miércoles, 13 de febrero de 2019

San Nicolás de Bari de Avilés visto por Gaspar de Jovellanos. Por Rodrigo H. Migoya















En el 150 aniversario del traslado de la Parroquia de San Nicolás de Bari al antiguo Convento de San Francisco del Monte de Avilés (1848 - 2018).

Por Rodrigo Huerta Migoya


I. Jovellanos y San Nicolás de Avilés

Las observaciones que hace Jovellanos datan de sus visitas en la última década del siglo XVIII, donde más allá de lo puramente esperado el autor nos aporta aclaraciones que nos facilitan la visión en el tiempo.

La primera visita por la que nos interesamos es la que realiza a la vieja iglesia de San Nicolás el día 15 de julio de 1792.

En primer lugar, indicar que no acude como turista sino como creyente, y es lo primero que anota: ''salí por la mañana a misa a la Parroquia de San Nicolás''. Aunque ha sido un tema complejo, así ha sido expuesto claramente por autores tan distinguidos como Fernández de la Cigoña, Santiago Sagredo, Jesús Peláez, Javier Gómez Cuesta, Silverio Sánchez Corredera o Juan José Tuñón...

Nos adentramos pues en el ojo de un creyente que, una vez terminada la obligación (participar de la Eucaristía) se permite en segundo plano su distracción (la belleza histórico-artística). La intención del político ilustrado era partir bien de mañana a Pravia; sin embargo, además de la misa, se permite una pausa para contemplar y saborear de la belleza del templo del Santo Obispo de Mira.

Veamos que le llama la atención al erudito gijonés de la Parroquia avilesina:

1. Pila bautismal

Por sus expresiones vemos que fue la pieza que más llamó la atención al escritor: ''me sorprendió a la entrada un bellísimo capitel romano de mármol blanco de orden corintio''. En esta pila observa una pieza suelta que no cuadra con el resto de estilos del templo, por lo que comenta:''¡Que columna no correspondería a los modelos de semejante capitel y que templo o edificio a semejante columna!''. Voy a detenerme especialmente en un latinajo que nos descubre su pensamiento ante este tesoro:''Ex ungue leonem''.Podríamos traducirlo por algo así como que ''por la uña se conoce al León'', pero en este momento no nos interesa su traducción exacta sino su contexto y lo que nos pretendía decir. Jovellanos, al decir esto, está expresando no sólo que se ha quedado estupefacto por la obra, sino que la considera una prueba inequívoca de un rico pasado del que habrían de existir más retazos, los cuales podrían algún día ser encontrados o al menos justificada su ausencia. ¿Pensaría el gijonés que se encontraba ante la pieza paleocristiana más antigua de Asturias? ¿Qué pasaría por su mente al contemplar boquiabierto el lugar donde tantos avilesinos han nacido a la fe?

Pasa a los aspectos físicos. Le calcula la altura de una vara, y nos dice que se encuentra a la derecha de la puerta principal, en la parte de fuera, sirviendo de pila bautismal y de pebetero de agua bendita para los fieles al mismo tiempo. Se interesa por el cimacio que le falta, consulta a un sacerdote de la Parroquia y éste le dice que no le falta el cimacio sino que este se encuentra retirado en la Capilla de José Carbayedos.

2. Detalles del conjunto

Se detiene Jovellanos en la portada donde quizás se parara en el campanario, pues de las dos iglesias que se encuentra en el cogollo del casco histórico, San Francisco presenta torre y San Nicolás espadaña.

 Por eso aunque en toda la provincia predomine esta segunda forma estructural, se detiene en la de San Nicolás para alabar que a diferencia de San Francisco, mantiene la esencia de iglesia típica rural asturiana aunque con importantes diferencias en el interior, como la convivencia de románico y gótico. Dice él: ''La portada de esta iglesia es de buena y antigua arquitectura asturiana''.

Una percepción que deja caer es que a pesar del auténtico románico, habla de un gótico muy tardío. El autor tiene la idea de que parte de la fábrica del templo tiene aspecto de ser reciente. Quiero pensar que lo que se encuentra el escritor no es otra cosa que los "remiendos" del terremoto que sufrió Avilés en 1522 .

3. Capilla de Solís

Sobre esta Capilla nos dice que ya no es propiedad de la familia que le da nombre sino que en dicho momento (1792) es propiedad de uno de sus descendientes, en concreto de D. Pedro Valdés Solís Bernaldo de Quirós.
Anota que en este lugar es donde él escucha la Santa Misa cuando participó en la misma, incluso especifica que la celebración duró veintinueve minutos. Se detiene en una inscripción donde no valora su antigüedad sino la información que contiene. Este texto viene representado en dos lápidas que imitan el estilo gótico, con letra de modelo alemán y estando sujetas las placas por dos ángeles.

Transcribe el epitafio, que reza lo siguiente: ''Esta capilla mando facer a su costa el mui reverendo señor Don Pedro de Solis, protonotario et cubiculario del nuestro muy Santo Padre Alexandre VI, arcediano de Babia, abad de Santa María, maestrescuela de León et canónigo de Toledo, et dotóla de muchos bienes espirituales et otros temporales perpetuamente, et mandó trasladar a ellas los huesos de los muy honrados señores sus abuelos, padre y madre, que estaban enterrados en el monasterio de San Francisco de esta villa de Avilés, por cuyas ánimas fue la voluntad de dicho señor Don Pedro de Solis se celebrase cada día misa en la dicha capilla, la cual por su mandado fizo facer a mí Alonso Rodríguez de León, prior de la Iglesia de Oviedo, su primo, en el año del nacimiento de N. S. J. C. de 1499 años, et fue maestro della Ferrán Rodríguez de Borceros, vecino de Oviedo''.

También nos dice el autor que el retablo que preside la Capilla es de madera al estilo gótico estofado, y que se debía encontrar bastante deteriorado, cuando lo califica de ''maltratado''

¿Quién es el patrono de la Capilla en este momento?. Es el hijo del Señor de la Casa Valdés en Gijón. Cuando Jovellanos visita esta capilla ya estaba enterrada en ella la primera esposa del titular del patronato de la misma, Doña Rosa, que falleció en Avilés el 25 de abril de 1766. Don Pedro, se había casado con Doña Rosa Ventura Ignacia Bernaldo de Quirós y Cienfuegos, en la Parroquia de San Tirso el Real de Oviedo (parroquia natal de la novia) el 16 de julio de 1746 en una ceremonia presidida por el entonces obispo de Oviedo Monseñor Gaspar José Vázquez Tablada. Cuando Jovellanos visita Avilés, Don Pedro ya estaba casado en segundas nupcias. Falleció en Avilés el 3 de Junio de 1796 a los 78 años.

4. Sepulturas y epitafios

La primera: Sepultura del honrado y mucho bueno Juan Estébanez de las Alas, que Dios haya, vecino de esta villa, él cuál finó en el año 1467.

La segunda: no se puede leer -dice el autor-.

La tercera: Aquí yace Esteban Pérez de las Alas, que Dios haya, vecino de esta villa, el cuál finó viernes a diez días de noviembre, era de 1407 años (corresponde al 1369).

La cuarta: Aquí yace Alonso Estébanez de las Alas, que Dios haya, el que pasó de este mundo a 4 días del mes de septiembre año de 1475.


5. Capilla de los Alas

De esta capilla nos dice que se encuentra anexa al pórtico, se halla separada de la Iglesia y es propiedad de D. José Carbayedos. Sobre este lugar dice textualmente que: ''es muy venerable por su antigüedad, con su graciosa portadita al gusto asturiano''. Lo que sílamenta es no haber encontrado en ella la base de la pila bautismal. Comenta que hay dos capiteles medievales, pero no se detiene prácticamente en ellos, quizás por que le parecieran insignificantes tras contemplar el del baptisterio.

Del retablo de esta capilla reseña que es de madera con varios bajos relieves en mármol. Dice que aunque las imágenes no estén muy logradas, tienen valor por ser muy antiguas. Cita al menos cinco escenas: nacimiento, anunciación, resurrección, asunción y coronación.

La segunda visita

Pasamos ahora a una segunda visita, la cual tiene lugar entre el día 15 de julio -martes- de 1794; esto es, dos años después de la anterior.

Vuelvo a insistir en el enfoque religioso que hace. Estamos en un mártes, el pasado domingo 9 se encontraba en Oviedo, más no vuelve a escribir su diario hasta la mañana del domingo día 13 cuando, ya en Avilés, se queja de la poca atención religiosa del lugar. Dice textualmente que a las cuatro y media de la mañana se dirigió al templo (calculamos que se refiera a San Nicolás) y se encontró la Iglesia cerrada, lo que le obligó a volver a su fonda a esperar la misa del alba. Insiste de nuevo: ''dieron las cinco, y tarda la misa de alba. No la hubo; a los tres cuartos para las seis me avisan''. Y, finalmente, su enfado sale a relucir cuando habiendo logrado participar de la misa añade: ''misa larga de D. José Morán''.

Dos días después, el mártes 15 vuelve a San Nicolás para inspeccionar con calma los cabos sueltos que tenía pendientes de estudiar en anteriores visitas. Esta vez se interesará por los sepulcros principales. A saber: el de Pedro Menéndez, el de Lope de Miranda y el de Fernando de las Alas. Veamos qué nos dice:





















A. El sepulcro de Pedro Menéndez

Indica tres detalles: que se encuentra del lado del evangelio, empotrado en la pared y con arco encima. Después transcribe la inscripción de la lápida. Y dice: ''lápida con esta inscripción": Aquí yace sepultado el muy ilustre caballero Pedro Menéndez de Avilés, natural de esta villa, Adelantado de las provincias de la Florida, Comendador de Santa Cruz de la Zarza, de la Orden de Santiago, y capitán general del mar Oceánico y de la Armada católica que el Señor Felipe II junto en Santander contra Inglaterra en el año de 1574, donde falleció a los 17 de septiembre del dicho año, siendo de edad de 55 años''. 









B. El sepulcro de Lope de Miranda

Vuelve a darnos tres pinceladas: que se encuentra enfrente del sepulcro anterior y que imita la colocación y el mismo estilo de lápida que la sepultura de Pedro Menéndez.














C. El sepulcro de Fernando de las Alas

Lo define como sepulcro alto, enmarcado en la Capilla de los Alas, la cual estaba dedicada a San José. La sepultura está formada por dos tumbas con sus dos lápidas e inscripciones propias. La letra de los epitafios es alemana. Todo el monumento estriba con cuatro leones. Cada tumba tiene sus propias armas; en la de la señora aparecen las de Quirós y Miranda.

Mencionar, si cabe, una importante devoción del lugar desaparecida en la contienda civil, me refiero al Cristo llamado de San Nicolás. Una preciosa talla muy semejante a la de Candás por los rasgos tan marcados del rostro y el pelo añadido a la imagen, o el entronarse la pieza en un retablo barroco. Dos detalles a tener en cuenta serían el óleo que ponía fondo al crucificado, donde aparecían pintadas San Juan Evangelista y Santa María, dejando una preciosa composición del momento del calvario. El segundo rasgo llamativo eran los pies del Cristo, que parece que por el desgaste que los fieles hicieron sobre esta parte de la talla llevó a recubrirlos de plata para frenar su desgaste y deterioro. A partir de ese momento se empieza a hablar de "los zapatos de plata del Cristo de San Nicolás".

II. La vieja Iglesia de San Nicolás hoy llamada de San Antonio de Padua. Antecedentes

En los diarios de Melchor de Jovellanos, ya nos hemos encontramos una de las mejores radiografías del viejo templo de San Nicolás de Avilés descrito a finales del siglo XVIII, no muy lejos de la fecha en que va a producirse el traslado de la Parroquia de este edificio a San Francisco. Queda entonces esta vieja Iglesia de San Nicolás como un mero templo filial, el cual volverá a cobrar su propia identidad casi un siglo más tarde.

Será con el retorno de la Orden franciscana en 1919, es decir, unos ochenta y tres años aproximadamente en los que los frailes no moraron en la Villa del Adelantado y en los que los sacerdotes de la parroquia de San Nicolás atendieron su culto.

Vuelven los franciscanos, pero no tienen disponible la que había sido su casa; entonces el obispado de Oviedo les encomienda la vieja Iglesia de la Ferrería (en la que descansa "el Adelantado") para ser la nueva iglesia conventual.  Entre las viejas dependencias de la Parroquia y especial sobre la sacristía, se ubicará la vivienda provisional. El convento, de facto, se consolidará en los años cincuenta con una ampliación desproporcionada y en un estilo que rompía por completo con el propio de la Iglesia. Tras años de uso de este edificio anexo al templo, en el 2009 la comunidad franciscana se instaló en su última morada en la misma Ferrería, pero enfrente del viejo edificio donde permanecería la Comunidad hasta su marcha en 2013. En el año 2011 se derribó el convento de los años cincuenta, devolviendo a la vista de todos la belleza del antiguo "San Nicolás".

Parece que fue a partir de 1919 cuando se empieza a denominar a la vieja iglesia de San Nicolás como de San Antonio de Padua, posiblemente para salir del lío entre San Francisco y San Nicolás, o San Nicolás y San Francisco. Hoy ya, para los comtemporáneos, San Nicolás está en la plaza Acebal y San Antonio o la de los Padres Franciscanos (aunque ya no haya frailes) en la Ferrería. Aclarar, eso sí, que el templo de San Antonio no es parroquia sino que se encuentra dentro de la jurisdicción territorial de San Nicolás, a cuya sede han ido ya a parar (por otros motivos) los movimientos apostólicos que los hijos de San Francisco cultivaron durante tantísimos años a su vera.

El culto del templo está encomendado al sacerdote diocesano D. Ángel Fernández Llano, dado que al no ser parroquia -como antes se señaló- no requiere este lugar de más atenciones que la Eucaristía y del sacramento de la Penitencia. Parece que en un futuro no muy lejano, como ha anunciado la prensa, la atención de este lugar pasará a manos de la "Unión Sacerdotal Lumen Dei".

III. San Francisco del Monte hoy San Nicolás

Ciertamente Jovellanos no dedica un estudio serio ni se interesa por la comunidad franciscana, como bien indicó Don Ángel Garralda en una entrevista sobre la presencia franciscana en Avilés. Sin embargo, en sus diarios sí dedica un buen número de páginas no para hablar de la Orden, pero sí para hablar del templo de San Nicolás, dada la pasión del gijonés por las antiguas iglesias de su Asturias querida.

Queda "el playu" sorprendido del gótico franciscano de esta villa por romper con el románico predominante en la región, y manifestarse a la vez distante e inaccesible. Los franciscanos, como buenos mendicantes, siempre acogieron a todos, y a menudo sus templos acabaron axfisiados de señores más nobles o más humildes que deseaban recibir cristiana sepultura en el templo conventual. Si la iglesia de San Francisco de Oviedo (hoy desaparececida) se encontraba llena de tumbas, la de Avilés no se quedaría atrás en comparación a los otros templos antiguos como los de Santo Tomás y la Magdalena, a excepción de San Nicolás, que por su situación privilegiada gozó del aprecio de las clases altas del lugar.


No vivieron de espaldas entre sí las comunidades franciscanas masculinas en Asturias (a saber Oviedo, Avilés, Villaviciosa y Tineo) pues, por ejemplo, en los inventarios del Obispo Gutierre de Toledo se indica que: 

''Los franciscanos de Oviedo consiguieron también en Burgos la confirmación de un privilegio, en el que Enrique II les había concedido 1.000 maravedís de renta anual del alfolí de Avilés''.

Apunta Jovellanos la visita -por cuestiones burocráticas- del General de la Orden Franciscana a tierras asturianas hacia medidados de 1790 para mediar con el gobernador. Se trataba de Fray Pascuale Frasconi de Varese, el ministro general número 90 y el número 47 tras la separación con los hermanos conventuales (1517) y capuchinos (1529). Este ocuparía su cargo entre 1768 y 1791, por lo que su paso por Asturias se encuadra en el final de su mandato al frente de la Orden.

Sabemos por Madoz algo muy curioso sobre cómo era la Comunidad que tuvo que abandonar el edificio que constituye la sede actual de la Parroquia. En su diccionario, al abordar la vida consagrada de las feligresías de Avilés, apunta sobre los desaparecidos franciscanos que en el momento de la desamortización eran: ''12 sacerdotes, 16 coristas, 5 legos y 2 criados''; es decir, una Comunidad de treinta y tres religiosos más dos seglares a su servicio: ¡ahí es nada!.

También refleja la nueva presencia de monjas: "Hijas pobres de Santa Clara" en San Francisco de Avilés, contabilizándolas en doce religiosas provenientes del Convento de Santa Clara de Oviedo. A esta villa avilesina llegarían en 1837; esto es, un año después de la marcha de los franciscanos acaecida en 1836. Las monjas se irían en 1847 cuando se empieza a estudiar (con un importante empuje del Ayuntamiento del momento) que el abandonado complejo conventual pudiera ser la nueva sede de la céntrica Parroquia de Avilés. Lo de "céntrica", lo he querido señalar, pues a pesar de ser Santo Tomás de Cantorbery igual de antigua, se le tachó hasta el siglo XIX de arrabal de la localidad.

Custodia, Cáliz y Archivo Parroquial

Jovellanos muere en 1811, por lo que no le toca ver el traslado de la Parroquia de su primitiva sede al complejo de San Francisco; sin embargo, en sus diarios reflexiona sobre pequeños detalles que con el paso del tiempo se irán llevando a cabo. Por ejemplo, respecto a la jurisdicción parroquial de Avilés, el Ilustrado habla indirectamente de la necesidad del nacimiento de nuevas parroquias, al comentar que a su modo de ver, Miranda de Avilés debería ser erigida como parroquia propia, al tener una realidad social y religiosa concreta como para poder contar con un párroco "in situ", en lugar de ser atendida como una hijuela por los sacerdotes de San Nicolás como una mera capellanía. 

Así, San Nicolás será "madre" de nuevas parroquias: Santo Domingo de Guzmán de Miranda (1885); Santa Bárbara Mártir de Llaranes (1957); Cristo Rey de Versalles (1970) o San Agustín (1982). De éstas surgirán a sus vez otras comunidades como la parroquia del Cristo de la Misericordia de La Carriona, Santa teresa de Jesús del Pozón, o San Juan de Ávila de Avilés. Sin duda, un paso glorioso con un futuro esperanzador. 


                           FELICIDADES PARROQUIA SAN NICOLÁS DE BARI de AVILÉS

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