martes, 23 de junio de 2020

80º Aniversario de la Consagración de nuestro Templo Parroquial

Tal día como hoy hace ochenta años, el 23 de junio de 1940 el entonces Obispo de Oviedo Monseñor Manuel Arce Ochotorena consagró nuestra iglesia parroquial construida sobre el solar del anterior templo del siglo XII destruido durante la guerra civil. 

Nuestro templo es un lugar sagrado, porque ahí es donde se deposita Nuestro Señor Jesucristo Sacramentado en el Sagrario, ahí es donde se ofrece el Sacrificio vivo y Santo de la Eucaristía. Por eso, no es un simple salón, no es un simple garaje o local, sino un sitio en el que la Iglesia católica desde antiguo ha buscado que sea lugar de reunión de Dios para con sus fieles.

"Dedicación" es la palabra que usó siempre la Tradición de la Iglesia para "consagrar" los templos y sus altares. La consagración es la solemne dedicación a un propósito o de servicio especial, por lo general religioso. La palabra "consagración" significa literalmente "asociar con lo sagrado". Personas, lugares o cosas pueden ser consagrados, y el término se utiliza de diferentes maneras según los diversos contextos. El Pontifical Romano habla siempre de "dedicación" en relación con el templo y el altar. La consagración de una iglesia católica es así una ceremonia muy solemne e impresionante, en la que, mediante determinados ritos, se consagra el edificio exclusivamente al uso sacro.

Las diversas partes de las ceremonias tradicionales de consagración son muy antiguas y, en lo sustancial, permanecen hasta hoy inalterados respecto de como eran muchos siglos atrás, probablemente incluso en tiempos apostólicos. De acuerdo con la Enciclopedia Católica (1913), antes del tiempo de Constantino, la consagración de iglesias era una cuestión privada, debido a las persecuciones. Sin embargo, luego de la conversión de este emperador se convirtió en un rito público: "Luego de estas cosas, un espectáculo por el que se reza y muy deseado por todos es la solemne fiesta de la dedicación de iglesias a lo largo de cada ciudad, y la consagración de oratorios nuevos (Eusebio de Cesarea, Historia de la Iglesia, X).

En concreto, algunos autores fijan el origen de los ritos alrededor del año 105 y los atribuyen al papa San Evaristo, pero parece probable que él haya meramente promulgado como ley lo que era la costumbre antes de su tiempo. Hay muchos ejemplos para probar que las iglesias eran consagradas antes de que la Iglesia tuviera paz, como aquel tomado de la vida de Santa Cecilia, quien oró por la cesación de las hostilidades en contra de los cristianos de modo que su casa pudiera ser consagrada como iglesia por San Urbano I (222-230). Otro ejemplo puede extraerse de la vida de San Marcelo (308-309), quien consagró una iglesia en la casa de Santa Lucina (Breviarum Romanum, 16 de enero).

La Eucaristía de hoy ha sido la propia del aniversario de la dedicación del templo que cada año se celebra en este día del 23 de junio. Esta jornada nos recuerda que los cristianos somos las piedras vivas a las que Jesús manda que construyamos día a día la Iglesia. Que nuestra vida cristiana sea signo del compromiso con Cristo y con nuestra comunidad parroquial.

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