron despedir a los hambrientos, mandarles a sus casas, quitárselos de encima sin más. Esa tentación siempre ha acompañado el egoísmo insolidario del hombre que cierra sus puertas para no acoger y más aún sus ojos para no ver. Los pobres lo saben y por eso saben a qué puertas no llamarán y qué miradas jamás se conmoverán cuando ellos pasan. Pero esa escena del Evangelio tiene un imperativo que siempre será provocador para la conciencia cristiana: dadles vosotros de comer.

Siempre nos parecerá desmedida nuestra pobre posibilidad de dar de comer a multitudes con sólo dos peces y cinco panes. Esa es nuestra humilde aportación. Con ella Jesús hace el milagro. Ni un milagro que confiamos sólo a la acción de Dios, ni un milagro fruto de nuestro cálculo. El milagro siempre se da cuando nosotros hemos dado todo lo que somos y tenemos, y con ello el Señor hace maravillas como una caricia de amor. No era un problema de Dios, nada más. Era un problema de ellos, porque aquella hambre, Jesús se la confiaba a sus discípulos. Ellos pusieron la poquedad de unos panes y peces, y con eso el Señor repartió su grandeza hasta la saciedad.

Este domingo que celebramos el día del Corpus Christi, tenemos dos procesiones que cruzarán nuestros caminos: la procesión del Señor en su santa Eucaristía y la procesión de los pobres que siempre estarán a nuestro lado. Si somos cristianos de verdad no podemos prescindir de ninguna de las dos, y en cada una de ellas hemos de saber situarnos. Ante Jesús en la Eucaristía, con nuestra rendida adoración de quien pide la gracia de saber amarle y de amar a los hermanos. Ante el hermano pobre de cualquier pobreza, con quien compartimos con ternura, con entrega, nuestro afecto, nuestro tiempo, nuestros bienes, construyendo desde el amor un mundo nuevo.

Cáritas es la Iglesia que sale al encuentro de los más desfavorecidos. Sus puertas tienen siempre una aldaba a la que llamar, unos goznes que jamás se oxidan ni bloquean, y una entraña llena de cristiana humanidad que espera y acoge. Los nombres de las pobrezas son tantos como los rostros de los pobres. Hoy los encontramos de tantos modos: hambrientos, enfermos, solos y abandonados, sin techo y desahuciados, parados, inmigrantes, amenazados, víctimas de toda violencia y terror, perseguidos y extorsionados, condenados a morir antes de nacer o cuando no tocaba naturalmente todavía. Lo que hicisteis o dejasteis de hacer con ellos, dijo el Maestro, lo habéis hecho conmigo. Cáritas nos testimonia y nos educa en este amor preferencial por quienes Dios mismo sigue prefiriendo. Doy gracias por lo mucho y bueno que hace Cáritas en Asturias.

Hay procesiones que van por dentro, y las hay que van por fuera. Hay incluso algunas que, yendo por dentro, no se pueden disimular en las afueras. Así sucede con esa doble procesión: la de Jesús en la Eucaristía y la de los pobres con sus pobrezas. Somos adoradores de Jesús Eucaristía y doblamos nuestras rodillas ante su cálida y discreta compañía. Pero saciadas nuestras hambres con el Pan de su Vida, debemos abrir nuestras manos para acoger a los que experimentan la intemperie, la soledad, el miedo, la injusticia, la desesperanza, las mil necesidades para tener una vida digna. Nuestras manos deben estar abiertas para repartir lo que somos y tenemos testimoniando con sencillez y entrega que la caridad será siempre una caricia, la única caricia digna de fe, porque fue el gesto divino y humano que el Maestro nos dejó en su Eucaristía.

El Señor os bendiga y os guarde.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
19 junio de 2022

Vídeo mensual del Papa

viernes, 1 de julio de 2022

Nota del Arzobispado de Oviedo

Ante la aparición, en algunos medios de comunicación, de unas denuncias por supuestos abusos sexuales, el Arzobispado de Oviedo manifiesta lo siguiente:La diócesis ha actuado siempre que la víctima le ha presentado una denuncia. Hasta el momento ha habido dos casos. Uno fue archivado por la Fiscalía. El otro, aun cuando fue archivado por un tribunal civil, la diócesis continuó con el proceso. Ante la gravedad de los hechos, el Papa Francisco decretó la expulsión y la dispensa de todas las obligaciones sacerdotales del acusado.

Si se presentase una denuncia, ante un posible caso de abusos contra un menor, la Oficina diocesana de prevención y actuación en caso de abusos sexuales a menores y personas vulnerables será la que inicie las correspondientes indagaciones y la que dé curso a los procesos, tanto canónico como civil, a que hubiere lugar.

La denuncia será presentada ante la Oficina por la posible víctima, con su nombre y no de manera anónima.

El actual Arzobispo de Oviedo, que no ha encubierto ningún caso de abusos contra menores, ha tomado todas las medidas necesarias para que, si hubiera una víctima de abusos, sea escuchada y atendida en nuestro Tribunal eclesiástico y ante la Fiscalía.

La Oficina diocesana de prevención y actuación en caso de abusos se creó con el objetivo de escuchar y acompañar psicológica y espiritualmente a las posibles víctimas de abusos y a las personas afectadas que lo soliciten, dando el cauce correspondiente ante el Tribunal eclesiástico y la Fiscalía. La pederastia es, recordando palabras del propio Mons. Jesús Sanz Montes, un “crimen abominable”, y la Iglesia ha de estar siempre al lado de las víctimas, procedan de donde procedan, siendo deseable que se abordaran todos los casos que se dan ante esta lacra social, y no focalizando únicamente ese 0’2% que lamentablemente han perpetrado algunos clérigos, puesto que si interesan las víctimas verdaderamente, habría que analizar y acompañar también las que han sufrido por parte del 99’8% restante.

''Descansa sólo en Dios alma mía''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Llega el buen tiempo, y recuperando la normalidad que en los últimos años no tuvimos muchos se aventuran en este próximo estío a disfrutar unas merecidas vacaciones que sabremos combinar muy bien con la cultura y el arte, la naturaleza y la gastronomía, o las tradiciones de cada lugar. Los hay que irán al pueblo de sus raíces o a otro lugar del que ya se sienten unos vecinos más; los hay que se acercarán a alguno de los privilegiados climas de nuestro gran País, o se marcharán más allá de nuestra fronteras para conocer las maravillas más lejanas. El verano es un tiempo hermoso para el repaso de todo lo anterior, y tomar fuerzas de lo que habrá de venir... 

El salmo 61 nos ofrece una enseñanza que no está limitada únicamente para la preparación del futuro, para el final de la existencia o meditar llegada la muerte. Nada de eso; este recordatorio que el salmista se recita a sí mismo -a su alma- es fundamentalmente para vivir en el presente. Nos hemos olvidado de descansar en Dios, y es una pena, siendo éste el mejor de los descansos. Todo el curso nos quejamos de no tener tiempo para nada, vivimos afanados en tantos ajetreos y quehaceres que nos pasa como a "Marta", que por tenerlo todo a punto deja desatendido al Señor. Ahora que llega el verano tenemos una nueva oportunidad de dejar atrás ese modelo y volver a empezar, de vivir como "María", dedicando un buen rato de los tantísimos que tendremos libres para estar pendientes de cómo nos mira y ama el Señor. Esto no es cualquier cosa, sino en palabras del propio Jesús: ''María ha elegido la mejor parte y ya nadie se la podrá quitar''. No dejemos que el maligno nos susurre otras opciones más apetecibles a nuestras debilidades, pero menos enriquecedoras; no dejemos este verano el Sagrario, la santa misa y la reconciliación, que tanto necesitamos.

Dios no puede quedar fuera de mi plan vacacional como si no tuviera sitio en la maleta. A veces con las vacaciones veraniegas hacemos tal ruptura de la rutina habitual, que hasta nuestra vida de fe parece destinada al trastero con las mochilas del cole hasta septiembre. Y es que en ser fiel no sólo unos meses, ni siquiera todo el año, sino en el serle fieles toda nuestra vida está la clave de nuestro anhelado y eterno futuro:  ''el que está vivo y cree en mí, no morirá''. 

Continúa respondiendo el salmista al por qué nuestra alma debe descansar sólo en Él, y nos enumera lo siguiente: '' porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré''. Con Él no tengo miedo al mañana desconocido pues vivo esperanzado, ni pierdo el equilibrio por los errores cometidos dado que con Él me siento abrazado a una roca segura que me salva de cualquier riada o tempestad. Con Él no vacilo, no estoy inestable e inseguro de un lado para otro como el que camina sobre un cable enjabonado, sino al contrario, sé que he encontrado mi alcázar, el lugar donde me siento a salvo de los enemigos, donde nada me puede pasar ni "nada me puede faltar". 

Es llamativo que sabemos qué es lo que nos viene bien y qué lo que nos hace mal, y aún así preferimos muchas veces quedarnos con lo malo a menudo, antes de esperar a lo mejor. Esto lo vemos en la profecía de Jeremías cuando relata: Así dice el Señor: «Deteneos en los caminos y mirad; preguntad por los senderos antiguos. Preguntad por el buen camino, y no os apartéis de él. Así hallaréis el descanso anhelado. Pero ellos dijeron: “No lo seguiremos”» (Jer 6, 16). 

En este verano tan especial que se nos presenta como oportunidad de tiempo alegre para recuperar tanto perdido y encerrado en casa, hospitales y geriátricos que han marcado y aún marcan nuestra  pasada vida inmediata, os animo a saborear unas vacaciones vividas en clave de Dios, pues aunque el mundo nos quiera convencer de que la fe resta a nuestra vida, hemos de poner en valor todo que suma y nos ayuda a ser mejores, a darnos a Dios y a los hermanos, a los más próximos y alejados, pues un tiempo de gozo siempre es un gran momento para compartir y descubrir cómo realmente nuestra fe da sentido y respuesta a todo lo mejor que anhelamos, cómo ha construido cultura cruzando fronteras, y cómo ha ofrecido y ofrece a este mundo cansado y agobiado la oportunidad ''para encontrar su descanso''...

Feliz verano, amigos; felices vacaciones y ¡descansar en Dios!

Joaquín, párroco