Este próximo sábado 30 de noviembre tomará posesión el nuevo obispo de Sant Feliu de Llobregat, Fray Xabier Gómez O. P. Una fecha histórica, pues para esta jovencísima diócesis eregida en 2004 y que no han conocido otro obispo que Monseñor Agustín Cortés Soriano, hombre sencillo y discreto que ha dado un testimonio de entereza en la enfermedad, digna de encomio al padecer un mieloma con el que convive desde el año 2013 y perseverar en su ministerio. Me hace pensar que la diócesis de Terrasa, creada en la misma fecha que la de Llobregat, tiene algo más de experiencia en la vivencia de las "letras apostólicas", pues ya la Santa Sede les regaló un obispo auxiliar el cual es desde 2021 es residencial de ésta, ocupando el número dos del episcopologio terrasense.
Otra novedad y sorpresa es que un religioso de la Orden de Predicadores (dominicos) sea promovido al episcopado en España. En Oviedo tuvimos un gran obispo dominico, además asturiano de nacimiento: Monseñor Ramon Martínez Vigil O.P. que falleció en 1904. Y si no me equivoco, fue otro asturiano el último hijo de Santo Domingo que pastoreó una diócesis española: Monseñor Francisco Barbado Viejo O.P. natural de La Cortina en Telledo (Lena) y que fue obispo de Coria, y finalmente de Salamanca. Pero yo que soy párroco de una comunidad cristiana llamada San Félix (Lugones), y bautizado en otra comunidad también de titular San Félix (Candás) quiero reivindicar a mi santo patrono, conocido en el santoral como "el de Gerona", pues allí dicen que fue diácono del Santo Obispo Narciso, y que en dichas tierras sufrió martirio, aunque su culto se extendió por toda Cataluña, España y Europa. Otra sorpresa nos dio también el Papa Francisco designando para la sede gerundense a un religioso trapense en la persona de Fray Octavi Vila, el que era abad de Poblet. El último caso así en una diócesis catalana debió de ser en 1710 cuando fue preconizado Fray Francisco Dorda, O.Cist. como Obispo de Solsona.
La parroquia de San Lorenzo de Sant Feliu de Llobregat fue eregida en el año 1524; sin embargo, sabemos que ya en el año 1002 se denominaba a este lugar indicando la existencia de una ermita en honor a San Félix: ''ad locum que dicunt Sancti Felicis'', según consta en un documento del monasterio de San Cugat del Vallés. San Cugat, en castellano San Cucufate, fue el compañero de San Félix, ambos partieron de su patria al norte de África para venir a anunciar el Evangelio en este suelo nuestro donde la fe era perseguida. La Tradición nos dice que pasó por Barcelona: ¿predicaría en este rincón del Llobregat entonces llamado Micano?... De tierras barcelonesas se embarcó de nuevo rumbo norte, desembarcando en Empúries. Fue su destino Girona, donde fue acogido y acompañado por la Iglesia local, allí se puso al servicio de la predicación y de los pobres a los que él mismo -un extranjero no siempre bien visto por ello, igual que ahora- supo promover como regalo la fe y a Dios mismo, e integrarlos en la comunidad como caricia de su presencia. Delatado por un oficial romano fue apresado, torturado y martirizado en el año 303.
Al nuevo obispo de Sant Feliu, sus diocesanos le van a pedir muchas cosas con el paso de los días: unos le dirán que hay que dotar a la diócesis de un edificio para el Seminario, otros que hay que mejorar esto o aquello... Mi humilde petición es muy sencilla: que Sant Feliu de Llobregat no se olvide del Santo que da nombre a la Diócesis y al Municipio en que están la capital de la Iglesia local. Está muy bien que se tenga por patrono a San Lorenzo, dado que es el titular del templo que ahora es catedral desde hace cinco siglos, y que la patrona sea Nuestra Señora de Montserrat, pero, ¿no podría ser Sant Feliu al menos el copatrono? ¿no podría la Diócesis recuperar su culto y memoria? ¿No podría buscarse algún lugar en la Catedral donde colocar una imagen suya? ¿No podrían todas las parroquias de la diócesis (no sólo Font-Rubí y Olivella) celebrar el 1 de Agosto como memoria obligatoria al Mártir que da nombre a la diócesis?... Que San Félix Mártir interceda por esa Diócesis que lleva su insigne nombre, y por su nuevo obispo que estrena su ministerio episcopal en esa bendita tierra regada por la sangre de tan buenos amigos del Señor.
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